David Hockney: salir del armario

Por: | 20 de octubre de 2013

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David Hockney, Hombre saliendo de la ducha en Beverly Hills , Tate, Londres, 1964.

Es bien conocida la anécdota relatada por Warhol en Popsim, anécdota muy clarificadora para entender ese cambio generacional  de los 50 a los 60 respecto a las opciones sexuales, cambio que se ponía de manifiesto incluso en las formas de vestir: Rauchenberg y Johns con sus trajes azules y  sus corbatas y Andy Warhol con unos vaqueros “a la James Dean” y una chaqueta de cuero. Es bien conocida la admiración del segundo por los primeros, no sólo porque eran dos artistas que triunfaban -motivo suficiente para alcanzar la admiración de Andy-, sino porque eran dos artistas gay  que triunfaban. Sin embargo, parece que el afecto no era mutuo y cuando Warhol decide preguntar al promotor y director de cine Emile De Antonio el motivo de ese rechazo por parte de los pioneros pop, éste le responde –recuerda Silver- que las razones son tres: se muestra abiertamente homosexual, es un artista comercial orgulloso de serlo y colecciona cuadros de otros artistas. "Es algo que no suele hacerse", le dice De Antonio.

Desde luego, Rauchenberg y Johns, quienes mantuvieron su relación en secreto hasta el final, viviendo en casas separadas para evitar habladurías, no solían hacer ninguna de esas cosas. Eran artistas comerciales, sí, pero siempre bajo un pseudónimo; decidían no salir de armario y no coleccionaban -no les fueran a confundir con consumidores cuando eran productores, artistas. Con la generación de Warhol las cosas iban a ser muy diferentes y no sólo porque Warhol afrontaba de forma abierta su homosexualidad –lo muestran los dibujos de bellos jóvenes y nalgas provocativas y películas como Blow-Job , una obra construida sobre la paradoja. Frente al aburrimiento previsible de la pornografía de Trash, en Blow-Job Warhol se oculta tras esos subterfugios que tanto le interesan y nos deja a solas con nuestras propias fantasías. Ante la mirada del espectador está teniendo lugar un acto sexual, pero nada reenvía a lo que podría ser el  territorio específico del placer.  Lo paradójico de Blow-Job  no se detiene en ese punto.  Warhol utiliza un título descarado,  casi brutal para la época, e impropio desde luego en un artista de la alta cultura. A partir de ese título, tan gráfico,  se enfrenta al propio protocolo pornográfico que con frecuencia recurre a las medias palabras para presentar sus productos. Sobre todo, sale sin disimulos del armario, algo que hoy es corriente entre los artistas más jóvenes, pero que ha sido una conquista más, igual que la iconografía feminista. También por esos años otro artista ligado al Pop inglés, el que luego va a ser el pintor de las piscinas californianas por excelencia, David Hockney,  lleva a cabo su outing particular a partir de imágenes de jóvenes gay cuando, ya se advertía, no era tan corriente este tipo de propaganda.

Ahora ese “Hockeney antes que Hockney”, las obras tempranas de iconografía abiertamente homosexual, pueden verse en una muestra de casi cuarenta cuadros que se exponen en la Walker Art Gallery de Liverpool, coindiciendo con el Festival Homotopia de la misma ciudad. En la muestra van a apareciendo las pasiones compartidas por la iconografía gay , lo que se podría llamar cierta genealogía -desde el poeta Cavafy en una serie de estampas, hacia el cual profesaba una enorme admiración, hasta el poeta del XIX Walt Whitman, otro reiterado icono gay-, y las pasiones particulares de Hockney, como su fascinación por el entonces de moda Cliff Richard,  quien en aquellos años se presentaba como el ídolo de las jovencitas, sin traslucir su verdadera opción sexual, tal vez porque entonces “era algo que no se hacía”.

Peter-nicks-poolAlgunas de las obras pertenecen a los años en los cuales Hockey no era el artista famoso que llegaría a ser, por lo cual tiene aún más mérito lo valiente de su apuesta. La exposición, de alguna manera montada alrededor  de la conocida obra Peter saliendo de la piscina de Nick de 1966 (a la izquierda) , propiedad de la Galería Walker, presenta otro cuadro emblemático y maravilloso de la Tate: Hombre saliendo de la ducha en Beverly Hills (1964).

Que Hockney es un artista esencial no tiene discusión –lo supo bien Carlos Alcolea cuando miraba hacia sus piscina en los 70 madrileños. Lo que conviene recordar, igual que en el caso de Warhol, es que Hockney era, además, un activista  capaz de defender sus valores, sus opciones, abriendo así el camino para los que vendrían después. En este mundo a veces conservador es bueno recordar cómo belleza y política no son conceptos contrapuestos: muy al contrario.

Hay 4 Comentarios

Estrella de Diego, siempre escribes cosas interesantes.

Popism es una pasada, eso si, es el libro más cotillero que he leído, y demuestra que a Warhol lo único que le preocupaba era llegar a Hollywood, todo lo demás vino por añadidura.

Hockney y sus obras tempranas, eso si debe ser interesante, ver el trabajo de un monstruo antes de nacer. De Warhol eso es imposible, nació genial y famoso.

El artículo es interesante. Hoy día salir del armario es tan común y habitual como desayunar por las mañanas y la ideología homosexualista lo impregna todo, hasta la estética de personas, en principio, no homosexuales (caso por ejemplo de la depilación masculina).
De seguir así, cualquier día nos enteramos de que el gobierno de los recortes otorga una subvención a todo aquel que salga del armario.

Carles Marco. Qué rompe esferas que eres. Y qué opinas del artículo ¿eh? Porque quizá te molesta hablar del tema. Hay que distinguir entre la chorrada y lo esencial. Y, en esta entrada, lo esencial no es la ortografía. O, para tí, sí?

Se escribe "Rauschenberg", no "Rauchenberg". Por favor, vuelvan a poner el botón de "Corrección de errores". Los comentarios no son el lugar adecuado para corregir las cada vez más frecuentes erratas en este periódico, pero no hay alternativa.

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