Celebrando los 70 años de Bob Dylan

Por: | 23 de mayo de 2011

"No haría la mitad de las cosas que hago si tuviera que ponerme a la altura del mito Dylan". Bob Dylan en una entrevista con el reportero Toby Creswell en Rolling Stone en 1986.
El 24 de mayo de 1941 nació en Duluth, Minnesota, Robert Allen Zimmerman, más conocido como Bob Dylan. Desde entonces, los 70 años que han transcurrido hasta hoy han servido para alumbrar y consolidar al que seguramente es el músico más influyente de Estados Unidos. Premio Pulitzer y Príncipe de Asturias de las Artes, Dylan es, al menos, el genio que ha guiado buena parte del rumbo sonoro del autor esta ruta norteamericana en sus años de existencia. Un faro que ha arrojado luz en la oscuridad, unos acordes que han servido de trampolín sentimental y una lírica que ha inspirado algunos de los sueños más fugaces e inmortales en el inevitable tránsito de los años.
Ando lejos de ser un experto dylanita, ese adjetivo no escrito propio de un universo de la vida y obra de Dylan que nunca parecer acabar y siempre sirve para encontrar a alguien que sabe más datos biográficos que nadie o te descubre diez piratas más en una colección inabarcable. Pero sí me sitúo en el lado de los que una vez se fascinaron con la música de Dylan. Como Alicia en el país de las maravillas, caí por el agujero en mitad del bosque y fui a parar a un mundo de fantasía y matemática, en el que nada es lo que parece y todo tiene un significado, locura y lógica en un mismo jardín mientras hay un constante juego de palabras.
Me fasciné una vez en plena adolescencia, y después han sido tantas, con tanta sensación de magnitud y velocidad emocional, que han servido para considerar a Bob Dylan el hombre que ha ido señalando con el dedo, para bien o para mal, el camino a seguir. Situado en un olimpo particular, a pesar de sus errores, altibajos y el fanatismo que rodea su obra en algunos círculos musicales y que a veces roza el peligro público, Dylan es Dylan. El músico que nadie conoce y todos estudian y observan. El músico que ya pasó por allí. Síguele el rastro. Y, si das con él, confiésale que llevas toda la vida despertándote con <<Blowin in the wind>>, enséñale la lista de los 2.500 conciertos suyos a los que has asistido o dile simplemente que quemaste sus discos después de tocar para el Papa y te afiliaste al sindicato del crimen por su culpa, y te dirá: “Astronauta”.
No es nada nuevo: hay tantos Dylan como fieles y detractores. Un sinfín de unos y otros. Sin importar el bando, aunque me asocio con los primeros por razones de mantener mi paso, lo más fascinante en este músico que huyó de Hibbing, la localidad donde creció, para ir a Nueva York y huyó de Nueva York, su Ítaca, para refugiarse en Nashville, y así una detrás de otra, es su auténtica estrategia de supervivencia. Es la supervivencia del poeta. Y se llama ambigüedad.
En todos sus discos he encontrado motivos para amar la música, en todas sus etapas he fabulado con novelas de aventuras y redención y en todas sus entrevistas he dado con una persona que está muy por encima del músico medio. Pero, casualidad o no, conocí a Dylan con Highway 61 Revisited y eso marca como saltar en paracaídas en mitad de una lluvia de perseidas. Me hizo creer en la luna. En 1965, él, que había calzado una gorra y creyó ser la nueva reencarnación del espíritu del folk rural que viajaba de costa a costa de Estados Unidos a través de Woody Guthrie, Pete Seeger, Cisco Hudson o Ramblin’ Jack Elliot, estaba reescribiendo las letras de la música popular. Y a mí, décadas después, me volaba la cabeza. Eran los riffs del órgano Hammond, esa guitarra eléctrica tocada a contrapie, las panderetas y armónica locas y la voz esquiva de Dylan. Era el bing-bang en mis oídos.
Todavía hoy sigo descubriendo y redescubriendo a Dylan. Un amigo me dijo hace mucho que, a medida que creces, Dylan te llega con más fuerza y se instala con cimientos más fuertes. Es bueno saberlo para alguien que ha disfrutado mucho de sus últimos discos (quitando ese navideño), aún no siendo tan trascendentales como su etapa clásica. Y poco me importa el debate sobre su voz y su puesta en escena. Hoy en día, es todo movimiento. A su edad y en época de vacas flacas, muestra un propósito artístico digno de admiración.
Hermético e ingenioso, Dylan ha sido comparado con Picasso o Einstein por su aportación a desentrañar el universo humano. Seguramente, sea ir demasiado lejos, o tal vez no. Es innegable que su obra es ambiciosa y ofrece grandes momentos de gloria en sus respectivos contextos sociales. Uno de sus discípulos más reconocidos, Bruce Springsteen, aseguró un día que "si Elvis liberaba tu cuerpo, Dylan liberaba tu mente". Y en el camino a esa liberación, Dylan siempre ofreció el mejor rumbo.


Hay 30 Comentarios

Inclasificable, inagotable y en estado continuo de evolución, ese es Dylan.Un universo en expansión, 70 años 70 veces más, es lo que destila su obra y persona.Entraba amargo con su voz aguda y desgarrada, en su LP de 1962 y esa voz, ahoragrave y rota, da las pistas para desentrañar alguno de su geniales misterios.

Dejadme en paz por favor!Firmado: Robert Zimmerman.HaHaHa...Happy Birthday Bob!

Pues el disco de villancicos contiene la mejor versión del tamborilero que jamás he escuchado. Es una obra de arte casi todo el disco, juega con su voz ronca cazalleracontrapunteada por el coro de jóvenes virginales y pícaras de burlesque a la vez. Como siempre, Dylan no es evidente.

Dylan es Dios, no hay que darle mas vueltas...quienes critican la voz actual de Dylan es que no entienden nada...El año pasado lo ví en Barcelona, era la octava vez que lo veia en directo, el concierto fué genial...lo mas grande Dylan es que parece que siempre se guarde un as en la manga, y seguro que nos regalará alguna nueva obra maestra en disco...

Pues conocí a Dylan, o más bien lo redescubrí, ya hace unos cuantos años, en un cuatro latas. Un amigo de entonces no dejaba de rebobinar una y otra vez una cinta de sonido denso, como nacido de la niebla, mientras hacíamos kilómetros con la bahía de Vigo como horizonte. Se trataba de The basement tapes. Qué gran canción Goin´ to Acapulco!

Conocí a Dylan hace mas de 35 años, reconozco que no todas sus obras han sido excelentes,pero la gran mayoría lo son.Ademas es y será referencia obligada para todos aquellos que se quieren iniciar en la música de los últimos 50 años.

I'm invisible now, I don't have secrets too concil..Something is happening here and you don't what it is.. Do you Mr Jones??

Yo descubrí a Dylan con Blonde on Blonde cuando yo tenía 21 años. Ahora, 18 años después, sigue siendo uno de mis álbumes preferidos de la historia, me enamoró para siempre. Y de ahí seguí a Blood on the tracks, Highway 61 revisited, etc etc. Un grande entre los grandes, sin duda.

No le den ustedes más vueltas: estamos delante del puto amo. Y eso desde el mismito momento en que publicó The Freewheelin'.

Pues yo tengo el honor de poder decir que Dylan se rió de mi en mi cara, bueno, de mi y de las otras 15.000 personas que fuimos a verlo en la plaza de toros de Lorca hace unos años. Por el módico precio de 52 € pudimos disfrutar de 50 minutos enteros del directo más nefasto que he visto en mi vida, músicos mediocres y Dylan hablando encima de los temas, ni siquiera intentó cantar. Estoy de acuerdo en lo que se refiere a la calidad de sus canciones, pero creo que seguir dando conciertos en el estado que está su voz es eso, reirse de la gente.

Dylan debe tener una patologia por la cual tiene la necesidad de encontrar nuevos roles para si mismo, los cuales interpreta mejor que nadie y hasta las ultimas consecuencias... pansando de ser el nuevo Guthrie, a enamorar a Joan Baez, a ser un motero en el mimdwest, a tocar blues mejor que nadie o a ser una insoportable diva en el ultimo concierto que vi en el O2 arena.

Simplemente, el MAESTRO!

Yo conocí a Dylan a través de "The times they are a changing" en una asamblea de estudiantes jovenzuelos. Desde entonces...

Me reafirmo en lo que dije en al articulo anterior, Que grande es Bob solo con ver la cantidad de post que hay ya es mas que significativo. Pero eso no quita que algún que otro concierto suyo me he aburrido y mucho , pero tiene cosas geniales obras maestras que quedaran para la eternidad.

Yo no se cuando descubrí a Bob Dylan, se que hace mucho tiempo y se que en su descubrimiento tuvo mucho que ver las 'lecciones' de los clasicos que me impartían mis primos llegados los veranos desde Barcelona, y también tuvo que ver sobre todo en un mayor conocimiento de él mi mayor pasión por Bruce, que para mí han ido de la mano. El caso es que suscribo prácticamente todo lo que dices Fernando, yo tampoco me puedo considerar un experto dylanita, pero si que se que me apasiona y que tiene algo todo eso que no somos capaces de explicar que me atrapa, y que creo que ha atrapado a todos los que algo tienen que ver con la música popular, porque para mi es el mas ha influido de una u otra forma en la música popular. Por cierto que verdad eso de que con el tiempo DYLAN se mete mas dentro de tí. De Like a Rolling Stone no voy a decir nada porque esta todo dicho, pero que decir por ejemplo de cualquiera de sus primeras canciones tan simples y tan rotundas, tan explñicitas tan ambiguas...

Como dicen por aquí sus fans, Dylan les engancha.Supongo que a mí no me enganchó nunca y por eso nunca me ha gustado especialmente oirle. No me van ni su voz ni la mayoría de las canciones suyas que he oido. Las letras... bueno, algunas me llaman la atención.Pero no sé dónde está el quid de la cuestión.

Me enganché a Bob Dylan la primera vez que escuché Blonde on Blonde. Luego, con Blood on the Tracks, en donde aparece una de las canciones más perfectas del universo, Idiot Wind, me volví loco....hasta hoy. Gracias Bobby por volverme loco. Feliz cumple!

Tenía 15 años. En casa de un amigo alguien pone un 45rpm y un cuchillo se clavó en las tripas en forma de acordes de órgano y guitarra como jamás había oido antes; luego la voz lo retorció. Todavía hoy, cuando cumplo 53, recuerdo el impacto de Like a Rolling Stone.Fui a la primera tienda de discos que encontré y cogí un disco de Dylan al azar; ocurrió John Wisley Harding: segunda bofetada: ¿Cómo alguien podía hacer lo uno y lo otro? Todavía hoy dura el asombro de sus brutales reinvenciones (para bien o para mal) disco a disco y concierto a concierto.

Este hombre cada vez se parece más a juanito valderrama

Dylan es un estado de ánimo...For Ever young !

Dylan For Ever!

Tiene razón el amigo: cada vez se instala más fuerte...

Yo lo conocí en 1979, con Street Legal. Siempre me fascinó su voz, eso que es una barrera insuperable para mucha gente. El disco que más marcó mi adolescencia fue el Greatest Hits Vol. 2 y desde entonces me ha acompañado, a veces a distancia, otras muy cerca. No soy dylanita porque sé que ha hecho muchas cosas muy mediocres (o peor) pero cuando velen mi cadaver quiero que suene Changing of the Guards.

Cuánto me alegra leer a quienes hablan de Dylan músico, del cantante, del compositor. Lo conocí con 12 años en 1978. Me gustaba lo que hacía antes y ahora me gusta más todavía lo que hace ahora.

Llevo más de 35 años acompañado de Dylan y creo que no me cansaré nunca. Qué le vamos a hacer.

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