En todas las ciudades del mundo existen espacios verdes totalmente desaprovechados. Parece ser que hay una tendencia global por parte de algunos organismos municipales en querer echarlos a perder…
Ya sea por el coste de mantenimiento, por la falta de sensibilidad y conciencia, o por el poco interés en querer tener una ciudad florecida, en muchos municipios se ha optado por sustituir el verde por el asfalto; muchas plazas, parques y paseos se han convertido en espacios monótonos y grises, en estacionamientos públicos, o simplemente, en espacios de paso donde pocos son los que juegan, observan, disfrutan, leen y los usan como tal.
Desde hace años, existe un movimiento urbano relacionado con la agricultura o jardinería urbana, llamado Guerrilla Gardening, intentando reivindicar el uso de los espacios verdes de las ciudades. A pesar de que su nombre pueda tener una connotación negativa para algunos, este movimiento urbano se encarga de rescatar los espacios grises de las ciudades a través de la plantación de semillas, flores y plantas.
Para algunos, este movimiento es considerado como una reivindicación, otros lo califican como un intento de hacer las ciudades más verdes, mientras otros lo entienden como un movimiento que pretende relacionarnos con lo que comemos.
Guerrilla Gardening en Londres
El Guerrilla Gardening nació en la década de los 70, acuñado por el artista Liz Christy, quien tuvo la necesidad de reivindicar la falta de inversión en los espacios públicos de su barrio. Christy comenzó a esparcir semillas en un espacio baldío y en desuso de su vecindario. A la larga, este esfuerzo culminó en un jardín comunitario, en la esquina de las calles Bowery y Houston en Manhattan, llamado a día de hoy “Liz Christy Community Garden”. Lo que comenzó como una acción ilícita, pronto se hizo de renombre en la ciudad de Nueva York.