Año Nuevo Chino en Tapachula, Chiapas. Foto de Eduardo Robles
Todas las ciudades tienen su propio sabor local, su idiosincrasia, su personalidad. La marcan, por ejemplo, su gastronomía o sus fiestas. En Tapachula, en la región de Soconusco, en la costa chiapaneca, una parte esencial de su comida típica y de sus celebraciones tradicionales son... chinas. En efecto, si uno se acerca por la zona de comidas del mercado San Juan, podrá constatar la proliferación de pequeños restaurantes chinos que preparan la comida a la vista: chao min, shop suey, kai tian o toda una variedad de platos de pato o tortuga, que ya son parte de la imagen de la ciudad. Sus propietarios son descendientes de los chinos que llegaron a las costas de Chiapas a finales del siglo XIX, la mayoría a trabajar en los cafetales o en el ferrocarril, y que acabaron encontrando, primero en el pequeño comercio y enseguida en la restauración, un recurso no solo para sobrevivir, sino también merecer la mejor consideración social.
Algo parecido pasa con el calendario festivo tapachulteco. En cuanto aparece la segunda luna nueva después del solsticio de invierno, se sabe que darán comienzo las celebraciones del Año Nuevo Chino, entre las más importantes de la ciudad. Y, como cada año, se verá danzar a los Dragones por la Avenida Central Norte y por la Poniente, para encontrarse finalmente en el Parque Central Miguel Hernando.
Estos aspectos de la presencia cultural china en Chiapas es uno de los aspectos estudiados por Miguel Lisbona, antropólogo catalán de la Universidad Nacional Autónoma de México, en un libro espléndido, en que se escruta de manera rigurosa y exhaustiva la historia y la actualidad de la presencia de origen chino en Chiapas: Allí donde lleguen las olas del mar. Pasado y presente de los chinos en Chiapas (UNAM, 2015). Su asunto es el asentamiento chino en Tapachula y en otras ciudades de aquel estado —Cintalapa, Huixtla, Ciudad Hidalgo...—, pero podría haberlo sido el de los chinos de Mexicali, Sinaloa, Jalisco, Colima, Tamaulipas, Guerrero, Puebla o del Barrio Chino de Ciudad de México, en la calle Dolores, cerca de la Alameda Central. O en Torreón, en Coahuila, o Monterrey, en Nuevo León, ciudades del norte mexicano que conocieron progromos antichinos en 1911 y 1913 respectivamente, durante la persecución que sufrió esa comunidad asiática en el siglo pasado y que causó miles de muertes entre sus miembros entre 1911 y 1934.