Vuelve Ben Harper y eso siempre es una buena noticia. El cantante de California es uno de esos músicos apreciados por este blog de forma especial gracias a su buen hacer en todos sus trabajos, donde es difícil encontrar un pinchazo, una salida del tiesto o algo que decepcione profundamente. Porque Harper tiene esa cualidad a la que aspiran muchos pero pocos poseen de desenvolverse como pez en el agua en distintos géneros. Harper es un talento con todas sus letras.
Siempre inquieto, explorando vías que pasan del rock de pegada hasta los sonidos raíces del soul o el blues, Harper gusta de asociarse con gente de buen calibre. Es otra sus virtudes. Tiene olfato para meterse en proyectos con recorrido. El año pasado, sin ir más lejos, lo demostró con Charlie Musselwhite en ese disco, que se incluyó entre lo mejor del curso para este blog, llamado Get up! Un álbum donde el blues y el rock se cobraban una buena partida recreándose al modo incendiario de John Lee Hooker o Howlin’ Wolf. Anteriormente, Harper ha sido hábil al elegir bandas que le acompañen en sus certeras incursiones en el rock’n’roll, el soul o el folk-rock con excelentes gregarios como The Innocent Criminals y Ralentless7.
Ahora, lo hace con su madre, una fuente de inspiración y una multi instrumentista que hizo de un almacén familiar un lugar de encuentro musical, por donde pasaron Ry Cooder, David Lindley o Tah Mahal. Ambos dan forma a Childhood Home (Prestige Folklore / Universal), un disco elegante y bien templado.
Compuesto a cuatro manos, en Childhood Home el folk suena sereno, con ligero toque soul, para tratar con delicadeza recuerdos de familia. No es la primera vez que Harper dedica un disco a su pasado familiar. Ya lo había hecho con Welcome to the cruel world, un tributo a la historia de su bisabuela materna, una rusa judía de origen lituano. En este disco, las canciones se pasean con gracia en un cumulo de melancolía y amor. Todo suena comedido y se agradece como escucha amable, sin estridencias ni experimentos.
De alguna forma, Harper, con su voz de caramelo y un alma sonora mucho más visceral, cede al tacto de su madre, que utilizó siempre la música folk como relajante. Por eso, sorprende encontrarse con este lado de Harper, que se ha hecho célebre por sus diversos prismas sonoros, siendo la mayoría mucho más desgarradores, combinando rock, funk, soul, blues o hip-hop en sus propuestas, haciendo convivir a Led Zeppelin o Black Sabbath con Marvin Gaye o Jeff Buckley. Tal vez, no sea un disco rompedor ni de altas pretensiones pero regala un sosiego tan agradecido que merece la pena hacerse con él, más en esta temporada de tiempo estival.
Hay 1 Comentarios
Es un pedazo de disco, muy tranquilo y dulce, la verdad es un gustazo para escuchar una tarde soleada de domingo, dejándote llevar por las voces de los Harper.
Os dejo mi reseña por si os interesa: http://booksymusic.blogspot.com.es/2014/07/childhood-home-ben-ellen-harper.html
Salud!
Publicado por: Alex | 10/07/2014 11:30:34