Sobre el autor

Juan Mari Gastaca

, delegado de El País en Euskadi. Se abre aquí un hueco para intercambiar opiniones sobre la vida política que en esta tierra vasca no deja a nadie indiferente y mucho menos cuando llegan unas elecciones.

Sobre el blog

Hablaremos sobre el día a día de la vida política que afecta a Euskadi, dentro y fuera de la casa común vasca.

Eskup

PNV y PP se reparten Kutxabank

Por: Juan Mari Gastaca | 29 dic 2011

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Las cajas vascas se resisten a desprenderse de su barniz político. Cuatro días antes del nacimiento de Kutxabank, la nueva entidad bancaria que a partir del 2 de enero englobará a las actuales BBK, Kutxa y Caja Vital, PNV y PP se han repartido los quince puestos del futuro consejo de administración, en el que no estarán Bildu y PSE-EE. El acuerdo de última hora entre nacionalistas -que dispondrán de mayoría absoluta bajo la presidencia de Mario Fernández- y populares ha irritado especialmente a los socialistas, que digieren ahora su sonoro fracaso en la búsqueda de un acuerdo que, a última hora, pretendían en compañia de Bildu. Lógicamente, este nuevo escenario financiero les da pie para recuperar su discurso de que el PNV utiliza a las entidades del país a su conveniencia, pero no es menos cierto que resulta muy difícil de entender que el partido al que pertenece el actual lehendakari esté fuera del máximo órgano de decisión de la caja vasca por la que se viene suspirando, en Euskadi, desde hace casi una década.

El PSE-EE es el gran damnificado por el nuevo acuerdo en materia económica que alcanzan PNV y PP en el último mes ya que estos dos partidos se aseguraron, recíprocamente, los presupuestos de 2012 en las Diputaciones de Bizkaia y Álava. Ahora, los socialistas ven cómo su socio en el Gobierno de Patxi López dispone en la gran caja vasca de una representatividad (4 de 15 miembros) muy por encima de la que exhiben sus resultados electorales (es la cuarta fuerza); de otro, acusan el golpe que supone visualizar una nueva mayoría en Euskadi sobre todo en una cuestión de tan hondo significado; y, por si fuera poco, que cuando se tratan de asuntos estratégicos de país todo pasa por el PNV, su enemigo más acérrimo. Eso sí, apenas les queda el consuelo de que dispondrán en el consejo de Kutxabank de la presencia de un socialista, el presidente de Caja Vital, Carlos Zapatero, que será el vicepresidente segundo. 

Bildu también se siente especialmente molesto por su exclusión. Sobre todo porque, de momento, se queda sin premio tras haber evitado que la fusión de las tres cajas vascas encallase en la asamblea de Kutxa. Además, porque los resultados de las urnas avalan su exigencia de una representatividad en el consejo que el PNV, mayoritario en la poderosa BBK, no ha permitido. De paso, alimentan el argumentario político para desgastar a su principal rival en las urnas al considerar que la derecha económica se ha unido. Con acuerdos así, las relaciones venideras entre Iñigo Urkullu y Mariano Rajoy se antojan engrasadas.

Anasagasti irrita al PNV

Por: Juan Mari Gastaca | 22 dic 2011

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Iñaki Anasagasti
ha depositado una bomba de relojería dialéctica en el seno de su partido, el PNV, precisamente cuando se asiste a la recta final del proceso de renovación de sus cargos internos. El veterano senador (Venezuela, 1947) ha dejado escrito en su blog que el sistema para elegir a los representantes territoriales de su centenaria formación está rodeado de "oscurantismo" y de "opacidad extrema". La reacción no se ha hecho esperar y en la dirección le han invitado a "irse al PSOE" ya que Anasagasti aplaude en su análisis que los socialistas, dice, por lo menos tienen la oportunidad de reflexionar sobre lo que quieren ser.

Las descalificaciones de Anasagasti han irritado al equipo de Iñigo Urkullu por el fondo y por la forma. ¿Por qué lo ha hecho de manera tan descarnada? En una versión, que no niegan ninguna de las dos partes ahora seriamente enfrentadas, es muy posible que el senador se sienta molesto por entender que la dirección del PNV no ha hecho suficiente para que representantes críticos en Gipuzkoa con la línea de Joseba Egibar como el ex diputado general Joxe Juan González de Txabarri, especialmente, y Juan Mari Juaristi no hayan sido elegidos para entrar por esa territorial en el futuro EBB, que será elegido el próximo mes de enero. Eso sí, no conviene olvidar que ya en 2002, Anasagasti plantó cara a Urkullu con un duro artículo de prensa con motivo de la elección de candidato a diputado general de Bizkaia, donde se posicionó a favor del candidato rival al apoyado por la ejecutiva del PNV.

La reconocida acidez de Anasagasti, un bloguero reconocido, al elaborar sus comentarios siempre críticos -la propia Corona española bien lo sabe- y su predisposición a aceptar cualquier tipo de plataformas para irradiar su pensamiento -es tertuliano ocasional de La Noria, en Tele 5-  incomodan en exceso al PNV ya que le obligan a meditar dos veces la adopción de cualquier medida disciplinaria. Eso sí, en base a sus propios estatutos, un hipotético castigo a Anasagasti solo podría plantearlo un afiliado,pero nunca la propia dirección del partido.

De cualquier modo, el PNV ha tropezado en una piedra demasiado incómoda. Además, en un momento escasamente propicio para sus intereses y, por si fuera poco, porque se enfrenta a un discurso que siempre suena bien porque, en el fono, Anasagasti pretende una mayor fluidez para el debate, la reflexión y participación de los afiliados. Eso sí, el partido le recuerda que lo puede hacer ahora por los mismos cauces que a lo largo de su dilatada trayectoria política le han permitido ser desde 1980 hasta ahora: parlamentario vasco, diputado y senador.

Euskadi ya no es una prioridad

Por: Juan Mari Gastaca | 19 dic 2011

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Mariano Rajoy
ha frustrado, posiblemente en exceso, las expectactivas que el entorno aglutinado en torno a la Conferencia de Paz de San Sebastián alimenta sobre cuál será la hoja de ruta del Gobierno central ante el nuevo escenario político que provoca la ausencia de la violencia. Ni una palabra en su primer discurso, que, eso sí, arrancó de manera significada con un recuerdo a las víctimas del terrorismo. Lógicamente, es de suponer que la venidera intervención del Josu Erkoreka le incitará a pronunciarse, siquiera míninamente, sobre la realidad del País Vasco que, ya sin ETA, no supone una prioridad entre las urgencias de un PP con mayoría absoluta.

Con este significativo silencio sobre Euskadi, el futuro presidente de Gobierno vuelve a mandar otro mensaje a la izquierda abertzale, como ya ha hecho desde la Mesa del Congreso a no autorizar su grupo parlamentario. Rajoy viene a decir a Amaiur que no tiene prisa alguna en atender las exigencias políticas que acompañan a la renuncia de ETA. Que, de momento, tampoco siente ninguna necesidad de abrir la mano en la política penitenciaria para beneficiar a presos por terrorismo.

En este escenario, es fácil comprender la inquietud que se empieza a detectar en el ámbito nacionalista. Incluso, no debe olvidarse que el PNV se ha visto relegado  en exceso durante el turno de consultas antes del debate de investidura, ocupando así un papel mucho más secundario del que ha gozado en virtud de la debilidad de Rodríguez Zapatero. Desde luego, en base a estos antecedentes, aquella interpretación positiva que mereció en el entorno abertzale el comprensivo análisis de Rajoy sobre la retirada de la banda armada queda hoy reducida a mero espejismo. Más aún, con estos gestos en el Congreso vuelve a tomar cuerpo la idea de que los populares hayan adoptado desde Madrid por mantener su tradicional firmeza hasta que no escuchen de la izquierda soberanista el reconocimiento a las víctimas de ETA.

Después de tantos años de un permanente protagonismo político, salpicado en su origen por el vendaval del terrorismo, Euskadi trata de adecuarse al primer discurso de investidura en el que queda fuera del foco. Afortunadamente es por que ya no está ETA.

Perdonar, una pesada digestión

Por: Juan Mari Gastaca | 18 dic 2011

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Es muy posible que el "pesar" mostrado por la izquierda abertzale hacia los dramáticos efectos del terrorismo de ETA haya indignado a las propias víctimas más que el silencio en el que permanecían instalados hasta ahora. Especialmente porque en su reacción introducen la hiriente variable de la equiparación, por la que asemejan el atentado con dos policías muertos por la explosión de una bomba y la persona muerta en un accidente de tráfico cuando iba a visitar en una cárcel a su hijo, preso en una cárcel precisamente por haber colocado el artefacto criminal.

Conocido el contenido de este pronunciamiento, esperado con expectación y cuya escenificación vino rodeada por un interés mediático que los propios autores habían sabido alentar con su destreza habitual, es fácil convenir que la respuesta ética al dolor causado por ETA supone una pesada digestión todavía para la izquierda soberanista. Pero, sobre todo, alienta a quienes siguen pensando que el tránsito de Bildu hacia la democracia solo es un fin de supervivenvia política y que su dirección dominante no ha logrado sacudirse aún de tantos años conviviendo con una comprensión silenciosa del terrorismo.

A su vez, entre cuantos se han sentido confortados por el tránsito abertzale hacia la vida democrática, denostando el uso de la violencia como principio básico de su regeneración, esperaban que, de una vez y sin eufemismos, hubiera la valentía suficiente para admitir que, efectivamente, ha habido un terrorismo que ha causado tanto dolor innecesario como cruento. Posiblemente, y en una lectura hasta comprensiva, podría pensarse en que todavía no ha transcurrido el tiempo suficiente para que quienes en su dia aceptaron a regañadientes la renuncia a la violencia permitieran pocos meses después que su lucha solo sea interpretada en clave de la tragedia causada.

Así las cosas, es evidente que la convivencia en Euskadi se antoja ahora mismo una quimera. Si cuajara la sensación de que la izquierda independientista ya da por cumplida la exigencia que se le requería sobre las víctimas de ETA, el punto de encuentro para acercar posiciones volvería a dinamitarse. Y en Madrid, seguro que lo tienen en cuenta.

Egibar prefiere a Bildu

Por: Juan Mari Gastaca | 13 dic 2011

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La transversalidad se adueña del escenario político de Euskadi. El acuerdo entre diferentes, alentado positivamente por la ausencia de violencia, se impone con absoluta normalidad democrática ante la ausencia de mayorías. Y en este contexto es donde se han producido dos pactos de hondo calado político que sitúan al PNV como ese partido tan pragmático, capaz de exprimir a tal punto su centralidad que en la Diputación de Bizkaia elige de compañero de viaje al PP, mientras en la de Gipuzkoa lo hace con Bildu.

Con su doble gesto, el PNV se escuda en anteponer la responsabilidad propia de quien, como partido de gobierno, sabe de la importancia política y económica que representa la aprobación de unos presupuestos. Sin embargo, de paso, abre la puerta a una inmediata interpretación sobre el tipo de socio elegido en cada territorio. Y todo ello coincidiendo con el proceso de renovación interna que asegura la continuidad de Iñigo Urkullu como máximo dirigente, pero que no calma las tensiones en sus organizaciones territoriales más díscolas con el discurso oficial como son Gipuzkoa y Álava.

Así las cosas, no resulta aventurado admitir que este doble acuerdo con socios tan antagónicos ha causado perplejidad en cada una de las dos sensibilidades que conviven en el PNV. Como prueba más evidente, los nacionalistas alaveses se niegan a corresponder al PP con su voto favorable -incluso cuestionan la abstención- porque no acaban de digerir el acuerdo de sus compañeros de Bizkaia. Pero cuando se trata de marcar expresamente distancias con este pacto con los populares, ahí llega Joseba Egibar y en menos de dos semanas facilita la aprobación de los presupuestos a Bildu en Gipuzkoa tras asistir durante medio año a una sucesiva campaña de descalificaciones a la gestión de su antecesor, Markel Olano (PNV), sobre todo en materia económica.

Con su apoyo, el PNV da aire a la izquierda abertzale a bajo precio ante la mirada atónita del resto de la oposición. De hecho, los peneuvistas apenas obtienen un compromiso de ocho millones para inversiones y un descanso de seis meses en la decisión sobre el futuro de la incineradora. En cambio, Bildu, en su estreno democrático, exhibe su capacidad de llegar a acuerdos desde una posición minoritaria ya que saca adelante los presupuestos con el guiño de su primer adversario y espera un pacto en materia fiscal con los socialistas. ¿Egibar ha apoyado a Martin Garitano solo por responsabilidad compartida?

El guiño de Rajoy a Basagoiti

Por: Juan Mari Gastaca | 12 dic 2011

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Cuando María San Gil cuestionó públicamente a Mariano Rajoy en vísperas de aquel determinante congreso del PP en Valencia, la inmensa mayoria de sus compañeros del País Vasco, inicialmente desorientados, dieron al final un paso al frente en apoyo del líder del partido. Se asistía a un ruptura desgarradora, repleta de sentimentalismo tras haber compartido durante trágicos años la erosión del terrorismo, pero fue entonces cuando Antonio Basagoiti entendió que no era tiempo para las actitudes personalistas. Y como él, Alfonso Alonso, Iñaki Oyarzábal y Borja Sémper, convencidos de la necesidad de acometer una renovación interna y una adecuación ideológica en un partido sumergido entonces en las catacumbas de la sociedad vasca por la amenaza de ETA y su discurso impenetrable ante una realidad que le resultaba refractaria.

Hoy, Rajoy les devuelve el agradecimiento particular con un guiño político que supone, de paso, un elocuente refrendo al proceso de renovación emprendido por estos jóvenes líderes del PP vasco y que de entrada tuvo que superar fuertes resistencias. Además, este explícito reconocimiento a  la trayectoria política de Alonso y Basagoiti levantará el ánimo entre quienes en Euskadi mantienen un sabor agridulce porque el partido no supo rentabilizar el 20-N los efectos de la ola ganadora a nivel estatal ya que simplemente repitió los tres diputados que ya consiguió paradójicamente cuando el PSOE alcanzó su récord histórico de votos.

Si hasta ahora Rajoy no ha dudado en avalar siempre la estrategia de Basagoiti en el sostenimiento del primer Gobierno vasco socialista y en la espinosa cuestión del terrorismo, la presencia de Alonso como portavoz popular en el Congreso le aportará un pivote determinante precisamente cuando a partir de ahora tenga que abordar, bajo una presión permanente desde credos opuestos, el nuevo escenario político que supone la llegada de la paz.

Todo ello coincide, además, con un PP vasco capaz de haber llegado por primera vez a un acuerdo con el PNV para salvar sus presupuestos en la Diputación de Bizkaia, mientras entiende que Patxi López tiene toda la legitimidad democrática para acabar su mandato y, con ello, frenar las aspiraciones nacionalistas de anticipar las elecciones autonómicas en el País Vasco. Jaime Mayor Oreja jamás imaginó que su partido pudiera jugar un papel de tamaña transversalidad. Ahí radica precisamente la renovación que ahora Rajoy ha querido premiar.

¿Urkullu, candidato a lehendakari?

Por: Juan Mari Gastaca | 06 dic 2011

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Entrevistado por Carlos Francino en la Cadena Ser, Iñigo Urkullu abrió intencionadamente hace unos días la puerta a la especulación sobre la posibilidad de que aspire a convertirse en candidato a lehendakari del partido que preside, el PNV. ¿Por qué lo hizo? En un político curtido como él, prudente y calculador, apenas hay quien cree que su respuesta fue consecuencia de un lapsus. De hecho, ni siquiera se apresuró a zanjar el debate que se abría por sus sorprendentes declaraciones. En su círculo más próximo se resta trascendencia pero, por si acaso existe una voluntad soterrada, Joseba Egibar, reacio sin duda a que Urkullu diera este paso, ya se ha manifestado en contra apelando a la escisión que en su día provocó Carlos Garaikoetxea al reclamar que se acabara con la bicefalia históricamente admitida en la formación nacionalista. Y para mantener la llama viva, desde el propio partido se recuerda que los estatutos no hay ninguna norma que impide al presidente del PNV presentarse a candidato a lehendakari. 

¿Puede ser Urkullu el candidato del PNV a lehendakari? En la dirección del EBB admiten que si fuera por la militancia, no habría duda alguna para su proclamación. Y es que Urkullu se ha vaciado durante la campaña electoral del 20-N, consciente de lo que se jugaba su partido que ve ya directamente amenazada su supremacía en el País Vasco por la izquierda abertzale. Sin embargo, los resultados, en base principalmente al éxito en Bizkaia donde ha logrado tres de sus cinco diputados, han avalado su discurso donde conviven la aspiración identitaria y la gestión diaria de la crisis económica. Con todo ello, se ve más legitimado para liderar el proceso de renovación interna que le asegura un equipo de dirección muy próximo a partir del 15 de enero próximo y que, de paso, le permite reducir la contestación localizada en las territoriales de Gipuzkoa y Álava.

¿Le interesa a Urkullu? Es imposible obtener ahora una respuesta de sus labios. De entrada, porque el proceso de designación todavía no ha llegado. Además, no será él quien dé el primer paso. Ahora bien, si se crea una corriente de opinión dentro del partido en favor de su candidatura sin duda que le obligará a posicionarse con rapidez. No hay quien descarta que si eso ocurriera, nada le impediría continuar con sus responsabilidades de presidente del PNV, concurrir a las elecciones autonómicas como candidato y si se convierte en lehendakari, abandonar su actual responsabilidad.

Egibar da un aviso a Urkullu

Por: Juan Mari Gastaca | 01 dic 2011

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El calendario electoral ha acompañado, con cierta incomodidad, el actual proceso de renovación interna del PNV, que concluirá el próximo mes de enero. Los deficientes resultados de este partido en Gipuzkoa y Álava, precisamente los dos territorios más contestatarios a la línea que defiende Iñigo Urkullu, han abonado las tensiones internas. Con los datos del 20-N en la mano, tras perder un diputado en suelo guipuzcoano y convertirse en cuarta fuerza en territorio alavés, el presidente del EBB no tardó un segundo en pedir explicaciones en público, instando a recuperar el terreno perdido. En el fondo, su crítica tenía un componente de mayor calado. De un lado, la propia reprimenda que escoció sin duda a los destinatarios, pero, sobre todo, Urkullu quería evidenciar una realidad electoral muy clara: mientras Bizkaia apuntaló el éxito de sus tres diputados abundando en el mensaje de un partido capaz de defender los intereses de Euskadi sin olvidar su aspiración nacionalista, en Álava y en Gipuzkoa el PNV había antepuesto el mensaje soberanista a la capacidad de gestión.

Pero las diferencias entre el núcleo duro del EBB en manos de Bizkaia con sus compañeros de Álava y Gipuzkoa no son nuevas, hay un mar de fondo que se traslada a la afiliación. De hecho, los principales quebraderos de cabeza para Urkullu vienen, por ejemplo, de los casos de supuesta corrupción y de espionaje de afiliados alaveses que ya han llegado a los juzgados. En Gipuzkoa, el problema radica en la ruptura interna donde una mayoría sigue a Joseba Egibar y una minoría, hasta ahora silenciosa y más presente en la prensa que en la vida interna del partido, exige, como mínimo, un ejercicio de autocrítica por la trayectoria descendente a la que asiste.

Sin embargo, Egibar ha preferido dar un paso al frente y que se note. Así, ante la posibilidad real de que Urkullu pudiera plantear un cambio en las reglas del partido para acabar con la bicefalia que le permitiera compatibilizar su cargo de presidente del PNV y de candidato a lehendakari, Egibar ha atajado con rapidez advirtiendo de que ese tipo de pretensiones llevan el partido a la escisión como ya ocurrió cuando lo intentó Carlos Garaikoetxea.

Por si fuera poco, el PNV de Gipuzkoa no se ha escondido para testimoniar que no quiere a dirigentes de Bizkaia en el futuro EBB, que será elegido en enero. A tal punto llega su malestar que sus únicos candidatos a los ocho puestos son seis guipuzcoanos y dos alaveses. Con este intencionado gesto, además, rompe con una regla no escrita en el partido. Urkullu ya sabe dónde tiene un problema.

El País

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