Territorio Boyero

Sobre el blog

Las películas, las series, las canciones, los libros, la comida y la bebida, el sexo y sus selvas, los viajes y sus imponderables, los festivales, la gente, la vida... este es el ancho mundo en el que se incrusta el 'Territorio Boyero': una exhaustiva amalgama de lo escrito y dicho por el más corrosivo de nuestros cronistas...

Sobre el autor

Carlos Boyero es crítico de cine y de televisión en las páginas de EL PAÍS. Cada jueves, su encuentro digital y su videochat son seguidos por decenas de miles de lectores.

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Mercados (columna en Pantallas del 7 de enero de 2012)

Por: | 18 de enero de 2012

Pascua militar

Un señor con cojera transparente y apesadumbrado rostro grita: "Viva España". Un hombre uniformado responde ritualmente: "Viva el Rey". Están acompañados de militares cuyo ropaje está adornado con infinitas medallas, politicos con chaqué y damas vestidas de largo. Es la Pascua militar. Pero las imágenes no transmiten jolgorio. Por mucho que se desee y se afirme que España va a vivir eternamente todo huele a mortecino, a desánimo, a la sensación de que lo malo seguramente irá a peor.

Pero no es justo generalizar. Imagino que el miedo y la hastiada resignación solo es privilegio de los millones de parados, los que saben que dentro de un mes o de un año pueden perder su trabajo, los que ya están privados de negociar ningún tipo de convenio, los que siendo jóvenes, doctos, esforzados y brillantes son conscientes de que para ellos se va a demorar amargamente la oportunidad de demostrar su valía o que nadie renovará su beca aunque el resultado haya sido modélico, los que verán sus muy aceptables sueldos gravemente mermados por la sagrada misión de salvar a la patria. A la patria no la salvará el auténtico e intocable dinero. Entre otras cosas, porque sus poseedores ya se han encargado de colocarlo fuera del país y porque los ajustes fiscales siempre han sido asuntos de la plebe. Menos mal que el Rey no tiene la menor duda de que la justicia es igual para todos. Hay que ser muy cínico o muy tonto para proclamar tu certidumbre en algo tan cómico.

Qué mal rollo al observar día tras día la primera plana de los periódicos y al escuchar los informativos de la televisión y de la radio, constatando que lo único trascendente que marca nuestra existencia son cosas abstractas denominadas IBEX y mercados. Qué desidia provoca todo lo que sale de la hueca o mentirosa boquita de la clase política. Y pensar en la cantidad de cosas hermosas que se pueden expresar con la boca. Los Reyes Magos se empeñan en que me olvide del IBEX y de los mercados, regalándome el DVD que filma el concierto que dio Van Morrison en el Hollywood Bowl de Los Ángeles volviendo a interpretar Astral weeks, esa maravilla a la que el caprichoso Morrison condenó a demasiados años de ostracismo. Ruge, gime y susurra el león. Se acabaron las penas.

Trevanian, aquel aroma enigmático (Babelia, 7 de enero de 2012)

Por: | 18 de enero de 2012

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No recuerdo el año exacto de mi descubrimiento de Trevanian (¿1974, 1975, 1976?), pero sí que como casi siempre mis tiempos eran difíciles, borrascosos e inciertos y que los libros eran el refugio más solido en medio de la tormenta. Descubrí al azar a ese enigmático escritor de best sellers, sin haber leído reseñas, sin ninguna referencia, virgen. Y, cómo no, me fascinó Jonathan Hemlock, inolvidable protagonista de La sanción del Eiger y La sanción de Loo. Nada que ver con James Bond. Hemlock es un catedrático de historia del arte con un ojo y un instinto milagroso para detectar falsificaciones pictóricas. Vive con una soledad celosamente elegida en una antigua iglesia de Long Island que él ha transformado en una mansión acorazada. Su personalidad de superviviente se ciñe al principio de "deja un poco". O sea, deja una cena antes de estar saciado, deja una ciudad que te gusta antes de tener la sensación de que ya la conoces, deja las relaciones humanas antes de que sean previsibles o significativas. Entre sus vicios menores está la ingestión sin prisas y sin pausas de whisky Laphroaig. Practica el sexo a condición de que no exista la menor implicación emocional. Y tiene un vicio carísimo y es poseer para su exclusivo deleite pinturas de los maestros impresionistas. Las compra por precios razonables a un legendario saqueador de museos. Su sueldo como eminente profesor e indestronable crítico de arte no le permite esos lujos. En consecuencia, ejecuta las sanciones que le ordena una clandestina organización gubernamental. O sea, asesina con impecable eficiencia profesional, sin motivos personales, sin problemas de conciencia ni de culpabilidad, usando sus manos, transformando en armas letales algo tan inofensivo como un periódico enrollado o una hoja de papel afilada. Una de sus sanciones tendrá que perpetrarla en medio de una escalada al Eiger y sin saber quién es su víctima. En la segunda y sórdida aventura, Hemlock deberá introducirse en un sofisticado imperio de la abominación llamado Loo. La última imagen que tenemos de él es intentando en vano emborracharse en la madrugada gélida de Estocolmo, ciego de pena porque algo ha ocurrido en su hermético corazón y la persona inocente que provocó ese milagroso sentimiento en el tullido emocional, en ese inteligente y despiadado amoral, ha muerto. Se acabaron las sanciones. Nunca volvimos a saber de Hemlock.

Trevanian, además de una imaginación perversa, de un notable sentido del ritmo, de construir diálogos, personajes y situaciones memorables, de manejar como un maestro el sarcasmo y la mordacidad, de huir del maniqueísmo y de las tentaciones moralistas, poseía una escritura con músculo y estilo. Era un placer descubrir a este fulano a los amigos y certificar que también flipaban con él. Y cómo no, subían las apuestas sobre la misteriosa identidad que ocultaba ese seudónimo literario. Como la imaginación es libre y raíz de varios comentarios penetrantes, doctos y corrosivos de Hemlock sobre el cine moderno llegué a pensar que Guillermo Cabrera Infante podía ser Trevanian. También pensé en Norman Mailer, que años más tarde publicará la densa, compleja, formidable novela sobre la CIA El fantasma de Harlot. Alguien aún más disparatado que yo estaba empeñado en que el exquisito Vladímir Nabokov se ocultaba detrás de la máscara de Trevanian.

Este se empeña en despistarnos al publicar El Main. Se desarrolla en un barrio problemático de Montreal. La protagoniza un policía viejo y viudo, con una enfermedad mortal rondándole, misántropo y respetado. El estilo literario ha cambiado.

Su realismo costumbrista me recuerda a Simenon, su desesperación resignada a David Goodis. El derrumbe sentimental de este hombre curtido e íntimamente herido después de una intriga poblada de extraños asesinatos es una de las páginas más lacerantes y tristes que he leído nunca.

Por esa época, un día en el que Fernando Trueba y yo le estamos hablando fervorosamente de Trevanian a Fernando Colomo, este nos revela que le conoce personalmente. Es español, es un antiguo compañero del colegio. Le ha vuelto a ver después de muchos años en la boda de un amigo común y este le ha contado que, entre las múltiples labores a las que ha dedicado su accidentada existencia, ha escrito novelas con el seudónimo de Trevanian. Con los ojos como platos y entre tartamudeos, Fernando y yo le suplicamos a Colomo que nos consiga una cita con ese hombre. Y ahí comienza una historia disparatada, apasionante y surrealista que se prolonga a lo largo de meses. Con reuniones en un bar interrumpidas porque la policía ha recibido un aviso de bomba, las insinuaciones de Trevanian de que ha trabajado para algún servicio secreto y le están buscando, citas en un misterioso chalet abarrotado de alarmas, espadas de samurái y huellas de balazos en las paredes, las novelas de Trevanian en multitud de idiomas, fotos en los Alpes de nuestro hombre junto a Clint Eastwood durante el rodaje de La sanción del Eiger y paseando por El Main, llamadas extrañas de teléfono, perros amenazantes, pruebas bastante irrefutables después de interrogatorios intensos de que este hombre no es un impostor. Después de concedernos una larga y negociada entrevista con la condición de que por problemas de seguridad no revelaremos su nombre, días antes de su publicación, Colomo llega resoplando y nos cuenta a Trueba y mí que se ha enterado de que todo es un fraude, que ese hombre ha intentado suplantar a Trevanian. El tópico es cierto. La realidad supera a veces a la ficción.

Trevanian publicará dos novelas más. El protagonista de Shibumi es Nicholai Hel, asesino profesional, maestro del go, una especie de ajedrez japonés, practicante del shibumi, algo que define como un gran refinamiento bajo una apariencia corriente, un concepto tan correcto que no tiene que ser audaz, tan sutil que no tiene que ser bonito, tan verdadero que no tiene que ser real. Es comprensión más que conocimiento, silencio elocuente, modestia sin recato, elegante simplicidad, brevedad articulada, un sosiego espiritual que no es pasivo, autoridad sin dominio, es el ser sin la angustia de la conversión. Y cierra su obra literaria con El verano de Katya, una historia de amor lírica y poderosamente triste que se desarrolla a principios del siglo XX en el País Vasco francés. En el año 1998 mi novia de entonces me cuenta que ha leído en Newsweek que Trevanian es Rodney Whitaker, excombatiente en Corea y profesor de cine en la Universidad de Austin. Muere en 2005.

Don Winslow es el autor de una obra maestra titulada El poder del perro. El resto de su obra me parece facilona, prescindible, decepcionante. A veces, me planteo si El poder del perro se lo escribió un negro. En Satori, Winslow recoge al Nicholai Hel de 26 años, en Tokio, machacado y chantajeado por la CIA. Le hace viajar al Pekín de Mao, al Vietnam en guerra contra el colonialismo francés. Se lee de un tirón y tiene algunos momentos espléndidos. Toda la parte final está escrita con el tono rápido y desmañado de los best sellers de fórmula. El capítulo de Shibumi en el que Trevanian habla de la infancia de Hel en Shanghái vale por todo Satori.

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Esa dama rubia y pálida llamada Meryl Streep, que nunca ha parecido ni joven ni vieja, luminosa y secreta, imagen sublime del control y de la técnica, alguien que debe de alcanzar el éxtasis profesional cuando le exigen meterse en la piel y en el alma de un montón de personajes que no guardan el menor parecido entre ellos, es desde hace cuarenta años una de las escasas actrices cuyo trabajo justifica el precio de la entrada independientemente de la calidad de la película. Cualquier espectador con ojos y oídos medianamente receptivos y educados tendrá que aceptar el arte y la veracidad que esta impresionante actriz regala cada vez que la enfoca la cámara. No es una mujer que me enamore pero su talento me inspira reverencia. Es tan buena actriz que si se lo propone, a pesar de una frialdad genética, puede resultar sexy. Como en su juego de miradas hacia De Niro y Walken en la boda de la preciosa El cazador, en ese sensual lavado de cabello de Memorias de África, devorando con los ojos el mojado torso de Eastwood en Los puentes de Madison. Puede parecer y ser lo que le dé la gana para regocijo de sus directores y de los mirones.

Imaginas los nervios y la satisfacción de esta mujer cuando le ofrecen encarnar a Margaret Thatcher, a un personaje histórico al que debe interpretar en su madurez y en su vejez, imitar su voz y su acento, adueñarse de sus gestos y de sus andares, su seguridad y sus miedos, su sentido de la responsabilidad y su coraje para imponerse en un mundo de hombres, sus trascendentes decisiones y sus recuerdos, sus alucinaciones y su demencia. Y, cómo no, borda a la Dama de Hierro desde fuera y desde dentro. Están justificados todos los premios que va a recibir.

Aclarado mi admirativo pasmo ante la protagonista de La Dama de Hierro, el entusiasmo se limita a eso. El resto es indiferencia ante una historia y unos personajes cuyos problemas no logran implicarme. Ni la menor empatía ante la relación supuestamente compleja y conmovedora entre esa mujer dominante y su comprensivo marido. La directora Phyllida Loyd, que ya dirigió a Meryl Streep en la supuestamente hilarante y juguetona Mamma mia!, está fatigosamente empeñada en hacer una exaltación feminista con la figura de Margaret Thatcher. De acuerdo, tiene mucho mérito lo que logró la disciplinada hija del tendero, conseguir y mantener el poder en un universo que siempre iba a mirar de reojo a una mujer conservadora y de clase media baja dirigiendo el timón del convulsionado país, acechada por las intrigas internas en su propio partido y detestada, temida y progresivamente respetada por los laboristas, alguien que asume el brutal desgaste que le supone su inflexibilidad negociadora ante las huelgas mineras, el sangrante conflicto de Irlanda (qué hambre debieron de pasar Bobby Sands y otros diez presos del IRA antes de palmarla) y una guerra fulminante y victoriosa contra Argentina por un quítame allá unas islas que ella logró hacer popular en su país. Nadie duda de la energía, dotes de mando y capacidad resolutiva de esa gobernante, pero demasiada gente se preguntará por el precio que tuvieron que pagar por esa personalidad autoritaria.

Mi problema con esta película no es mi antipatía hacia la Thatcher. Tampoco le tengo ningún cariño a la reina Isabel ni a su difunto padre y tanto The Queen como El discurso del rey me parecen brillantes. El problema es que al contármelo en imágenes y sonidos me da igual el pasado, presente y futuro de esta trascendente mujer.

Chat del 4 de enero de 2012

Por: | 18 de enero de 2012

Van a cerrar Público, ¿qué opina?

Lo que usted. Que es lamentable que se cierren periódicos. Que es lamentable que la gente pierda su curro. Que es lamentable que vayan desapareciendo voces públicas a la izquierda. A la derecha hay mogollón.

¿Qué tal Meryl Streep como Margaret Thatcher? ¿La película merece la pena?

Genial. Tal vez sea la mejor actriz del mundo. Pero no me enamorará jamás. La película no me provoca ni frio ni calor. El personaje tampoco me inspira simpatía. Y ya sabe cómo somos los maniqueos tontos.

Hola Carlos. ¿Por qué no sugieres a Pérez-Reverte que escriba una biografía sobre tí? Yo me la compraría sin dudarlo.

¿Y por qué coño señor tan importante va a escribir sobre mi insignificante persona? Mi vida solo tiene interés, y a veces un poco de asco, para mí.

Una cuarentona me ha dicho que soy como Winnie the Pooh. ¿Es buena o mala señal?

Sospecho que nunca va a follar con ella. ¿Ha visto un western de Howard Hawks titulado 'Río Lobo'? En él un cascado John Wayne le dice a una mujer joven y atractiva: "No vuelva a decir de mí que soy un hombre confortable". Aunque hay cuarentonas fantásticas con gustos raritos. A lo mejor quieren enseñarle el Kamasutra al osito.

A ver si hay suerte y en 2012 puede responder a un par de curiosidades que tengo sobre usted: Si fuera personaje de un libro quién hubiera querido ser. De qué película le hubiera gustado ser protagonista, y si fuera músico, qué le hubiera gustado componer.

El crío de 'El guardián entre el centeno' o de 'La Isla del Tesoro', o' Huckleberry Finn', o Ivanhoe, o Lancelot Du Lac. De 'El buscavidas' o de 'Último tango en París'. Me hubiera gustado tocar el saxo como John Coltrane, el piano como Bill Evans y cantar como Sinatra. Soñar no cuesta dinero. ¿Qué pensaba?, ¿que quería reencarnarme en Esteso y Pajares?

Me estoy empezando a arrepentir de haber votado al PP...

Pues haberlo pensado antes, listo. Sospecho que pertenece a una profesión liberal, con ingresos notables, clase media-alta. Conozco a ese tipo de personaje. Le hablo de mí. Y ya sé nos van a brear a impuestos. Imagino que su decepción viene por ahí. Que no ha tenido de repente una revelación ética o estética.

La mejor manera de meter ficha con una tía es escribiéndola poesía. ¿Verdad?

O metiéndole con sabiduría, delicadeza, pasión y estilo otro tipo de cosas...

Buenos días, Don Carlos. Pregunta fácil, ¿Letizia o Urdangarín?

No me pone ninguno de los dos. De acuerdo: la nena tiene una cara bonita. Y debe ser listísima. Lo de Urdangarín es terrorífico. Entiendes la estupidez que supone la codicia. Ni sus hijos, ni sus nietos, ni sus biznietos iban a pasar hambre. Pero el pavo quería más y más y más... Muy graciosa la afirmación de su suegro de que la Justicia es igual para todos.

Buenos días, Don Carlos. Después de muchos años sin tiempo para leer, trabajo, hijos,... Acabo de descubrir a Paul Auster ¿Me recomienda algún libro? ¿Algún otro autor para volver a engancharme? Muchas gracias

'La música del azar' es la novela de Auster que más amo. También me gusta mucho la trilogía de Nueva York. Y 'Mr. Vértigo'. Y desde hace tiempo me provoca cierta desgana. Pero sospecho que la fascinación que va a sentir usted será duraderá. Es un gran escritor. Es original, tiene estilo. Cuando acabe con Auster empiece usted con el maravilloso Álvaro Mutis. Se enamorará de Maqroll el Gaviero.

Buenos días y feliz año, Carlos. Despistados nos tienes con el cambio de día. Según el calendario maya el fin del mundo será este mismo año, concretamente el 21-12-2012 .¿Algo que le quede por hacer antes de tan fatídica fecha? Ese día había pensado una sesión matinal de cine. ¿Es dado a estas sesiones para disfrutar del séptimo arte?

Que me pille en un orgasmo. O cenando otra vez en elBulli. O metiéndome el último copazo y el último rayón. Diciéndole a unas cuantas personas que las quiero.

Buenos días, Carlos. El primer día del año me levanté temprano y sin resaca. ¿Me estoy haciendo viejo?

¿Sabe cómo comienza En busca del tiempo perdido?: "Hace tiempo que me acuesto temprano..." Yo también me levanté temprano y sin resaca. A lo mejor no está tan mal lo de hacerse viejo. Aunque yo no tengo claro si he sido siempre joven o viejo. Ayer, cuando iba con mis amados mellizos alguien nos dijo: 'Qué bien estáis con el abuelito'. Me ha ocurrido más veces. Por mucha fidelidad y crueldad al devolverme el espejo mi imagen, no logro aceptar que tengo la edad de los abuelos. Creo que mi personalidad no ha cambiado desde que tenía 14 años. No sé si es bueno o malo. No sé qué es eso de madurar. Así me va, para bien y para mal.

Sr. Boyero me gustaría saber su opinión sobre la subida del I.R.P.F a la clase trabajadora. Muchas gracias.

Pues que para eso está la clase trabajadora, para que le suban el IRPF y la puteen eternamente desde la noche de los tiempos. ¿Usted cree que fue un mal invento lo de la guillotina? ¿Usted entiende que la Revolución Rusa y la Francesa se iniciaran con un río de sangre? No es seguro que Maria Antonieta afirmara: "Si el pueblo no tiene pan que coma croissants". Sería comprensible y hermoso obligar alguna vez a los poderosos y a los miserables que gobiernan el planeta a que se tragaran su propia mierda.

Sr. Boyero, usted tan adicto a las nuevas tecnologías, que siente cuando usan su cara para promocionar el libro electrónico. Feliz Año.

Pues me da un poco de risa, la verdad. Koro Castellano, una amiga mía que dirige la división del libro electrónico en Amazon, intentaba convencerme el otro día de las maravillosas ventajas del Kindle. No me convenció. Seguiré hasta el fin de mis días tragando papel. Aunque esté amarillento. Tengo una biblioteca enorme.

Carlos. ¿Que le pides a 2012? Un abrazo amigo.

Sobrevivirle en un estado de razonable felicidad. Enterrar a mí madre y a mi tía sin que hayan sufrido dolor. Que el hijoputa del cáncer no se encapriche conmigo. Que esté bien la gente que amo. Cosas obvias.

Sr Carlos, qué expectativas-expectación le produce su inminente viaje a Argentina? Saludos y buen viaje.

Sospecho que me voy a emborrachar de naturaleza, que el poco cerebro que me queda va a descansar, que le voy a pedir a los aviones que no se caigan. No me apetece nada morirme. Y se lo aseguro alguien que supo de verdad lo que era la autodestrucción, aunque amara la vida.

Tengo trabajo, tengo novia, vivo bien... y aun asi ... siento un vacio enorme... ¿sabes de lo que te hablo? Que hacer... Feliz Año.

Yes. Sería peor no tener trabajo, no tener novia, no vivir bien y encima sentir un vacío enorme. ¿Cuánto quiere usted a su novia? ¿Cuánto le llena su trabajo? Además de querer vivir bien ¿soñó alguna vez con ser feliz? Que no entre usted en una depresión tan feroz como inexplicable. Que tenga suerte.

Buenos Tardes Carlos.Año nuevo,vida nueva, he tomado una decisión importante acerca del alcohol,definitivamente abandono a mi gran compañero de los últimos 11 años,el GIN TONIC,para que me acompañe los próximos 111 el DRY MARTINI.Te parece un buen cambio?....Una copa mas me mataría,mil no serian suficientes.

Los alcohólicos lúcidos siempre nos reconocemos entre nosotros. Tenga cuidado con el dry martini, puede ser muy cabrón. Yo estoy en periodo de abstinencia. Y me cuesta bastante. No sabe las ganas que tengo de beber. Estuve nueve años sin probar una gota de alcohol. Pero no se me pasó el amor. Cuando volví, en la primera copa le susurré: "jamás me olvidé de cómo eran tus besos".

Carlos, ¿por qué Pretty Woman sigue arrasando más de 20 años después, y cada vez que la emiten por televisión?

Porque a todo el mundo tiene necesidad de creer en el cuento de la Cenicienta. A mí no me fascina especialmente esa película. Aunque me gustaría despertarme durante una semana con esa Julia Roberts. O un mes. O ya puestos, un año.

Hola, Carlos Leí la entrevista que te hicieron en JotDown. Una delicia. Muchas gracias porque, gracias a tu recomendación, he descubierto, además, un portal en internet con contenidos realmente interesantes. De tu charla me preocupó una cosa: El entrevistador apuntó que enlazabas un cigarrillo tras otro. Cuídate, Carlos. Los que te apreciamos, aunque sea como lectores, te queremos mucho tiempo a nuestro lado. Feliz año, amigo.

Ya solo me queda la nicotina. No le pida al rey de las adicciones que también prescinda de esta. Me sentí a gusto en esa entrevista. Hablando de adicciones acabo de recordar que tengo que abandonar una reciente. Y duele. Y ya siento anticipada nostalgia. Y melancolía de lo que nunca existió. Feliz año.

Maduro Coronado (EPS del 31 de diciembre de 2011)

Por: | 18 de enero de 2012

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El fatigoso interrogante ¿el actor nace o se hace? gozó de popularidad en ciertas épocas, pero las inanes respuestas siempre se las llevó el viento. Personalmente me parecen buenos aquellos a los que siempre me gusta ver y escuchar en la pantalla, aunque no tengo más remedio que reconocer el talento en algunos cuya personalidad me desagrada o me deja frío. Hay actores que eran rudos y torpes y que envejecieron como dioses física y emocionalmente, ahí está el admirable Tommy Lee Jones. O guapos aficionados al numerito y al método en su juventud que cuando se despojaron de tics fueron geniales, como Paul Newman. José Coronado no tenía la culpa de poseer su dionisiaco físico, pero tuvo que esperar mucho tiempo para que un director explotara su arte. El regalo mutuo que se ofrecen Enrique Urbizu y él, y de paso a los espectadores, fue impagable en la honda, dura y romántica La vida mancha, o componiendo al expolicía venal, brutal y trágicamente enganchado en el amor al ni contigo ni sin ti de La caja 507. Han vuelto a crear un villano memorable y con matices en No habrá paz para los malvados. Se llama Santos Trinidad. El nombre tiene clave. Coronado se afea, lleva botas de punta y pelos de zumbado, trasiega cubatas con ansia, está lógicamente más solo que la una, da miedo, es un hijo de puta coherente y con un punto épico. Expresa lo máximo con lo mínimo. Es terrible y secreto. Deja poso. El tiempo no podrá machacar esa creación.

Barcelona 92 (columna en Pantallas del 31 de diciembre de 2011)

Por: | 18 de enero de 2012

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Es imposible no asociar el ritual de frases hechas, tópicos sonrojantes (solo desde el masoquismo o la idiotez ilimitada se pueden escuchar las retransmisiones del fútbol en Telemadrid), impunes barbaridades contra el diccionario, la comunión absoluta entre los cretinos interrogantes de los entrevistadores y las siempre previsibles y huecas respuestas de los entrevistados, con el tratamiento mayoritario que recibe el deporte en la televisión. En la seguridad por parte de los directivos de esa grotesca forma de retratar el deporte de que el nivel mental de los receptores no solo es vulgar sino que está emparentado con la oligofrenia.

Un individuo foráneo llamado Michael Robinson, que a pesar de hacerse líos muy cómicos en frases y palabras puntuales con el idioma español siempre se expresa con inteligencia, ironía, calidez y gracia, demuestra desde hace mucho tiempo que hablar del deporte puede hacerse con arte, conocimiento, originalidad, penetración, estilo y sentimiento. Su programa Informe Robinson es un lujo progresivo, abordando historias individuales o colectivas, revelando lo que nunca se ha contado, haciendo hablar a gente que siempre ha sido parca o secreta, cuidando las imágenes. Su última entrega, dedicada a los Juegos Olímpicos de Barcelona, era modélica. Recogiendo el testimonio de políticos que olvidaron sus diferencias en nombre del interes común, el suspense de esa flecha legendaria buscando su objetivo, los recuerdos de deportistas que conocieron al menos una vez en su vida ese momento de éxtasis que les va a acompañar hasta el último día, el abandono del subdesarrolismo y los justificados complejos en el deporte español, la sensación de haber visto y sentido algo irrepetible observando lo que era capaz de hacer el Dream Team de los Jordan, Bird, Johnson y demás.

Esta noche me deja sin argumentos ni ganas de maldecir a la casi siempre bochornosa televisión. La biografía del cardenal Tarancón, que ha dirigido Antonio Hernández, es muy digna. Hay cosas que chirrían, pero son pocas. José Sancho está muy creíble componiendo a aquel admirable malabarista de la política, a ese cura que comprendió que todo debía cambiar, a alguien rocoso, sensato y valiente que se convirtió en la pesadilla del dragón.

Chat del 29 de diciembre de 2011

Por: | 18 de enero de 2012

Eduardo Torres Dulce, próximo fiscal general del estado. ¿Conocía usted esta faceta? Yo solo que era cinéfilo empedernido y que su vida era el cine.... me he quedado flipada. ¿Qué opina usted de este nombramiento? ¿Le conoce personalmente? gracias y feliz año Carlos!

Le conozco desde hace muchos años. Es uno de los hombres que más saben de Howard Hawks. Mi relación con él siempre fue muy cordial. Pero le aseguro que no le hicieron juez ayer. Que lleva en esa historia infinitos años. Su otra pasión aparte del cine es el Real Madrid. Feliz Año.

Sr. Boyero, Qué opinión le merece el actual cine de Rumania? Gracias

'Cuatro meses, tres semanas y dos días', era terrorífica. Pocas veces me han transmitido una realidad y un ambiente tan sórdido a través de una cría que decide abortar. No recuerdo más películas rumanas que me hayan sorprendido en los últimos tiempos. Y le aseguro que algunas pillo en los festivales. Pero es que siempre tiendo a olvidar la mayoría de la programación que exhiben los apasionantes e intelectuales festivales de cine.

Hola Carlos. ¿En tus excelsos gustos musicales tiene cabida el heavy metal? ¿Algún grupillo de melenudos salvajes que te guste? Un saludo.

Pues no. Bueno Led Zeppelin. Algunas cosas de Led Zeppelin... y el 'Made in Japan' de Deep Purple era soberbio.

Hola Carlos, ¿dejarías tus ahorros en manos del nuevo ministro de economía?

No los dejaría en manos de ningún ministro. Ni de un diputado. Ni de un concejal.

Soy el que lleva 36 años en la MISMA oficina ¿que cómo lo soporto? en parte gracias a gente como usted aparte de que mi trabajo es el medio para disfrutar del fin que son los libros, las películas y mi amado mar que no me falte; gracias y feliz año (a quien le toque, a mi seguro que no).

Yo siempre echo de menos el mar. Cuando más me gusta es cuando estoy triste. Pero si estoy contento también. Y cuando se encabrona. Y cuando llueve.

¿Qué tal Carlos, hay alguna pelicula que te guste recordar en navidades? Un abrazo y buena ntrada de año!!

No voy a picar, no le voy a contar que no puedo vivir sin 'Qué bello es vivir'. Le aseguro que puedo vivir si ella. Incluso el resto del año. Recuerdo cuando era un crío haber ido todos los días durante una semana de Navidad a ver Hatari. Todavía me emociono cuando recuerdo las camionetas de los cazadores al amanecer y la vibrante y preciosa música de Henry Mancini.

Hola, carlos. ¿crees que la movida de los 80 esta sobrevalorada? gracias

Los que vivieron de ella la amortizaron bastante bien. Todas las alcaldías y ministerios culturales soltaban un pastón por hacerse la foto con esa raza asquerosa de los posmodernos. Pasé esos años viendo amanecer. Pero yo iba a lo mío, a beber, drogarme y lo que usted se imagina. Al parecer estaba rodeado de una cosa muy trascendente llamada 'movida'. Pero nunca me fijé en ella, no me afectaba.

Con qué se queda de la semana: ¿lo de Botella como alcaldesa o que Muller ya no será su pesadilla en Venecia?

Me reconforta que hayan dado boleto a ese cerdo progresista y melifluo, al responsable de un millón de horas de aburrimiento en Venecia. ¿Votaron los madrileños a Ana Botella para alcaldesa? Creo que no, pero no me sorprendería que lo hubieran hecho de haber tenido la oportunidad. ¿Recuerda el comienzo del poema 'Insomnio' de Dámaso Alonso?: 'Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas)'.

Hola Carlos, ¿qué pelicula es la que más te ha decepcionado de 2011?

No me haga recordar cosas funestas. No sé si 'Origen' de Christopher Nolan se estrenó en 2011 o en 2010. Admirando a Nolan, esa película me pareció la de un idiota con excesiva empanada mental.

Hola!, quiero ir al cine mañana con un sobrino de trece años, amos queremos ver el topo, pero me pregunto si la va a poder seguir bien, ¿que opinas?

Depende como sea su sobrino. Yo a los 13 años también me hubiera enamorado de El Topo. Su intriga es complicada.

¿Cómo te imaginas la historia de la múscia sin la presencia de las drogas?

Sospecho que se drogaba hasta el primer hombre que sacó ruido de un tambor. Y no solo los músicos se ponen. También los receptores. ¿Sabe lo que decía Baudelaire?: 'Embriagaos de vino, de poesía o de virtud, pero embriagaos'.

Hola, Carlos. ¿Te gastaron alguna inocentada ayer? Recuerdas alguna con "cariño" y que se pueda explicar. Salud y cine para 2012.

No. No piensan en mí ni para hacerme inocentadas. Mi teléfono está en silencio desde hace una semana.

Hola. Leyendo sus entrevistas en este medio, me doy cuenta que muchos de sus seguidores no ven una película, ni leen un puto libro, ni se mueven del sitio, si antes no consultan el oráculo salmantino del demiurgo Boyero. ¿No se le funden los plomos al saberse entronizado por tan profusa cohorte de desorientados?

Sospecho que usted debe de ser la hostia, el último de los independientes. Siga así.

Feliz Navidad Carlos. Acabo de leer que "El duque (Urdangarin) cuenta con seguridad oficial y privada para proteger su intimidad"... alguien se cree que este señor vaya a pisar carcel alguna?

Cuentan los habitantes del Limbo que no.

Hola!! No creo en el matrimonio pero si en la amistad y digo esto porque uno de mis mejores amigos se casa y me ha pedido que hable en su boda... Me gustaría recurrir a grandes citas como "He venido hablar de mi libro" o la de "El que no esté colocao que se coloque" pero dudo que eso proceda en ese acto ¿Algún consejo?

Emborráchese antes. Y por supuesto, no lo cuente todo.

Buenos días Carlos; Espero que hayas podido deleitarte del genial teatro con que nos obsequiaron ayer desde Corea del Norte. Para mear y no echar gota.. Saludos.

Era muy fuerte. Lo entenderías si a cada llorón le han soltado unos dólares. O si están amenazados de muerte en caso de no hacerlo. Pero si les sale del corazón, son carne de frenopático. Mi ídolo es el subnormal del hijo. Cualquier punkie psicópata se identificaría con su careto. Cuando veo eso celebro infinitamente haber nacido en este país.

Buenas tardes, Sr. Boyero. Hace unas semanas compré las 10 temporadas de Friends y las estoy devorando. ¿No le parece una de las mejores series cómicas de la televisión? Más de 15 años después de su estreno, la serie sigue teniendo plena vigencia, sigue resultando divertida. Una de las cosas que más valoro es que una serie o una película envejezcan bien.

Hace mucho tiempo que no la reviso, pero me gustaba. Era ingeniosa, era divertida. Le aconsejo que vea 'Curb Your Enthusiasm', de Larry David. Era el creador de Seinfeld. Yo he visto dos temporadas de Curb Your Enthusiasm. El primer capítulo me despistó. Pero después me sedujo. Es un cómico extraño y corrosivo.

Hola Carlos. En unos días empiezo una nueva vida en otro país y con mi chico. La verdad es que no me puedo quejar del 2011. Creo que ya ha hecho en algún otro momento algún comentarios sobre The Artist. La verdad es que no me la quiero perder y me gustaría ir acompañada pero lo veo difícil. Es de las que te acuerdas de cuánto disfrutaste de verla en pantalla grande? Muchas gracias por sus entrevistas en El País, espero seguirlas todos los jueves desde Londres. Feliz año!

Que su nueva vida en Londres sea larga y plena. Que dentro de 10 años se le siga alborotando la piel y el corazón cada vez que vea a su novio. Intente ver The Artist en el cine. Es el homenaje más bonito que ha recibido éste en mucho tiempo.

Buenos Días Carlos, ayer en la 1 emitieron Zodiac, y me parecío una pelicula fascinante. Hubo momentos en los que pasé realmente angustia. Compartes que la 1 es la única cadena de TV que de vez en cuando emite alguna pelicula decente ?

Lo es. Yo la veo con demasiada frecuencia. Y siempre me inquieta y me aterra. David Fincher es una de las mejores cosas que le han ocurrido al cine norteamericano en los últimos 20 años. Recuerdo que noté que era un director especial al ver el tercer 'Alien', la primera película que dirigió. Aunque hay una película tuya que detesto y es 'El club de la lucha'.

Hola Carlos, ¿Ha leído a Christopher Hitchens? Recuerdo que su amigo Enric González (al que echamos de menos) le consideraba ejemplo de periodista culto, combativo y con sentido del humor. Desgraciadamente ha tenido que morir para enterarme de quien es y sentir curiosidad por lo que ha escrito. Un saludo.

Estoy leyendo 'Hitch 22'. Todo en este hombre revela estilo, inteligencia, sarcasmo, complejidad y conocimiento. Su retrato de Martin Amis es magnífico. Por cierto, leyendo ese retrato de su amigo, me han entrado unas ganas enormes de releer 'El libro de Rachel', 'Dinero', 'Campos de Londres' y 'La información', las novelas que más me han fascinado de Amis. ¿Sabe usted lo que es 'La información'? Ocurre al despertarte en medio de la noche. Da mucho miedo. Me ha ocurrido últimamente. Mi cerebro debe estar alterado.

¿Frivolidad o seriedad?

La gente verdaderamente seria siempre ha poseído sentido del humor.

Carlos, que tal?? Que te parece Irina Shayk, la novia de Cristiano Ronaldo???? Un saludo

¿Y qué le parece a usted? Es una de las preguntas más tontas que me han hecho en mucho tiempo. Si le digo que me parece un horror ¿estaría de acuerdo?

Sr.Boyero, ¿cree realmente en algo?

En usted, hermosa Tesa.

Buenas tardes, Sr. Boyero, Ha visto o conoce la serie Homeland? De no ser asi se la recomiendo encarecidamente. Un beso y que disfrute sus vacaciones patagónicas.

Es usted la quinta persona, y todas ellas me parecen fiables, que me recomienda Homeland. La busco en DVD y no la encuentro. Imagino que hay que piratearla. Y ya sabe que no estoy capacitado para ello.

Supongo que se ha enterado de que ha muerto Chita, ¿ le gustaban a usted las peliculas de Tarzán?

Me gustaba el fondo oscuro entre las piernas de Maureen O'Sulivan. Este verano vi demasiados monos cabrones en Nepal y en la India.

El corazón del samurái ('Drive', 28 de diciembre de 2011)

Por: | 18 de enero de 2012

Ryan-gosling-en-drive
No creo haber visto ninguna de las siete películas anteriores del director danés Nicolas Winding Refn, aunque algunas se han exhibido en las secciones paralelas de los festivales de cine. O sea, son algo que debo recuperar después de haber degustado su sólido talento en esta estilizada, dura, extraña, amarga, verdaderamente lírica Drive, una de las sorpresas más perturbadoras del año.

Todavía no he leído la novela de James Sallis que adapta Drive. Pero es presumible que el guionista Hossein Amini y, sobre todo, el director Nicolas Winding Refn han disfrutado más de una vez con un tipo de héroe que sublima Raíces profundas (no lo puedo evitar, siempre me pongo tierno recordando el inútil y conmovedor grito de aquel niño rubio: "Shane, no te vayas, mamá te quiere") y que tiene gloriosa continuidad, aunque estos no tengan niño al que proteger, en los protagonistas de El silencio de un hombre, que tal vez sea lo más perfecto y misterioso que rodó Melville, y en Driver, la formidable segunda película de Walter Hill, aquel inolvidable director cuyo genio se lo llevó el viento o el excesivo éxito.

Melville afirmaba al comienzo de El silencio de un hombre, y extraído de ¿los Libros de los vedas?, que no existía soledad más terrible que la del samurái, salvo, tal vez, la del tigre en la selva. Del hermético protagonista de Drive sabemos poco al principio y no mucho más al final. Vive solo en Echo Park, un barrio deprimido de Los Ángeles. Trabaja de mecánico en un garaje desde hace cinco años. El dueño del taller, individuo aún más patético que turbio, es la única relación subterráneamente afectiva que practica. Esa tapadera profesional y su trabajo como conductor especialista en películas caras le sirven para disfrazar su auténtica vocación, que es conducir para bandas de atracadores. Quienes le emplean deben respetar sus códigos: no repite encargos, nadie debe preguntarle por su identidad y solo espera durante cinco minutos a los que le han contratado. Es duro sin aspavientos, hace de su trabajo un ritual, tiene lo que hay que tener. Los verdaderos y trágicos problemas empezarán cuando este aparente bloque de hielo, el hombre que no necesita a nadie, deje fluir el sentimiento hacia una vecina casada y el hijo de esta, inocentes, acorralados y temblorosos.

Nicolas Winding Refn recupera la narrativa y el estilo visual del mejor cine norteamericano de los ochenta para contar una historia violenta y triste, tensa y sentimental, sugerente y compleja, deudora argumentalmente de una temática explotada una y otra vez pero con personalidad propia. A pesar de que tiene algún momento luminoso y exaltante, es una película que al recordarla la asocio caprichosamente a la noche, a una sombría geografía emocional, a un tono desesperanzado acompañando a gente que no puede esquivar su dramático destino.

Hay que tener mucha clase para que nunca puedas dejar de mirar (oírle es secundario, ya que habla lo mínimo o lo justo) a un tipo que juega casi permanentemente con un palillo en su boca y ataviado con una chupa que lleva dibujado un enorme, amarillo y simbólico escorpión. Ryan Gosling, uno de los mejores actores jóvenes del cine norteamericano, posee ese magnetismo. Inspira tanto miedo como piedad. Carey Mulligan es tan buena y camaleónica actriz que alguien me tiene que revelar al final que es la misma actriz de An education, Wall Street 2 y Shame, la mujer que me enamora en esta última cuando canta New York, New York. Los amantes de las grandes series actuales de televisión están de suerte. Aparece el excelente Bryan Cranston, el químico canceroso de Breaking bad, y también Cristina Hendricks, la pelirroja y maravillosa secretaria de Mad men. El único reproche que podemos hacerle un amigo y yo al director de Drive es que haya despojado a Cristina Hendricks de faldas y le haya colocado unos vaqueros. Eso no se hace con mujer tan sensual.

Niños (columna en Pantallas del 24 de diciembre de 2011)

Por: | 18 de enero de 2012

Walt Disney
Gente sabia y tolerante me aconsejó desde que era pequeño cosas tan negociables como no juzgar a las personas por su pareja (qué desasosiego admitir que el corazón tiene razones que el cerebro no comprende) ni reclamarle a los creadores que posean la estética y la ética que desprende su obra. Pero siempre me ha intrigado la personalidad de los que dedican su sensibilidad y su talento a algo tan encomiable como adivinar los apetitos artísticos de la infancia, hacerles soñar, divertirles. Imagino que entre los factores terrenales que les anima a introducirse en el ánimo de las criaturas y traducir sus deseos mediante cuentos y películas tal vez les anime ligeramente la posibilidad de inmenso negocio que crean las apetencias de los niños. O tal vez lo hagan por gusto. O por ambas cosas. En cualquier caso, hay que valer para ello.

Y valía mucho un tipo que, según cuentan, era un notabilísimo hijoputa. El muy venerado tío Walt, conocido mundialmente como Disney, un ser despótico con la gente que trabajaba para él, revienta huelgas salvaje, incansable rastreador de izquierdistas, una perla, en suma. De los maravillosos hermanos Grimm y de Perrault tengo pocos datos, pero recuerdo algunos de sus cuentos con excesivo miedo. Seguro que también eran raritos.

Sabía de la vocación piadosa de Ana Botella, esa señora con sonrisa permanente y natural que por deseo del Espíritu Santo va a desvivirse por lograr la felicidad de todos los madrileños. Sabía que tenía tentaciones líricas. Pero ignoraba hasta hace poco que su pasión fundamental son los libros para niños, que posee una reputación contrastada como antóloga de literatura infantil. Y me pregunto cómo va a compaginar algo tal genéticamente adulto (no he escrito "sórdido", que conste) como la alcaldía de Madrid con algo tan inocente y puro como los cuentos para niños. No sé, a lo mejor soluciona huelgas regalándoles cuentos de Navidad a los subversivos. O, incluso, acalla manifestaciones recitando ella misma esos conmovedores cuentos.

Confiesa Ángeles Gonzalez-Sinde que lo que más le gusta es escribir para los niños. Lo celebro. Cualquier cosa excepto escribir guiones y dirigir películas. ¿Por qué me provocarán tanto miedo (no he escrito "grima", que conste) dos mujeres que solo pretenden donar alegría y magia a los críos?

Posterspose500
Creo recordar que el lema publicitario de la admirable discocráfica ECM era: "El sonido más bello después del silencio". Y aunque resulte cursi y obvio es difícilmente contestable la certidumbre de que el complemento sonoro del amor es la música. Viendo The artist constatas con gozo que cuando el cine no había aprendido a utilizar el sonido los pianos o las orquestas ilustraban o subrayaban en directo desde la sala lo que estaba ocurriendo en la pantalla. Por mi parte, siempre he recurrido a la música para que expresara, tradujera, exaltara, aclarara lo que le estaba ocurriendo a mis sentimientos.

Pero si busco algunos de los momentos en la historia del cine que inapelablemente me despiertan emoción o la renuevan descubro que los acompaña la música. Hace tiempo que no reviso la obra de Robert Bresson, aquel director inimitable que aseguraba sin arrogancia que él hacía cinematógrafo mientras que el resto de sus colegas vivos o muertos hacían teatro filmado, pero entre otras cosas asocio sus películas no ya a la inexpresividad y la desdramatización que les exigía a sus actores y actrices sino también a la ausencia de música, a ningún ornamento adornando o manipulando lo que pretendía contar. Es probable que en alguna secuencia de la maravillosa Un condenado a muerte se ha escapado sonara Bach, pero dudo que suene ninguna música en esa impresionante secuencia final en la que el protagonista y el chaval que le acompaña saltan el último muro de la cárcel y se pierden en la noche. Tampoco existe en el epílogo de otra obra maestra titulada Picpocket, cuando el encarcelado carterista y la mujer que ama tocan por primera vez sus manos, mientras que el primero afirma: "Qué camino tan extraño tuvimos que recorrer para llegar a encontrarnos". O igual me estoy imaginando esa confesión tan lírica, ya que los parlamentos de los personajes de Bresson nunca son tan explícitos ni tan poéticos.

Tal vez haya escuchado esa confesión en los desenlaces de la atractiva American gigoló y de la extraordinaria aunque infravalorada Posibilidad de escape, ambas dirigidas por Paul Schrader, ese hombre que sabe tanto de infiernos y de redenciones, y que homenajeó legítimamente a Picpocket en los finales y en el espíritu de esas dos perturbadoras y aromáticas flores del cine norteamericano. Y tampoco hay una sola nota musical en las nueve horas y veinte minutos de metraje de Shoah, el documento, testimonio, indagación, reflexión, reconstrucción y notaría del Holocausto más escalofriante que se ha filmado jamás.

Lo anterior son gloriosas excepciones. Estoy convencido también de que si Murnau hubiera trabajado en el cine sonoro haría poemas conmovedores sin necesidad de ilustrar con música sus imágenes.

Y, por supuesto, hay un millón de películas que me han hecho feliz y en las que el recuerdo de la retina va inevitablemente asociado a esa música que guardan celosamente mis oídos. Oyendo las genialidades sonoras que compuso un tal Bernard Herrmann (en la imagen) para determinadas películas, pero especialmente para Alfred Hitchcock, logrando en Psicosis que durante quince minutos en los que no se pronuncia una palabra estemos sobrecogidos, viendo el rostro de Janet Leigh intentando huir después de haber cometido el robo hasta llegar a ese motel solitario que regenta Norman Bates y acompañando su angustia con una música obsesionante. O el perdido y necrófilo James Stewart en Vértigo paseando su desolación por San Francisco. O Cary Grant intentando descubrir por qué le quiere atrapar o matar todo el mundo en Con la muerte en los talones. Hay melómanos a los que se les abre la boca de pasmo admirativo cuando hablan de la música que creó Stravinski. Con razón. Pero, con todo mi respeto, yo me quedo con Hermann. Escribir partituras para el cine no es el camino adecuado para que tu nombre figure con letra de oro en los diccionarios de música clásica. Scorsese, que lo sabe todo del rock, tuvo la inmensa suerte de que Herman accediera a componer su última e impresionante banda sonora en Taxi driver. La soledad y la paranoia de Travis Bickle, la noche más amenazante de Nueva York, la lava en erupción de un cerebro y un corazón enfermos, está descrita con genialidad por esa música.

Los talones irresistibles de los productores, o el capricho, o la necesidad, o la obstinación de algunos directores, consiguieron que dioses del jazz, o de la gran música a secas, alquilaran su sensibilidad y su genio a determinadas películas. Ascensor para el cadalso es una intriga más que correcta, pero la banda sonora que le regaló la trompeta de Miles Davis mantendrá eternamente su condición de obra de arte. En Anatomía de un asesinato el talento de Preminger estaba a la altura, o incluso superaba, la impagable música del rey Duke Ellington. Este, incluso, era tan generoso que en una secuencia invitaba a James Stewart a que tocara a cuatro manos el piano con él. Sonny Rollins también prestó su potente saxo para ambientar las seducciones del cockney Alfie. Quincy Jones y Herbie Hancock han trabajado con éxito más de una vez para el cine. Y el sonido volcánico, el romanticismo desesperado. El grito sensual del saxo de Gato Barbieri logró algo tan maravilloso como trágico en Último tango en París. No podría definir como jazz la música que hace Tom Waits, aunque a ratos lo bordea. Su música y sus canciones en Corazonada serían una de las tres o cuatro bandas sonoras que me llevaría a una isla desierta.

Nadie duda del fértil talento, la capacidad dramática y la heterodoxia de compositores que asociamos al gran Hollywood en blanco y negro, como Max Steiner y Alfred Newman. Pero mi preferido de esa época es Miklos Rozsa. Oyendo la versión restaurada de Ben-Hur que acaba de aparecer en Blue-Ray te impresiona lo que inventó Rozsa. Y siempre se me saltan las lágrimas al escuchar sus violines en La vida privada de Sherlock Holmes. Y llegan los años sesenta con una nómina impresionante de compositores al servicio del cine: Henry Mancini, Maurice Jarre, George Delerue, Nino Rota, Jerry Fielding, John Barry, John Williams. No incluyo a Ennio Morricone. De acuerdo, es precioso lo que hizo para Novecento, La misión, Los Intocables, Érase una vez en América, pero eso no me hace olvidar que fue el venerado padre musical del infame spaghetti western.

Que yo sepa, Zbigniew Preisner solo trabajó para Kieslowski, pero eso le sobra para ocupar un lugar de honor en la música cinematográfica. Y no me olvido de cómo ilustró Dave Grusin el amor imposible de Jeff Bridges y Michellle Pfeiffer en Los fabulosos Baker Boys. O el misterio y la inquietud que se desprende de las partituras del gran Jerry Goldsmith en el mejor cine de terror. Ni de la brillante aportación de Thomas Newman al cine de Sam Mendes, o de James Horner al de James Cameron, o de Hans Zimmer al de Christopher Nolan. Ni del magnífico Alberto Iglesias, algo constatable en El topo. Pero el compositor actual que me tiene irremediablemente enamorado se llama Alexandre Desplat. Comprueben la lógica de mi certidumbre en las últimas películas de Polanski, o en ese poema hecho cine que se titula El árbol de la vida.

El País

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