“Diez años han pasado desde que los Modlin irrumpieron en mi vida por azar. Ha sido una experiencia intensa e irrepetible persiguiendo las sombras y los sueños de unas personas a las que nunca conocí. Ahora soy más viejo, más desconfiado y paranoico. Esta mañana, después de dejar a los niños en el colegio, he llorado al pasar por delante de la Escuela de Ingenieros Agrónomos. Allí, apilados, envueltos en plásticos con burbujas y olvidados por el mundo, siguen todos los cuadros que Margaret Modlin pintó”.
La historia de la excéntrica familia Modlin –Margaret, obsesiva pintora, Elmer, actor de reparto, y Nelson, el primogénito de la pareja, modelo, actor y locutor de radio-, afincada en Madrid en los setenta, se detuvo en 2003. Finalmente ha sido el fotógrafo Paco Gómez quien les ha garantizado esa posteridad que tanto ansiaron: ese mismo año se encontró en la calle del Pez, donde vivieron, todas sus pertenencias –fotografías, cuadros, libros, ropa– y se propuso reconstruir su peculiar existencia. “Pero llevo demasiado tiempo conviviendo con ellos. Quería deshacerme de la historia”. Su punto y final es un libro, Los Modlin, que va a autopublicar –“quería controlar todo el proceso”– con la ayuda de todos los mecenas que se están sumando al proyecto en la plataforma de crowdfunding Verkami. “Sabía que era una historia potente, que a todo el que la conoce le interesa, no deja indiferente, pero la respuesta me ha sorprendido mucho: conseguí en cuatro días el dinero que había calculado recaudar en 30”.
Aunque, la verdad sea dicha, Gómez cree que el resultado será, en realidad, un punto y aparte. “Con los reportajes publicados en El País y con el documental en el que trabajé durante tres años aparecieron personas que los conocieron, y creo que con el libro será igual. Sospecho que me será imposible separarme”.
No es la primera vez que Gómez escribe un libro, sí la primera que publica. “Intenté escribir una novela sobre el ambiente de la basura con 18 años, pero no salió muy bien. Era todo demasiado inconexo”, explica. Los Modlin, advierte, “es un libro imperfecto”, pero es su libro imperfecto. En él cuenta “el proceso de investigación, su historia y la mía, lo que yo he sentido” en un relato que mezcla texto y, cómo no, fotografías. De la familia y propias en las que recrea instantáneas del pasado. “Esas fotos son debidas a la obsesión que los Modlin produjeron en mí. Quería introducirme en su álbum familiar, sobrevalorar unas fotografías que habían sido desterradas por otros que las arrojaron a la basura. Eran también unos experimentos inspirados en El ángel exterminador de Buñuel, pensaba que rellenando los huecos que dejaron en el aire, volviendo a las posiciones iniciales como en la película, conseguiría desatar fuerzas ocultas y quién sabe si devolverles a la vida”.
La campaña de Los Modlin sigue activa en Verkami.
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