Todo organismo vivo tiene sus perversiones y una ciudad como Shanghai no iba a ser menos. En Pudong, la zona financiera de esta ciudad que vive en plena burbuja inmobiliaria, hay fundamentalmente oficinas, hoteles, urbanizaciones y edificios residenciales, centros comerciales y grandes avenidas, aparte de la zona EXPO (a tomar por el sur).
Es una parte de la ciudad pensada para los negocios y, por extensión, para los ejecutivos, y también para familias: hoteles de todo pelaje, apartamentos, urbanizaciones vigiladas, algún parque, zonas deportivas y zonas de compras… A no ser que sea para subirse en lo alto de un rascacielos (Jin Mao Tower o Shanghai World Financial Center) o para atravesarla de camino hacia la EXPO, los turistas esta zona Este del río ni la huelen… Así que “lo que pasa en Pudong, se queda en Pudong”…
Algunas de sus avenidas principales, como Pudong Av. o Yincheng rd, están plagadas de locales nocturnos que encienden sus neones al anochecer. “Las Happy sisters”, “Angel”, “Naughty Beaver”, “Cry fingers bar", "China GoGo"... Uno tras otro, como si fuesen saloons del lejano oeste (madera, puertas de doble hoja…) formando el Strip de Pudong, donde todo el que caiga por allí puede dar rienda suelta a sus más bajos instintos rodeado de “cariñosas” chinitas que le animan a base de roce a tomar una copa o a jugar a cualquier juego (dardos, dados, billar, futbolín, cartas…)… Quien pierde paga.
Las noches terminan con el día. Al amanecer las calles de Pudong se llenan del humo y los olores de las barbacoas callejeras y aparecen salpicadas de zombis descamisados y tambaleantes que se cruzan con los obreros de casco amarillo que abandonan los infectos barracones de "camas calientes" ubicados en el borde de este pedazo de findelmundo y que van camino de las múltiples obras de la “segunda fase”. Un espectáculo dantesco y fascinante para cualquier observador curioso.