Adolfo Serra tenía que ilustrar un cuento para el proyecto final de la escuela de arte. Y eligió Caperucita Roja. Por varias razones: 1) “Era un reto”. 2) “Un cuento clásico es la mejor tarjeta de presentación de tu trabajo”. 3) “Pensé: ‘Si soy capaz de aportar algo nuevo y enseñárselo a un editor, quizás consiga que se publique”. Y eso fue exactamente lo que que sucedió. En Narval Editores “se enamoraron” de sus dibujos y publicaron su visión personal del cuento.
Serra relataba ayer la intrahistoria de su Caperucita Roja en la mesa redonda ¿Cómo se ilustra un clásico?, organizada por Diego Moreno, editor de Nórdica Libros, y moderada por Gustavo Puerta, especialista en libros ilustrados.
En la segunda planta de La Central de Callao en Madrid, los ilustradores Adolfo Serra, Javier Olivares, Javier Zabala, Kike de la Rubia y Elena Ferrándiz trataron de responder a la pregunta y hablaron sobre todo ese trabajo invisible que se esconde tras sus ilustraciones -si siguen leyendo, probablemente empiecen a mirarlas de otra forma-.
Aquí van algunos fragmentos de la charla:
¿Cómo se ilustra un clásico?
“Cuando te cae uno encima, te cae de rebote toda la tradición de ilustración que tiene detrás ese clásico, y hay que digerir esa gran mochila gráfica de ilustraciones, carteles de cine, cromos... Siempre es un reto”, explicó Javier Olivares.
¿Y qué busca en un clásico ilustrado como lector?
"Siempre valoro que se le haya dado un nuevo impulso. Que me haga darme cuenta de que lo había leído pero en realidad no, porque me descubre cosas nuevas”.
"La única forma de encarar un clásico es con sinceridad, tratar de dar tu punto de vista. Todo está inventado ya, pero por la lógica de que todos somos distintos, eso de la visión personal debería funcionar", aseguró Javier Zabala. Cuando
ilustró Hamlet optó por “dejar las puertas abiertas al lector. Sé que es
cursi, pero lo dije una vez en una entrevista y creo que es así: es el lector
quien tiene que dar la última pincelada”.
Algo similar hizo con la ilustración de Platero y yo para una editorial brasileña. "A mí gráficamente no me gusta Platero, ese ser de peluche y algodón. Lo cogí como reto y lo que hice fue crear un contenedor donde cada uno pudiera meter a su Platero. Siempre me ha gustado la evocación, no presionar demasiado al lector".
“Kike de la Rubia se ha convertido en un ilustrador de poesía, un género que muchos rehúyen”, destacó Gustavo Puerta durante su presentación. “Su trabajo rezuma espontaneidad, frescura y ligereza, pero detrás hay un gran trabajo de documentación, ¿verdad?”.
Verdad.
“Yo utilizo mucho la documentación para situarme en el contexto en el que estaba la persona que escribió el texto. [En el caso de El viento comenzó a mecer la hierba] tenía que meterme en la piel de Emily Dickinson, vivir en su casa, conocer los alrededores. Luego utilizo la vegetación, los animales, la arquitectura de la que me he empapado y voy generando un storyboard con toques de ese lugar. Creo que el lector, inconscientemente, termina por notar ese trabajo de documentación que hay detrás”.
Elena Ferrándiz ilustra y también escribe sus propios textos. "Los procesos de ilustrar un clásico o un libro propio son totalmente distintos. Con mis historias sé qué quiero contar con palabras y qué con imágenes. Con los clásicos, en cambio, los textos son de otros y primero tengo que investigar, analizar, aprender la esencia del texto para contarla y reservar espacio para también ser capaz de algo propio", explicó.
Su obra, señaló Puerta, destaca por sus atmósferas, un elemento que la ilustradora considera fundamental. "Con mi ilustración busco generar sensaciones, colocar a lector en un determinado estado de ánimo".
Hay 4 Comentarios
Buena indagación. Ilustrar un clásico es un reto, pero también una oportunidad de traer al contexto contemporáneo una lectura, aunque añeja, vigente. Acá compartimos "El patito feo", clásico de Andersen ilustrado por la pintora argentina Marta Vicente. Ponemos a su consideración los resultados: http://is.gd/F6yo9o
Publicado por: Océano Travesía | 28/01/2013 17:27:18
Lola Montes, a veces una editorial hace trabajar así a un ilustrador, sin textos, o proporcinándoselos dos días antes de entregar su trabajo. Una falta de respeto enorme para el trabajo del ilustrador.
Te aseguro que un ilustrador no solo ha de leer, sino digerir por completo un texto antes de poder atacarlo. Si no te gusta, puede ser que no empatizes con ese trabajo. No todo ha de gustarle a todo el mundo...
Publicado por: alex | 27/01/2013 12:01:52
Lo de transformar el lomo del lobo en el bosque amenazador por donde anda Caperucita me ha parecido genial, poesía pura, que transmite el miedo indeterminado de la infancia, un miedo que adopta mil formas siendo sin embargo el mismo. Lobo y bosque son la misma cosa.
Publicado por: klisman | 26/01/2013 23:58:23
Actualmente hay ilustradores de historias que no llegan a leer la obra que tienen que ilustrar o, si lo hacen, tampoco saben comprenderla en su totalidad. Y eso se nota en sus ilustraciones, cuando ni de lejos recuerdan al original pensado por el autor. Si yo veo una de esas ilustraciones, no compro el libro.
Publicado por: Lola Montes | 26/01/2013 9:18:18