Veo en la calle altas vallas promocionando con el tono de los grandes acontecimientos algo que se va a estrenar. Imagino lógicamente que se trata de una película, de un lujoso producto de Hollywood que aumentará su rentabilidad con el adecuado marketing. Pero no me suena de nada el aséptico careto del señor que aparece en el cartelón. Compruebo que no es publicidad de cine, sino de una serie de televisión. Se trata de La tapadera, inspirada en una novela de John Grisham que el gran Sidney Pollack adaptó con liviana inspiración al cine.
También creo haber visto espacios publicitarios en televisión anunciando el lanzamiento en DVD y en Blu-ray de la primera temporada de la serie Juego de tronos. Y en las últimas semanas, percibo que el mayor alboroto y euforia de la cinefilia se centra en la quinta temporada de Mad men, que comienza a emitir Canal +. Los amigos se empeñan además en contarte su arranque y aunque te tapes los oídos vas a enterarte de la reciente maternidad de la sexy y listísima Joanie, del previsible caos sentimental y sexual que le espera a Don Draper, a ese chulazo elegante que bebe, fuma, viste, mira, escucha, sonríe, se mosquea y se mueve como los auténticos e intemporales seductores de la historia del cine, del protagonismo que va a alcanzar la nada espectacular pero siempre inquietante Peggy.
Y deduces con cierto ahogo y anticipada melancolía que el maravilloso ritual de ir al cine se extingue, que la forma de verlo será doméstica, que las impagables sensaciones que nos procuraba ya están contenidas en las grandes series de esa televisión que por motivos racionales y estéticos siempre habíamos despreciado. El problema es que esas admirables películas concebidas por la televisión duran doce horas (es el tiempo aproximado de cada temporada), quieres tener ese producto agrupado y disponible en cualquier momento, ningún cinéfilo va a consumir lo que le gusta troceado, doblado, adecuando sus horarios a la exhibición en la tele. Y si no sabe o no quiere piratearlo tendrá que esperar un tiempo tan largo como insufrible para adquirir esas series en las tiendas.
Me envían los tres primeros capítulos de Homeland, que va a exhibir Fox a partir del 9 de abril. Describe las sospechas de la CIA de que un sargento estadounidense al que han liberado en Afganistán después de ocho años de cautiverio haya sufrido un lavado de cerebro y sea un programado terrorista de Al Qaeda. Lo que veo y escucho es atractivo y turbio, hay suspense del bueno, nada parece convencional, asocias su trama con la de la excelente película El mensajero del miedo. Pero me quedo ansioso al terminar el tercer capítulo. Después, me cabreo ante este coitus interruptus. Tendré que esperar como mínimo un año para conocer el desarrollo de historia tan apasionante.
Hay 7 Comentarios
Boyero, por un módico precio me convierto en tu pirata doméstico. Vas a descubrir un mundo nuevo.
Publicado por: eastwood | 24/04/2012 8:54:19
Ver Mad Men en tu casa tomando unos vinitos también es un buen ritual, no sé si maravilloso. Voy a pensar porque Peggy Olsen es inquietante; creo que es el adjetivo que mejor la define.
Publicado por: periko garcia | 13/04/2012 6:47:37
Anuncio de la Tercera edicion del FESTIVAL SERIES MANIA
http://www.dailymotion.com/video/xpwiva_bande-annonce-series-mania-saison-3_shortfilms
Publicado por: Jessica Tate & Mary Campbell | 06/04/2012 12:53:13
Ah, y obvio que la película es una obra de arte impecable mientras este bien hecha. Porque hay tantas películas que son simplemente "regulares", o inclusive algunas son muy malas.
Pero en fin, creo que ese se sobre entiende, je.
Publicado por: Diego G. | 04/04/2012 19:24:13
Coincido con el amigo Tremendo Portillo (¿será aquel delantero que prometía ser el nuevo Raúl y quedó en cuento?) en que la vida es corta. Pero también es una cabrona; y eso es lo que, de última, y de primera también, la hace interesante y apasionante.
Ahora bien, la televisión no creó que terminé por "opacar" al cine. La magia de los largometrajes es justamente contar las historias de un tirón, lo cual le permite ser una obra de arte impecable. Mientras las series de TV; al extenderse por muchas temporadas, generalmente llegan a un pico y luego decaen, se hacen menos interesantes, y dejan de ser tan impecables.
Aunque claro, hay algunas excepciones, algunas series de televisión que logran mantener un nivel constante durante toda su duración, como por ejemplo 'Friends' (a mi criterio). Aunque 'Friends' tuvo la suerte de contar con un maestro del humor como Chandler Bing (o Matthew Perry, bah, son el mismo), un "gay que no es gay". Pero Chandler Muriel no es el único de su categoría: http://diegoguevara17.wordpress.com/2012/03/30/el-gay-que-no-es-gay/
Publicado por: Diego G. | 04/04/2012 19:11:17
¿Para qué esperar?, suscribo cada palabra de Tremendo Portillo. El acceso a perfectas copias en versión original subtitulada es tan fácil como aprender la tabla de multiplicar. D. Carlos, le sugiero que se entrene en este menester con las dos temporadas de LOUIE, un personaje inolvidable (episodios de poco más de 20 minutos). Y si, vale la pena dedicar las horas que le restan por visionar de HOMELAND. De nada.
Publicado por: mod | 03/04/2012 14:00:40
Si no sabe descargar series de internet, pídale a alguien que lo haga por usted(seguro que hay mucha gente dispuesta)
Esperar un año para ver la última temporada de Homeland, Treme o MadMen es como esperar un año para ver El Padrino.
La vida es corta y, además, impredecible.
Publicado por: Tremendo Portillo | 03/04/2012 11:00:44