Genevilla (Navarra) es, la mayor parte del tiempo, un pueblo tranquilo. A 80 kilómetros de Pamplona, en Genevilla hay 91 habitantes censados y, entre otras muchas cosas, un bar, y una excepcional producción de alubias, y una bonita plaza. El bar funciona como sociedad, y todos los socios (unos 125) tienen llave. Las alubias blancas son toda una delicatessen. La plaza se alborotó este miércoles porque, esa noche, Genevilla perdió tranquiildad al multiplicar por tres su población: llegaban los 224 participantes en la Ruta Quetzal-BBVA, y muchos de sus vecinos los esperaban para darles la bienvenida.
Entre quienes parecían más felices por la visita, Emilia Ruiz de Infante, 88 años, del cercano Viana. Llegó a Genevilla hace muchos años para pasar dos días de fiesta y ahí se quedó. Ocho hijos más tarde, se sienta entre los ruteros y dice que siente "envidia sana de la juventud", que poco antes ha colgado las hamacas entre árboles. Emilia, que dice que entre otras cosas colecciona refranes (va por 2.800), por tener tiene en su pueblo hasta una canción dedicada: "Al entrar en Genevilla / lo primero que se ve / un almacén con Paulino, ocho hijos y su mujer".
Más temprano, a media mañana, los ruteros hacían su entrada a la comunidad navarra por Fitero con cierta cara de cansancio. Pero abundaban las sonrisas, entre expedicionarios y fiteranos: “¡Bienvenidos a Fitero, bienvenidos a Navarra!”, les gritaba una vecina que no paraba de sacar fotos. El pueblo, de 2.300 habitantes, está curiosamente vinculado al lejano México por el beato Juan de Palafox y Mendoza, sobre el que recibieron una conferencia del historiador Ricardo Fernández Gracia en la impresionante iglesia del pueblo (la tercera de estilo cisterniense más grande del mundo).
Los días posteriores a la llegada de Perú han sido ajetreados. Pero el rancho fiterano, definitivamente, ha ayudado a reponer fuerzas. 60 kilos de conejo, 220 kg de patatas, 25 kg de cebolla... los habitantes de Fitero se volcaron en cocinar, preparar mesas para todos y hasta en animar a repetir. Después de alimentar a los viajeros -que correspondieron cantando-, una de las vecinas se congratulaba: “Cuánta juventud, da gusto verlos”.
Hay 1 Comentarios
Me voy a crear un grupo en Facebook que se llame: "Señoras de Fitero que van pasar a la Ruta y dicen que da gusto de ver tanta juventud". ¡Dale duro, Rachel, te estamos siguiendo!
Publicado por: Quetzal Antecesor | 07/07/2011 15:24:44