Sobre el autor

Juan Mari Gastaca

, delegado de El País en Euskadi. Se abre aquí un hueco para intercambiar opiniones sobre la vida política que en esta tierra vasca no deja a nadie indiferente y mucho menos cuando llegan unas elecciones.

Sobre el blog

Hablaremos sobre el día a día de la vida política que afecta a Euskadi, dentro y fuera de la casa común vasca.

Eskup

El PSE no lo ve tan mal

Por: Juan Mari Gastaca | 14 nov 2011

14-11-SOCIALISTAS
El PSE-EE mantiene, con datos propios, que sus previsibles heridas en la noche del 20-N tendrán una menor gravedad que las asignadas en las encuestas a sus hermanos del PSOE. A pesar de que los sondeos, también los internos, predicen una caída en intención de voto en el entorno de los diez puntos en Euskadi, los socialistas creen que, finalmente, salvarán el tipo porque vienen del récord de votación en 2008, que les permitió aportar nueve diputados a José Luis Rodríguez Zapatero.

En realidad, los socialistas vascos creen que conseguirán cinco puestos en el Congreso, repartidos así: Bizkaia (2), Gipuzkoa (2) y Álava (1). Las principales dudas más inquietantes estriban, sobre todo, en apuntalar el segundo escaño en el territorio guipuzcoano. Aunque las encuestas atribuyen dos diputados a Amaiur en Gipuzkoa, hay quien recuerda dentro del PSE-EE que los pronóstico fallaron, pero a la baja, en las previsiones de la izquierda abertzale con motivo del estreno de Bildu en las pasadas elecciones locales y forales de mayo. Entonces, los radicales, con la ola a favor del debate sobre su legalización y en plena tregua de ETA, superaron, incluso, sus propias previsiones. Ante el 20-N podría repetirse la escena porque la nueva realidad política en el País Vasco, ya sin violencia definitivamente y con la puerta abierta a las reivindicaciones identitarias, juega a su favor ante las urnas.

Pero en el PSE-EE, a fecha de hoy, se dejan guiar por dos referencias que entienden significativas: en las últimas horas, sus encuestas detectan una mayor voluntad de participación entre los suyos y, a su vez, se aprecia un incremento en la intención de su voto, que, no obstante, se había mostrado preocupantemente frío en el estreno de la campaña.

Para los socialistas, la obtención de cinco diputados en Euskadi les permitiría algo más que salvar los muebles en comparación con el resultado global que se antoja ahora para Rubalcaba. En cambio, quedarse en cuatro vendría a comprometer incluso al propio lehendakari, Patxi López, porque podría llevar a una lectura nada deseable para la solvencia del Gobierno vasco  que preside. Desde luego sería una disculpa perfecta para que sus rivales más directos, desde el lado nacionalista, se apresuraran a proclamar que ni siquiera la gestión del Ejecutivo ha sido capaz de contener la sangría generalizada de votos.

Amaiur, envalentonada

Por: Juan Mari Gastaca | 13 nov 2011

Garitano
La izquierda abertzale se ha acostumbrado a exhibir músculo. Forma parte de su liturgia política. Sabe que es algó más que un estímulo introspectivo porque mientras irradia la ilusión de una conciencia compartida transmite al exterior la imagen de que siguen siendo muchos cuando se lo proponen. De ahí que Amaiur considerara crucial abarrotar el velódromo de Anoeta, en el mitin central del pasado sábado. Por supuesto que lo consiguió, como acostumbra a hacer cuando selecciona sus manifestaciones callejeras.

Esta exhibición de fuerza, a modo de confirmación que la izquierda abertzale sigue sin bajarse de la ola de Bildu sobre todo en Gipuzkoa, viene a coincidir, sin embargo, con las primeras figuras sonoras en su gestión institucional. Mientras Amaiur se ve tan fuerte que ya solo espera a la salida de la cárcel de Arnaldo Otegi para armar su apuesta por el poder en el Gobierno vasco, más cerca, en San Sebastián, Bildu ve cómo los vecinos echan en cara a su alcalde, Juan Karlos Izagirre, que han reaccionado mal en las inundaciones del pasado fin de semana. Más aún, que su asesor de cabecera y relevante dirigente de Batasuna Josetxo Ibazaeta ha sido imputado por la okupación de un local en la Parte Vieja donostiarra por parte de un grupo de jóvenes, próximos a su ideología.

Estas dos fotos de situación, que hubieran amargado la campaña en otro partido por su relevancia a pie de acera, parecen superadas por el manto protector de Bildu. De hecho, su repercusión queda subsumida, con inusitada rapidez, por la foto del velódromo y el toque a rebato que hicieron sus dirigentes para que queda constancia de que una vez superada la prueba del 20-N con la conquista de grupo propio, Ajuria-Enea es el siguiente reto.

Precisamente esta dualidad, en sí misma contradictoria, es la que mina la moral de los rivales de la izquierda abertzale, y especialmente del PNV. ¿Hasta cuándo podrá disfrutar de esta inmunidad? Hay quienes sostienen que no menos de dos legislaturas. Por otra parte, es una evidencia que Amaiur no se detiene un segundo en hacer propuestas sobre la salida de la crisis, la sanidad la educación o la I+D+I . Así se explica que no necesita de programa. Le basta con agarrarse al derecho a decidir y a partir de ahí ya se verá. Por todo ello, su campaña y su realidad son muy diferentes a las del resto de partidos. Hoy, como siempre, sus mensajes buscan el sentimiento, enardecen a las masas  que se muestran entusiasmadas. Y en esa táctica, después de tantos años peleando contra la adversidad, son únicos. Quizá por eso se sienten tan eufóricos, tan envalentonados y no sólo por su previsión de diputados sino porque creen que siguen ganando la batalla.

ETA lo deja todo en manos abertzales

Por: Juan Mari Gastaca | 11 nov 2011

ETA ya no es la misma. Desde que asumió la sinrazón de la violencia maneja, incluso, otro vocabulario. Hasta ahora, la presión de su totalitarismo le llevaba a un lenguaje coercitivo; una vez solventada su retirada, parece asumir, por fin, que la voluntad final no está en sus manos, como se desprende de una amplia entrevista a GARA que, sin embargo, apenas ha movido el ambiente electoral más allá del obligado registro en su territorio abertzale y eso que conlleva un guiño de futuro a Mariano Rajoy que no pasa desapercibido por oportunista.

Es una realidad constatada que la banda terrorista está ya fuera del tablero vasco. Constituye, en sí mismo,una coincidencia generalizada por la que se venía suspirando, también, por supuesto, en el entorno de Batasuna-Bildu-Amaiur. Hasta ETA se ha dado cuenta y de ahí que haya cedido su protagonismo a sus más próximos, aquellos con quienes han sostenido durante los últimos años una tormentosa reflexión, que arrancaba de la imperiosa necesidad de buscar una válvula de escape porque el agobio del Estado de Derecho les llevaba a la asfixia.

Ante tan coyuntura, y sin otra salida que disfrazar su inanición con la vigencia de sus reivindicaciones soberanistas, ha preferido poner en manos de la izquierda abertzale el inicio de una nueva cruzada, aunque, eso sí, asumiendo previamente que no tiene papel alguno que jugar en el actual escenario. Tampoco podía esperarse más, siquiera se antojaba difícil un mínimo guiño a quienes ha causado tanto dolor, pero, al mismo tiempo, no convendría olvidarse de su predisposición a hablar de desarme, posiblemente el mensaje más receptivo.

Todo ello lo dice en plena campaña electoral, en un tiempo político al que siempre le ha gustado asistir, aunque ahora sin otra intención que apuntalar la apuesta de sus más próximos, que mañana tienen en el velódromo de Anoeta, un aforo mítico al que siempre se ha enfrentado la izquierda abertzale cuando quiere mandar la fotografía de su situación. Además, para redondear el apoyo a los suyos, los terroristas no se han olvidado de enviar un aguijón al PNV, el rival directo de Amaiur a partir de ahora en las urnas, y a quien descalifican. Tampoco se esperaba que dijeran otra cosa.

ENCAPUCHADOS-ETA

La triste imagen de dos ramos de flores

Por: Juan Mari Gastaca | 10 nov 2011

VICTIMAS-PARLAMENTO
Hasta ahora, la izquierda abertzale se encargaba de meter la zorra en el gallinero cuando pretendía provocar la disensión en el bando enemigo. Desde su ilegalidad lo ha venido haciendo con una elocuente rentabilidad política. Ahora, sin embargo, de la tarea se encargan otros. Es decir, mientras la sociedad democrática clama sin cesar a ETA y su entorno tradicional para que reconozcan el dolor causado por tantos años de terrorismo, vienen los partidos supuestamente conmovidos por la tragedia de las víctimas y son incapaces de ponerse de acuerdo siquiera en qué ramo de flores hay que depositar en su recuerdo.

Euskadi ha vivido un triste Dia de la Memoria. Desde luego, los presagios no eran los mejores. Sólo por  un endiablado y censurable cálculo electoral ante el 20-N se había llegado a un carrusel de actos durante esta mañana en recuerdo de las víctimas. Era la foto de la incapacidad manifiesta para consensuar una declaración institucional donde se reconociera que todo ejercicio de la violencia es deplorable en democracia. Su altura política no alcanza estas cotas mínimamente exigibles.

Pero lo peor estaba aún por llegar. Mientras el lehendakari, Patxi López, se esforzaba en articular un intencionado discurso donde se negaba a hacer distingo alguno entre cualquier tipo de terrorismo, a escasos metros de su residencia oficial, en Vitoria, se asistía al penoso espectáculo de ver cómo el Parlamento vasco se dividía en dos y depositaba sendos ramos de flores como reflejo de su distancia ideológico sobre qué se entiende por víctima.

Esta impresentable ruptura  de la Cámara en dos bloques debería ser subsanada por sus responsables de manera directa. El propio lehendakari se lo debería exigir con tanta rotundidad como urgencia. Esta foto de situación desazona porque carga de pesimismo el pronóstico sobre el camino que queda por recorrer en este país a partir del cese de la violencia. Un supuesto rédito electoral no puede dinamitar una concienciación larvada durante demasiado tiempo y no exenta de aristas espinosas.

Mientras, en el otro lado, la izquierda abertzale evita que le señalen con el dedo. Lo hace a su modo, a regañadientes, con esfuerzo, pero, al final, salen en la  misma foto junto a quienes en las Juntas de Gipuzkoa testimonian su reconocimiento a las víctimas. Y para que entre sus críticos no haya remordimientos por este posible entreguismo, en Bizkaia, en cambio, desprecian el acto y no acuden a ofrenda alguna. Eso sí, en San Sebastián no llevaron flores blancas  como los demás, pero es que todavía no han completado su tránsito -incluso nadie se atreve a pronosticar cuándo y cómo lo harán-. Pero, desde luego, sí evitan el triste espectáculo de comparecer desunidos. Ya lo creo que saben lo que hacen.

Las víctimas, en la campaña

Por: Juan Mari Gastaca | 09 nov 2011

LEHENDA VICTIMAS 1
En Euskadi, los partidos no se han puesto de acuerdo para celebrar, de manera unitaria, el Día de la Memoria. Así, este reconocimiento adoptará mañana el retrato que cada institución vasca considere, lógicamente en función de su mayoría política. Sin duda, se trata de un pésimo augurio para el futuro de convivencia que se pretende hilvanar porque llena de escepticismo el anhelo de construir, de momento, un relato consensuado sobre quiénes y porqué han sufrido el azote de la violencia.

Más grave aún resulta pensar que esta disensión obedece, en gran medida, al rentismo político. Partidos como PP y UPyD no han querido jugar con fuego  con sus votos y han puesto pie en pared para evitar la mínima referencia al reconocimiento de otras víctimas que no fueran las causadas por ETA. Así es imposible alcanzar un consenso.

Estamos en plena campaña electoral y estos dos partidos, dotados de una identificación inequívoca con este sector herido, saben lo que se juegan en una cuestión tan delicada. Bien es cierto, en cambio, que el PSE-EE también puede presentar con todo su derecho una hoja de servicios igual que el partido de Mariano Rajoy y Rosa Díaz con respecto a las víctimas propias y ajenas, pero, en este caso, ha dado un paso adelante y refuerza una posición nítidamente mayoritaria en Euskadi.

Patxi López, por su parte, lo ha intentado hasta el final, pero el 20-N jugaba en contra de sus intereses y así se asiste a un Día de la Memoria diluído por la división. Desde luego, es un golpe bajo anímico para las propias víctimas. Pero, además, ensombrece un panorama que sigue esperando el pronunciamiento de la izquierda abertzale sobre el dolor causado por la violencia, y que llegará aunque no se sabe cuándo.

No es de recibo que el cálculo partidista ensombrezca Días como el del reconocimiento a las víctimas. No deja buenas vibraciones y alimenta el pesimismo porque evidencia que quizá queda por recorre más camino que el imaginado. No es menos cierto que se conoce la comprensión largamente exhibida por las fuerzas parlamentarias vascas hacia quienes han padecido la violencia, pero, llegados a este punto de vida en paz en el País Vasco, parece obligado exigir siquiera una mínima dosis de generosidad para procurar la integración. En caso contrario, olvidémonos de soñar con un escenario de convivencia entre diferentes.

La crisis puede con ETA

Por: Juan Mari Gastaca | 08 nov 2011

Zapatero
Ningún politólogo acreditado hubiera imaginado hace apenas tres años que si un día ETA decidiera abandonar su violencia, tan ansiada decisión apenas merecería un par de minutos en un debate televisado entre los dos principales candidatos a gobernar España. Años y años suspirando, entre el dolor, por la llegada de la paz para que una vez conseguida ni siquiera merezca un respiro. Ocurrió, sin embargo, en el mano a mano entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba, paradójicamente ambos exministros de Interior.

La razón de este desafecto está en la crisis, claro. Se trata, sin duda, de la conexión más directa entre la preocupación lacerante de la sociedad y el interés político. Y en el empeño se mantuvieron los dos contendientes, sabedores de que, a estas alturas, el desestimiento de la banda terrorista ya no da votos. El propio Tony Blair, incluso antes del atentado de la T-4, ya se lo pronosticó a Rodríguez Zapatero en base a la experiencia acumulada en Irlanda con el desenlace del IRA, mientras le animaba, eso sí, a que lo siguiera intentando.

En el fondo, esta lejanía de los dos grandes partidos hacia el fin de la violencia, que se detectó en el debate ,amplifica notoriamente la gravedad de la crisis. Y es que resulta hoy fácil de recordar cómo en la campaña de 2008 algunas voces reducían todo su argumentario electoral a explicar por las plazas más diversas que el Gobierno socialista "estaba vendiendo España" con sus cesiones ante los etarras. Incluso, bien podría explicarse así el nacimiento de todo un partido de implantación nacional como UPyD , que hizo de esta soflama su razón de existir hasta el punto de conseguir un hueco en los Parlamentos español y europeo.

La paz ha llegado y, de momento, Navarra mantiene su gobierno foral al igual que Euskadi sigue siendo una única comunidad autónoma. Sin duda que ha triunfado la apuesta de la sociedad por las vías políticas, hastiada de tanto sufrimiento estéril e inocente. Zapatero lo vino a recordar durante su histórica visita a Patxi López, en Ajuria-Enea, en puertas de su despedida.

Pero, sin embargo, queda ahora la asignatura pendiente de saber entender qué se debe hacer para vivir en paz y en libertad dentro de un marco de convivencia entre diferentes. Es evidente que tamaña empresa les pareció demasiado arriesgada a los candidatos de anoche como para abrir el melón.

Fuego cruzado

Por: Juan Mari Gastaca | 07 nov 2011

Basagoiti blog
¿Qué razón ha movido a Antonio Basagoiti para resucitar el fantasma de los GAL en plena campaña electoral? ¿Por qué un hombre tan identificado con Mariano Rajoy en los asuntos sobre el terrorismo se aleja del deseo de Génova de evitar el terrorismo ante el 20-N?

Lógicamente, la  explicación más obvia llevar a pensar que se trata de asestar un golpe bajo a tu principal enemigo en esta carrera. Pero una primera lectura más intencionada obliga a girar la mirada hacia la línea argumental que sobre el proceso de paz está siguiendo el PSE-EE en varios actos electorales. El PP ha tomado nota, al parecer, de que Patxi López  en los últimos días no ha dudado en reconocer el destacar el trabajo socialista en acabar con la violencia. Y Basagoiti, con su ácido comentario sobre el GAL, envía el mensaje de que no quiere protagonismos de ningún tipo en una materia tan sensible.

En realidad, el cruce dialéctico entre populares y socialistas, que se detecta aquí con una menor virulencia de la que se siente en el resto de España, responde al fuego cruzado entre rivales directos. En el otro bando, ocurre lo mismo entre PNV y Amaiur. Los nacionalistas han apretado el acelerador de sus críticas contra la coalición abertzale. Mientras consolidan sus relaciones entre partidos, también hay tiempo para buscarse un sitio entre el electorado castigando al rival.  De hecho, Iñigo Urkullu, Markel Olano o José Luis Bilbao, entre otros dirigentes jeltzales, han destapado varias de las deficiencias que advierten en la izquierda abertzale.

El diputado general de Bizkaia, por ejemplo, no se olvida del tétrico discurso de la antigua Batasuna cuando propugnaba la "socialización del sufrimiento" y por eso avisan de que quienes lo decían  antes, ahora van a votar a Amaiaur. El exdiputado general de Gipuzkoa, a su vez, imputa a Bildu que están paralizando Gipuzkoa con una política errática en asuntos como la movilidad. Y en el caso de Urkullu, entre otras referencias, la más reveladora es afirmar que la izquierda abertzale no tiene programa.

Los primeros días de campaña, y sobre todo en las últimas horas, han definido con suficiente claridad quiénes son las parejas que se profesan un profundo recelo. Y así continuarán hasta el último aliento porque les une el objetivo de castigar al contrario donde más le duela. Es que, en Euskadi, no hay debate.

Zapatero viene a Euskadi

Por: Juan Mari Gastaca | 06 nov 2011

06-11-11-PATXI-LOPEZ
En plena campaña electoral, pero sobre todo en pleno debate sobre qué hacer políticamente a partir del comunicado de ETA del cese de su terror, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero decide visitar al lehendakari, Patxi López. En sí mismo, el encuentro es inédito en función de su escenario, Vitoria y de quién es el visitante. Pero, además, no oculta un hondo significado por encima del institucional.

Hasta ahora solo Adolfo Suárez, en calidad de presidente del Gobierno español, había visitado la residencia oficial de un lehendakari. Carlos Garikoetxea fue entonces su anfitrión en Ajuria-Enea. Ahora, días antes de su despedida, Zapatero viene, entre otras cosas, a restañar las heridas que en los últimos años ha abierto entre los socialistas vascos, pero, sin duda, a recordar el trabajo compartido para que, por fin, se pueda vivir sin violencia.

Patxi López tiene que agradecer muy poco a Zapatero. En realidad, nunca le ha ayudado como presidente del Gobierno vasco. El lehendakari se ha mordido la lengua en más de una ocasión en las que ha sufrido viendo cómo en La Moncloa se rendía pleitesía a Iñigo Urkullu mientras el PNV aguijonaba en Euskadi a los socialistas por su incapacidad, decían una y otra vez, para resolver los asuntos vascos en Madrid. Jamás un presidente vasco ha sufrido mayor humillación que cuando Zapatero aceptó que los nacionalistas vetaran el traspaso de las transferencias de políticas activas de empleo cuando López y Manuel Chaves ya habían fijado la fecha para su presentación.

Sin embargo, el lehendakari siempre ha actuado como un hombre de partido, sin levantar la voz en otro sitio que no fuera la casa socialista. Zapatero, es de suponer, lo habrá tenido en cuenta. Pero, sobre todo, si algo une a ambos presidentes es la coincidencia de luchar sin desmayo por la llegada de la paz. En ocasiones han tenido puntos de vista diferentes, posiblemente porque, a buen seguro, escuchaban voces diferentes y pronósticos antagónicos, pero siempre les unía el mismo fin.

En su cita de mañana, por supuesto que hablarán de la oportunidad para la paz que se ha abierto en Euskadi. Otra cosa es que trascienda su voluntad intrínseca más allá de proclamar la victoria de los demócratas sobre los terroristas, del amparo a las víctimas y a la construcción de un relato que no distorsione el tránsito vivido hasta hoy. Vaya, que les queda por delante lo más peliaguado. Pero ya no será una responsabilidad de Zapatero. Y López lo sabe.

Las encuestas fallan

Por: Juan Mari Gastaca | 05 nov 2011

LLODIO-MITIN-PNV
En Euskadi, las encuestas electorales fallan siempre. Vaya, que sus previsiones nunca se corresponden luego con los datos de las urnas. Hasta ahora, este fatalismo se justificaba en base a una dolorosa realidad social: la amenaza del terrorismo impedía pronunciarse con sinceridad. La muestra más palmaria siempre se vislumbraba en los datos de las populares israelitas al abandonar el colegio electoral. En esos momentos, cualquier candidatura vinculada a la izquierda abertzale ganaba las elecciones, o, al menos, experimentaba un crecimiento espectular; de paso, los partidos no nacionalistas siempre se antojaban vapuleados. Ahora bien, llegaba el escrutinio y los resultados volteaban las previsiones.

Ahora, en cambio, con la paz en la calle tras el comunicado de ETA ocurre que el CIS ofrece una macroencuesta que ha conseguido unir a todos los partidos: ninguno de ellos se cree los datos que aporta para el reparto de escaños en la noche del 20-N en Euskadi. Es decir, se presume que los encuestados habrán podido decantarse con libertad, pero la foto final no cuadra en el actual panorama político del País Vasco. De hecho, ninguno de los sondeos que poseen los partidos se corresponde con el pronóstico conocido ayer.

Además, los resultados del CIS han propicionado todo tipo de interpretaciones. Las más críticas, desde el PNV donde algunos dirigentes ven la larga mano de Alfredo Pérez Rubalcaba. Y es que en el partido de Iñigo Urkullu aterra la posibilidad de que Emilio Olabarria se quede sin su histórico escaño de diputado por Álava. Los populares, por su parte, no señalan a nadie pero se apresuran a afirmar que los positivos datos asignados al PSE-EE están inflados. Y como prueba fehaciente de que el CIS no ha contentado a nadie, hasta los socialistas admiten su escepticismo porque la encuesta supera sus propias previsiones.

En realidad, quizá Euskadi ha vivido demasiados años sin la cuota de libertad suficiente. Por eso, ni siquiera ahora que se agradece el nuevo tiempo de paz, en medio de una campaña electoral que no será intimidada por el terror como ocurrió en 2008 con el asesinato del exedil socialista Isaías Carrasco en Mondragón, las encuestas son capaces de aplicar el índice de corrección necesario para ajustar las previsiones a la realidad. Tampoco es para llevarse las manos a la cabeza: en los comicios locales y forales del pasado 22-M ningún sondeo fue capaz de aproximarse a la mangitud del éxito electoral de Bildu. Y, apriori, parecía fácil que los encuestados ayudaran.

Euskadi, desde Madrid

Por: Juan Mari Gastaca | 04 nov 2011

VASCOS-PASEO-GUGGENHEIM
Apenas son 50 minutos en avión -sin contar la demora del embarque- y poco más de 3 horas en coche -cuando no hay obras en la N-1-, pero, en cambio, la distancia sociopolítica entre Euskadi y Madrid es, en ocasiones, sideral. Es verdad que el tema vasco no deja indiferente a nadie allí donde surja y que incluso, como en el fútbol, quien habla siempre está en posesión de la verdad.

No es difícil tomar un taxi en Madrid y escuchar en su radio cómo un locutor avezado clama irritado durante su entrevista a un exfiscal: "no hay derecho a que los terroristas de ETA tengan  en la cárcel más derechos que los presos comunes", para que, al instante, el veterano conductor no pueda reprimirse y explote: "es que estos van a salir de rositas". El viajero, en silencio, cree entender que su taxista se ha referido a los etarras.

Incluso, con un distendido café de por medio, un curtido tertuliano no duda en asegurar que "no entiendo mucho lo que pasa por allí (hablamos del País Vasco, claro), pero, desde luego, no se le puede perdonar a Patxi López que por un comunicado de ETA se ponga a recibir a los abertzales". Y es que mientras en Euskadi se ha convertido en un latiguillo la necesidad de que el lehendakari lidere la búsqueda de un consenso entre todas las fuerzas políticas y sociales para encarrilar el nuevo escenrio de paz, en Madrid son capaces de desairar ahora a un presidente vasco a quien idolatraron cuando se alió con el PP para impedir la continuidad de Juan José Ibarretxe en el poder.

¿Cuál es la razón de este escepticismo madrileño -ojo, no generalizado pero muy extendido- sobre la reciente voluntad de ETA? El principal motivo: no se lo creen, piensan que si no consiguen todo lo que se proponen, volverán por donde solían. Hay, incluso, quien se atreve a dibujar cómo será esta escisión. Para ello toma el ejemplo del IRA y así sostiene su argumento futurista.

Por todo ello, cuando en ese Madrid descreído escucha alarmado reivindicaciones desde el País Vasco como la mesa de partidos, el derecho de autodeterminación, o la bondad de la política penitenciaria inmediatamente es cuando decide acudir en amparo a Mariano Rajoy, convencido de que el futuro presidente del Gobierno español les pondrá freno. Por eso, al escuchar las prudentes reacciones del líder del PP al comunicado de cese de la violencia de ETA, que consideran sorprendentemente blandas, es cuando te preguntan: "¿en estos temas, Rajoy de quién se fía?" Y cuando les dices que todo apunta a Antonio Basagoiti como ideólogo, van y te contestan: "claro, nos lo imaginábamos". El taxista, supongo, pensará lo mismo.

El País

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