En Euskadi, muchos afiliados de UPyD se adelantaron en el tiempo a quienes ahora atenazados por la debacle franquean raudos la puerta de Ciudadanos. Ni siquiera aquellos esperaron a la explosión mediática de Albert Rivera ni a los augurios de unos prometedores sondeos. Entendieron simplemente que el funcionamiento interno del partido era insoportable y que era mejor probar suerte en otro proyecto (¿igual políticamente?).
Cuando comenzó el goteo en el País Vasco, apenas causó sensación. Entonces, Rosa Díez no estaba asomada al precipicio ni su segundo séquito empezaba a intrigar al ver la dirección del humo. Se consideró tan solo la aventura interesada de algunos pocos -pero con peso orgánico- y así la escisión quedó taponada sin demasiado esfuerzo. La dirección hizo ver que no se inmutaba, pero el calvario de las deserciones tomaba cuerpo.
Más allá de las críticas al sentimiento unipersonal del partido, se antoja sencillo el tránsito ideológico desde UPyD a Ciudadanos. Quienes lo hicieron convencidos mucho antes de las actuales deserciones se han vestido la nueva camiseta sin demasiado esfuerzo de adaptación. Incluso, cuando se exprimen las razones de su paso al frente todo se reduce a un cambio de líder. Se han cansado de Rosa Diez.
En este acelerado tránsito, estratégico que no ideológico, tampoco se extrañan de la escasa afiliación de Ciudadanos. Ya están curtidos en esta soledad de cuadros y militantes, por eso se refugian con acierto más que nunca en la dimensión de las redes social y saben por la experiencia de UPyD que luego cunde en las urnas.
Ante las próximas elecciones, UPyD y Ciudadanos se aprestan, de entrada, a configurar una escena curiosa: ¿cuáles son sus diferencias programáticas? Dos partidos enrabietados con las Diputaciones forales -curiosa coincidencia con Podemos- y sin afección alguna por los derechos históricos de Euskadi se mirarán de reojo sobre todo en el granero abonado de Vitoria, sobre todo. Y ahí le dolerá al PP.
Hasta ahora, UPyD era el auténtico martillo para la conciencia electoral del PP vasco. En el horizonte del próximo mes, y amenazada incluso su existencia, es muy posible el trasvase de la inmensa mayoría de sus votos a Ciudadanos. Un nuevo refugio desde donde luchar contra la amenaza del nacionalismo y apostar por la unidad de España blandiendo, eso sí, la enseña de la renovación democrática. Es lógico comprender la advertencia de Javier de Andrés para que no se disperse el voto del centroderecha en Álava.
Fiel a Rosa Díez, son malos tiempos para el parlamentario Gorka Maneiro. Su proyección podría verse dinamitada después del extenuado trabajo opositor levantando alformas de la Administración vasca. Pero sabe a regañadientes que también a Euskadi llegará la ola Ciudadanos. La oportunidad para sus anteriores compañeros con quienes, posiblemente, sigue compartiendo la misma ideología. Ahí está la gran paradoja.
Hay 2 Comentarios
los personalismos cada vez duran menos....
un saludo desde la playa
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Publicado por: playamatalascañas.com | 12/04/2015 15:38:11
UPyD, más pronto que tarde, se va quedando en el camino al haberse construido desde y a partir el mesianismo de un dinosaurio político en busca de su propio espacio de egolatría.
http://casaquerida.com/2015/04/10/los-a-la-derecha-firmantes/
Publicado por: Tinejo | 12/04/2015 0:36:40