25 jun 2013

Ante la risa de un wounaan del Barça

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695_JUN_23_Futbol en Sinai

Los wounaan siempre sonríen. Suelen ir descalzos, con poca ropa y viven en chozas de madera elevadas sostenidas por pilotes. Obviamente no tienen Internet, pero para qué, no tienen ordenadores, ni móvil. Aunque sí una cabina de teléfono en mitad de la plaza que no suelen utilizar. Porque su comunidad, en la selva de Darién, en Sinaí, tiene un centro ‘histórico’ donde hay una modesta cancha de baloncesto. Sí, sí, en mitad de la selva -lo voy a repetir- hay una cancha de baloncesto. También algún rastro del FC Barcelona, el club que más ha llegado a esta etnia panameña a tenor de la cantidad de camisetas que llevan sus niños. Para José, de 6 años, el mejor equipo del mundo. ¿Y el Bayern? ¿Qué pasa ahora con el Bayern?. José entonces se da media vuelta y no se digna a contestar.

Para esta comunidad de 500 habitantes la llegada de la Ruta Quetzal BBVA es todo un acontecimiento. No están acostumbrados a que tanta gente se tome la molestia de llegar hasta allí. Solo hay dos caminos posibles: la selva, con sus 11 kilómetros de costosa marcha, y el río Membrillo, con una travesía en canoa de tres horas. Para ellos, que viven de la agricultura y la artesanía, este es su principal problema porque en época seca -de diciembre a junio- las opciones se reducen, y sólo se pueden comunicar con el exterior para vender sus productos a través de la selva. 

El dirigente de Sinaí, Eduardo Mejía, ejerce de alcalde para los wounaan y asegura que lo que más urge en su comunidad es la construcción de una carretera. Se reúne a menudo con otros cuatro grupos vecinos y entre todos, que suman unos 5.000 habitantes, reivindican al Gobierno de Panamá ayuda para paliar su aislamiento. Pero esa ayuda nunca llega. Ni ahora con Ricardo Martinelli en la presidencia (Cambio Democrático), ni antes con la centroizquierda en el poder (el PRD de Martín Torrijos).

234_JUN_23_Bienvenida en SinaiEntre los habitantes de la comunidad, hay un biólogo que trata a los enfermos con plantas medicinales. Recibió los conocimientos de su padre, que a su vez se empapó cuidadosamente de los del suyo. No es un chamán, ni un brujo que recurre a los espíritus. Insiste en que es un biólogo porque utiliza “la sabiduría de las plantas para curar”. Es un hombre pequeño, delgado y muy paciente. Explica sus conocimientos todas las veces que haga falta enseñando sin descanso sus dientes mellados. En él recae la mayor atención sanitaria que reciben los enfermos, ya que una urgencia en el poblado significa coger una barca y, en el mejor de los casos, navegar tres horas hasta Metetí, el pueblo más cercano. Pero esta improvisada ambulancia flotante no siempre llega a tiempo y muchos se quedan en el camino. Por eso Mejía insiste en que por encima del agua potable, su mayor prioridad es tener una carretera. Los conservacionistas y ambientalistas sin embargo se oponen por todos los medios a tomar una medida semejante en su lucha por mantener intacta la selva y evitar la deforestación.

Pero a pesar de las deficiencias y sus reivindicaciones, los wounaan no están ahí para quejarse ante los forasteros. Más bien todo lo contrario. Más de 25 indígenas ataviados con telas y pinturas festivas se dividieron en grupos y prepararon danzas para dar la bienvenida a los ruteros. Después, llegó el momento de la integración. Los expedicionarios pasaron por diferentes talleres organizados para aprender cómo cocinan, se pintan el cuerpo, realizan su artesanía, curan con plantas o pescan en el río. Una inmersión total en la cultura y costumbres de esta comunidad, siempre salpimentada con la alegría de los niños wounaan, que en cuanto te descuidas te han encandilado y estás jugando con ellos. “Pensé que era una aventura, pero en realidad era la vida”. Así resume Diego Castrellón, un expedicionario panameño, la experiencia de este año de la Ruta Quetzal BBVA. 311_JUN_23_Talleres comunidad Wounaan en Sinai

Todo ello en un entorno espectacular, aunque pegajoso. La selva atrae y sofoca a partes iguales gracias sobre todo a otro tipo de huesped no tan afable: el mosquito Morrongoy, que ataca sin descanso, ignora por completo los repelentes y acaba provocando el desquicie de todo ser humano. Bueno, de todos no. Los wounaan llevan al descubierto su cuerpo a todas horas del día y aseguran que las ronchas rojas y las diferentes reacciones cutáneas por el exceso de veneno solo les salen a los “gringos”. Ahí es cuando te das cuenta de que la visita a la selva no se puede prolongar mucho más porque, aunque parezca mentira, nosotros somos esos gringos.

FOTOGRAFÍAS: ÁNGEL COLINA

Hay 1 Comentarios

Gran artículo se nota que esta currado y echo por con tiempo, me ha encantado y lo comparto, siempre me ha gustado el tema de plantas medicinales https://herbolario20.es/plantas-medicinales/ cuyos conocimientos vienen de entre otras fuentes de los wounaan.

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Ruta Quetzal

Sobre el blog

La trigésimo primera edición de la Ruta BBVA contará con 180 jóvenes de entre 18 y 19 años procedentes de 17 países de América, España y Portugal. Bajo el lema ‘Aventura en las selvas mayas del Yucatán’, la expedición parte de México. Allí, los jóvenes explorarán las selvas mayas y descubrirán los sitios arqueológicos más relevantes de esta civilización. El programa, creado por Miguel de la Quadra-Salcedo en 1979, continuará en España, donde los jóvenes visitarán Extremadura, Andalucía y Madrid y conmemorarán los centenarios de las muertes del Rey Fernando el Católico, el Inca Garcilaso de la Vega y Miguel de Cervantes. Son 30 días de viaje en los que la expedición combinará cultura, aventura y formación en emprendimiento social. EL PAÍS se suma a esta experiencia y la irá contando a través de este blog

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