
No solo de ebooks vive el hombre.
“¡No se puede llevar jamón Ibérico a Estados Unidos!”, responden de forma contundente en la página de la Embajada de Estados Unidos en Madrid a una de las preguntas más frecuentes. Comprarlo allí, ni pagándolo a precio de oro, tampoco es fácil. Las martingalas y tretas que algunos utilizan para hacer llegar el preciado ibérico al otro lado del Atlántico servirían para escribir un libro propio de la literatura picaresca.
De forma empírica he comprobado que una excelente forma de enviar un jamón a EE UU es comprarlo en Amazon. Sí, Amazon también vende jamones y lo hace con la misma eficiencia que cuando se trata de los libros (digitales o de papel). Si, como explican en embutidos Fermín, que producen “pata negra” en la Alberca, Salamanca, el Ibérico forma parte de los embajadores de España, como “El Quijote, el toreo y el flamenco”, los que se ocupan de esas cosas deberían considerar que Amazon puede ser un aliado para la marca España.
Les cuento.
El día 16 de julio, dediqué un rato a navegar por Internet para ver cómo estaba lo de la compra “legal” de jamones en EE UU. Recordé que en Amazon.com disponen de una sección de “comestibles” que se suministran en Estados Unidos –me cuentan que una forma fácil de hacer la compra de la semana es recurrir a Amazon–. Enseguida encontré el “Fermín” que buscaba. Por 289 dólares ofrecen un kit que incluye un jamonero y un cuchillo. Los portes del pata negra, que pesa alrededor de 8,5 kilos, cuestan 18,49 dólares.
Rumboso, por una vez, saqué la tarjeta de crédito. Ah, no, que no hacía falta. Como ya estoy fichado de otras compras solo me pidieron que confirmara el número de la tarjeta. Recordé en ese instante que la clave del comercio electrónico es que las cosas resulten fáciles para el comprador.
En la información de Amazon me indicaban que el jamón llegaría a un domicilio de Seattle (ciudad donde, por cierto, están las oficinas centrales de Amazon) como muy tarde el día 23 de julio. El dia 22 de julio, los beneficiarios del jamón lo recibieron con alegría. Un par de días después, untaron pan con tomate, abrieron una botella de garnacha de Borsao (Campo de Borja) y comenzaron a disfrutar del jamón que, además, salió bueno.
Como el lector ya habrá imaginado, el vendedor del jamón no es Amazon sino Italy Gourmet. La empresa de Seattle realiza la gestión de la compra con el cliente y aporta la tranquilidad de saber que si hay algún problema Amazon responderá. Al fin y al cabo, la experiencia es similar a cuando se compra en un supermercado cercano y llevan la compra a casa. Pero en este caso, la casa está a 10.000 kilómetros de distancia.