La expedición llegó el martes a Chachapoyas, una pequeña ciudad del amazonas peruano con un sabor especial. Los ruteros concluyeron la jornada del día anterior agotados. Apenas quedaba rastro del cansancio en sus caras. Una mirada a los pies de los expedicionarios revelaba la dureza de la marcha. Numerosas chicas en chanclas tenían vendas en los pies por las ampollas y rozaduras.
La Ruta Quetzal BBVA 2011 alcanzó Chachapoyas desde donde tenía previsto acercarse a Huancas un pequeño pueblecito donde aún se conservan las tradiciones alfareras. Los chicos aprendieron las técnicas para hacer una olla o una vasija de barro.
Los 224 chavales, de 53 países diferentes, fueron recibidos por un grupo de baile tradicional en Huancas. Se trataba de varios hombres ataviados con el traje típico, compuesto por una corona de lazos y plumas de cóndor con referencias hispánicas, una manta sobre los hombros y una especie de cascabeles en tobillos y muñecas. “Se llama Tupamar, es el nombre en quechua de el baile típico de Huancas”, desvelaba el alcalde del humilde pueblecito. Los hombres bailan durante dos horas hasta que empiezan a sudar salado como el agua del mar, explica.
Los ruteros, mientras tanto, se acercaron a los talleres de alfarería para aprender cada una de las fases para hacer piezas de barro. Varias mujeres del pueblo explicaban a los muchachos cómo se hacen con técnicas rudimentarias que apenas han cambiado en cientos de años. “Se muelen la piedra y la greda en el batán”, señala una de las mujeres con el rostro cansado por el paso del tiempo. La greda son piezas de arcilla que recogen a una hora de distancia del municipio y que dejan secar. Una vez molido se mezcla con arena y agua para formar la masa arcillosa. Se pisa durante 20 minutos sobre una piel de vaca para homogeneizar la mezcla. Cuando está lista, las mujeres modelan con las manos y algunos utensilios primarios, como la suela de un zapato. Muestran una gran destreza.
Posteriormente se secan y se meten en el horno. Para ello se hace una pira con las piezas. Se queman excrementos de vaca junto con paja. Para elevar la temperatura se rodea el fuego con piezas viejas de barro. Las mujeres transmiten este conocimiento de madres a hijas, los hombres se dedican al campo, según contaban las nativas. Los expedicionarios experimentaron cada una de las fases.
Foto: Ángel Colina / Ruta Quetzal BBVA 2011
Tras la visita a Huancas, los ruteros desfilaron hacía el pabellón deportivo de Chachapoyas. Recorrieron la calle Amazonas, con un sabor colonial. Casas encaladas de blanco, el pueblo les recibió con gran hospitalidad. El alcalde y el presidente del Gobierno regional de Amazonas les recibieron en una pintoresca fiesta popular que concluyó con los 224 expedicionarios bailando de forma improvisada la chumaichada, un baile típico de la zona. Al concluir el acto los chicos salieron en tromba a realizar compras. Aprovecharon para comer hamburguesas y pizzas, comprar dulces y algún recuerdo. Los chicos compraron pulseras, gorros de lana de recuerdo y hasta alguna flauta. Tuvieron dos horas de tiempo libre, las primeras desde hacía tiempo. El segundo tramo de la ruta, por España, está a la vuelta de la esquina.
Hay 2 Comentarios
es jenial
Publicado por: Maria | 22/01/2012 15:37:16
la ruta quetzal es el enchufismo personalizado. el concurso se divide en un gran porcentaje (no me acuerdo si el 50%) de un concurso interno entre hijos de empleados del BBVA, y el resto. curiosamente puedes encontrar ruteros que todos sus hermanos han ido uno por uno a la ruta. Las becas para estudios universitarios nunca se supo con que criterio se reparten. Y todo esto subvencionado, no solo por el BBVA, sino por fondos públicos de diferentes juntas de comunidades. Practicamente todos los trabajos presentados (como se reconoce entre risas entre ruteros, los realizan los padres, y no los ganadores. La idea de la ruta es en si excelente, pero como sucede en muchos casos, corrupta hasta más no poder.
un ex-rutero
Publicado por: jota | 01/07/2011 8:12:11