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Sobre el blog

¿Una imagen vale más que mil palabras? Según investigadores de Harvard, no. Vale muchas más. Algunas hasta 500.000 millones. La cifra no importa: está claro que las imágenes son más poderosas que nunca, y este blog pretende ser un inventario visual de libros de fotografía, arte o diseño, ilustraciones, visualizaciones de datos, infografías…

Sobre la autora

Virginia Collera

es periodista y traductora. Colabora intermitentemente con El País desde 2006 y es compradora confesa de libros por la cubierta y/o las fotografías interiores.

La pornografía según Edward Gorey

Por: | 30 de octubre de 2012

Edward-gorey“Los plazos son tan fastidiosos”, explicaba Edward Gorey al periodista Paul Gardner de New York Magazine en una entrevista publicada en 1977. “Dibujé El curioso sofá en un fin de semana. Era una sátira de Historia de O. Hubo un impresor que se negó a imprimirlo. Incluso hoy sigo oyendo que hay gente de bien que sigue escandalizada. Pero los detalles de la fiesta en casa de Lady Celia se desarrollan en la mente del lector”.

En Historia de O no. Estaba todo negro sobre blanco. El clásico erótico de Pauline Réage narra la iniciación de una joven al sadomasoquismo y a quienes lo hayan leído la trama de El curioso sofá les resultará familiar.

Historia de O empieza así:

Un día, su amante lleva a O a dar un paseo por un lugar al que nunca van, el parque Montsouris y el parque Monceau. Junto a un ángulo del parque, en la esquina de una calle en la que no hay estación de taxis, después de pasear por el parque y de haberse sentado al borde del césped, ven un coche con contador, parecido a un taxi.

―Sube― le dice él.

Ella sube al taxi. Está anocheciendo y es otoño. Ella viste como siempre: zapatos de tacón alto, traje de chaqueta con falda plisada, blusa de seda y sombrero. Pero lleva guantes largos que le cubren las bocamangas y, en su bolso de piel, sus documentos, la polvera y la barra de labios. El taxi arranca suavemente sin que el hombre haya dicho una sola palabra al conductor. Pero baja las cortinillas a derecha e izquierda y también detrás; ella se quita los guantes, pensando que él va a abrazarla o que quiere que le acaricie.

La adaptación de Gorey en El curioso sofá, que acaba de editar en español Libros del Zorro Rojo, es la siguiente:

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Alice comía uvas en el parque cuando se le presentó Herbert, un joven muy bien dotado.

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Herber la invitó a dar un paseo en un taxi, en cuyo interior hicieron algo que Alice no había hecho nunca...

Edward Gorey (1925-2000) era un señor excéntrico que se resguardaba del frío con un abrigo de piel que conjuntaba con zapatillas de deportes, no se perdía un espectáculo del ballet de Nueva York, vivía rodeado de gatos y siempre jugaba con las apariencias. "Tengo la estúpida teoría de que una obra creativa sólo es interesante si pretende tratar de una cosa pero, en realidad, trata sobre otra".

El curioso sofá es un buen ejemplo. Gorey lo publicó bajo el pseudónimo Ogdred Weary, pero no fue por temor a las represalias de su travesura, sino para emular a Anne Desclos, nombre real de Pauline Reáge. En el libro, Gorey sólo insinuaba -ni rastro de desnudez o sexo explícito-, pero corría 1961 y él mismo lo había calificado de “obra pornográfica”, suficiente para que la sociedad de la época se escandalizase. Ironías de la vida: al final su burla de la literatura erótica acabó compartiendo estantería con todos esos libros perniciosos que los bibliotecarios guardaron bajo llave durante años.

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El curioso sofá. Obra pornográfica de Ogdred Weary de Edward Gorey está editado por Libros del Zorro Rojo.

La cámara siempre ha mentido

Por: | 26 de octubre de 2012

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Man on Rooftop with Eleven Men in Formation on His Shoulders. Artista estadounidense sin identificar, c. 1930.

Nuestros abuelos, bisabuelos, tatarabuelos ya manipulaban sus fotografías. Esta historia de distorsión no comienza con la llegada de la tecnología digital en el siglo XX, advierte Mia Fineman, comisaria de la exposición Faking it: Manipulated Photography Before Photoshop, que puede visitarse hasta finales del próximo mes de enero en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. "La determinación de modificar las imágenes fotográficas es tan antigua como la propia fotografía. Casi todas esas técnicas de manipulación que hoy asociamos al Photoshop ya formaban parte del repertorio predigital de la fotografía. Antaño se estrechaban cinturas, atenuaban arrugas, eliminaban o añadían personas a la escena, cambiaban fondos e incluso recreaban situaciones que no habían sucedido".

Ahora bien, al menos en un principio, las cámaras tenían razones de peso para mentir. "Muchos de los primeros casos de alteración fotográfica eran intentos de compensar las limitaciones técnicas de un medio muy joven. Querían sortear su incapacidad para representar el mundo tal como el ojo lo veía. Cuando la fotografía se introdujo por primera vez en 1839, a muchos de sus admiradores les costaba entender que un medio que podía traducir formas y texturas en detalle no pudiera plasmar el color. Por eso los fotógrafos recurrieron a la intervención manual", escribe Fineman en el catálogo de la exposición.

 

4._Fading Away_Henry Peach Robinson
Fading Away. Henry Peach Robinson, 1858.

A pesar de estas justificadas distorsiones, en sus inicios la fotografía fue considerada una precisa "transcripción óptica de la realidad". La cámara nunca mentía. Hasta los tribunales aceptaban el testimonio fotográfico que probaba que una firma era falsa o que el cónyuge había cometido adulterio. Pero todo cambió y, al cabo de unas décadas, la cámara empezó a mentir. Con descaro. En 1869 William H. Mumler fue juzgado en Nueva York por la producción y venta de "fotografías de espíritus". El caso tuvo mucha repercusión mediática e inauguró el primer desengaño de los creyentes en la fotografía. "¿Quién puede fiarse a partir de ahora de la veracidad de una fotografía?", escribió un periodista de la publicación New York World.

 

19._Dream No. 1_Grete Stern
Dream No. 1: Electrical Appliances for the Home. Grete Stern, 1948.

A finales del siglo XIX la fe colectiva en la fotografía había dado paso al escepticismo colectivo. El mismo que sigue vigente hoy y que empleamos para cuestionarnos si la multitud de imágenes que nos acechan son reales o todo lo contrario. Fineman sitúa el primer escándalo de manipulación fotográfica de la era digital en 1982: la revista National Geographic acercó las pirámides de Giza para que encajasen en el formato vertical de su portada del mes de febrero. Desde entonces hasta ahora, la lista de desmanes fotográficos es larga. Pero, afortunadamente, concluye Fineman, hoy tenemos claro que la fotografía es "un medio de realidad y de ficción".   

 

6._Henri de Toulouse-Lautrec as Artist and Model_Maurice Guilbert
Henri de Toulouse-Lautrec as Artist and Model. Maurice Guibert, c. 1900.

 

3._George Washington Wilson_Aberdeen Portraits
Aberdeen Portraits No. 1. George Washington Wilson, 1857.

 

2._Cloud Study, Light-Dark_Gustave Le Gray
Cloud Study, Light-Dark. Gustave Le Gray, 1856-57.

 

La exposición Faking it: Manipulated Photography Before Photoshop puede visitarse hasta el 27 de enero de 2013 en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. Todas las imágenes son cortesía del museo. La app para iPad de la muestra está disponible en la App Store.

¿Qué fue de la buena letra?

Por: | 23 de octubre de 2012


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El Seed. Hand to Type, © Gestalten 2012.

Un día el periodista y escritor británico Philip Hensher se dio cuenta de que no sabía cómo era la letra de un buen amigo suyo. Se habían conocido hace más de una década, pero todas sus comunicaciones no verbales habían sido teclado mediante. Ni una nota, ni una postal ni, mucho menos, una carta. Hensher acaba de publicar un libro titulado The Missing Ink: The lost art of handwriting, and why it still matters y en sus entrevistas y artículos promocionales ha reiterado, una y otra vez, las virtudes de escribir. A mano. Con un lápiz o un bolígrafo. Como antes. "Hemos renunciado a nuestra letra en favor de algo más mecánico, menos humano, que dice menos de nosotros y está menos presente en nuestros momentos de felicidad y emoción. La tinta corre por nuestras venas y le enseña al mundo cómo somos. El bolígrafo, que movido por la mano plasma sobre el papel la marcas de tinta, permitió materializar esa forma externa del pensamiento y el lenguaje escrito que ha sido considerada, durante siglos, milenios, clave para nuestra existencia como seres humanos. En el pasado, la escritura era considerada un poderoso signo de nuestra individualidad. En 1847, en un caso juzgado en Estados Unidos, un testigo aseguró sin dudarlo que una firma era auténtica, aunque era la primera vez que veía esa letra en 63 años. El tribunal aceptó su testimonio", escribía hace unas semanas en The Guardian.

Quizás porque la caligrafía cada vez pierde más relevancia, argumenta Jan Middendorp, las tipografías más populares son las que emulan la inmediatez e imperfección de ese garabato apresurado tan característicamente humano. En el libro Hand to Type (Gestalten), Middendorp repasa el estado actual de esas letras hechas a mano -ya sean espontáneas o elaboradas- y de las tipografías que fingen la espontaneidad de trazo de la caligrafía informal. Ken Barber, Timothy Donaldson, Gemma O’Brien, Luca Barcellona, Gabriel Martínez Meave o Reza Abedini, a quienes Middendorp entrevista para la ocasión, son sólo algunos de esos calígrafos y diseñadores tipográficos que, todavía hoy, creen en la belleza de la letra.  

 

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Pierre Jeanneau. Hand to Type, © Gestalten 2012.

 

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Letman. Hand to Type, © Gestalten 2012.

 

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Alejandro Paul & Angel Koziupa. Hand to Type, © Gestalten 2012.

 

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LetterinBerlin. Hand to Type, © Gestalten 2012.

 

Hand to Type está editado por Gestalten. Todas las imágenes son cortesía de la editorial.

Historias desde el país de la discordia

Por: | 19 de octubre de 2012

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"¿Por qué, por qué, por qué les regalé ese libro?", se pregunta el veterano periodista británico Paul Mason en el prólogo del e-book Discordia (Vintage Digital). Era un ejemplar de la antología The New Journalism de Tom Wolfe. Él simplemente buscaba que una joven y prometedora periodista -Laurie Penny- viera cómo escribían reportajes los grandes maestros del género: Gay Talese, Truman Capote, George Plimpton, Hunter S. Thompson..."El capítulo en el que Hunter S. Thompson y el ilustrador Ralph Steadman irrumpen en el Derby de Kentucky en 1970, en una bruma de racismo, gas pimienta y embriaguez absoluta, pretendía ser un estudio de caso, no un manual de instrucciones".

Poco después, Laurie Penny y la ilustradora Molly Crabapple se compraban un billete con destino a Atenas. Querían emular a Thompson & Steadman. Se habían conocido en Londres, compartido noches en vela en las acampadas de Occupy Wall Street en Nueva York y viajaban a la capital griega con la expectativa de ser testigo de las revueltas. "Pero lo fuimos de la calma que se sucede tras ellas", escribe Penny.

Girl with suitcase En las ilustraciones de mujeres luchando en la Comuna de París de Daniel Urrabieta Vierge debía inspirarse Molly, sugirió Mason: "Son imágenes sin retórica. Vierge se limita a inmortalizar a mujeres normales en circunstancias extraordinarias". Pero, en realidad, ni rastro de retórica encontraron en los graffitis y mensajes "iracundos" escritos en griego, español e inglés que les sorprendieron nada más llegar a la ciudad el pasado mes de julio. "Atenas es una ciudad anotada", dice Crabapple. Y hay una imagen que les acecha durante los seis días que pasan en ella: la de una chica arrastrando una maleta que se encuentran al doblar cada esquina (la fotografía es cortesía del periodista Kostas Kallergis, autor del blog When the crisis hit the fan).

Precisamente de la fiesta de despedida de un amigo que emigra viene Yiannis Baboulias, periodista y fotógrafo griego de 25 años que, por unos cuantos cigarrillos y comidas y/o cenas calientes, se ofrece a ser su guía ateniense. Él les presenta a los anarquistas, activistas, periodistas, estudiantes, artistas, inmigrantes que habitan un país atravesado por la discordia y un libro de 24.000 palabras y 36 ilustraciones que trata de recoger el miedo y la desesperación -también el arrojo y la lucha- de todos esos griegos aplastados por la crisis.

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Discordia de Molly Crabapple y Laurie Penny (de momento, sólo disponible en inglés) está editado por Vintage Digital. Todas las ilustraciones son cortesía de la editorial.

Tokio, pedaleada y dibujada

Por: | 16 de octubre de 2012

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La bicicleta ilustrada es la Alsus Bridgestone de Florent Chavouet. El francés la rescató de un aparcamiento desierto donde había sido abandonada. Desde ese día, se convirtió en su único medio de transporte para recorrer Tokio. En la cesta, el maletín con sus cuadernos de dibujo y una silla de camping. Con eso bastaba para dibujar -con minuciosidad- Tokyo Sanpo (Sins Entido). "Tenía mucho tiempo libre porque no trabajaba. Y cuando no tengo nada que hacer, dibujo. Mi intención no era publicar un libro, sólo quería explorar una ciudad que es muy estimulante visualmente", explica Chavouet por correo electrónico. Pero tras seis meses en la capital nipona, volvió a Francia y un editor le propuso que reorganizase sus ilustraciones y buscase un hilo argumental. Él sí quería editar un libro. 

TOKYO 5Tokyo Sanpo no es ni una guía, ni una crónica de viaje. Es un libro "sobre un viaje a Japón". Que empezó en junio y terminó en diciembre. De 2006. La duración de las prácticas de Claire, novia de Chavouet, en una compañía cosmética. Dibujada está su llegada al aeropuerto de Narita, la pesadilla del jet lag, la desesperante búsqueda de casa, su rutina. “Me despertaba a la misma hora que mi novia. Sobre las siete –lo cual es muy temprano para un diseñador-, cogía la bici y me perdía por las calles de Tokio. Por lo general, intentaba hacer un dibujo ‘modesto’ por la mañana y por la tarde cambiaba de lugar y trataba de hacer uno más grande”.

El libro es una colección de las cosas que llamaron la atención a Chavouet durante sus paseos por la ciudad. Y pueden dividirse en dos escalas: dibuja pequeñas -diminutas- y grandes cosas. ¿Entre las primeras? Las pegatinas de las manzanas -la fruta, advierte varias veces, es "carísima" en Tokio-, la caja de unas pastillas antitusivas, las cucarachas y mosquitos que campan a sus anchas por la ciudad y por la cocina de su casa, una guarida de tortugas, carteles, un pan de molde de peluche...

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A pesar de la advertencia: "Tokio es la más hermosa de las ciudades feas", Chavouet no tardó en apreciar sus virtudes. "La arquitectura es increíble, también la organización de la ciudad. No hay un centro sino varios. Tampoco hay un casco antiguo. Todo parece anárquico y ordenado al mismo tiempo", asegura. Quizás es una cuestión de mimetismo, pero Tokyo Sanpo comparte ambas cualidades: es anárquico -pequeños dibujos por todos los rincones- y ordenado. Cada capítulo se corresponde con uno de los barrios que visitó, que Chavouet abre con la ilustración de una comisaría (koban en japonés), una muestra de arquitectura japonesa que le parece de lo más variopinta, seguida de un mapa, en el que pueden encontrarse desde los principales lugares de interés de la zona -hospital, universidad, parque, iglesia- hasta un "súper chino barato donde no son muy amables", "el supermercado donde comprar los huevos" o la "academia de detectives-policías". Aquí, cuando plasma su entorno, Chavouet cambia de escala y dibuja hasta el más mínimo detalle de tiendas de ultramarinos, puentes, calles comerciales, rascacielos adornados por neones... 


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Pero sólo es la mirada de un francés que pasó seis meses en Tokio, insiste. "Japón rebosa inspiración visual. Hay nuevas tonalidades, nuevas formas y señales". Él simplemente trató de dibujarlas todas.

Tokyo Sanpo de Florent Chavouet. Traducción de Julia Osuna Aguilar. Todas las imágenes son cortesía de la editorial Sins Entido.

¿Para ir a Europa, país de Francia?

Por: | 12 de octubre de 2012

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Jane Russell y Marilyn Monroe en un fotograma de Los caballeros las prefieren rubias.

En Los caballeros las prefieren rubias Marilyn Monroe insistía en que quería visitar Europa, un lugar que ella situaba "en Francia". En la campaña presidencial de 2008 Barack Obama dijo haber estado en "cincuenta y siete estados [de Estados Unidos]. Sólo me falta uno". En realidad no: le sobran ocho. Cuando a su contrincante, John McCain, le preguntaron si invitaría al presidente de España a la Casa Blanca respondió que "por supuesto". ¿La razón? "La importancia de nuestras relaciones con América Latina". De la tercera política en discordia, Sarah Palin, mejor ni hablemos: estaba convencida de que África era un país.

Esta enumeración le sirve a Kenn Jennings, autor de Un mapa en la cabeza, para ilustrar lo poco que saben los estadounidenses, en realidad, las personas en general, de geografía, su gran pasión. Aunque, según el investigador holandés Harm de Blij, apunta Jennings quizás en defensa de sus compatriotas, "los norteamericanos tienen un sentido innato de la orientación mucho mejor que el de los europeos por su experiencia en orientarse en ciudades ordenadas y cuadriculadas. Al parecer, las calles sinuosas y adoquinadas no agudizan la habilidad de las personas".

Un mapa en la cabeza"Cartofilia" se llama lo que él padece, admite Jennings. Un amor irrefrenable por los mapas que le acompaña desde que tenía tres años y le regalaron por navidad un puzle de madera de Estados Unidos. Por eso ha escrito Un mapa en la cabeza, "una carta de amor" a la cartografía -en particular- y a la geografía -en general- dirigida, precisamente, a quienes nunca se han interesado demasiado por esas disciplinas. 

Probablemente para no ahuyentarlos, el libro encadena un sinfín de anécdotas y curiosidades sobre la geografía y sus fanáticos. Uno de ellos es John Hébert, director de la sección cartográfica de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, la cual atesora más de cinco millones y medio de mapas y más de 800 atlas. ¿Cuál es la petición más habitual de los miembros del Congreso? "Un elegante mapa histórico de su distrito en tonos sepia que se pueda colgar en su despacho". ¿Cuál es la petición más habitual de los no-políticos? "La mayoría de las veces viene gente que cree que existen mapas del tesoro", reconoce Hébert. El propio Jennings se lleva una sorpresa: no existe ni un solo caso documentado que pruebe que los piratas fuesen aficionados a la cartografía.

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Los Ángeles, a vista de pájaro. A.L. Bancroft & Co., lith. Fuente: Library of Congress.

 

1983.4.686 Poster; Theatreland map, by MacDonald Gill, 1915
Mapa de teatros y estaciones de metro de Londres. Perteneciente a la exposición Mind the Map.

Jennings sólo se pone serio cuando habla del menguante interés por la geografía y las consecuencias de no saber leer un mapa. Cita un estudio de 2008 de Nokia, que por entonces estaba desarrollando varias aplicaciones cartográficas: el 93% de los adultos se pierden con frecuencia, malgastando una media de 13 minutos diarios. Pero esto, insiste Jennings, es lo de menos: "Hay un argumento convincente de que batallamos con el plano del metro por la misma razón que pasamos un mal rato con los gráficos de un PowerPoint y con las instrucciones de montaje de Ikea: nadie ha dedicado demasiado tiempo a enseñarnos a interpretarlos".

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Mapa de la red de metro de Londres en 1933. Perteneciente a la exposición Mind the Map.

 

Un mapa en la cabeza de Ken Jennings está editado por Ariel.

¿Qué será de las cubiertas de libros?

Por: | 09 de octubre de 2012

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Collage de las seis cubiertas de los libros del neurólogo Oliver Sacks editados por Vintage Books.

La semana pasada el American Institute of Graphic Arts reveló los ganadores del concurso 50 Books/50 Covers, que desde 1923 celebra el diseño y la producción editorial. En Design Observer puede verse la lista completa de los libros y cubiertas que se hicieron un hueco en la edición de 2011. Y ahora la pregunta: ¿en 30 años, cuando la lectura sea fundamentalmente digital, seguirán existiendo las cubiertas de libros? En Estados Unidos llevan ya tiempo preguntándose si el Kindle será el responsable de su extinción, si su -triste- futuro pasa por verse reducidas a imágenes de 200 píxeles en librerías online donde lo que de verdad importa al comprador son los comentarios de otros lectores

El diseñador Manuel Estrada responde que no. A ambas cuestiones. “Para ser comprados, los libros necesitan un resumen visual. Los físicos y los digitales”, asegura. “Los italianos dicen que un cartel es un grito pegado a la pared y tradicionalmente se ha entendido que las cubiertas eran eso, ‘gritos pegados a libros’. Yo prefiero otra definición. Para mí las cubiertas son puertas y ventanas: accedemos por las primeras al interior del libro y su contenido asoma por las segundas. Por eso siempre serán necesarias”. Ahora bien, sí que admite que las cubiertas están en un momento de cambio. “En el mundo online te hablan desde cinco centímetros de tamaño, por eso hay que ser más eficaz, sincero y certero”.

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Cubiertas diseñadas por Manuel Estrada para Alianza editorial.

El futuro, opina Estrada, no sólo transformará la librería convencional. “También habrá que reestudiar las librerías digitales. Necesitan convertirse en lugares que comuniquen mejor y entonces la imagen tendrá una mayor presencia. Es obligado. Hoy ya predomina lo icónico sobre lo textual y es difícil que se invierta esta tendencia”.

El diseñador Fran Martín de la agencia creativa Proyecto Ego coincide en que "la comercialización digital tiene que cambiar. Los editores no pueden limitarse a vender un libro en Amazon y esperar a que los usuarios se fijen en él. Hacen falta campañas distintas y, sobre todo, buenas cubiertas", explica Martín, quien tiene un proyecto editorial entre manos que nacerá con esta lección aprendida: "Cada publicación tendrá no sólo su propia cubierta, también su propio site".

Ni hay ni habrá una fórmula única o mágica, pero el editor y diseñador Craig Mod se atreve a predecir en Hack the cover que las cubiertas de los e-books serán fundamentalmente iconográficas, con tipografías grandes y legibles, fórmula que ya explota desde hace tiempo O'Reilly Media.

Independientemente de su fisonomía, lo que importará será lo de siempre: causar una buena impresión en el lector/comprador. Eso es lo que lleva haciendo durante casi tres décadas el simpar Chip Kidd en la editorial Alfred A. Knopf. Como relata teatralmente en esta charla TED -es más que recomendable verla entera, pero los apresurados pueden saltar directamente al minuto 12 para escuchar la historia de la cubierta en tres actos de Me llamo Rojo de Orhan Pamuk-, en su opinión hay mucho que ganar con los libros electrónicos: portabilidad, facilidad de acceso, comodidad. Pero también pequeñas grandes cosas que perder si renunciamos a tocar las cubiertas físicas: tradición, el confort que sólo nos proporcionan los objetos y hasta un poco de humanidad.

 

El viaje dibujado de Pablo Ientile

Por: | 05 de octubre de 2012

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Shanghai, Noviembre de 2011

La historia empieza así. En 2008 el argentino Pablo Ientile participa en un concurso. Los requisitos piden que imagine "un viaje creativo". La marca en cuestión se encargará de sufragar los gastos del ganador. Ientile describe el suyo: una vuelta al mundo –en realidad, a un porción del mundo- para dibujar y conocer a otros ilustradores. “No salió. Pero se me quedó la espina”, cuenta hoy, ya de vuelta, en una terraza de Madrid. Ese mismo año él había empezado su andadura en el mundo freelance y se encontró ante un dilema: ¿utilizo mis ahorros para irme de viaje o monto un estudio?

MapaDespejó dudas y se puso a trabajar en Illustration Around the World. El viaje comenzó el 15 de septiembre de 2011. París – Kuala Lumpur. ¿Por qué Asia? “En principio pensé en Europa. Pero un amigo me aconsejó que cambiase el itinerario: allí todo es más barato y así podría alargar el viaje”. En principio se planteó cuatro meses, al final terminaron siendo seis en los que recorrió y dibujó nueve países: Malasia, Japón, Corea del Sur, Taiwán, Filipinas, Tailandia, China, Singapur e Indonesia.

Ientile admite que la aventura puede sonar a medio-año sabático, pero insiste en que fue todo lo contrario. “Estudié diseño gráfico y trabajé en animación para la televisión. Siempre me había gustado dibujar pero me costaba creer que pudiera vivir de ello. Cuando terminó mi etapa en televisión quise demostrarme que podía hacer algo con el dibujo”. El viaje era, pues, una prueba.

Sólo tenía cuatro contactos de ilustradores asiáticos y "conocimiento cero" de algunos de los países que pronto visitaría. "Por ejemplo, la única referencia que tenía de Taiwán eran las pegatinas de Made in Taiwán de los electrodomésticos que vendía mi padre cuando era chico", bromea. Pero enseguida esos cuatro contactos le presentaron a otros ilustradores. Y el círculo también fue creciendo online, sobre todo en Instagram y Society6. “En Indonesia y en Tailandia son igual que en Latinoamérica. Te invitan a comer, te llevan de fiesta. En Corea y en Japón son más distantes, pero si les caes bien, son rebuenos”.

Estos ilustradores eran quienes le enseñaban las ciudades que él dibujaba durante los 15 o 20 días que permanecía en cada una de ellas. "Lo que intentaba era evitar ser un extranjero o un turista y conocer los lugares que entraban dentro de la ruta de artistas con quienes yo compartía intereses comunes". Ellos también le abrieron las puertas de sus estudios, donde Ientile puedo ver cómo trabajaban y pedir consejos para el futuro. "Me insistieron mucho en que potenciase el personaje que me había inventado para el viaje Pablo Bear. Me sorprendió mucho que todos ellos tuvieran uno y lo aprovechasen al máximo. Es su sello".

Pablo Bear en Indonesia
Indonesia. Febrero/Marzo de 2012

En la web Illustration Around the World Ientile mantenía un diario ilustrado de su viaje. Dibujaba la plaza donde se había tomado un café, la playa donde hizo surf o el pulpo cenado la noche anterior. “Descubrí que en Asia les encanta el dibujo. Está muy arraigado en su cultura. Sacas un cuaderno y enseguida te preguntan, se hacen una foto contigo, se vuelcan mucho”.

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Tailandia. Enero de 2012

 

Suria klcc_Kuala Lumpur
Kuala Lumpur. Septiembre de 2011

 

Beach Philippines
Filipinas. Diciembre de 2011/ Enero de 2012

En marzo regresó a Berlín -donde vive- y se puso a trabajar en el libro de Illustration Around the World. “Mi intención es que no sea sólo para interesados en diseño gráfico o ilustración, quiero que sea un libro para viajeros”, explica Ientile, que el sábado hablará de su periplo asiático en el Nómada Market de Madrid, donde ya -y hasta el domingo- puede verse una exposición de su cuaderno de viaje.

¿Y después? "Seguir dibujando. Hacer libritos de otros países...". Por el momento, asegura que el viaje ya le devuelto mucho más de lo invertido (en torno a 10.000 euros de ahorros + una ayuda de Verkami): "dos buenos proyectos en España", una agenda cargada de contactos en Asia –“donde, a diferencia de Europa, todo está en ebullición”- y la convicción de que sí, se puede vivir del dibujo.

Hongkong grafitti
Grafiti de Pablo Bear en Hong Kong.

El diario completo de Pablo Ientile está disponible en Illustration Around the World. Sus ilustraciones y fotografías pueden verse desde hoy y hasta el domingo en el Nómada Market en el Ático de la Estación de Chamartín de Madrid. Ientile presentará su proyecto el sábado a partir de las 19:30. Todas las imágenes son cortesía de Pablo Ientile.

El revival del punk

Por: | 02 de octubre de 2012

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Gaye Advert y Joan Jett, 1977. © PUNK: An Aesthetic editado por Johan Kugelberg y Jon Savage, Rizzoli, 2012. 

“El punk fue la última contracultura pre-digital. A menos que lo sea el grunge. Pero el grunge fue algo así como la cerca de separación. Aunque no por mucho tiempo. No tardó en entregarse a la mercantilización”, escribe el escritor William Gibson en el libro Punk: An Aesthetic (Rizzoli).

Johan Kugelberg y Jon Savage, editores del volumen, han sido quienes se han encargado de buscar los vestigios –fanzines, posters, fotografías, casetes caseras, discos, camisetas…- de esa contracultura previa a la explosión de internet para demostrar la vigencia e influencia del arte punk. Pero, advierte Kugelberg en las primeras páginas del libro, “La historia de la estética punk no puede contarse. Sólo mostrarse”, así que quizás por eso Punk: An Aesthetic continúa en la exposición Some day all the adults will die! Punk Graphics 1971 – 1984, que acoge la Hayward Gallery de Londres (hasta el próximo 4 de noviembre).

En el libro –que contiene más de 500 imágenes- y en la exposición pueden verse fotografías inéditas de los Sex Pistols, The Clash o los Ramones y obra gráfica de Raymond Pettibon, Gee Vaucher, Jamie Reid, John Holmstrom y de artistas contemporáneos como Banksy. “La estética punk, a diferencia de la hippie, no pertenece ni a los nostálgicos ni a quienes re-escriben o reconstruyen la historia. Es frecuente ver la influencia de su estilo gráfico en la obra de Kozik, Banksy, Zevs e incluso en los anuncios corporativos de Nike o John Varvatos”, explica Kugelberg.

El propósito del libro y la exposición no es rendir homenaje a las figuras clave del punk. Más bien, repasar su legado y anticipar su papel en el futuro. Para Kugelberg y Savage el espíritu punk ya es visible en el hágalo-usted-mismo que los jóvenes digitales ponen en práctica en los blogs, la música, las revistas, etc. También es más que evidente, señalan, su rechazo a la cultura que se fabrica y distribuye masivamente. Por eso pronostican un revival futuro. “El punk es importante. Inspirará a la juventud cuando todos nosotros hayamos muerto. Los adolescentes sentirán esa brisa de aire fresco que emana de un mar de posibilidades”.

 

Legalize heroin. Ban hippies.
© PUNK: An Aesthetic editado por Johan Kugelberg y Jon Savage, Rizzoli, 2012.

 

Up Against the Wall Motherfuckers flyer, New York 1967
© PUNK: An Aesthetic editado por Johan Kugelberg y Jon Savage, Rizzoli, 2012.

 

Diggers_Communication Company, folleto, 1967
© PUNK: An Aesthetic editado por Johan Kugelberg y Jon Savage, Rizzoli, 2012.

 

Crass Poster, 1978
© PUNK: An Aesthetic editado por Johan Kugelberg y Jon Savage, Rizzoli, 2012.

 

True Professions
© PUNK: An Aesthetic editado por Johan Kugelberg y Jon Savage, Rizzoli, 2012.


La exposición Some day all the adults will die! Punk Graphics 1971 – 1984 puede visitarse hasta el 4 de noviembre en la Hayward Gallery de Londres. El libro PUNK: An Aesthetic lo edita Rizzoli.

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