24 ago 2010
A 200 Km a la redonda de Shanghai (3): Hangzhou, ciudad de vacaciones
Por: Patricia Ortega Dolz
Cada dos por tres, en la CCTV -la televisión estatal china (China Central Television)-, entre la inundación y el corrimiento de tierra del día, hay un anuncio de...: “Hangzhou!!, un paraíso en la tierra”, con una seductora voz masculina. Hangzhou está a 192 kilómetros de Shanghai y se puede llegar tanto en tren como en autobús como en avión. Es la capital de la provincia de Zhejiang con casi siete millones de habitantes.
El viaje en tren (rapido) cuesta 45 RMB (unos seis euros) y dura aproximadamente una hora y media: de pie. Y es que lo de los trenes en China requiere casi un capítulo aparte. Salvo los de alta velocidad en los que todo está perfectamente definido, en el resto puede ocurrir de todo. Puede que cuando te subas al tren con tu billete en la mano, no tengas ni asiento y que la gente literalmente te pase por encima en la sala de espera para pillar uno (ni colas ni hostias... ueeeee a bollo!); puede que tengas asiento pero que haya un masa (y digo masa en el sentido de horda) de gente sin sitio que se siente en los huecos entre pasillos, maletas y toda clase de bártulos hasta babearte en la rodilla; puede que vayas en litera y te toque la de arriba a la que literalmente hay que subirse como Spiderman y bajarse como Tom Cruise en Misión imposible I para no pisar ninguno de los gargajos escupidos (no sin grandes y sonoros esfuerzos) por los compañeros de viaje… En fin, la casuística es infinita y ese mito de que los trenes en china funcionan que te cagas…pues en fin... Puede que los trenes sí, pero los viajeros de tren chinos (en su mayoría) se las traen… Advertidos quedáis.
El caso es que al llegar a Hangzhou (de pie), descubres una ciudad moderna, plagada de tiendas, centros comerciales, grandes avenidas, zonas peatonales con preciosas casas chinas de té rehabilitadas, un inmenso lago llamado West Lake (con pagodas, campos de nenúfares, islitas con templos, barquitas de todas clases y leyendas mitológicas) rodeado de hotelazos con todo tipo de restaurantes y garitos de jazz y karaokes alrededor, y cochazos a saco (¡ni en un concesionario de Ferrari!)… Supongo que por eso también es conocida como la “capital de lujo oriental”, que traducido del chino quiere decir algo así como “de la horterada máxima”. Por si todavía quedan dudas, sabed que en 2008 fue elegida (por segunda vez) como la “Ciudad más feliz de China” después de una encuesta realizada a 30.000 millones de chinos por la revista Oriental Outlook Magazine, de la agencia de noticias estatal china Xinhua.
O sea, una ciudad turística, principalmente dirigida a las clases altas chinas, con todas las comodidades y, a la vez, precios bastante asequibles (por ejemplo, una habitación doble en un hotel junto al lago por 470 yuanes, unos 54 euros). Hangzhou puede ser también un buen lugar desde el que organizarse otras excursiones ya que está, además, muy bien comunicado.
El lago: bonito, muy bonito. Pero cuando ya has visto más de un gran lago de ciudad en China, llegas a la conclusión de que visto uno, vistos todos. Un poco como los parques, que está bien vivir cerca de uno, pero ir a descubrir un parque cada día, por bonito que sea, pues como que no.
Pero Hangzhou, que curiosamente está hermanada con Oviedo desde el 2006, aparte de por su gran lago es famosa por otras cosas. Es tierra de té, de seda, de papel y de medicina china. Del té le quedan algunas magníficas y bien conservadas casas de té en las que se pueden degustar maravillosos brebajes de distintos tipos (Qinghefang road) y toda una serie de pueblos periféricos dedicados al cultivo de esta planta (Longwu) además de un Museo del té. De la seda, a pesar de sus 5.000 años de historia, le quedan tiendas de confección, un cutre mercado de la seda, la verdad, y un Museo de la seda con reliquias de seda y pinturas. Y del papel, mantiene un gusto por la caligrafía y la pintura, por las encuadernaciones de múltiples tipos, varias grandes tiendas de libros y una Academia de Arte de prestigio. De la tradición de las hierbas medicinales quedan algunas casas antiguas impresionantes que venden productos herbáceos de toda índole y en las que incluso hay un doctor pasando consulta en un despacho.
La "ciudad de vacaciones" ha uniformado el resto. Por haber, hay en el lago hasta un espectáculo de fuentes y música como el de Las Vegas, a ver que os habéis pensado!