Shanghai ha tenido algunos síntomas “lunares” estos últimos días. Había larguísimas colas en los locales que dispensan billetes de tren y autobús (¿adónde irán ahora?). Era imposible coger un taxi. Había gente por todas partes con bolsas de papel en distintas versiones llenas de cajas de cartón con unos pastelitos redondos, dulces y salados, que vendían en todos lados, desde el chalefú hasta el Hotel Marriott. La peña ha trabajado el fin de semana y anoche, concretamente, había una luna llena maravillosa… Se acercaba el llamado Festival de mediados de otoño, o Día de la Luna. Este año, hoy: 22 de septiembre (el día 15 del octavo mes).
Es una fiesta ancestral china, de las más gordas. La gente tiene casi una semana seguida de vacaciones. Es una fiesta para estar en familia, para recuperar la conexión. Todo el mundo trata de volver a sus ciudades y pueblos para reunirse con los suyos. Y es una fiesta en la que se comen esos pastelitos llamados 月饼, yue bing, mooncakes, pasteles de luna, que simbolizan esperanza y un buen estado de las relaciones familiares o de las relaciones en general, porque se regalan incluso entre vecinos (muy majos). Mirar a la luna llena se convierte en una manera de estar conectados desde cualquier punto del planeta.
Los mooncakes son los tatarabuelos de los SMS. Fueron la herramienta utilizada por los chinos de la etnia Han (mayoritaria en China, 92%) para rebelarse contra el domino mongol de Gengis Kan y sus seguidores. Así que a falta de móviles, buenas son tortas. Los Han empezaron a hacer pasteles con pasta de loto como locos, con mensajes ocultos en su interior o inscritos en su exterior mediante letras o símbolos en clave que alentaban a la rebelión. Y luego empezaron a regalarlos a saco, a mandarlos con mucha intención: “Toma un pastelito que vamos a liarla parda. Quedamos tal día, a tal hora en tal sitio” (más o menos). Y la liaron. Básicamente provocaron un cambio de dinastía, de la Dinastía Yuan (1280-1368) a la Dinastía Ming.
Hoy, siglos después, en el Día de la Luna, Shanghai está más vacía que de costumbre, ¡hasta los bancos están cerrados! La gente está comiendo y compartiendo esos pasteles con textura un poco mazapaniana en su casas. Algunos se casan, convencidos de que la luna de hoy hará su relación eterna, y otros tratan de buscar el satélite para conectar aunque sea mentalmente con los que no están, pero se encuentran con los nubarrones espantosos que se han tragado hoy la mitad de la ciudad. Siempre nos quedará la opción del SMS...
También en Madrid han hecho fiesta. Al menos el consulado estaba cerrado por ello. Y yo sin saberlo por no haber leído antes esto. Me he cabreado por haberme dado el paseo pa ná, pero después de leer el blog, lo veo bien. ¿Por qué no van a celebrar sus fiestas allá donde se encuentren?
Publicado por: Lolesdolz | 22/09/2010 16:14:41