Una canción por (y gracias a) Los Soprano

Por: | 18 de mayo de 2012

Tony-soprano

Soy de esos, tal vez no tantos, tal vez muchos más de los que pueda pensar, que sintieron un vacío irremplazable tras el final de Los Soprano, la serie que más me ha marcado junto a esa obra maestra llamada The Wire. Mejor dicho, Los Soprano fue mi serie, y lo sigue siendo, por muchos motivos pero, especialmente, por hacerme reflexionar tanto como la mejor de las películas, la mejor de las novelas, el mejor de los discos. Era arte en televisión, cierto, pero para mí terminó siendo algo más, como esa canción que es banda sonora de un momento de tu vida. Todavía hoy, tanto tiempo después, me estremezco, como a quien le viene a la memoria un recuerdo muy intenso de la infancia, viendo una de sus escenas, rememorando alguno de sus pasajes, escuchando su canción de arranque, ese contagioso Woke up this morning, pero, sobre todo, escuchando la canción del capítulo final, que fue la más descargada de la historia de iTunes tras el fin de la serie. Me refiero a Don’t stop beliving.

 

Como escribía en el blog de Quinta Temporada, solo la existencia de un personaje tan fascinante y abrumador como Tony Soprano, tirano y sensible, poderoso y frágil, repleto de contradicciones en su mitificada condición de capo de la mafia, justifica que Los Soprano se incluyan entre las mejores series de la historia de la televisión. Con una profundidad moral y psicológica tan shakespeariana, estudiada y lograda con precisión por David Chase, no ha habido personaje más impactante, que inunde de tal manera una pantalla, tanto por su violencia contenida o desatada como por su sonrisa infantil o ansia por comer a todas horas, haciendo de su ajetreada vida al frente de su familia (la real y la mafiosa) algo tan extraordinario para el espectador. Porque no ha habido una radiografía humana tan bien retratada, con sus arrebatos de ira y frustración (hay tantos que es imposible enumerarlos), sus sugerentes incursiones al drama (la vertiginosa relación entre Tony y Carmela), sus emotivos momentos trágicos (el obligado adiós de algunos personajes claves) y sus inolvidables trazos melancólicos.

Tony-carmela-funeralTony Soprano era explosivo pero, además, estaba rodeado de un plantel enorme de personajes secundarios. Solo cito algunos sin los que no se puede entender las tribulaciones de Tony como su madre Livia, su esposa Carmela, su tío Corrado, su hermana Janice, su sobrino Christopher Moltisanti, sus compañeros criminales Silvio Dante, Paulie Gualtieri o Big Pussy y, claro, su psicóloga, la doctora Jennifer Melfi, entre tantos y tantos. Calidad garantizada. Todos convirtieron a Los Soprano en una serie trepidante, visceral en el ritmo y los desenlaces, con guiones que se superaban cada temporada y tramas humanas complejas y ricas en matices y claroscuros sentimentales.

Recuerdo también sus estupendos episodios en exteriores (mención especial para el capítulo de la tercera temporada, dirigido por Steve Buscemi, que luego sería miembro del reparto como primo de Tony, que transcurre en un bosque nevado con el objetivo de matar a un ruso superviviente de la guerra en Chechenia). De alguna manera, Los Soprano eran una gran película que destilaba la esencia de Nueva Jersey, el Estado a la sombra de los rascacielos de Nueva York, industrial y deprimido, con el mayor aire italoamericano, convirtiendo en célebres lugares como el Bada Bing! o el local de los Aprile.

Con una banda sonora todavía no superada en la televisión para cualquier amante del mejor rock y derivados, gracias al criterio del guitarrista de la E Street Band de Springsteen, Steve Van Zandt (Silvio Dante), las canciones de Van Morrison, Bob Dylan, Los Lobos, Irma Thomas, Kasey Chambers, Dean Martin, The Faces, Johnny Thunders, Chuck Berry o The Four Seasons sonaban pletóricas con la trama. Al igual que El Padrino no es una película solo de la mafia, siendo una obra maestra del séptimo arte, Los Soprano no son solo una serie de la mafia, siendo una obra maestra de la pequeña pantalla.

Pero permitidme que os cuente una pequeña historia. Me vi todas las temporadas de Los Soprano menos la última en un verano, antes de partir a Estados Unidos. Ese mismo otoño, yo ya me encontraba viviendo en Nueva Jersey, aunque estudiando en Nueva York, y pasadas las navidades, la cadena HBO anunció la emisión de la última temporada de Los Soprano. Yo no podía resistirlo pero no tenía otro remedio. Estaba entusiasmado, alucinado con la serie, pero no tenía forma de verla en EE UU al carecer de televisión por cable. Pensé en pillarla, en robarla, en acoplarme en casa de algún vecino pero supe que, justo a mi vuelta a España, se emitiría por Canal+. No sé cómo pero decidí esperarme y degustar el final de la serie en España.

Recuerdo la expectación enorme en suelo americano con carteles por todo Manhattan que anunciaban el final y donde se podía ver a Tony Soprano, con gesto serio, al fondo la Estatua de la Libertad, y un rótulo en el que se podía leer: Made in America. Tuve que pedir Dios y ayuda para abstraerme del final. Porque, a medida que avanzaban los capítulos, había más y más expectación. Y uno es débil pero algo cabezota. Y yo no podía dejar de ver ese cartel gigante en Times Square, y tantos otros lugares como cabinas de teléfono, autobuses, escaparates, en los que Tony me miraba a los ojos y me decía: Made in America. Tanta fue la expectación, que, el día siguiente de emitirse el último capítulo, ese último y polémico capítulo, la mayoría de los periódicos dedicaron especiales para analizarlo. Mi sorpresa fue mayúscula cuando, al agarrar los gratuitos que había en la estación de tren, vi que llevaban todos a portada el final de la serie. Los tiré al suelo como si quemaran. Y no recuerdo si salí corriendo, nervioso por si todavía podían fastidiarme el final de la serie, después de tan paciente y sacrificada espera, pero debí hacer el ridículo con mi cara de asustado, casi indignado y alocado por sentirme el único en ese mundo que no sabía ni quería saber nada del final de Los Soprano.

Silvio-dante-pictureConseguí mi objetivo. En España, en el salón de mi casa, cada semana fui viendo cada capítulo hasta llegar al último. Lo vi en plan ceremonia. Solo, con todo apagado, deseando que llegase y al mismo tiempo que nunca se acabase. Para no fastidiar a quien no haya visto Los Soprano, no adelantaré nada del capítulo final, que al principio me encabronó muchísimo, luego lo fui digiriendo durante días y, finalmente, tras entrevistar a Steve Van Zandt, conseguí comprender lo maravilloso que era, gracias a una certera interpretación del amigo Van Zandt. Un capítulo final a la altura de la mejor serie de mi vida.

Pero no me quité de la cabeza ese final ni tampoco la canción que lo acompañaba. Se repitió durante días en mi cabeza. Desconocía la canción y el grupo que la cantaba pero, de forma extraña, seguía dentro de mi cabeza, más cuando vi el final un par de veces más, gracias a Internet, para encontrarle posibles claves, interpretaciones, nuevas sensaciones. Y la canción seguía conmigo. No recuerdo muy bien si fue por romanticismo o simple estupidez pero no me esforcé en buscar la canción en Internet. Me bastaba con retenerla dentro de mí, a la espera de toparme con ella en otro momento de mi vida, como si fuese volver a ver de nuevo a Tony Soprano y tuviese algo que comunicarme. A fin de cuentas, como he dicho al principio, sentía un vacío tan grande por el final de la serie que quise dejar una inexplicable puerta abierta. Porque Tony era un sociópata, un matón, un gánster, cosas para las que, gracias al espíritu de Elvis Presley y mi condición de niño que se ha sentido siempre mal cuando rompía un plato, yo nunca he valido, pero me sentía tan cerca de él como me sentía de mi mejor amigo. No me veía tan diferente cuando, cada uno con nuestras miserias, miedos y despropósitos, luchábamos por una pizca de felicidad en esta vida que avanza sin detenerse. Y, especialmente, desde aquel primer día que los patos volaron o aquel atardecer en el desierto supe lo que sentía. No se puede explicar con palabras o, mejor dicho, no sabría hacerlo, pero yo también he sentido que el corazón se me encogía con unos patos o un atardecer, superado por las circunstancias o incapaz de dar un paso.

Y por ahí seguía la canción. En mi cabeza, dentro de mí. Hasta que llegó un día que todo cambió. Me encontraba en casa de mi cuñada, cenando y tomando unas copas, cuando dijo de pinchar algo de música. Tiró de unos discos que tenía desde hacía varios años y que apenas escuchaba pero eran algo así como éxitos de los ochenta, noventa y tonterías similares. Los puso. En mitad de la noche, por arte de magia, fue como si viese entrar a Tony Soprano por el umbral de la puerta. Empezó a sonar la canción. Salté del sofá. Creo que derramé el whisky. Era la canción. Agarré la caratula de esa recopilación, miré el número del corte, y lo leí: Don’t stop beliving de Journey. No me sonaba el título y apenas el grupo, que más tarde supe que era uno estadounidense del AOR ochentero. Me entusiasmé. Se lo pedí prestado con la promesa de devolvérselo en una semana. La canción había vuelto a aparecer por algo. ¿Por qué no?

Pero, claro, lo que sucedió después, me lo tomé como un mensaje oculto. De mayores dimensiones. Lo puse en el coche y lo escuché durante un par de días, siempre repitiendo el corte de Journey. Necesitaba volver a rememorar sensaciones. Mi vida por aquel entonces se hallaba en una espiral complicada, donde la felicidad quedaba enterrada por circunstancias que yo no controlaba y donde, antes que mirar al futuro, me agarraba con más fuerza que nunca al pasado. Echaba de menos Nueva York, sí claro. Echaba de menos la época de los proyectos personales, sí también. Pero lo que echaba verdaderamente de menos era no tener que pensar en la muerte.

Large_5.27.08-SOPRANOS.AUCTIONCuando quise sacar el disco para grabármelo en casa, el reproductor del coche no lo escupió. Se lo quedó dentro. No había forma humana de sacarlo. Durante días, siempre que cogía el coche tenía dos opciones: poner la radio o el disco que se había tragado el reproductor y que tenía la canción de Los Soprano y otras tantas, bastante anodinas. Entendí la indirecta. Me pasé semanas escuchando la canción, una y otra vez, al salir del trabajo, al ir a cualquier sitio. Corte 7. Siempre. De tanto oírla, empecé a fijarme en la letra y aprendérmela. No era un inglés complicadísimo. Todo se aceleraba en mi cabeza con ese verso inicial: “Just small town girl, living in the lonely world…”. Guste más o menos, la pena, el dolor, la falta de certezas pueden compartirse pero llega un momento que solo estás tú con ellas. En la mayoría de las veces, pasas con ellas, sin nada más que tus pensamientos, mucho más tiempo del esperado. Es un camino solitario.

No recuerdo cuánto, pero fue mucho, a lo mejor semanas, tal vez un par de meses, el tiempo que pasé en mi coche escuchando Don’t stop beliving. Podía haber llevado a arreglar el reproductor, pero algo me lo impedía. Necesitaba esa canción. Esa letra, esa voz urgente como salida de las calles en mitad de la noche. Necesitaba pensar que, en un mundo imaginario, si me cruzaba con Tony Soprano en la consulta del psicólogo y él no estuviese preocupado por sus problemas con la familia y yo con los míos, tal vez, seríamos capaces de charlar un rato y nos entenderíamos. Estaríamos solos con lo nuestro pero nos entenderíamos. Si aquel disco atascado en el coche fue casual, alguien me la coló: lo tomé como una señal.

Ojalá pudiese decir hoy que fue la señal de un milagro, pero no. No existen los milagros, al menos en mi vida. Yo solo puedo hablar del poder purificador de la música, del cine, las grandes historias, del arte en definitiva. Yo solo quería deciros algo que no es ningún descubrimiento a estas alturas: Los Soprano es una magnífica serie. Estos días volvió a mi vida por el post de Quinta Temporada y su canción final, esa que se pincha en un jukebox de un diner, volvió a mi cabeza. Empezaba hablando del vacío que me dejó el final de la serie pero, qué duda cabe, la vida está repleta de más vacíos, mucho más complejos, profundos e irremediables. Si intentas llenarlos sin ton ni son, puedes llegar a hundirte en ellos. Pero, si me paro a pensarlo, a veces, simplemente, pueden transformarse. Como la energía. El final de Los Soprano dejó esa canción, esa canción transformó otros vacíos mientras su estribillo repetía aquello de “no dejes de creer”. No digo que sea fácil, ni siquiera me atrevo a afirmar que sea necesario, pero por la parte que me toca digo que, pese a todo, aún sin dejar que duela, puedo asegurar que me veo al lado de Tony Soprano contemplando los patos o ese atardecer sentado en la arena. Escucho Don’t stop beliving y encuentro motivos para pensar que, aún con vacíos, al final, sí, en el fondo, muy en el fondo, todo tiene que tener sentido. Al final, tiene que tener sentido vivir.

 

Hay 26 Comentarios

Dios como adoro a todo lo que rodea los Soprano! Este otro post contiene episodio a episodio de Los Soprano y ha sacado una lista con las mejores canciones de su banda sonora. Os dejamos link con post + lista de reproducción. Saludos! https://revista.tviso.com/the-sopranos-soundrack

Grandísima entrada. Qué gran ausencia la de Tony Soprano, encarnada en la canción del final... siempre lo recordaré.

http://imaginarseasisifofeliz.wordpress.com/2013/10/18/la-ausencia-de-tony-soprano/

¡Vaya rollo! Y qué mal escrito. Dice que escuchaba la canción, pero no quería OÍRLA, o sea, que realmente no la escuchaba, pero como la OÍA una y otra vez, acaba aprendiéndosela de memoria... No sabe bien lo que dice ni sabe decirlo en buen español...

Buen post. A mi el final de los Soprano me alucino en cuanto lo vi. Llevaba media temporada preguntándome como se podia cerrar la serie sin cagarla y no se me ocurria nada. Para mi BRILLANTE.

Buen post. A mi el final de los Soprano me alucino en cuanto lo vi. Llevaba media temporada preguntándome como se podia cerrar la serie sin cagarla y no se me ocurria nada. Para mi BRILLANTE.

Buen post. A mi el final de los Soprano me alucino en cuanto lo vi. Llevaba media temporada preguntándome como se podia cerrar la serie sin cagarla y no se me ocurria nada. Para mi BRILLANTE.

Este es otro gran artículo sobre Los Soprano, qué tendrá esta serie que inspira a los periodistas a escribir con la cabeza... Os paso un link que he encontrado con mucha y buena musica de los Soprano: http://goo.gl/pketk
A ver qué os parece... un saludo!

GREAT BLOG!

Estaré al tanto. Gracias Chema. Parece que lo que queda de Beatles se han dignado a que alguna canción suya salga, por fin, en esta temporada. Falta saber de que manera tendrá lugar su aparición.

Hola,

A mime gustaron especialmente un tema de los KINKS llamado "Living on a thing line" y otro tema de Ottis Redding que suena cuando Tony esta ingresado en el hospital tras recibir un balazo de su tio.Recordais como se llamba este tema?Por cierto Journey es una banda del monton.Ya no quedan bandas como los primeros Fleetwood Mac de Peter Green.No teneis ni puta idea.jajaja.Un abrazo.

¡Emocionante, Fernando!

"Pero lo que echaba verdaderamente de menos era no tener que pensar en la muerte."

Ha sido un shock leer esta frase. Supina consternación.me doy cuenta de que hay otros que también creen que esto no tiene sentido si no fuera por algunos contados momentos, contadísimos, en que una "pequeña hazaña artística" te conmueve.

Somos muchos los que aún no hemos olvidado Los Soprano

ALEXCRIVI

En Fnac tienes el primer cd de MAD Man y en Amazon también entra en la pagina yanki d Amazon y veras.

¡Y pensar que La Ruta es un blog de música! Tanto se oye hablar de Los Soprano que uno está tentado se hacerse con ellos de una tacada, como un yonki de series. Pero si uno lee la opinión de Dan Fante, otro tipo con vida de película, en el Babelia del 5 de mayo..."Lost siempre me pareció una tontería; Los Soprano es ridícula: todos los italoamericanos parecemos payasos comepasta en discotecas hablando de mujeres". Bueno seguro que es una pose. Yo ya tuve que elegir una serie ( ¡no se pueden ver más!, estando pendiente todo lo que está pendiente )y veremos cómo arranca la 5ª temporada mańana en el Plus, MAD MEN, que sí incluye canciones preciosas al final de cada capítulo. ¿Hay banda sonora publicada?

Hola.

Curioso poner don't stop believing esperando a tu familia y saber que es my probable que no tengas futuro....

Son tantas las lecturas, .........


Yo reconozco que cuando vi el final llore, llore por que era el final, por la canción y el contexto en el que estaba, por lo vivido temporada a temporada, y por que esa canción se metió en mie cabeza en un momento de mi vida en donde no tengo aun razones para creer en casi nada o nada.

Leo tu post por tercera vez y estoy escuchando Prove it All night en directo ese del 78.

Y son tantas las emociones que mis vuelven a estar humedecidos.

Ese poder magico de la musica y las historias , la lectura sobre esas historias, y si eso es magia cuando confluye en un mismo rio de tu vida.

No cambies tio, Salud.

Open your Mind and Be Water.

Sí, Steven Van Zandt tiene razón. En el último capítulo la vida de Tony pasa por delante de sus ojos. Poco a poco vemos que sus colegas de fechorías "desfilan" ante él. Silvio está entubado. Paulie sabemos que morirá, como si de una tragedia griega o shakespeariana se tratara, puesto que el destino le alcanzará. Chris ha muerto (por decirlo de alguna manera). Al final solo le queda su familia, la de verdad, no la de la mafia. ¿Ha decidido Tony en el último momento dejarlo todo por ellos? Da esa sensación, por lo menos a mí. Es un momento del destino. ¿Escapará Tony a su hado? De pronto, la pantalla en negro, la canción que se corta abruptamente...Cada uno que tenga su interpretación.

Ruta 66. Número 256. Enero 2009.

Pregunta: El final de Los Soprano fue muy discutido en EEUU. En España, son muchos los fans de la serie que todavía les hierve la sangre por el último episodio. ¿A ti que te parece?

Respuesta de Steve Van Zandt: Creo que es fantástico. Creo que además David Chase es un genio y así lo demostró. Cuando hablo con la gente y les pregunto que es lo que querían haber visto al final, me dicen: "Bien, no sé, tal vez, quería haber visto eso, tal vez..." Pero no saben qué querrían haber visto. Dicen: "Algo". Vale, algo un poco frustrante para la gente que no ve nada (ríe). Para mí, refleja la vida de Tony Soprano: el tío combate las sombras de su vida y lo terrorífico que es saber que nunca va a estar a salvo, nunca va a estar seguro, y arrastrará a la familia con él en todo esto. Creo que es un momento dramático.

Hola.

Wow!!! tremendo post para leer mas de una vez sin duda.

Y que temazo por que lo es y me da igual quien lo compuso, y me da igual si comercial, es una tema que te carga las pilas. Y si a mi me gusta este tema de siempre antes de que Perteneciese a la banda sonora de por ejemplo los Soprano serie de culto e incunable sin duda.


Buen fin de semana a to@s.
Salud.


Esta muy bien, representado y lo hace fuerte sus puntos críticos, no sólo esto sino que es muy buen actor.

¡Cuánto lo siento! ¡Qué horror de canción! y cuánto le gustaba este tío a Antonio Fernández, empeñado en su Selección 15 de Radio Juventud y RadioCadenaEspañola en meternos el disco en solitario del californiano. Qué horror aquél Oh, Sherry! Aunque el hombre le ponía pasión, eso sí, sobre todo en "We are the World"...We are the children. Y pensar que hasta arrastró al magnífico Kenny Loggins... En fin, hubo música AOR ( Toto, Ambrosia, Robbie Duprée, Jim Photoglo, Pages- inmejorables, fueron luego Mr. mister -) y música AORrible. Perdón si a alguien le ha molestado que exprese mi rechazo. Un regalo a cambio, si me permiten. A la memoria de Jeff "O'clock" Porcaro:
http://www.youtube.com/watch?v=kGCmKwAvhVg&feature=youtube_gdata_player

Journey una banda clasificada como AOR (rock orientado a adultos) incluso como progresiva, no merece simplemente que sea nombrada solamenwte por su nombre.Marcó para muchos una forma musical muy concreta tipo Boston, que le fue a la zaga, quizás mas popular en nuestras lindes.La formación inicial contó con Neal Schon un gran guitarrista,el batería Aynsley Dunbar junto a Greg Rolie un teclista-cantante, que se unió a Santana y la voz de Steve Perry mas adelante. De entre sus exitos la afamada Don't Stop Believin' llegó en el '81 al nª 9 de las listas oficiales americanas, su discografía que llega hasta el '83, cuenta con 8 éxitos en listas y unos 10 álbumes sin contar recopilaciones. Steve Perry inició en solitario su carrera con 'Street talk' el 84 y varios exitos en listas. Todavía Journey cuenta para las nuevas generaciones de hard -rock y rock progresivo,no solo es una banda de una canción.

Fernando: enhorabuena por un post de nivel. Me ha encantado.

Yo he estado también obsesionado con la misma canción Don´t stop believin, pero a través de una versión interpretada por CLEM SNIDE. De hecho el señor eef barzelay saco un EP brutal de versiones de Journey. De hecho tus compañeros del TENTACIONES le grabaron interpretando este tema en el SIROCO en acústico.

Es probable que también te guste. La letra se entiende de lujo y tiene un aire menos hortera y más sentimiento, desde mi punto de vista (pero es que soy un fan de CLEM SNIDE).

http://www.youtube.com/watch?v=DZRZxoeIbjQ

Bravo por el post!

Me has hecho recordar mi primera visita a NY, en marzo de 2007, con un frío de muerte, y Manhattan todo lleno de posters y billboards promocionales de Made in America. Se me ha puesto la piel de gallina.
Recuerdo que aproveché para revisionar todas las temporadas anteriores y acabé descargando esta season finale, que por cierto, fue devastadora. Con la escena final, pensé que se había descargado mal, y acabé delante del ordenador viendo 80 youtubes porque no entendía nada. Y luego todas esas teorías. No me llegué a cabrear, pero me costó asimilar todo, y como bien dices, al día siguiente fue como: y ahora qué?
Lo mejor es que llevo años dando el coñazo con la serie, muy superior a The Wire en mi opinión (lo siento, además soy más del ritmo frenético de The Shield), y cuando consigo que la gente se enganche, todo el mundo tiene la misma sensación cuando termina. Qué vamos a hacer sin Tony Soprano?
Les dejé a mis padres todas las temporadas hace unos meses y son super fans, me llamaron al día siguiente de ver el episodio de Pine Barrens, que lo mencionas, claro que si, emocionados. Les deben de quedar unos 3-4 episodios, y estoy segura de que van a flipar.

En septiembre de 2008 volví a NY, y puede sonar a super cutre, pero hice el tour Sopranos y acabé comiendo onion rings en Holsten's escuchando Don't Stop Believing, con 40 yankees más. Aún así, fue muy emotivo.

Gracias por alegrarme el día

Bueno Fernando, este post tuyo sí que es una obra de arte, de verdad. El análisis que haces de la serie mezclado con tus propias vivencias de la última temporada me ha parecido de lo mejor que has escrito (y has escrito cosas fantásticas). Sin embargo, me he quedado un poco vacío (como tú al llegar el final de la serie) porque yo también tengo, claro, mi propia interpretación de la última escena y le he dado m uchas vueltas al tema durante bastante tiempo. Cuando has dicho que lo comprendiste todo tras entrevistar a Silvio Dante (Steven Van Zandt ¿o era al revés?), he ido corriendo al enlace que has puesto y mis ojos han corrido entre las palabras buscando la información. Pero no la he encontrado. ¡Por Dios! ¡Quiero saber qué te dijo! ¡Ayúdame! Te sigo desde hace tiempo y debo confesarte que me has abierto un mundo nuevo en la música estadounidense que yo venía investigando un poco por mi cuenta. Pero además resulta que tus series favoritas son Los Soprano y The Wire. Yo tampoco creo en las casualidades. Son mis dos series favoritas, también, y por ese orden.

Otra seguidora de los soprano

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Viaja por el pasado, el presente y el futuro de la música popular norteamericana. Disfruta del rock, pop, soul, folk, country, blues, jazz... Un recorrido sonoro con el propósito de compartir la música que nos emociona.

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Fernando Navarro

. Redactor de El País y colaborador del suplemento cultural Babelia y las revistas Ruta 66 y Efe Eme. Colabora también con un espacio musical en el programa A vivir de la Cadena SER. Es autor de los libros Acordes rotos y Martha. Cree en el verso de Bruce Springsteen: "Aprendimos más con un disco de tres minutos, que con todo lo que nos enseñaron en la escuela".

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