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Juan Mari Gastaca

, delegado de El País en Euskadi. Se abre aquí un hueco para intercambiar opiniones sobre la vida política que en esta tierra vasca no deja a nadie indiferente y mucho menos cuando llegan unas elecciones.

Sobre el blog

Hablaremos sobre el día a día de la vida política que afecta a Euskadi, dentro y fuera de la casa común vasca.

Eskup

Solo un día de unidad sindical

Por: Juan Mari Gastaca | 29 mar 2012

Huelga
Los sindicatos han olvidado por un dia su antagonismo de la última década en Euskadi para convertir en un éxito indudable la huelga general del 29-M. Se trata, no obstante, de una estrategia puntual, que se asoma efímera porque su caducidad está asegurada. En el País Vasco, como ocurre con los partidos nacionalistas y constitucionalistas, también una raya divide, en este caso a las centrales: las hay abertzales y confederales.

Cuando se conoció la coincidencia sin fisuras en el respaldo a la movilización, hasta la propia patronal vasca, Confebask, ya predijo cuál sería la fotografía del paro sobre todo en el tejido industrial y económico de la comunidad. Parecía evidente. Los significativos datos de la caída del consumo eléctrico, casi un 31% por debajo incluso de un domingo medioa, avalan estas previsiones. Además, para contribuir al objetivo, el reducido número de incidentes -siempre denunciables- deja esta vez sin disculpas la radiografía real de una huelga mayoritaria.

Pero la unidad sindical pasará a mejor vida en el País Vasco. De hecho, en varios momentos del 29-M lo hizo. Ni siquiera fueron capaces, por ejemplo, de caminar unidos en las sucesivas manifestaciones convocadas en las tres capitales vascas. Les determinan sentimientos muy diferentes, aunque les acercan los fundamentos de repulsa hacia una reforma laboral que, sobre todo, les cuestiona seriamente en su capacidad de intervención.

Los sindicatos no se habían puesto siquiera de acuerdo ni en el llamamiento a la huelga en Euskadi. Ahí, la cuota abertzale tomó ventaja sobre los confederales y, posiblemente, acabó por comprometer la fecha final a nivel del Estado. ELA y LAB, junto al resto de minoritarios que les acompañan cuando se trata de movilizarse, fueron los primeros en mover ficha, eligiendo el día que acabaría por parar España.

¿Y a partir de ahora? Todo volverá al desencuentro ya conocido. Llevan 13 años cada uno por su lado. Incluso no resulta menos significativa la pugna ELA-LAB que ha tomado cuerpo desde que Bildu  representa una referencia política indudable, sobre todo en Gipuzkoa. Para hacer mas comprensible este prolongado desafecto sindical bastaría con recordar cómo en los múltiples mítines que han calentado debidamente el ambiente del 29-M ninguno de los dos bandos ha apelado a esta puntual unidad que, sin duda, les supone fortaleza de acción como queda de manifiesto con los expresivos porcentajes de apoyo obtenidos. Sin embargo, ante la amenazante situación económica y laboral que asoma cabe la débil esperanza de que hagan de la necesidad, virtud. El Gobierno vasco y Confebask les siguen esperando.

Lecciones internas en el PNV

Por: Juan Mari Gastaca | 25 mar 2012

XAGUIRRE
La renovación interna del PNV ha dejado un Euzkadi Buru Batzar (EBB) al gusto de Iñigo Urkullu, precisamente cuando lo más necesita ahora que asoman las autonómicas. Pero por encima de esta sustancioso objetivo, las elecciones acometidas en sus asambleas territoriales arrojan mensajes intencionados. De entrada, solo Bizkaia, con un discurso político plagado de pragmatismo que lleva camino de ensancharse, dispone de paz asegurada entre su afiliación. Podría decirse otro tanto de Navarra, aunque aquí el peso interno es mínimo desde la ruptura con Carlos Garaikoextea. Ahora bien, en Gipuzkoa y Álava, territorios donde los nacionalistas han perdido significativamente cuota institucional y se visualiza más cómodamente el lenguaje soberanista, las heridas sangran y es posible que tarden en restañarse.

Es lógico que a partir de ahora el foco jeltzale se sitúe en la carrera por elegir un candidato a lehendakari que, incluso, dispone de fundadas opciones de gobernar. Además, el hecho de que pueda ser Urkullu, encendiendo de paso un lógico debate interno habida cuenta de su condición de presidente del EBB, aviva las expectativas mediáticas. Eso sí, tampoco convendría orillar los cruces internos que se han destapado en Gipuzkoa y Álava.

Bien es cierto que Joseba Egibar se asegura otro mandato en el GBB, que le llevará a cumplir la discutible marca de un cuarto de siglo en el cargo desde su primera elección, aunque lo hará tras digerir la irrupción de una oposición interna que cualitativa y cuantitativmente no esperaba y que ha tejido su contundente crítica sin levantar la voz, ofreciendo un espíritu constructivo para determinar conjuntamente un nuevo mensaje político como alternativa real a Bildu. Esta radiografía interna del partido en Gipuzkoa no desagradará, desde luego, al entorno de Urkullu. De hecho, en este proceso, Egibar, primero con los cargos para el EBB que no consiguió y ahora con su reelección cuestionada, ha recibidos dos serios avisos que no le permitirán enrocarse.

En Álava, en cambio, la fotografía final de su renovación puede resultar engañosa. Bien es cierto que la pieza de caza mayor perseguida se ha conseguido e Iñaki Gerenabarrena deja de presidir el partido en esta territorial, pero su sombra seguirá demasiado presente en la ejecutiva del nuevo dirigente Xabier Agirre. Gerenabarrena, quizá el político que con más vehemencia suspira por el regreso de Juan José Ibarretxe en una mezcla de lealtad y convicción que, de paso, erosiona a Urkullu, no se ha ido definitivamente y en el EBB lo saben. Basta con recordar su ácida despedida para entender fácilmente que no ha bajado la guardia, que vigilará la esencia del nuevo discurso que su sustituto irá pergeñando y que oteará la realidad desde la vicepresidencia de Vital Kutxa y encima de la Obra Social, una posición tan confortable como influyente.

Así las cosas, el PNV salva sin especiales convulsiones su renovación interna, que siempre es un mérito cuando el debate sobre personas supera al de los mensajes. Solventado el reto, y aunque siga poniendo un ojo en San Sebastián y Vitoria, Urkullu tiene las manos más libres que nunca.

El 'caso Gil', dinero y política

Por: Juan Mari Gastaca | 19 mar 2012

LOPEZBILBAO
En Euskadi, la vida política se judicializa en demasiadas ocasiones. Ahora mismo, el caso Melchor Gil, consecuencia directa de las irregularidades tributarias de este cualificado dirigente del socialismo vasco y cuñado del lehendakari, Patxi López, ha venido para quedarse. Lo hace en pleno debate sobre el fraude fiscal en Euskadi que enfrenta al Gobierno vasco y la Diputación de Bizkaia y precedido de una intencionada filtración cuando ya se otean las elecciones autonómicas.

Precisamente las dudas sobre la procedencia del dinero (417.000 euros) que Gil empleó en completar el pago de su chalé, de un lado, y el origen de la divulgación del dossier que contiene la investigación de Hacienda, de otro, sustentan la investigación pendiente de esta encendida polémica que vuelve a enfrentar políticamente a PNVy PSE-EE, quizá con más crudeza que nunca y a la que se ha incorporado el propio lehendakari desde India, donde permanece al frente de una delegación empresarial.

Es evidente que con el estallido del caso Gil, el PNV traslada a los socialistas el profundo desgaste que viene sufriendo desde 2010 por la supuesta corrupción de varios de sus dirigentes alaveses en los procesos judiciales relacionados especialmente con las actuaciones de Alfredo de Miguel y Aitor Telleria, que, incluso, han sido objeto de una comisión de investigación en el propio Parlamento. De hecho, no es aventurado afirmar que este nuevo escándalo en el debate político complica, precisamente en un inoportuno momento de debilidad, el discurso regeneracionista del PSE-EE a nivel de calle, al margen de que se llegue a una resolución absolutoria desde la justicia.

Nunca, pero menos en tiempos de crisis, es admisible que un político birle sus obligaciones tributarias. Menos aún, que no explique sin sombra alguna la procedencia de sus ingresos. Melchor Gil lo debería aclarar voluntariamente o por indicación de sus superiores en el PSE-EE. A partir de esta sincera declaración cobraría mucha más solvencia su justificada petición de responsabilidades en la filtración de su relación con Hacienda como ciudadano libre y con derecho garantizado a la privacidad que ha visto mancillarse.

Mientras Gil resuelve su ecuación, la Diputación de Bizkaia debe solventar las lógicas dudas sobre cómo pueden salir de los ordenadores de Hacienda una exhaustiva investigación de 400 folios para su entrega a tres medios de comunicación sin que nadie repare en que se está cometiendo un delito contra la protección de datos. Llegados a este punto, cada una de las dos partes implicadas tienen una responsabilidad muy concreta que cumplir y una explicación convincente que ofrecer. Es de justicia exigirles desde un compromiso ético una respuesta tan urgente como esclarecedora a ambas partes que les impida refugiarse ni en corporativismos ni en enroques partidistas. La Fiscalía, por su parte, ya sabrá cuál es su obligación.

El ventilador del PNV en Hacienda

Por: Juan Mari Gastaca | 14 mar 2012

14-03-12-BILBAO GIL
En Bizkaia, ya ha empezado la precampaña electoral. Lo ha hecho, además, desde un lugar inesperado: Hacienda. Y el método elegido por el PNV, que controla la Diputación foral de este territorio, ha sido airear por medio de un dossier de 400 folios  entre varios medios de comunicación las irregularidades fiscales de Melchor Gil, dirigente del PSE-EE y cuñado del lehendakari, Patxi López. Todo ello en medio de una descarada pelea entre José Luis Bilbao y el Gobierno vasco sobre cómo armonizar la fiscalidad en el País Vasco y, principalmente, la acción conjunta contra el fraude. Para demostrar que sabe hacer los deberes sin compañía de nadie, Bizkaia pone como ejemplo las vergüenzas fiscales de un prohombre socialista.

Al accionar el ventilador, el PNV envía varios mensajes. De entrada, que se avecina una pelea autonómica de caza mayor donde el simplista guante blanco dejará paso a la artillería pesada. Y como primer botón de muestra sirva esta primera entrega de Melchor Gil para exhibir la capacidad de la Diputación para desnudar fiscalmente en público a cada ciudadano cada vez que se lo proponga. De hecho, todos los documentos han sido filtrados directamente -EL PAÍS no los recibió- desde los ordenadores de la Hacienda vizcaína. Es decir, al menos un funcionario contravino el código deontológico de este organismo para colaborar en la causa política emprendida. Quizá con su desobediencia ética quien fotocopió el expediente para sacarlo a la plaza pública quería aflorar también el desagrado que les produce escuchar reiteradamente al lehendakari el emplazamiento a la lucha conjunta contra el fraude fiscal porque puede transmitir la sensación de que en Bizkaia no se cumple debidamente con su labor.

En el caso Gil, curiosamente, no se persigue ya una irregularidad fiscal porque la detectada quedó subsanada. De hecho, el cuñado del lehendakari ya ha pagado la deuda y la multa por no haber consignado en su IRPF unos extraños ingresos atípicos sin duda de 400.000 euros, pero la Diputación entiende que no es suficiente: quiere que la justicia investigue si este dinero procede de un tráfico de influencias. Melchor Gil, con peso político reconocido en el PSE-EE siempre ha mantenido relaciones con el mundo empresarial, ocupando de hecho puestos en algunos consejos de administración y así aviva directamente la sospecha. Desde luego, no todos los ciudadanos tienen la suerte de que los amigos les dejen sin compromiso alguno semejantes cantidades de dinero. Eso sí, en Bizkaia suele ocurrir. Hace unos años, Juan Ramón Ibarra, responsable de Hacienda, tuvo un día de suerte: de repente, en el armario de su casa se encontró 300.000 euros en billetes de 500. La justicia le absolvió.

En el caso de Gil, Bizkaia entiende que ha mordido presa y no ceja en el empeño de la inculpación desde hace meses hasta el punto de que Hacienda ha exigido una decisión a la  propia Fiscalía. Como la respuesta tarda demasiado y no se consigue una imputación directa que supondría un duro golpe en la imagen pública del rival, nada mejor que accionar el ventilador en los medios de comunicación. Continuará.

Las exigencias 'abertzales'

Por: Juan Mari Gastaca | 09 mar 2012

09-03-12-BATASUNA PARLAMENTO
La izquierda abertzale y ETA han venido a coincidir curiosamente en dar una vuelta de tuerca a sus exigencias. Podrían entenderse, en una primera lectura, que supone, por ambas partes, una reacción crítica al control de los tiempos adoptado por Mariano Rajoy, cuya elocuente ralentización desinfla el ritmo que parecía avivarse tras los acuerdos de la Conferencia de Aiete. Y, además para avivar los temores, el Parlamento se debate en la duda sobre cómo darles voz. Por todo ello resultaría fácil de explicar que Batasuna amenace a Patxi López con el fantasma de las elecciones anticipadas, de las que lógicamente el Gobierno vasco huye, y que ETA desempolve su histórica reivindicación de que Madrid y París tienen que ponerse a negociar.

Con todo, la realidad no ofrece dos mundos antagónicos, pero sí dos velocidades muy distintas. Cabe convenir que existe una fundada voluntad política para que  salga adelante la ponencia sobre el futuro escenario de paz en Euskadi muy por encima de la foto  de desencuentro del pasado jueves. De hecho, sólo el vértigo del PP -perfectamente recuperable, sin embargo, a corto plazo- impidió el consenso bastante cocinado de entrada. Otra cosa bien distinta es que venga a saciar la exigencia soberanista. Si sirve de precedente, los abertzales no han dudado en elevar el listón en la primera oportunidad que los demócratas les brindaron en el propio Parlamento. Quizá resulte más preocupante apreciar la incomidad que les provoca la curiosidad periodística sobre cuándo van a pedir a ETA que se disuelva.

En ese mismo hábito de actitudes históricamente asociadas al entorno de Batasuna podría situarse la petición de la banda terrorista al Gobierno francés para que se siente a negociar, y que, al conocerse, parecía como si estuviese destinada a robar el protagonismo mediático a la apuesta política que el lehendakari había formulado sobre cómo armonizar en Euskadi un futuro en paz. Con todo, es posible que en la renovada exigencia de ETA haya influido la comprensión hacia sus presos que el atormentado Nicolas Sarkozy hizo en su visita a Bayona, plagada de protestas y de policías, aunque toma cuerpo en un momento político tan poco propicio para estos debates como es el tiempo electoral.

Sin embargo, en esa incesante búsqueda de soluciones, no deberían caer en saco los elocuentes datos que ofece el último sociómetro y que reflejan una abrumadora coincidencia de la sociedad en favor del reagrupamiento de los presos etarras. Siete de cada diez vascos están de acuerdo en facilitar la reinserción de los presos de ETA que renuncien a la violencia y apoyan su acercamiento a cárceles del País Vasco. Fácil de entender, vaya.

El 'efecto Manchester'

Por: Juan Mari Gastaca | 06 mar 2012

06-03-12-ENTRADAS ATHLETIC
En Euskadi, el fútbol se ha apoderado del debate social. En una semana política concebida para conocer el plan del lehendakari, Patxi López, sobre la hoja de ruta vasca para el final de ETA, los vizcaínos sólo hablan de Manchester y los guipuzcoanos, de las heridas que les ha dejado el último derbi de San Mamés; en este caso, los alaveses contemplan la escena. Sin duda, se trata de una incómoda coincidencia porque  es indudable que la proyección mediática del debate del jueves en el Parlamento puede verse seriamente minimizado por el impacto popular que representa, además del partido europeo, la presencia de miles de seguidores del Athletic en Old Trafford.

Patxi López también se juega mucho en el envite de la Cámara, aunque el resultado final no depende de sí mismo. Y es que corre el fundado riesgo de quedarse a mitad del camino porque, desagraciadamente, en Vitoria no se asistirá al segundo acto del acuerdo mayoritario en el Congreso. ¿El motivo? Aqui, en Euskadi, ya soplan los vientos electorales y es evidente que el PNV no va a poner en bandeja semejante iniciativa en la balanza del lehendakari. Además, Iñigo Urkullu tiene coartada: la hoja de ruta vasca carece del consenso alcanzado en Madrid. La dimensión unánimente aplaudida del acuerdo de Madrid resultará, por tanto, un espejismo, pero despejará algunas dudas significativas. De entrada, López se adentrará por un espacio propio en un debate crucial al que ha sido largamente requerido y que entre tacticismos y dudas no se había incorporado con la firmeza suficiente que le confiere su condición de lehendakari. De paso, exhibirá el margen de maniobra del que dispone con respecto a su socio vigilante, el PP, en el mensaje hacia las reivindicaciones abertzales.  Enfrente, la imposibilidad, al final siempre incómoda, de llegar a un acuerdo táctico con el PNV, el partido más importante de la Cámara.

Así las cosas, y ante un previsible desencuentro, podría tomar cuerpo la sensación de que un partido de esta trascendencia solo se puede disputar en Madrid porque allí sí que están todos los jugadores implicados. De esa manera indirecta se daría un golpe seco inmediato a la vigencia de la actual legislatura en Euskadi ya que exigiría lógicamente abrir los escaños a una nueva realidad que encarnan quienes han dejado ya de convivir con la violencia para reconocer la vigencia de la política y de las instituciones como fórmula democrática. Por tanto, ante un previsible fiasco del debate de Vitoria, donde la falta de acuerdo acabe por envolver las conclusiones, quizá la distracción popular de Manchester aminore la decepción política.

¿Cómo se gobernará Euskadi?

Por: Juan Mari Gastaca | 02 mar 2012

WEB PARLAMENTO JUAN MARI
Un jeroglífico enrevesado aguarda a Euskadi. Con los datos del Euskobarómetro en la mano, se trata de descifrar cómo será el gobierno de esta comunidad a partir de sus próximas elecciones. Ya es seguro que Patxi López no repetirá como lehendakari porque la debacle socialista -se le augura una pérdida de nueve de los 25 escaños actuales- parece garantizada. De paso, el Parlamento vasco adquirirá un mayoritario tono identitario mediante la suma, no obstante, de dos concepciones soberanistas semejantes (PNV y Amaiur) pero antagónicas en su método de conquista y, sobre todo, en la concepción socio-económica de sus idearios.

El sondeo proporciona escenarios maquiavélicos. Depararía tres opciones de gobierno, de las cuales las dos únicas capaces de asegurarse una mayoría se antojan quiméricas ahora mismo: de un lado, PNV, ganador otra vez, y PSE superarían la cota de los 38 escaños, pero ambos partidos se repelen en Euskadi por una falta de química recíproca que no se esfuerzan en ocultar; de otro, aparecería la alternativa de un Ejecutivo de izquierdas donde Bildu, segunda fuerza más votada, necesitaría del apoyo socialista para gobernar. No obstante, habría que preguntarse si la clase política vasca ha alcanzado la madurez suficiente para facilitar la llegada de la izquierda abertzale a Ajuria Enea. Así las cosas, y como opción más posibilista, el PNV esperaría a gobernar el minoría con acuerdos puntuales, que le acercarían a Amaiur en la apuesta por un nuevo marco jurídico y a PP y PSE-EE sobre todo en la exigencia presupuestaria.

Hasta que se resuelva tan vital ecuación, resulta llamativo cómo el PSE-EE es incapaz de rentabilizar su paso por el Gobierno vasco, convulso desde el primer día. De entrada estuvo condicionado por un arranque traumatizado al que contribuyó el desprecio nacionalista, mientras su acción política siempre está supeditada a las debilidades presupuestarias de la crisis, sin que, por otra parte, su apuesta por el final de ETA y el rearme ético de la convivencia se vean reconocidos. 

Con la misma claridad emerge la mayoría nacionalista, que se instala definitivamente en el Parlamento en un tiempo político alentado por la ausencia de la violencia. Sobre esta realidad pivotará, sin duda, la renovada exigencia vasca de un nuevo marco de relación con España para convertirse, en paralelo con los rigores económicos, en el asunto nuclear de la próxima legislatura. ¿Quién liderará esta reivindicación? Iñigo Urkullu, una opción de gobierno, ya lo tiene escrito. En Amaiur, lo llevan en su ADN. Un nuevo tiempo.

El País

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