Una despedida entre lágrimas es uno de los momentos más amargos y dulces que existen, porque en ese abrazo eterno y con fuerza se sabe que se ha forjado algo inmortal que ni la distancia ni el tiempo podrán borrar. La Ruta Quetzal BBVA aun no se ha terminado ya que hoy realmente es el último día, pero ayer las emociones comenzaron a florecer al darse cuenta los jóvenes de que la gran aventura que han vivido durante más de 30 días está a punto de acabar. Un adiós significativo, pues en el monasterio de Yuste también se brindó la última despedida del emperador Carlos I de España, V de Alemania, que falleció en este lugar el 21 de septiembre de 1558.
Los jóvenes pudieron visitar por la mañana el lugar de retiro del monarca que protagoniza este año, junto a Vasco Núñez de Balboa, la Ruta. Por la tarde, a eso de las cinco, acudieron a la iglesia del convento donde han recibido una conferencia sobre los últimos momentos del emperador de la mano de Marcelino Oreja, ministro de Asuntos Exteriores en la Transición (1976-1980), durante el gobierno de Adolfo Suárez, parlamentario europeo y miembro de la academia europea de Yuste, entre otros muchos cargos. Oreja quiso comenzar su ponencia con una pequeña confesión: “Tengo una enorme envidia de lo que habéis hecho y aunque tengáis muchos, muchos años, no lo vais a olvidar. Durante su conferencia los jóvenes pudieron aprender sobre Carlos I que “sacrificó los intereses nacionales a favor de una comunidad más amplia” como es Europa. También curiosidades, como los tres principales libros que leía el padre Felipe II durante su retiro: ‘Confesiones de San Agustín’, ‘Comentarios de Julio César’ y ‘Tratado filosófico de Bohemia’. Oreja también quiso ahondar en la importancia actual de la Unión Europea de cara a los ciudadanos al recalcar que “el gran logro de la constitución europea es la reconciliación” tras un pasado cargado de enfrentamientos, grandes guerras, dolor y muerte.
Pero a continuación llegó el momento que sin duda hizo florecer los sentimientos más emocionantes y profundos de los jóvenes: el último concierto del taller de música. En un escenario tan idílico como bello, como es la iglesia del monasterio de Yuste. Strauss iluminó el lugar con los acordes de su música y las voces de los jóvenes del coro entonaron una hermosa partitura del conocido compositor alemán Johann Sebastian Bach. Pero nuevamente, el momento más espectacular del concierto fue el cierre, con el ya inmortal himno para estos expedicionarios de la banda sonora de La misión. Al paso de la melodía los ojos de los ruteros que presenciaban el concierto comenzaron a enrojecerse mientras apretaban fuertemente su mano con la del compañero. Tras el último acorde una tormenta de aplausos inundó el entorno y muchos de los jóvenes que conforman el taller de música no pudieron evitar contener las lágrimas al darse cuenta de que esa había sido su última actuación con un grupo de compañeros que no olvidarán jamás.
Aprovechando el lugar donde se encontraban, el párroco de la Ruta, Jesús Garrido, quiso ofrecer la última misa de esta expedición ante la treintena de jóvenes católicos que allí se quedaron (el resto volvió a su campamento). Garrido es un párroco que sin duda sabe conectar con los chicos, ya sean creyentes o no, por lo que en lo alto de la escalera donde se encuentra el altar de este templo pidió a los jóvenes que se subiesen junto a él para darse la paz en aquel emplazamiento único. Abrazos, besos y sobre todo lágrimas marcaron aquel momento que los jóvenes parecían no querer finalizar.
No obstante, la sesión lacrimógena no acabó ahí, pues el fotógrafo de la expedición, Ángel Colina, y su ayudante, Santi Botella, prepararon un videomontaje fotográfico en el que se resumía toda la aventura vivida. Imágenes sorprendentes acompañadas de una música más que conocida para estos jóvenes (Pereza, Amaral, Bruno Mars), que ellos observaban entre sonrisas y lágrimas al recordar cada experiencia vivida.
Hoy ya se ha emprendido la marcha a Madrid y esta tarde se producirá la entrega de diplomas con la posterior cena de despedida final. La aventura se acaba, pero Marcelino Oreja señaló una frase sobre Yuste que se podría aplicar perfectamente a todo lo vivido en la Ruta. Y es que esta aventura ha sido sin duda un viaje “lleno de recuerdos, vocaciones y esperanzas”. La emocionante despedida está solo a unas horas… Mejor ir comprando pañuelos…
Fotos: Ángel Colina