A cinco meses de las elecciones locales y forales, la suerte política de los Presupuestos institucionales proyecta intenciones. En Euskadi, desprende una conclusión inmediata: PNV y PSE-EE se sienten muy cómodos juntos. Por elevación de las voluntades, el lehendakari, Iñigo Urkullu, ha marcado con intención la línea del acuerdo posible en el ecuador de su mandato. El entendimiento entre nacionalistas y socialistas marca una referencia innegable en el imaginario de posibles pactos a partir de mayo de 2015.
Muy por encima de las advertencias iniciales de Idoia Mendia tras suceder a Patxi López -y quizá obligada entonces a tan inevitable discurso rocoso-, el PSE-EE, necesitado de visualidad en las instituciones, ha vuelto por donde solía. Toda una decisión táctica en medio de la búsqueda de su perfil electoral. Desde luego, la prórroga del acuerdo suscrito hace un año para salvar de la encrucijada al PNV y su lehendakari -aislados por el fracaso de su apuesta inicial- se ha solventado mucho más rápido de lo que hicieron creer las admoniciones de la líder socialista.
Trabado este respaldo a la estabilidad que supone encarrilar los Presupuestos autonómicos hacia su aprobación, el PNV ha jugado sus propias cartas políticas en el resto de las instituciones. Los nacionalistas se han vuelto a situar en el centro del tablero para decidir la suerte evidenciando así su condición de primera fuerza y de pieza desequilibrante para el resto.
En Bizkaia, donde dispone de una cómoda ventaja en sus Juntas Generales, al PNV le ha valido que el PP hiciera una apelación al enconado asunto de Pinosolo para despreciar su apoyo y abrazar con rapidez el pacto con el PSE, que siempre entendió menos comprometido. Consolidado por tanto su auténtico nicho electoral, los nacionalistas han evidenciado, a su vez, la soledad de Bildu en Gipuzkoa y de PP en Álava, territorios donde los Presupuestos forales se ven abocados a la siempre desluciada prórroga.
El PNV quiere recuperar el poder perdido en Gipuzkoa y Álava. Hasta ahora no le había importado facilitar puntualmente los Presupuestos de estas instituciones, ejemplarizando la apelación a la estabilidad institucional que siempre sostiene Urkullu. Pero en esta ocasión, con la proximidad electoral tan apremiante, la táctica ha sido muy diferente. El gobierno abertzale de Martin Garitano y el popular de Javier de Andrés no han experimentado cambios sustanciales en la apuesta presupuestaria y de ahí que ambos diputados generales entiendan que el PNV no ha querido aproximarse.
Por encima del proceso negociador, que lo ha habido en todas las instituciones, la resultante supone una apuesta intencionada de voluntades con sensación de futuro. Ante la incógnita de las urnas y de sus posibles pactos, PNV y PSE-EE ya han construido un eje siquiera para la formalidad sustancial que supone el arquetipo económico de los Presupuestos. Algo más que un primer paso para el futuro inmediato.
Hay 2 Comentarios
Bueno, ya veremos que resultados obtiene el PSE-PSOE en las municipales y forales de mayo. Yo no pondría todos los huevos en esa cesta
Publicado por: Jagoba | 13/12/2014 9:20:37
Eso se ha sabido siempre. A López de le olvidó cuando pactó con el PP y demonizó al PNV. Todavía no se lo hemos perdonado.
Publicado por: Mirene | 11/12/2014 4:52:29