La expedición al completo ha abandonado México. La aventura continuará al otro lado del charco, en España. Los expedicionarios disfrutan de la experiencia, quizás ajenos a que es posible que esto se acabe. Al menos, más ajenos que los miembros de la organización. La experiencia es un grado, y son conscientes de que el reto que tienen por delante no es pequeño. Después de que el BBVA anunciara que suspenderá su subvención, deben replantearse el programa y buscar otro patrocinador. Ardua tarea. Más aún, sin Miguel de la Quadra-Salcedo, fallecido el pasado mayo. Esta, que es la trigésimo primera edición de un proyecto ideado, impulsado y mimado cada día por el periodista y explorador, es la primera que se celebra sin él. Y podría ser la última ruta.
De la Quadra-Salcedo ha estado presente cada día de la expedición. Todos hablan de "Miguel". De la última vez que estuvo en México. De aquella ocasión en la que, en una recepción con el rey Juan Carlos, cogió a hombros a Ángel Colina, fotógrafo oficial de la ruta, para que pudiera tomar mejores imágenes. De cuando, delante de un alto cargo de Repsol, insistió en que antes los chicles se fabricaban con lo que sobraba del petróleo. De la forma en que despertaba a los ruteros cuando la expedición viajaba en barco: con la obertura de El holandés errante, de Richard Wagner, y leyendo pasajes del diario de a bordo de Hernando Colón, hijo de Cristobal Colón. Su voz resonaba por toda la embarcación.
"Si Miguel estuviera aquí", empezaban muchas frases estos días. El padre de la ruta —que primero se llamó Aventura en el Amazonas, después Aventura 92, después Ruta Quetzal y, finalmente, Ruta BBVA— también ha estado presente en las misas, de asistencia voluntaria, que ofrece el sacerdote Jesús Garrido, que viaja junto a la expedición. En la primera, se leyó el sermón de la última cena, de San Juan, como si las palabras de Jesús a los apóstoles fueran dirigidas por De la Quadra-Salcedo a los expedicionarios, explicó el párroco. Ese día se incorporó un cambio a la canción que los ruteros entonan todos los años, Moza de Ruta Quetzal, convertida en todo un himno a lo largo de las distintas ediciones del programa. "Si quieres aventura, la vas a encontrar, porque con nosotros Miguel aún está", corean los chicos desde entonces.
La última vez que De la Quadra-Salcedo visitó Latinoamérica fue en 2011, cuando la expedición recaló en Perú. En 2012, los médicos le prohibieron viajar, aunque él llamaba por teléfono todos los días y estaba al corriente de cada detalle. Ese año, solo pudo completar la etapa española, igual que en 2013 y 2014. En 2015, su estado de salud le impidió participar en la ruta. Aunque pidió el alta voluntaria del hospital para asistir junto a los chicos a la audiencia con el Rey. Su trabajo y su espíritu han quedado grabados en el programa. Pero lo cierto es que él ya no está, y eso lo cambia todo.
"Desde que el banco nos comunicó que el 31 de diciembre expiraría el convenio que tenemos firmado, solo tuvimos seis días para poner en marcha la primera ruta sin Miguel. Nos centramos en eso, pero ahora debemos reunirnos", explica a un grupo de periodistas Andrés Ciudad, subdirector de la Ruta BBVA. "Hemos demostrado que podemos gestionar la organización, pero esta es una cuestión de fondo, porque Miguel puso su personalidad al servicio del proyecto y esa personalidad no tiene reemplazo. Él consiguió un estilo. Un nuevo programa requiere de un nuevo modelo", continúa. "Se necesita una reflexión colectiva por parte de la organización. No se oculta que hay una faceta familiar, de herencia. Aquí están sus hijos y tienen mucho que decir". Íñigo y Rodrigo de la Quadra-Salcedo forman parte del equipo y viajan cada año con la expedición. "Se abre ahora una etapa, en septiembre, en la que vamos a tener que poner sobre la mesa estas cuestiones", prosigue Ciudad.
"Que nos financien es muy difícil, a nadie se le escapa", añade el subdirector del programa. El BBVA invierte 1,1 millones de euros —más IVA— cada año en la ruta. Ciudad subraya las dificultades de mantener el proyecto, no solo por la falta de patrocinador. "Hay que plantearse el grado de coherencia que puede tener este grupo [de profesionales, miembros del equipo de organización] sin la personalidad de Miguel, que es el que lo definía", apunta. Y sigue: "Él podía convocar a la prensa con facilidad. Estaba constantemente hablando de la ruta en entrevistas". Pocas personas tienen esa posibilidad.
Íñigo de la Quadra-Salcedo, que está al lado de Ciudad mientras se dirige a los periodistas, toma la palabra. "Es obvio que el programa va a ser distinto sin él, porque él era la persona que lo hacía único", dice. "Veo complicado que un señor aporte más de un millón y medio de euros de golpe. Es más fácil que diez señores aporten 150.000 euros", continúa. Insiste en que lo va a intentar, en que tocará todas las puertas que hagan falta. "No tengo ninguna intención de dejar que la obra que comenzó mi padre en 1979 termine en 2016".
Por lo pronto, y pese a que el futuro del programa esté en el aire, los 181 expedicionarios de la trigésimo primera edición de la Ruta BBVA viajarán por España durante dos semanas. Si continuará todo el equipo, si habrá algún fichaje estrella, si se consiguen uno o varios patrocinadores —y cuáles son sus exigencias para financiar el proyecto—... Todo se decidirá a partir de septiembre. Mientras, la ruta sigue en marcha.
FOTOS: ÁNGEL COLINA
Hay 1 Comentarios
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https://www.publico.pt/sociedade/noticia/pj-investiga-servicos-sociais-da-psp-190714
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SC
Publicado por: tadeu neto | 18/07/2016 14:16:50