Todos los ruteros llegaron el sábado a Madrid como quien vuelve a casa. Literalmente, porque la organización dio la oportunidad a aquellos que vivían en España de pasar unas horas con sus familias con una sola condición: que se llevasen consigo a alguien que no tuviese esa posibilidad.
Con fuerzas renovadas, el domingo los 224 participantes de Ruta Quetzal-BBVA tuvieron la agenda llena: visita a elegir entre el Museo del Prado o el Palacio Real, una experiencia de acercamiento a la discapacidad en la Fundación ONCE, una conferencia en Valsaín (Segovia) sobre Manuel Iradier, que colonizó Guinea Ecuatorial, y el plato fuerte: un ascenso de cuatro horas y media al puerto de Reventón. Con chaparrón incluido.
Los aventureros completaron el lunes con una visita a El Paular y a Segovia (una vez más, el chocolate con churros ayudó a mantener el ritmo). Y tras dormir en Madrid, visitas al Museo Natural y al de Ciencias Naturales, y dos conferencias: una sobre el agua potable y otra sobre la figura de Jaime Martínez Compañón.
De ahí, al fresco de Navarra.
Fotos: Ángel Colina
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