Llorenç es el último rutero de la familia Ortí López. Ojo, que esta afirmación no es cualquier cosa. Otros cinco han formado parte de la expedición antes que él. Su madre, Pilar López, participó en la primera edición, en 1979. Cuatro de sus diez hijos han seguido sus pasos. Ella abrió un ciclo, y es posible que Llorenç lo cierre. El BBVA ha anunciado que la ruta de este verano es la última que subvenciona. Quizás ya ningún otro Ortí López pueda formar parte de esta aventura, que se ha convertido en una tradición familiar.
Llorenç procede de Cataluña, tiene 18 años y quiere estudiar medicina. Con la nota de corte algo justa, participa en la expedición sin saber aún si conseguirá plaza en alguna universidad. "Me da igual dónde, iré al lugar en el que me acepten", dice. Su padre es médico, y él explica que la pasión por la profesión le viene de familia. Se ve que las vocaciones se heredan. También, la vocación rutera. "Mi madre siempre ha querido que sus hijos participemos, a ella le sirvió mucho la experiencia. La mayoría de nosotros lo hemos intentado y a algunos no les han cogido", cuenta. Él mismo probó en una ocasión, pero no fue seleccionado. A la segunda fue la vencida. "He escuchado a mis hermanos hablar de la ruta y siempre he querido ser como ellos y hacer lo que ellos hacían. Es lo que tiene ser el segundo más pequeño de diez", se ríe. Cuando vio su nombre en la lista, le faltó tiempo para escribirlo en el multitudinario grupo de Whatsapp de su familia.
Por lo pronto, lo que más le ha gustado de la ruta ha sido la estancia en Campeche. Allí, los expedicionarios pasaron tres días. "Hicimos de todo: hubo un espectáculo de luces, dimos un concierto en la catedral..." Llorenç participa en el aula de música —toca la guitarra— y en el coro. Le gusta más tocar que escuchar música. "También disfruto del silencio". En la ruta, de esto último hay más bien poco, pero a él se le nota muy cómodo entre sus compañeros. Comparte tienda de campaña con un argentino y un venezolano. "Como dice un chico de mi grupo [el ocho], este programa nos hace ver que los españoles tenemos muchos puntos en común con toda Latinoamérica, y al revés. Deberíamos darnos cuenta de que realmente tenemos la misma cultura", continúa.
México está dando mucho de sí. Le ha permitido sorprenderse cada día —no miró el itinerario antes de venir—, convivir con "gente de casi todo el mundo", descubrir los yacimientos arqueológicos mayas, adentrarse en la selva y hasta pasarse con el picante. "Me gusta mucho", sostiene. Pero no tanto. "No sé ni cómo, el caso es que nos picamos y acabamos retándonos a ver quién era capaz de comer más cantidad de habanero [el chile más fuerte del país]. Entre dos, nos tomamos lo que quedaba". Una cucharada para él solito. Cómo no, después arrasó con los líquidos que había sobre la mesa. "Tomé muchísima agua de jamaica", vuelve a reír. Una anécdota para contar en casa a su vuelta.
Enumera las rutas en las que han participado sus hermanos. Una, en 2006, fue a México, Belice y Guatemala. Otro, en 2007, viajó a México. Otra, en 2008, a Panamá. Otro, en 2010, fue monitor. El intervalo entre hijos ha sido más o menos de unos dos años. La mayor tiene 33 y la pequeña, 15. Su madre abrió el camino en esta familia de ruteros. Ella pasó 21 días de viaje, navegó por el Amazonas y fue pionera en un programa en el que, como era de esperar, también quiere participar la benjamina de la casa. Quién sabe si podrá hacerlo. En otras condiciones, sería suficiente con esperar tres años hasta alcanzar la edad necesaria. Ahora el reto es más difícil: conseguir nuevo patrocinador. Si no se logra, la aventura de los Ortí López terminará con Llorenç.
FOTOS: ÁNGEL COLINA
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Publicado por: Erwin Salas | 11/02/2017 3:02:36