Por estas fechas, uno siempre busca dar con su disco del verano. No es premeditado pero sucede que siempre aparece con la llegada de estos días soleados. Entre todas las escuchas que se van acumulando, surge ese plástico que esconde el secreto de grandes melodías y fantásticas vibraciones ideales para afrontar el periodo vacacional. Mi disco del verano ya está aquí y lo protagonizan unos enormes clásicos tristemente desconocidos para el gran público: NRBQ.
Son New Rhythm & Blues Quartet una banda que lleva más de 40 años de carretera y casi una treintena de discos a sus espaldas. Cierto que apenas se tiene conocimiento de ellos entre grandes audiencias pero los pequeños círculos que les conocen suelen tenerlos como una auténtica formación de culto. Son reverenciados. No es para menos. Se trata de un grupo con mentalidad abierta, capaz de aunar diversos sonidos clásicos hasta tapizarlos en un discurso musical propio, lleno de entusiasmo y fantásticas maneras.
El último testimonio al respecto se llama Brass Tacks (Promola!). Y se despliega desde hace varios días ante mis oídos como mi disco del verano. Desprende un buen rollo al que es fácil entregarse. En este álbum, encontramos las esencias que han hecho grande a la banda, que igual se despacha con una composición de delicadeza beatle, como en Greetings from Delaware, como se marcan un country juguetón en Fightin’Back o un folk-rock punto de The Byrds en I’d like to know. Tienen de todo: rockabilly, soul y rock de vieja escuela, puro y duro, como Waitin’ on my sweetie pie. Menuda jukebox a todo volumen.
Esta intransferible personalidad les ha llevado a contar con un selecto club de seguidores, con miembros tan ilustres como Bob Dylan, Paul McCartney, Elvis Costello o Keith Richards, desde que la banda se reunió por primera vez en 1967 en Miami. Son muchos discos, en un nivel siempre notable, aunque algunas incursiones en el jazz experimental no cuajase igual que sus poderosas canciones de rock’n’roll, pop, folk y rockabilly. Con esas piedras son con las que construyen un cancionero que perdura como algo luminoso y digno de elogio, que debería darles más seguidores, que debería ser de escucha obligatoria para cualquier amante del rock de siempre.
Keith Richards dijo de NRBQ que eran “la mejor banda desconocida del mundo”, y esa es la etiqueta que se les pone para presentarles allí por donde van. Pero, más allá de eso, conviene apuntar que estos viejos rockeros han dado forma a una obra extensa que puede coquetear con alta nota con el mejor cancionero de Flamin’ Groovies, The Rolling Stones o The Byrds. A decir verdad, su carrera resume lo mejor de la música norteamericana en el último medio siglo. Y, por tanto, no se puede obviar sus maravillosas incursiones en los sonidos british de los sesenta, cuando la Invasión Británica llegó a Norteamérica. A mí, por ejemplo, me derriten como si el espíritu de The Zombies se hubiese colado en ellos en canciones tan redondas y sabrosas como Sit in my lap. Pena que no esté disponible ninguna de sus nuevas canciones en internet. Así que tengo que tirar de uno de sus clásicos, Riding in my car, para dejar constancia de esta gran banda que ilumina como pocas.
Hay 2 Comentarios
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Publicado por: android basico | 04/07/2018 12:05:41
One of the all-time great live bands. Maybe they'll do a Spanish tour. I'd be glad to be a part of the street team promoting them.
Publicado por: John | 31/07/2014 2:44:35