Los curiosos se quedaban con la anécdota: un músico albino, de larga y reluciente melena rubia, interpretando sucio blues de taberna. No se había visto cosa igual. Pero para los aficionados a la música había mucho más detrás de esa imagen inaudita: Johnny Winter, fallecido hoy a los 70 años en la ciudad suiza de Zúrich, según un comunicado oficial en su página de Facebook, era emblema del mejor blues-rock del último medio siglo, un experimentado pistolero a las cuerdas que, cuando estaba inspirado, ofrecía intensos pasajes de vieja escuela, a la altura de los maestros Muddy Waters o Jimi Hendrix.