Esta ruta sonora se detiene en el nuevo libro de Eduardo Izquierdo, colaborador habitual del blog, que acaba de publicar Bob Dylan. La trilogía del tiempo y el amor (66 rpm), que repasa a un Dylan reciente y, más concretamente, todo lo que rodeó al proceso creativo de los discos Time out of mind, Love and theft y Modern times. Para ello, su autor, un verdadero experto en la obra del viejo Bob y de la música norteamericana, nos brinda uno de sus capítulos. Bob Dylan. La trilogía del tiempo y el amor es un libro que todo fan de Dylan debe tener para adentrarse en una etapa enriquecedora y apasionante del autor de Like a Rolling Stone.
Texto: Eduardo Izquierdo
Cuando ya no somos capaces
de cambiar una situación,
nos encontramos ante el desafío
de cambiarnos a nosotros mismos.
Víctor Frank
«Things Have Changed» me parece un tema lo suficientemente importante como para merecer un capítulo entero de este repaso por los tres grandes discos que Dylan nos entrega entre finales del s.XX y principios del s.XXI. Una decisión que puede parecer curiosa, sobre todo si nos atenemos al hecho de que la canción no aparece en ninguno de esos discos. Quizá porque el propio músico supo verle, al componerla y en sus sucesivas interpretaciones, vida propia. Pero «Things Have Changed» encaja perfectamente en la idea de unión entre esos trabajos. Es más, sirve de nexo perfecto y explica como pocas el renacimiento de Bob Dylan y su asentamiento, de nuevo, en el mapa de la música internacional. Time Out Of Mind son los cimientos. La base. Una estructura sólida. «Things Have Changed» es el cuerpo. Es la prueba de que el profeta ha vuelto y lo hace para quedarse. Sin paliativos. Sin condiciones. O sí, pero en todo caso él será el encargado de ponerlas. La canción dará paso a todo lo que venga después. Será la carretera que une dos ciudades aparentemente lejanas pero hermanadas inconscientemente. El camino. La señal. Sorprendente si nos concentramos en sus orígenes.
“Atractiva comedia negra, llena de referencias literarias, reflexiones psicológicas y creatividades frustradas”. Fernando Morales (sobre Jóvenes Prodigiosos para El País).
La verdad es que Morales, crítico de cine, es bastante benévolo al definir Jóvenes Prodigiosos. Es cierto que la película fue nominada a los Oscars en tres categorías, una de ellas la de mejor guión adaptado pero, en mi opinión, no pasa de ser una entretenida cinta que camina entre el drama y la comedia protagonizada por un aceptable Michael Douglas. Actores de cierto renombre como Robert Downey Jr. o Tobey Maguire deambulan por un guión que se queda simplemente en un sinfín de buenos propósitos con el trasfondo de la escritura y el éxito juvenil como eje central de la trama. Demasiado poco para que Dylan pueda hacer con ello una canción. Quizá por eso el de Duluth opta por algo neutro, no alejado totalmente del guión pero sí adaptable a cualquier película de un estilo similar. Si en el film Pat Garret & Billy The Kid (1973) la música de Dylan se había puesto al servicio de las imágenes de Sam Peckinpah, aquí se produce el efecto contrario y es Hanson el que debe buscar el lugar en el que situar la fantástica canción de Dylan. Lo curioso es que no encuentre mejor sitio que en los créditos, aunque quizá la explicación esté en que Dylan entrega la versión acabada apenas unos meses antes de que la película se estrene en cines el 28 de septiembre de 2000. A pesar de eso, en el video promocional, el músico ocupará el lugar de Michael Douglas de manera ciertamente irregular para interactuar con el resto de protagonistas de la cinta.
La canción, clip aparte, comparte atmósfera con parte de Time Out Of Mind. Volvemos a encontrarnos con el hombre hastiado, que está al final del camino, aspecto que aunque no le preocupe en exceso le da que pensar. Encerrado en su casa-estudio, Bob recupera unos acordes y una letra en los que habían estado trabajando para Time Out Of Mind y acaba de darles forma de canción. Lo hace pensando en «The Times They Are A Changing», canción con cerca de cuatro décadas de vida, que necesita una revisión. Y eso es «Things Have Changed». «The Times…» es la cara positiva. La esperanza. Las cosas están cambiando y nosotros estamos aquí para adaptarnos a ello. Para jugar con ventaja porque lo vemos venir. Te estoy avisando y en tus manos está tomar la mejor posición para ello. Si nos unimos todo lo conseguiremos. Solo hemos de ser conscientes de ello. «Things Have Changed» es su opuesto y para ello la referencia bíblica al fin de la humanidad es vital. Os avisé de que los tiempos estaban cambiando y ya lo han hecho. “Solía preocuparme, pero las cosas han cambiado”, canta con hastío. Lo dije con tiempo y no habéis hecho nada para evitarlo. “La gente está loca y los tiempos son extraños, estoy enjaulado”. Dylan se ha resignado. A pesar de sus avisos, todo se ha ido al traste y lo ha hecho para mal. El mundo puede llegar a su final tal y como lo conocemos en cualquier momento en una idea extraída de la segunda epístola de San Pedro. Está desilusionado y triste. Ya estamos en el s. XXI y no sabe muy bien situarse en él, así que decide dejarlo correr y esperar la muerte. “Voy bien vestido, aguardo el último tren”. Efectivamente, la muerte vuelve a aparecer de manera recurrente como en algunos pasajes de Time Out Of Mind y como después lo hará en otros de Love And Theft. Sobre un ritmo pesado y angustioso por la voz de Dylan, la canción camina de manera excelente. Prácticamente no hace falta saber inglés para intuir sobre qué debe estar hablando. El ambiente es denso pero a la vez fluido y no hay duda de que la canción funciona a la primera escucha. Quizá más que cualquiera de las grabadas para Time Out Of Mind.
Pero «Things Have Changed» también se me antoja capital por otro aspecto, y es que Dylan empieza a tomar prestados elementos ajenos de manera mucho más clara que en otras canciones anteriores. Parece un preludio de lo que vendrá después. Aunque a él poco le importe. Así, no es difícil encontrar referencias directas a T.S. Elliott en la frase “la mente humana no puede aguantar tanto”, que es prácticamente una copia de la frase de Elliott que ya se citaba en «Visions of Johanna», canción incluida en Blonde On Blonde, o el célebre “no se levanten caballeros, solo estoy de paso” que aparece en Un Tranvía Llamado Deseo de Tennessee Williams (1947) cuya versión cinematográfica corrió a cargo de Elia Kazan con Marlon Brando, uno de los actores favoritos de Dylan, en el papel principal. No es la única frase de origen cinematográfico. “Es la ciudad equivocada, debería ir a Hollywood” se pronuncia exactamente igual en Los Viajes De Sullivan de Preston Sturges. ¿Qué le pasa a Dylan? ¿Ha perdido el considerado mejor letrista de la historia su capacidad lírica? ¿Por qué recurre a frases de otros? La respuesta es sencilla: siempre lo ha hecho. Las letras de Dylan están plagadas de referencias y citas directas de otras canciones, libros o películas y nunca nos había importado porque la grandeza del de Duluth es hacer que encajen perfectamente en la letra de su canción. ¿Es eso un plagio? Permítanme que defienda el no, más adelante quizá lo haga en el sí cuando hablemos de otros temas. La vida de cualquier artista, sea escritor, músico, pintor o escultor está plagada de referencias e influencias. Muchas inconscientes y otras, como probablemente en este caso, conscientes. Pero acusar por ello de plagio a alguien me parece desproporcionado. No ha lugar. Y sería una sentencia exagerada. Y más cuando el que lo hace te avisa con tiempo. Lleva diciéndolo toda su carrera y más adelante veremos como se lo repite a Robert Hillburn en una entrevista en 2004 para Los Angeles Times.
“Escribí «Blowin In The Wind» en diez minutos. Me limité a aplicarle la letra a un viejo espiritual. Probablemente algo de lo que aprendí en los discos de la familia Carter. Esa es la tradición musical del folk”.
Dylan es una esponja. Absorbe todo lo que pasa a su alrededor y además es un musicólogo exquisito como demostrará en el futuro con su programa de radio Theme Time Radio Hour. Cualquier cosa es susceptible de convertirse en la letra o la música de una de sus canciones. Lo extraño es que hayamos tardado tanto tiempo en darnos cuenta.
Finalmente hay otro aspecto que debemos destacar, no menos importante para el futuro de todo lo que ya hemos mencionado. «Things Have Changed» está producida por Jack Frost, nombre extraído de una leyenda sobre un muñeco de nieve, y que no es otro que el propio Dylan, que será también el productor de todos sus álbumes futuros. Ya hemos hablado de la dificultad que para Dylan supuso el trabajo con Lanois y eso hace que el de Duluth tome una decisión probablemente equivocada. No va a trabajar nunca más con un productor y él mismo será el encargado de decidir hacia donde van sus canciones. Dylan ya había firmado como co-productor de Under The Red Sky como Jack Frost y, a partir de ese momento, hará lo propio con todos sus discos. La decisión no es horrible pero sí, cuanto menos, discutible. Si algo no es Bob Dylan en el mundo de la música es un buen productor. Sus trabajos en ese sentido son excesivamente planos y, a la vez, excesivamente clásicos. Mikel Muñoz está de acuerdo. “No nos engañemos, el trabajo de Jack Frost es tremendamente mediocre. También es cierto que las canciones no alcanzan en los siguientes cuatro discos (Tempest incluido) el nivel de las de Time Out Of Mind – excepto, por supuesto, «Mississippi», que ella solo ya vale todo lo que te puede costar el cd de Love And Theft (no creo que sea casualidad que fuese una canción rescatada de las sesiones de Time Out of Mind) –”. Julio Valdeón defiende otra teoría: “Muchos de sus productores, especialmente desde principios de los ochenta, no dieron una a derechas. Knopfler no acertó a seducirle en Infidels, y ya de lo Empire Burlesque (1985) y Arthur Baker es de juzgado de guardia. Madre mía la catástrofe que es «When The Sky Comes Falling From The Sky», sobre todo si recuerdas la incendiaria versión que hizo con Steve Van Zandt y Roy Bittan, de la E Street Band. Ciertamente Bob nunca ha sido un animal de estudio y ha dificultado mucho la vida de sus colaboradores, pero al fin se siente capaz de manejar él mismo las riendas, supongo que todavía convaleciente de la tormentosa relación con Lanois”. Discusiones al margen, lo que queda claro es que no hay marcha atrás y la decisión es irreversible.
En todo caso «Things Have Changed» no solo funciona sino que funciona muy bien. Publicada como single el 1 de mayo de 2000, su edición tiene hasta cuatro versiones diferentes. Por un lado se edita en un 7” con una versión de «Blind Willie McTell» en directo como cara B. Por otro aparece una versión promocional para radios cuya cara B es otra versión en directo, pero en este caso de «To Make You Feel My Love». Un CD single de cuatro canciones para el mercado ¡sueco! es su tercer formato. Ésta incluye las dos mismas canciones que el formato para radios completadas con «Hurricane» y una versión en directo de «Song To Woody». Finalmente no podía faltar la edición japonesa en la que repite la canción titular y que se completa con directos de «Highlands», «Blowin In The Wind» y, de nuevo, «To Make You Feel My Love».
La crítica se vuelca con la pieza y ésta se lleva el Globo de Oro del año 2000 en la categoría de mejor canción. La sorpresa llega cuando más tarde es nominada para recibir el Oscar en la misma categoría.
El 25 de marzo de 2001 se celebra en Los Ángeles la 73 edición de los Oscars de Hollywood. Se ha anunciado que Bob Dylan actuará en la gala al estar nominado por lo que las expectativas son enormes. La actriz y cantante Jennifer López es la encargada de presentar la actuación de Dylan que no se produce en el Shrine Auditorium porque Bob se encuentra en Australia. Así que la actuación se producirá mediante una conexión vía satélite con Sidney. La banda empieza a tocar con un Dylan en primer plano sobre fondo negro. Él mira a un lado y a otro de manera humorística y luego se dirige a su derecha y con un gesto de cabeza parece preguntar si ya puede empezar a tocar. La versión es contenida, los primeros planos se mantienen y tardamos casi un minuto en ver al resto de la banda y darnos cuenta que es a Larry Campbell a quien Dylan había preguntado por el inicio de la canción. El músico mira a cámara con gestos que transmiten una locura transitoria a través de miradas acusadoras y su lenguaje corporal acaba formando parte de la letra de la canción. La intensidad sube y se nota que Dylan gana en comodidad respecto al principio. Los asistentes de la gala asisten entre atónitos y entusiasmados a la actuación que ven en una gran pantalla situada en medio del escenario. Dylan lleva ese fino bigote años 20 que gasta hace tiempo y el realizador mantiene la tenebrosidad del ambiente solo rota por alguna sonrisa de Campbell y por la imagen del actor Danny De Vito comiéndose una zanahoria. Al final, incluso Dylan es capaz de amagar una sonrisa. Michael Douglas, protagonista de la película, aplaude entusiasmado mientras llega el momento en el que Jennifer López ha de anunciar los candidatos que competirán con ese «Things Have Changed» como mejor canción. Sting, Randy Newman y Björk aparecen como principales rivales de Dylan, quedando Jorge Calandrelli en un aparente segundo plano en las apuestas. López inicia el repaso con una risa nerviosa que evidencia su inseguridad al hallarse ante alguien como Dylan, aunque sea vía satélite. El aplauso cuando se anuncia el tema de Bob parece anticipar el ganador. Y así es. Cuando se pronuncia el nombre de Dylan éste se limita a alzar la ceja izquierda y levantar levemente su guitarra. Su banda sonríe. Y finalmente él también cuando inicia su leve discurso con un “esto es asombroso” para empezar dando las gracias a Curtis Hanson y, como siempre, a Columbia. El realizador no nos deja verlo pero la caída de ojos de Dylan evidencia que está leyendo y que en la hoja de papel que discretamente guarda cuando acaba su discurso está escrita una de las grandes frases de la noche: “gracias a la Academia por haberse atrevido a galardonar una canción que no escurre el bulto ante las cosas ni aparta la vista de la naturaleza humana”. Dylan en estado puro. Paso al tiempo del robo y el amor.
Texto: Eduardo Izquierdo, colaborador habitual de Ruta 66, Efe Eme y Mondosonoro y autor del blog Los Hijos Bastardos de Henry Chinaski. Autor también de la biografía de Quique González.
Hay 3 Comentarios
Hasta Steve Jobs lo seguía, qué más puedo decir :D
Publicado por: A. Malpica | 02/12/2014 18:08:55
es exagerado lo de Dylan, Tempest se considero el mejor disco del año y es un grullo con una canción interminable de 15 minutos dedicada a Leonardo di Caprio y la película de Titanicc…a quien le puede interesar eso?
Publicado por: carlos | 04/11/2014 7:48:07
Two new blogs (english / spanish) to celebrate THE BASEMENT TAPES
release November 4:
dylanonthebasementstairs.blogspot.co.at/
dylanenlaescaleradelsotano.blogspot.co.at/
Publicado por: cabanascaravan | 31/10/2014 17:23:35