Domadores de fieras

Una idea más de ese amigo con alma de blogger, "Divisito". Parecido más que razonable el de Ángel Cristo y Juan Martín Recio, por diferentes motivos a ninguno de los dos se les recomiendo saludar "montera en mano". Uno domaba con el látigo; el otro, de los poquitos exponentes de la brega a una mano.

V de valiente

Ni V de Vendetta, ni V de Vivienda que valga. Hoy toca V de valiente, V de Valverde.

La naturalidad de Curro Díaz

Estampar a un torero con gusto es poner a Curro Díaz con la de Cuadri. Otro diría que es a "contraestilo", él calla y hace lo que sabe.

Salí con mal sabor de boca, con la sensación, no de que lo habían echado a los leones -para que eso que no firme esa corrida- sino de que no está hecho para este tipo de toro. Que lo puede matar, pero al querer torearlos como él entiende el toreo daba sensación, más que de estar a merced, de inocencia, de bisoñez, de querer y no saber cómo. No era falta de voluntad, sino de conocimientos.

Pobre Fleming

Lo de torturar al Dr. Fleming, aunque yo no se lo encuentre, tiene que tener su morbo. Sabíamos lo de las elecciones.  Lo del carrito, no. Le pasa cada cosa...

Capitalistas

Por capitalista se entiende aquel que saca a los toreros en hombros a cambio de una sustanciosa propina. En las grandes plazas no tenía sentido. Era la propia afición la que sacaba a los toreros en hombros. Basta con ver algunas estampas añejas de Antonio Bienvenida. O las de mi Chenel, que te relata uno a uno los nombres de los que le rodean en triunfo.

La ruta del arte

Creo que nadie se esperaba esto de este torero.

¿Sueñan los marcianos con astados eléctricos?

O cómo entrevistar a José Tomás en Lhardy con Sabina de testigo.
Ahí va una perla:

"Una vez, en un festival, en Ronda, le brindé un toro a Antonio Ordóñez. Y en la plaza estaba la madre del Rey, y me criticaron mucho por eso, pero estando Ordóñez en la plaza, yo no podía brindarle el toro a nadie más, ¿comprendes?, no podía, porque ahí estaba Antonio Ordóñez y no había nadie más importante para mí?". Luego, en otra ocasión, estando el Rey en el palco de Las Ventas, toreó dos toros y no brindó ninguno. Las críticas fueron proporcionales y hasta hubo quien empezó a hablar del "torero republicano". "Es que yo brindo muy poco", me dice cuando se lo recuerdo, "porque eso es algo que tampoco se puede hacer alegremente; yo no, por lo menos. Yo brindo en ocasiones muy especiales, cuando me sale de dentro; no puedo hacerlo por obligación, sólo porque sé que los demás están esperando que lo haga. Y a veces brindo sólo con la mirada, al entrar a matar?". Sí, interviene entonces Joaquín Sabina, más emocionado que si acabara de recoger una tonelada de discos de oro, y me cuenta que así le brindó a él una tarde como si no pudiera contárselo yo a él, tantas y tantas veces lo he escuchado.

Dale de comer

Andrés Vázquez es, con diferencia, el torero que mejor ha hecho su papel de comentarista en televisión.  Enseñaba a los aficionados la verdad del toreo, dejando al margen lugares comunes, excusas y proselitismo. Decía verdades y ¡lo pagó!

Para que el torero echase la muleta al hocico siempre soltaba, casi mimando las palabras: "dale de comer, dale de comer..." y tú ya lo entendías.

Antoñete, mi emperador romano, amo y señor de Las Ventas, lo hacía, lo de darle de comer, de manera literal. Tomaba un puñado de bellotas y "toma, Romero, bonito. Toma, Romero, bonito".Con su Romerito, semental que le regaló Capea -de ahí, supongo, la docilidad- llegaba a mantener conversaciones distendidas, tranquilas, como charlas de sobremesa, les faltaba la copa y el puro.

El niño del autocar

Casi al final del curso de periodismo taurino, en 2005, fuimos de visita a José Escolar, tuvo a bien tentar algunas vacas para que viésemos el juego. No todo iba a ser monoencaste...

Harto de ver cómo se le iban las vacas sin tentar cada vez que no era "El Fundi", dejó que saliese un compañero: "A ver, el niño del autocar, que salga". Y estuvo como ninguno imaginamos, y le invitó a volver sin ser tapia. Pero JoseRa, que es como llamamos a José Ramón Lozano, se aburrió, más que de los toros, de los taurinos. No fue a tentar pero siguió su camino.

Clavel reventón

Casillas, Capello y demás "poderes fácticos" -esta expresión junto con "capitalismo salvaje" son las favoritas de mi compi Emilio Martínez- acudieron a la llamada de Ponce y su pacto de "no agresión" en Las Ventas.

Además, el torero valenciano tiene la facultad de ablandar el corazón de muchas señoras que ven en él el yerno perfecto y pasa lo que pasa. O lo que no tendría que pasar.

Ah, ya, ¿que el párrafo anterior os parece de relleno para no contar lo del pacto? Ahí va: se trata de un acuerdo con el toro "yo no te molesto, tú no me molestas". Me imagino que los toros se lo leerán y firmarán antes: "Yo no piso tus terrenos, sólo hasta que te vengas, hago como que cargo la suerte y cuando llegues a la altura de mi pierna, te alargo el viaje sin rematar detrás de la cadera".

¡Casi todos firman y tragan!