Sin Tinta

Sobre el blog

Leer es el placer que más tiempo se alarga. Leer de día, de noche, en la cama o en el autobús, sentado o de pie. La llegada del libro electrónico no ha extinguido el placer, pero sí que ha creado nuevas inquietudes, incomodidades, problemas y muchas, muchas novedades porque con él, libros, revistas o periódicos vuelan por encima de cualquier frontera. Una situación inédita desde hace seis siglos y a la que hay que empezar a acomodarse.

Sobre el autor

Fernando García

Fernando García es ante todo oscense ejerciente, escribe sobre tecnología en periódicos, libros y revistas desde 1996. Aunque sigue comprando libros de papel, hace tiempo que apostó por los electrónicos. Fundó y dirige el Congreso de Periodismo Digital. Es editor de ecicero.es, una editorial de libros electrónicos de periodismo de largo formato, entre 5.000 y 30.000 palabras.

Eskup

Dime qué lees y te diré qué lector de ebooks debes comprar

Por: | 29 de octubre de 2012

Amazon-kindle-gen2Dentro del programa ‘Miércoles informáticos’, el Infocentro Digital de Huesca organiza charlas y talleres, sobre algunas de las utilidades de Internet y del ordenador, que forman parte de un plan de inclusión digital del Ayuntamiento de Huesca.  La semana pasada me ofrecieron la oportunidad de compartir durante un par de horas mi experiencia como lector de libros electrónicos. Así que preparé unas diapositivas y metí en un bolsa mi “Kindle” de segunda generación (2009), que un amigo me trajo de Estados Unidos, el ligero Sony Reader (2012) y el iPad (2012), para que me sirvieran de ayuda a la hora de explicar las cosas básicas que a mi juicio se deben conocer sobre los libros electrónicos.

Como introducción, comenté algunos datos sobre la publicación de libros en España, tanto de papel como electrónicos. Les dije que en los nueve primeros meses de 2012 se han registrado 67.543 títulos en el ISBN, de los cuales el 23% (15.225 títulos) corresponden a libros electrónicos. Después, hablé de las plataformas de distribución o librerías electrónicas, tales como Amazon, iTunes, Casa del Libro, Fnac, El Corte Inglés, Bubok, Kobo…

Tras explicar los tipos de archivo más utilizados para crear ebooks (ePub, Mobi y PDF), hablamos de los distintos dispositivos donde se puede leer un libro electrónico y de las aplicaciones para leerlos en tabletas, ordenadores portátiles y de sobremesa. Comenté los distintos lectores (eReaders) que utilizan pantallas retroiluminadas (como la del iPad) o de tinta electrónica, como el Kindle más básico o el Sony Reader. Dedicamos también unos minutos a explicar algunos casos de editores y autores que han iniciado su actividad gracias a la edición electrónica. Todos estos casos son conocidos por los lectores de Sin Tinta porque han sido publicados a lo largo de los últimos diez meses en este blog.

Aunque alrededor de un tercio de los asistentes a la charla leía ya ebooks, la pregunta más repetida fue “¿Qué lector de ebooks recomiendas?”. Como no debí responder de forma satisfactoria, lo preguntaron varias veces, pero de otra forma: ¿Mejor con pantalla retroiluminada o de tinta electrónica? ¿Merece la pena comprar un iPad para leer ebooks?

Desde hace un tiempo, mi respuesta a qué lector de ebooks hay que comprar es otra pregunta: ¿Qué sueles leer? No es lo mismo leer novelas de 400 páginas, una tras otra, que leer libros cortos, artículos, consultar libros de cocina o de fotografías. Haciendo recuento de mis lecturas de las últimas semanas, observo que me han interesado distintos artículos largos y crónicas periodísticas que he leído en el ordenador de sobremesa o en el iPad. Twitter es mi principal proveedor de lecturas “cortas” con las pistas que me proporcionan las personas a las que sigo.

Reader PRS-T2 Sony_negro_04Para leer textos más largos (casi nunca de ficción), prefiero el lector de Sony PrS-T1  (comprado este año, pero que ya no es el último modelo). Incorpora una pantalla táctil de 6 pulgadas y permite almacenar 2 GB (alrededor de 1.000 ebooks). Pesa solo 186 gramos y se puede llevar en el bolsillo de la chaqueta mejor que un libro de papel: uno de los últimos libros que he leído en papel, y que recomiendo, es Un maravilloso porvenir, de Katherine Boo, que tiene 242 páginas, pesa 364 gramos y mide 24 x 15 centímetros. El reader de Sony mide 17,3 x 11 centímetros. En los últimos días, he disfrutado leyendo en el Sony Salida de emergencia, de Fabricio Mejía Madrid.

Acabo de echar un vistazo a mi biblioteca del iPad y me doy cuenta de que leo menos libros que con el Sony. Uno de los últimos que he terminado en la tableta de Apple es Días de visita, del cronista Marco Avilés. Sin embargo, en el iPad leo más revistas y periódicos. Por ejemplo, gracias a las edciones en PDF leo todos los meses las revistas colombianas Soho y El Malpensante que no puedo conseguir en papel.

Al día siguiente de la charla, por medio de Twitter conocí la experiencia personal de lectura en pantalla de Fernando Trujillo (@ftsaez), quien ha pasado más de un mes sin comprar libros de papel. En un muy recomendable post explica cómo le ha ido leyendo en pantalla y las conclusiones que ha obtenidos tras analizar su propio comportamiento. Me resultó especialmente interesante el comentario que realiza sobre la lectura “disruptiva” con el iPad, donde creo que nos reconocemos los que empleamos estos aparatos para leer:

“El iPad, además de añadir peso y una irresistible atracción de las miradas circundantes, también tiene otra influencia sobre mi lectura: es un gadget con tendencias de lectura disruptivas. Si no activas el botón de "no molestar" (en iOS6) o desconectas las notificaciones o incluso la wi-fi, la aparición de mensajes de correo, SMS, WhatsApp, tuits y mensajes de Facebook es capaz de desconcentrar, por medio de lecturas invasivas, al más concentrado de los lectores. Es más, incluso cuando desconectaba el iPad del mundo exterior, mi tendencia habitual con este dispositivo era leer mi correo, mi timeline de Twitter y mi muro de Facebook antes de empezar a leer el texto que inicialmente había decidido. El iPad, en mi opinión, es un gadget para la conectividad y con frecuencia la lectura exigen aislamiento; "desconectar el iPad de las lecturas invasivas" es, por tanto, un paso previo a ciertas "lecturas recogidas".

Disfruté mucho en la charla del Infocentro y me fue muy útil porque hizo que reflexionara sobre mis hábitos de lectura de ebooks. Como resumen, mi conclusión es que para leer ebooks primero hay que saber qué es lo que lee cada uno. En mi caso, para leer libros electrónicos utilizo el Sony, un dispositivo de tinta electrónica. El iPad me sirve para el correo, Twitter, navegar por Internet, leer pdf y algún ebook corto.

Comparte tus hábitos de lectura: ¿Qué tipos de libros lees? ¿Cuántos al mes? ¿Qué dispositivo utilizas para leer los ebooks? ¿Prefieres las tabletas o los lectores de tinta electrónica?

Estoy en Twitter: @mongay55

¿Cuántos tuits hacen falta para vender un ebook?

Por: | 22 de octubre de 2012

TwitterCasi todas las mañanas, un conocido gurú de Internet tuitea seis o siete titulares de noticias junto con sus enlaces. Nada extraño. Lo que me parece destacable es que el hombre las tuitea cada pocos minutos. A veces, casi en ráfagas a razón de tuit por minuto.

El gurú hace clic en el botón de Twitter del medio donde lee la noticia y, con una excelente capacidad lectora, consigue alcanzar más de 500 palabras por minuto leyendo en la pantalla -acabo de medir mi velocidad de lectura y es de alrededor de 333 palabras por minuto, un dato que muestra que estoy en la media-. La conclusión, claro, es que el gurú solo lee los titulares y, como mucho, la entradilla de la noticia. Así, todas las mañana lanza seis o siete noticias para proporcionar material de lectura a sus miles de 'followers'.

Algunos seguidores del gurú retuitean un par de minutos después e, incluso, califican los tuits con el habitual “+1”. La segunda conclusión es que los retuiteadores leen más deprisa todavía que el gurú. También es posible que ni siquiera visiten la página enlazada y retuiteen solo por el titular. No sé si se trata de economía de la atención o que intentan mostrar que están al loro de las cosas que pasan y que siguen a los que "controlan" en Twitter, pero me da la impresión de que se desperdicia mucha energía retuiteando al buen tuntún.

Una especialista en Social Media que trabaja para una editorial me explicaba hace unos días que casi siempre consigue más retuits que visitas a la página. Por cada tres retuiteos, me decía, logra una visita a la web de la editorial. Pero si se relacionan los tuits con las ventas de ebooks, el resultado todavía es más desalentador. Al parecer, un buen día en Twitter no es sinónimo de un buen día de ventas. No obstante, la especialista considera que “el efecto de las redes sociales no es inmediato. Cuidar a la comunidad, a la larga, sí tiene resultados beneficiosos para las ventas”.

Nadie duda de que Twitter es un excelente aliado a la hora de conseguir notoriedad. Y más para los que logran tener una legión de seguidores. La clave está en cómo se puede traducir la notoriedad en ventas en un país como España donde “se publica mucho para lo poco que se compra”.

¿Ayuda Twitter a vender ebooks? ¿Opiniones y experiencias?

El ‘ibuc’ transoceánico

Por: | 16 de octubre de 2012

Batallas-en-el-desierto-JEP-y-Nacho-LópezCompré “La ley de Herodes” (Booket), un libro de Jorge Ibargüengoitia en la ‘cafebrería’ El Péndulo, que se encuentra en Polanco (México DF) por 98 pesos (alrededor de 6 euros), mientras Joaquín Sabina, como siempre de gira con Serrat, se interesaba por unos lapiceros. “Nos despedimos casi de beso, pero cuando los vi de espalda, les menté la madre”, escribió Ibargüengoitia para terminar “Mis embargos”, uno de los cuentos de un libro de ficción que apunta a lo autobiográfico y que no resulta fácil conseguirlo en España.

También compré una cuidada edición de “Las batallas en el desierto” (Ediciones Era), de José Emilio Pacheco, con fotos de Nacho López, una novela breve que se desarrolla en los inicios del México moderno. Tampoco pude resistirme ante un ejemplar de “El más buscado” (Grijalbo), una novela sobre el Chalo Gaitán, que “no es el Chapo Guzmán, pero se le parece”, de Alejandro Almazán, que fue quien amablemente me indicó el recorrido para llegar a la librería.

Salvo el libro de Pacheco, que está publicado en España por Tusquets, pero desconozco si incluye las magníficas fotos de Nacho López, los otros libros no se pueden conseguir en las librerías españolas con facilidad. Por suerte, se puede encontrar en ‘ibuc’ (*), a través de Amazon, la novela del escritor y periodista Alejandro Almazán.

Pecado-original-1Sumergidos en la crisis, en este lado del Atlántico no resulta fácil leer los libros que publican en la pujante industria editorial latinoamericana que, a diferencia de la española, vive mejores momentos. Acceder a libros publicados en América Latina podría resultar muy sencillo si se comercializan en formato ‘ibuc’. Así, bastaría con facilitar el número de la tarjeta de crédito para conseguir joyas como “Pecado original. Clarín, los Kirchner y la lucha por el poder”, de la periodista Graciela Mochkofsky, que publicó Planeta en Argentina. Sí que se puede encontrar en Amazon  “La eterna parranda, editado en Colombia por Aguilar, que recoge las crónicas de Alberto Salcedo Ramos.

A diferencia de los libros impresos en papel, con el ‘ibuc’ solo hace falta un par de clics para cruzar el Océano Atlántico en cualquiera de las dos direcciones. 

(*) Escribo por primera vez ‘ibuc’ en lugar de ‘ebook’. Esta nueva grafía que españoliza el término, me parece adecuada y se puede utilizar, como la expresión inglesa, alternándola con ‘libro electrónico’. Quedo en deuda con Carlos Serrano, editor de medios interactivos de la Fundación García Márquez (FNPI), que fue quien me regaló ‘ibuc’ en un correo electrónico.

‘Follebooks’, libros electrónicos por entregas en busca de lectores

Por: | 08 de octubre de 2012

HackermomEl folletín decimonónico nunca ha dejado de estar de moda. Al fin y al cabo ‘Mad Men’ o ‘The News Room’ son folletines televisivos. Así que no resulta extraño que en  las últimas semanas surjan iniciativas para explorar las posibilidades del “follebook”. Se trata de fidelizar a lectores que no están dispuestos a perder mucho tiempo en la lectura y darles unas cuantas páginas al mes a cambio de una pequeña cantidad. La venta por entregas no siempre resulta fácil como comprobó Stephen King, uno de los autores más vendidos, que fracasó hace doce años cuando intentó vender una novela por capítulos en Internet.

En el apartado de innovaciones, las editoriales (casi siempre las nuevas porque los tradicionales están en otras cosas), intentan innovar para satisfacer la demanda de los lectores. Como es sabido, el libro electrónico permite mucha más interactividad que la de pasar las hojas. Sin embargo, a veces, las supuestas innovaciones consisten en volver a terrenos conocidos. Amazon, por ejemplo, ha puesto en marcha “Serials Kindle”, unos ebooks que se venden por entregas. El comprador del libro electrónico puede leer los capítulos que se han publicado y recibe los siguientes a medida que se van publicando. Se trata, según anuncian, de que el lector disfrute de la historia mientras el autor la crea y, de paso, que participe comentando los episodios en los foros de Kindle. Además, los comentarios pueden servir de inspiración al autor para concluir la serie complaciendo a los lectores.

Plant_coverEn 2000, Stephen King decidió vender en Internet ‘The plant’, una novela por entregas. La propuesta que  realizó el autor consistía en que si el 75 por ciento de los lectores pagaba un dólar, continuaría publicando capítulos. Pero si la gente no pagaba, pararía la novela. Y la paró. El primer capítulo lo descargaron 120.000 lectores. Los siguientes alcanzaron apenas las 40.000 descargas. A la hora de pagar, sólo el 46 por ciento de los que realizaron la descarga contribuyó con un dólar. Después de triunfar con ‘Riding the bullet’, editado por Simon & Shuster, una de las experiencias más exitosas de comercialización en Internet de un libro (vendió 500.000 ejemplares a 2,5 dólares), Stephen King se animó a autopublicar. Luego reconocería que echó de menos la colaboración de una editorial a la hora de promocionarlo.

Jennifer 8. Lee, una ex reportera de The New York Times puso en marcha el  mes pasado Plympton, un “estudio literario” dedicado a crear novelas por entregas. Otra cofundadora es Yael Goldstein Love, una novelista que ejerce de directora literaria. En la explicación del proyecto dicen que estamos viviendo una época turbulenta para la ficción donde las grandes editoriales reducen el número de publicaciones de ficción y las revistas no la publican. El objetivo de Plympton es "crear un nuevo taller literario que combine la flexibilidad de la publicación digital con el apoyo a fomentar la escritura audaz e innovadora".

En Plympton elaboran obras de ficción largas que están compuestas por obras más pequeñas, que el lector recibe en forma de actualizaciones. Cada entrega tiene entre 7.000 y 25.000 palabras y aparece una nueva cada 15 días o cada mes. Los libros que han publicado hasta ahora tienen previstas entre cuatro y seis entregas. Tres de los ocho títulos que ha lanzado Amazon en “Serials Kindle” son productos de Plympton. Uno de ellos, ‘Hacker Mom’, se vende por 1,99 dólares. La primera entrega se realizó el 6 de septiembre y constaba de 32 páginas. La segunda, de 36 páginas, llegó a primeros de octubre. El comprador recibe un mail avisando de que ya está disponible en su Kindle el nuevo capítulo.

Lee y Goldstein decidieron financiar el proyecto también a través de ‘crowdfunding’ (financiación colectiva). Su objetivo era conseguir 30.000 dólares. Esta semana, cuando finalice el plazo para recaudar el dinero, es muy posible que obtengan casi 50.000 dólares de donaciones de más de 320 personas.

¿Se profundiza menos en la lectura con el ebook?

Por: | 02 de octubre de 2012

NicoleKraussLa escritora norteamericana Nicole Krauss participó la semana pasada en el Hay Festival de Segovia y, mientras firmaba libros, en una conversación con periodistas mostró su preocupación porque la gente, a medida que se centra en la tecnología y en el libro electrónico, “pierde intensidad al leer y no profundiza tanto en la lectura”. Krauss, que acaba de publicar en España “La gran casa”, explicó su temor a que la gente deje de leer novelas “porque no va a ser capaz de leer historias largas”.

Es muy posible que, como está sucediendo en los periódicos y en las revistas, cada vez sea más necesario aligerar la extensión de los libros para que los lectores consigan llegar al final. En esta época hasta las películas de cine comienzan a resultar indigestas porque superan los 50 minutos, que es, siguiendo la costumbre de las series de televisión, el tiempo máximo que se puede dedicar a una actividad. Dicen los expertos que las pantallas nos están cambiando los hábitos de lectura a una gran velocidad. Dicen también que cada vez somos menos capaces de profundizar en lo que leemos. Pero si se consulta la lista de los más vendidos de ficción en las librerías, toda una paradoja, ninguno baja de las 300 páginas.

Krauss no sólo se lamenta de que la gente pueda dejar de leer novelas. También experimenta. Como otros autores conocidos -tanto como Margaret Atwood-, ha apostado por el ebook de textos cortos a través de la editorial Byliner.com. La escritora norteamericana ha publicado “An Arrangement of Light”, un libro electrónico de una extensión de alrededor de 18 páginas que cuesta 1,99 dólares.

Además del ebook breve, lo que se está poniendo de moda es aplicar la técnica de las series televisivas y vender los libros electrónicos por entregas. Una estrategia que recuerda a los decimonónicos relatos de ‘fouilleton’. Tal vez pronto veamos a periódicos y editoriales ofreciendo ebooks con folletines semanales, como las novelas gráficas de kiosco de hace unos años que terminaban cuando la historia llegaba a lo mejor con el característico “Continuará…”

El País

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