Fuente: Nabil Rahman / Cowbird.
Fui al centro para ver qué quedaba en pie tras el huracán Sandy.
Vi a estos tipos vendiendo cosas en Chinatown por un dólar.
Todo costaba un dólar.
Todo lo que normalmente cuesta más de cinco dólares, costaba un dólar.
¿De dónde sacaron todas esas cosas?
De unos almacenes, dijeron.
¿De qué almacenes?
¿Quién sabe?
Todo costaba un dólar.
Un dólar, un dólar, un dólar, todo a un dólar.
Esa fue la forma de contar el paso del huracán Sandy de Nabil Rahman, periodista, artista y productor multimedia de Bangladesh afincado en Nueva York. Grabó un audio, hizo una fotografía y escribió un texto, los elementos necesarios para componer una historia que colgó en Cowbird, una red social de narradores o, en palabras de Jonathan Harris, su creador, "una biblioteca de la experiencia humana".
Harris se define como un storyteller y cuenta sus historias a través de la tecnología, la estadística y las artes visuales. Empezó -como casi todos- volcando sus ideas en cuadernos, pero en la Universidad de Princeton, donde estudió informática y fotografía, empezó a escribir sus historias en otros lenguajes.
Cuaderno de bocetos de Jonathan Harris. Fuente: www.number27.org
Desde entonces sus historias pueden leerse en sitios web como We feel fine, The Whale Hunt, Balloons of Bhutan o Cowbird. Esta última iniciativa forma parte de su cruzada para "humanizar la tecnología", como él mismo explicaba en una entrevista en Big Think. "[Twitter y Facebook] no están diseñados para ser medios de auto-expresión como la hoja en blanco y el bolígrafo". Por eso con Cowbird se propuso proporcionar a internautas de todo el mundo -aunque, de momento, la lingua franca de la plataforma es el inglés- las herramientas necesarias para que, como él, contasen sus historias online. Quería tratar de remediar varios males: la compresión, brevedad y velocidad de las comunicaciones, la evanescencia de las historias en la red y la auto-promoción en ocasiones malsana a la que dan pie Tumblr, Pinterest, Twitter & co. "Primero escribimos cartas, luego nos llamamos por teléfono y nos enviamos faxes, y ahora nos mandamos correos electrónicos, mensajes de texto y tuits. El mensaje cada vez está más comprimido, es más breve, más rápido. Ahora estamos volcados en el tuit y no me quedaba claro si había un nivel de compresión mayor tras él. Quizás aparezca, quizás empecemos a gruñirnos […]. Así que cuando me pregunté qué pasaría después, ¿seguiríamos así o reaccionaríamos y volveríamos a demandar un poco más de profundidad y sustancia? Yo aposté por la segunda opción, por eso mi intención era ayudar a modificar esa tendencia a la compresión, transformarla en algo más profundo".
"No hay lugar más bonito en el mundo para contar historias", así podría traducirse el lema de Cowbird, por donde merece la pena pasearse entre relatos como el de Dorotka Kawecka, que se sirve de una estantería para narrar la historia de amor una pareja.
Fuente: Dorotka Kawecka / Cowbird.
O el de Pau Todó, que convierte a este hombre pensativo en el protagonista de su historia sobre el movimiento 15-M.
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