La Ruta Norteamericana se detiene en su sección "Parada para repostar" con el fin de reivindicar una banda querida por estos lares pero que ha necesitado del golpe de suerte de una serie muy aclamada para ganar más adeptos, pese a su folk sombrío y hipnótico. Toni Castarnado, colaborador habitual de este blog, repasa la trayectoria de The Handsome Family y su historia con la serie True Detective.
Texto: Toni Castarnado
A veces sí pasa -las menos-, y a veces no. Nos pasamos media esperando a tener ese golpe de suerte, una llamada justo a tiempo, una carta oportuna, la aparición de un padrino. Todo vale. No obstante, lo usual es vivir instalados y sumidos en el anonimato, con una existencia normal y corriente. Que al final solamente se acuerden de nosotros los parientes y algún allegado. Una circunstancia habitual, aunque visto cómo funciona el mundo, no siempre es así para todos. No escapan tampoco de esta condición los músicos, aunque ellos gozan de un escaparate que les permite tener más espacio para ser visibles, las notas de sus canciones les pueden rescatar del asustadizo olvido. Dependen como el resto de mortales de que un día la diosa fortuna les sonría, que en un momento determinado ésta les acompañe y, de un día para otro, les de un giro su vida. Albergan la esperanza de que el destino les reserve una plaza para la gloria.
No hay más que ver la película Hedwig And The Angry Inch -este documento en clave berlinesa y glam- para demostrar y a la vez desmontar esa teoría. O bien dentro del marco del folk, sirve el último capítulo visual de los hermanos Coen, A Propósito de Llewyn Davis. Pues puede suceder que un mismo lugar, en unos escasos metros cuadrados, uno esté en la cima, y tú como rival estés a pocos metros de él sollozando por tu desdicha. Y como una rueda que no para de dar vueltas, un simple suceso, bien sea un infortunio o una jugada acertada, cambian esa perspectiva para alegría de unos y desgracia de otros. En el caso de The Handsome Family hay connotaciones vinculantes. Veinte años grabando discos, veinte años girando, discos que aprecia una generosa minoría, conciertos a los que no acuden más de cien personas por noche. Eso cuando las hay. Y cuando ya tus biorritmos van a una velocidad media, sin alcanzar nunca una marcha de crucero, te llega un correo electrónico que te descoloca y te pone nervioso: HBO llama a tu puerta.
No es una casualidad, tampoco una broma, la llamativa no tiene categoría de Spam. Viene firmado por T-Bone Burnett, músico, productor, uno de los arqueólogos musicales con mejor oído de América, y encargado de elegir los temas de un proyecto que va a generar una euforia desmedida. Él ha descubierto una canción que casa perfectamente con la idea de sintonía y cabecera de la gran apuesta para un futuro inmediato de la cadena por cable de televisión.
Con más competencia de la que HBO ha tenido nunca, en la era dorada de las series, y con un exceso de oferta, hay que estar hábiles en la elección y en el descarte. True Detective se convierte en un fenómeno global, de repente se habla de ella a todas horas, en cualquier portal de Internet, en la prensa escrita, en foros de debate sobre cine o en redes sociales. Su logro se propaga muy rápido, se clama a los cuatro vientos que el acierto es total.
Dos detectives distintos, crípticos, atormentados pero complementarios, un caso con dudas, con interrogantes, y el estado de Luisiana como escenario. Y cómo no, música, muy buena música. Como pieza principal, como bienvenida, una canción de The Handsome Family, “Far From Any Road”, escrita hace once años en un viaje desde Chicago hasta Alburquerque. “Desde el sol polvoriento de Mayo su amenazante sombra crece/ escondida en las ramas de la venenosa gobernadora/ Ella enrosca sus espinas lentamente hacia el sol abrasador/ y cuando toqué su piel mis dedos se llenaron de sangre”.
El matrimonio Sparks, Brett y Rennie, son los protagonistas de este tinglado, usuarios de un discurso oscuro, derrotista, amargo, misterioso, con la arena del desierto como ingrediente básico. Incluso hay quien cree tras vaticinios difusos que ellos esconden cadáveres bajo su casa y que los instrumentos los fabrican con los huesos de sus víctimas. El dúo se ríe al oír o leer esto, la pareja en cuestión se pasa la vida con una sonrisa en la boca. Nunca lo dirías escuchando su folk temerario. “Siempre se ha pensado que éramos un grupo extraño, como Captain Beefheart, y yo nunca lo había creído así”, añade la dama.
En cambio, si asistes a uno de sus conciertos, compruebas que son como ese matrimonio que lleva más tiempo juntos que separados, discuten en escena, se enfadan de sopetón pero se reconcilian al instante, se chinchan y se riñen. Y tras esa tormenta sentimental se guiñan el ojo el uno al otro. Complicidad, así es como lo llaman. La música les cura, también les une. En 2002 les vi en una pequeña sala de conciertos en Barcelona. Y fue exactamente eso que cuento. Lo más parecido a una velada en el comedor de tu casa. Cercano, amable, tierno. Ahora si vienen a tocar de nuevo por estos lares seguro que se multiplica el número de asistentes, y su caché. No sé bien el número que habría que marcar en la calculadora, pero no sería ni un 2 ni un 3. El éxito ha sido descomunal, incluso en países que nunca dirías que forman parte del paisaje de la música americana de raíces, de Grecia a Israel y pasando por Afganistán. Nic Pizzolato, director e ideólogo del invento ha dado en el centro de la diana. Y lo fuerte de todo esto es que The Handsome Family ni se lo esperaban, pues “Far From Any Road” pertenece a Singing Bones, un disco con más de una década de vida. De cuando el fenómeno americana estaba en plena ebullición, y era una escena en alza, cuando todavía no era un género en sí como lo es ahora, cuando escuchar country y folk era una rareza en lugares que no lo han mamado desde el principio de los tiempos. The Handsome Family son ahora la cara más visible y popular del proyecto, si bien cabe recordar que no están solos en esta aventura.
En tramos distintos de los ocho episodios de True Detective suena el blues de John Lee Hooker y Bo Diddley, las tonadas mayúsculas de leyendas en la sombra como Townes Van Zandt y Buddy Miller, se aprecia la búsqueda y el rescate de ese tesoro llamado Vashti Bunyan, el impacto sonoro de Grinderman es una lanza a favor del gusto de T-Bone Burnett, la nueva psicodelia abrasiva de The Black Angels es gratificante o el cierre de un capítulo con una pieza de Father John Misty mientras se te congela el alma con los títulos de crédito. Y la voz de Lucinda Williams vendiendo optimismo dónde no lo hay, pues ni ella misma cree que lo haya, ahora ni nunca. La atmósfera, el ambiente, no acompaña. No hay estímulos, la esperanza es un eslabón perdido. Ni tan siquiera un resquicio, un ápice de credibilidad. “La credibilidad es como la virginidad, una vez que se pierde, ya no se recupera" (Mark Twain). Quizás The Handsome Family sí se han ganado una segunda oportunidad. Y la credibilidad, eso por supuesto, ya lo tenían garantizado. Por su música, y por la lotería que les ha tocado. El número del boleto era el correcto. Ojalá le hubiese sucedido lo mismo al protagonista de Nebraska.
Texto: Toni Castarnado, redactor de Ruta 66, Mondo Sonoro y Rock Zone.
Su nuevo libro Mujeres y música. 144 discos más que avalan esta relación (66rpm).
Anterior libro: Mujer y música. 144 discos que avalan esta relación (66rmp).
***GIRA ESPAÑOLA DE THE HANDSOME FAMILY EN OCTUBRE:
9 de octubre - Azkena, Bilbao
10 de octubre - Apolo 2, Barcelona
11 de octubre - El Sol, Madrid
12 de octubre - Monkey Week Festival, Puerto de Santa María
*** Escucha la lista de reproducción de Spotify de La Ruta Norteamericana: Forajidos. El mejor recorrido sonoro para atrevesar desiertos y carreteras secundarias.
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