Lo normal es ver su nombre en todos esos agradecidos discos recopilatorios de época. Concretamente, en uno de esos que recoge la mejor cosecha de los años sesenta. Bobby Vee, el hombre de la voz melosa, cuya carrera estuvo plagada de éxitos, aunque apenas trascendió en España. Una lástima. Vee era un portento del sonido jukebox de los sesenta, de esas composiciones de pop clásico, rozando el doo-wop, el soul blanco o la balada de rock’n’roll más frágil. Enfermo de Alzheimer, una enfermedad que le obligó a retirarse de los escenarios en 2011, el músico de Fargo ha muerto hoy, según ha informado su familia en su página web.
La carrera de Vee se justifica por sí sola con más de una treintena de éxitos en los setenta, de los cuales diez llegaron al top 20 de la lista de Billboard, siendo la entrañable balada Take Good Care of My Baby su único número uno. Y, sin embargo, su vida profesional siempre estuvo marcada por dos hechos coyunturales.
El primero de ellos fue trágico, con la paradoja de que le catapultó. Con tan solo 15 años, Vee y su improvisada banda The Shadows fueron los encargados de sustituir a Buddy Holly en su concierto de Moorhead, en Minnesota, después de que muriese a causa del accidente de avión que también acabó con la vida de Ritchie Valens y Big Bopper en fatídico 3 de febrero de 1959. Pese a todo, su actuación recibió muy buenas críticas y le impulsaron a consolidar su incipiente carrera. A modo de homenaje grabó en 1963 la emotiva Remember Buddy Holly y se declaró durante años gran admirador de Holly, al que imitaba en algunas de sus interpretaciones vocales en canciones con ese regusto de pop cuidado.
El segundo de los hechos fue el que se recoge en las biografías de Bob Dylan. Vee dio la alternativa a un jovencísimo Dylan como pianista en su banda. Entonces, Dylan utilizaba uno de sus varios seudónimos y se hacía llamar Elston Gunnn. Con Vee tuvo su primera incursión musical seria en Minnesota. Muchos años después el propio Dylan le reconocería aquella confianza, citándole en el documental No Direction Home, de Martin Scorsese, pero también durante un concierto de 2013 en el propio estado de Minnesota donde dijo que Vee era “la más bella persona con la que había compartido un escenario”. Algo más que difícil de conseguir del hermético Dylan.
Al menos dos docenas de canciones de Vee, quien publicó 25 discos, merecen por derecho propio recogerse en el cancionero laureado de los jukebox de los sesenta. Sus comienzos en la factoría del Brill Building testifican su posterior desarrollo. Son artefactos pop bien producidos, bajo el efecto dulcificado de su voz aterciopelada, pequeñas estampas con el melodrama justo y sabroso tan propio de los sesenta. The Night Has A Thousand Eyes, Come Back When You Grow Up, Punish Her o Stayin’ In, entre otras, son canciones que remiten a una época dorada del pop norteamericano. Una época de la que Bobby Vee es un justo protagonista.
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