Chillidos (Columna en Pantallas del 25 de marzo)

Por: | 25 de marzo de 2012

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La cita no es literal, pero mi memoria lo recuerda así. Ocurre en Drugstore cowboy, una de las películas que mejor ha retratado el muy complejo universo de las drogas. Matt Dillon asegura que la gente normal jamás sabe cuál va a ser su estado de ánimo 15 minutos más tarde, mientras que un enganchado solo tiene que elegir entre diversos estupefacientes para saber cómo va a sentirse en el momento que esa droga hace efecto. En mi caso, habiendo frecuentado variadas toxicomanías, solo he mantenido fidelidad ancestral e inquebrantable hacia una que siempre me ha otorgado entretenimiento y ensoñación, placer e identificación emocional, hipnosis y sentimiento. No provoca resaca. Se llama cine. La lectura sería la otra, aunque en alguna y desdichada época leer me exigía una concentración y un esfuerzo de los que no era capaz. Veo películas o series casi todas las noches, independientemente de que el estado de ánimo sea plácido o tormentoso. Y el efecto de esa droga nunca me defrauda. Por ello, temo como un poseso al mono cuando se me estropean los aparatos que me transmiten ese colocón.

Cuando ocurre esa tragedia, a veces pongo la televisión intentando averiguar en qué consiste la droga de gran parte del prójimo. De gente que por sus condiciones vitales, psicológicas, económicas o ambientales conviven permanentemente con ese mueble parlante. Y veo y escucho en Sálvame a personajes grotescos, deslenguados, huecos, que chillan, se maldicen, insultan, interpretan un teatro tan rancio como pretendidamente realista, se reivindican a sí mismos y sus cochambrosas vivencias con un surrealista “que toda España lo sepa” (sería pavoroso que esa idiotizante mugre concentrara el interés de los deprimidos españoles), se entrevistan entre ellos o a seres cuyo interés artístico o humano es inexistente. En Hermano mayor, psicópatas juveniles y anfetamínicos braman y agreden a sus madres mientras que un exyonqui adulto se propone redimirlos. Cambiar al telediario de la impresentable Telemadrid supone alucinar con el gore y el esperpento aplicado a la información política. Y me pregunto por el estado nervioso de los que se drogan todo esto al acostarse. Y que le ocurriría a su existencia si se fundieran sus televisores. Y a que se dedicarían los inventores y traficantes de droga tan inmunda.

Hay 3 Comentarios

Pues yo diría que si, que "Sálvame", esa idiotizante mugre, concentra un pavoroso número de adictos.

Me ha gustado el artículo. Sobre todo, porque denota que sigues fiel a las ideas y estilo propias que ya dijiste en aquel "Debate sobre la Televisión", o algo así, hace muchísimos años en Telemadrid.

Hiciste la misma comparación.

http://youtu.be/sWwtv2nFEkw

Un saludo.

Te doy una pista Carlos, esos se dedicarían a joder al personal de otra manera, posiblemente invirtiendo muchos "medios" en desarrollar la telepatía industrial.

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Territorio Boyero

Sobre el blog

Las películas, las series, las canciones, los libros, la comida y la bebida, el sexo y sus selvas, los viajes y sus imponderables, los festivales, la gente, la vida... este es el ancho mundo en el que se incrusta el 'Territorio Boyero': una exhaustiva amalgama de lo escrito y dicho por el más corrosivo de nuestros cronistas...

Sobre el autor

Carlos Boyero es crítico de cine y de televisión en las páginas de EL PAÍS. Cada jueves, su encuentro digital y su videochat son seguidos por decenas de miles de lectores.

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