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Washington de blanco y rosa

Por: | 29 de marzo de 2011

La llegada de la primavera marca en Washington, DC, el comienzo de la temporada turística. Más de un millón de personas eligen además la última semana de marzo y la primera de abril para presenciar un evento único: la capital teñida de blanco y rosa. 

Washington se lo debe a Japón. En 1912, la embajadora japonesa en la ciudad plantó los dos primeros cerezos junto al Tidal Basin, un lago artificial que preside el monumento a Jefferson. Después unos 3.000 árboles quedarían repartidos alrededor del agua y por toda la capital. Desde entonces las dos semanas en las que estos árboles florecen sirven para celebrar la amistad entre Estados Unidos y Japón. 

El Cherry Blossom Festival, o festival de los cerezos, atrae a familias enteras, escolares de todo el país y fotógrafos -profesionales y aficionados- con ganas de ver los monumentos más emblemáticos de la capital con un decorado especial. Y con una peculiaridad. A pesar del tono rosado de las hojas de algunos árboles, que les ha dado el apodo de "cherries", nunca darán cerezas. 

Washington conmemora su amistad con Japón con un festival de dos semanas que coincide con la floración de los árboles. Los asistentes pueden elegir entre concursos de cometas, talleres de papiroflexia, conciertos y fuegos artificiales.

Esta primavera, que será especialmente dura para los japoneses, después del terremoto y tsunami en el noroeste del país el pasado 11 de marzo, la organización no se ha olvidado de las víctimas. El festival ha puesto a disposición de los asistentes varias formas de ayudar a los miles de afectados por la catástrofe

Y aunque este año la visita se hace mucho más incómoda que en ediciones anteriores por el frío que afecta estos días a la costa este de Estados Unidos, el festival ha traído sorpresas. Los que estaban decepcionados por no poder sacar la ropa de verano y dar un paseo en barca en el Tidal Basin, se encontraron los cerezos bajo la nieve. Un oportunidad única. 

Jurados populares tan famosos como víctimas y acusados

Por: | 25 de marzo de 2011

"Los juicios son demasiado importantes como para dejarlos en manos del jurado". 

La frase es de Rankin Fitch, protagonista de la película "El Jurado" basada en el libro del mismo título, de John Grisham. Y Fitch es un especialista en la selección de personas que componen el jurado popular y que dictan la sentencia en un juicio. Y esos especialistas existen. No sabemos si llegan tan lejos como el personaje creado por Grishman, sin escrúpulos y dispuesto a manipular la información hasta tener el jurado que más le conviene. Pero la ficción norteamericana siempre se ha empeñado en mostrar un proceso en el que ningún abogado se arriesga a tener un miembro del jurado en su contra. 

Twohy
"Su Señoría, sentimos que el juicio no ha cumplido con las
expectativas suscitadas por la publicidad previa"

Hoy ha comenzado en Los Ángeles la selección del jurado popular para el juicio contra el Doctor Conrad Murray, acusado de homicidio involuntario en relación con la muerte de Michael Jackson en junio de 2009. Los jurados populares están reconocidos en la Constitución norteamericana para garantizar que los ciudadanos tendrán un juicio justo e independiente de un poder superior. 

La selección de las 16 personas que formarán el jurado recibe casi tanta atención por parte de los medios de comunicación norteamericanos como el juicio en sí. La selección del jurado es tan importante que puede ser motivo de juicio si una de las partes decide apelar la sentencia porque uno de sus miembros no fue imparcial.

La atención prestada por los medios de comunicación y el éxito de series como Law & Order -Ley y Orden-, NCIS o, más recientemente, The Good Wife, centradas exclusivamente en el sistema judicial norteamericano, hacen que muchos ciudadanos tengan un sorprendente conocimiento -e interés- por el funcionamiento y el lenguaje empleado en los juicios. 

En el caso del homicidio involuntario de Michael Jackson, 300 personas acudirán a los juzgados de Los Ángeles esta semana. Han sido pre-seleccionados. Tendrán que responder a un primer cuestionario con 125 preguntas. Sus respuestas determinarán si pueden formar parte del jurado. Si han formado parte de un caso judicial anterior, si han estado acusados de un crimen o han sido testigos o si tienen familiares en las fuerzas de seguridad, pueden quedar exentos. 

Pero también si consideran que no pueden ser neutrales durante el juicio por exposición a los medios de comunicación y a información subjetiva sobre el caso. El pasado otoño, por ejemplo, se celebró en Washington el juicio contra Ingmar Guandique, acusado de asesinar a la joven Chandra Levy. El acusado tenía un tatuaje en el cuello que cubrió durante sus comparecencias con jerséis de cuello alto. El cuestionario repartido durante la selección del jurado contenía una pregunta para saber si los candidatos tenían prejuicios contra personas con tatuajes, según reveló TBD.com

Chandra Levy Trial  The jury pool questionnaire -  TBD Justice   TBD
Todos los candidatos son entrevistados por las dos partes implicadas hasta seleccionar al total de 16 que participarán en el juicio. Los candidatos a miembros del jurado también pueden ser rechazados por los abogados de la acusación o la defensa y las normas cambian según los estados. Ambos deben presentar las causas legales del rechazo. Aunque también pueden argumentar desde los medios de comunicación consultados por una persona -no es lo mismo leer las noticias en Google que en Fox News-, hasta sus experiencias personales, las expresiones corporales cuando se les comunican los detalles del juicio o los comentarios que hagan en los cuestionarios iniciales. Todo cuenta. En el caso del juicio por el asesinato de Levy, por ejemplo, el acusado era salvadoreño. Una candidata fue rechazada por admitir prejucios contra los hispanos. Otro quedó fuera por decir que tenía una imagen "muy pobre" de los inmigrantes.


Vídeo de orientación sobre jurados populares proporcionado por el sistema judicial de California

Y ahí es donde entran en acción personajes como el Fitch de Grisham. Personajes que escriben un blog dedicado exclusivamente al proceso "voir dire", de selección de jurado. Como el abogado Bob Kelly, el mismo que consiguió 300 millones de dólares en el famoso juicio contra la tabacalera Phillip Morris. "Nunca lo olviden, prácticamente todos los casos se ganan o pierden cuando se elige al jurado", cita su página. 

En la selección hay una buena dosis de estrategia y otra combinación de psicología y sociología. Aunque los avances tecnológicos de los últimos años brindan nuevas opciones, como investigar a los candidatos en las redes sociales. El fenómeno mereció la atención de The Wall Street Journal.  

Las mayores polémicas suelen estar relacionadas con cuestiones de raza. La última y la más sonada fue durante la selección del jurado a O.J. Simpson. La acusación se quejó de que el jurado no era suficientemente blanco. La defensa alegaba que no era suficientemente negro. Eran los años noventa. Más de cien años antes el Tribunal Supremo dictaminó su primera sentencia al respecto. En 1880 la corte consideró que se habían violado los derechos de un criminal afroamericano porque se impidió que hubiera personas de color entre los miembros del jurado.

La telerrealidad le persigue a usted

Por: | 18 de marzo de 2011

Hay un gusto en la televisión norteamericana por los programas de telerrealidad extrema: es decir, aquellos en los que el medio ya no imita o persigue a la realidad, sino que pasa a ocupar una parte central en ella. Se trata de espacios de cámara oculta en los que se caza a criminales o se pone trampas a los ciudadanos para ver si se comportan de forma cívica o no. Es un Gran Hermano moral, donde el objeto de atención de las cámaras no sabe dónde empieza la ficción y dónde acaba la realidad.

What would you do?(En 'What would you do?' ponen a prueba a los ciudadanos. Aquí: ¿qué pasa si alguien recrimina a dos soldados varones por mostrar afecto en público?)

La última entrega de esa estirpe de programas es ‘What would you do?’ [‘¿Qué haría usted?] , un programa emitido por ABC y presentado por el veterano periodista John Quiñones que graba secretamente a ciudadanos a los que hace toparse con situaciones éticamente comprometidas. Un padre reniega de su hijo cuando éste le confiesa que es gay. Una pareja totalmente borracha se dispone a coger un coche, con el consiguiente riesgo de accidente. Un hombre roba ropa interior en una lavandería. Un grupo de adolescentes acosa a través del ordenador a una compañera de clase. Un enfermo trata de comprar medicinas que le van a salvar la vida pero no dispone del dinero suficiente para hacerlo.

El programa, además,indaga en reacciones ciudadanas a asuntos de actualidad. El cuatro de marzo trató la presencia de los gais en el Ejército. Llevó a dos soldados a un restaurante y les hizo sentarse en la barra en actitud muy cariñosa. Luego colocó a un tercer actor que les recriminaba su muestra de afecto, diciendo que deshonraban el uniforme que llevaban. La actitud general de los clientes del restaurante fue defender a los soldados y pedirle al ciudadano ofendido que se metiera en sus asuntos.

La premisa del programa es precisamente esa: ponerle a usted a prueba. Hay reacciones para todos los gustos: gente que pasa de largo; otros que intervienen, con más o menos ímpetu; ciudadanos que se enfadan con lo que ven, o que recriminan al equipo que les graba por invadir su intimidad. En general, ha sido un éxito de audiencia: es el segundo programa más visto en su franja entre los adultos de entre 18 y 49 años, el grupo demográfico más valioso para las cadenas.

En ese programa no se lleva a nadie a la cárcel, sólo se pone a la ciudadanía a examen moral.  En el célebre ‘To catch a predator' ['Cazar a un depredador'], emitido por NBC, la premisa era atraer a pederastas con falsos anzuelos para entregarles a la policía. Se hacía llegar a los pederastas a una casa donde todos sus movimientos se grababan. Les recibía un o una joven, hasta que, pasados unos instantes, aparecía ante él el periodista Chris Hansen para revelarle al depredador que había sido cazado. Luego se le entregaba a la policía. Todo era grabado, incluido su interrogatorio posterior.

Dtl_predator_criminal_060203.grid-6x2(Fotos policiales de los ciudadanos cazados en 'To catch a predator', ofrecidas por MSNBC en su página web) 

En 2006 el programa obtuvo una dosis de hiperrealismo que sus directores no esperaban: el fiscal tejano Louis Conradt se suicidó ante las cámaras al ser cazado. Después de semanas siguiéndole la pista en Internet, el equipo de ‘To catch a predator’ obtuvo pruebas de que trataba de atraer a niños y adolescentes a través de foros en la Red. Los cámaras se desplazaron a su casa –algo que no hacían a menudo– acompañados por agentes de policía. En el interior les esperaba Conradt, con una pistola. “No voy a herir a nadie”, dijo. Y se voló los sesos.

La revista Esquire le dedicó al incidente un largo reportaje crítico, titulado, con una acertada dosis de realismo, 'Esta noche este hombre morirá'. La hermana de Conradt demandó a NBC. La cadena pagó una considerable suma en un acuerdo extrajudicial. El programa acabó en 2007. Hay sumas que hasta para la televisión son excesivas. 

Obama inicia una ofensiva por el control de armas

Por: | 17 de marzo de 2011

Parece de sentido común querer controlar lo que sólo desde el pasado 8 de enero, día de la masacre de Tucson, ha matado a más de 2.400 personas. Parece lógico querer frenar la hemorragia que, por establecer una fecha, ha abatido desde el asesinato de Martin Luther King y Robert Kennedy en 1968 a más de 400.000 personas. Parece evidente que las cifras anteriores prueban que Estados Unidos tiene un problema. Al menos con las armas. Tras el tiroteo de Tucson, parte de la sociedad norteamericana consideró que tenía la obligación moral de hacer algo. El presidente recogió el guante y lo dejó saber en un discurso que llamó a una nueva era de civismo cuatro días después del asalto en Arizona.

Campaña Brady

Obama escuchó y sigue escuchando. El pasado fin de semana escribía una tribuna de opinión en el diario The Arizona Daily Star con la que hacía una llamamiento al "sentido común" en el control de armas. "Se que cada vez que tratamos de hablar sobre armas lo que acaba pasando es que se refuerzan las divisiones", exponía el presidente. "Sin embargo, si prevalece el sentido común podemos ir más allá de apuntarnos tantos políticos y encontrar una alternativa sensata e inteligente para lograr que América sea un lugar más seguro". 

Cada cierto tiempo sucede un nuevo Tucson -seis muertos, entre ellos una niña de nueve años-. Un nuevo Columbine -15 cadáveres incluyendo los dos autores adolescentes que se suicidaron-. Un nuevo Virginia Tech -32 muertos más el tirador, que también acabó inmolándose-. Cada cierto tiempo una tragedia reabre la herida de un debate que se cierra en falso. Los defensores a ultranza de la Segunda Enmienda -la que concede el derecho a portar armas-, alineados junto a la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, siglas en inglés), contra quienes consideran que hay que cambiar la política que regula las armas en Estados Unidos.

2717793170_aa31552961(Foto del canal de Flickr de stencilab)

"Como la mayoría de los americanos considero que la Segunda Enmienda garantiza el derecho individual a tener armas. En este país tenemos una fuerte tradición de poseer armas que han ido pasando de generación a generación. Cazar y disparar forman parte de nuestra herencia nacional. Mi Administración no ha restringido los derechos de los dueños de armas -de hecho los ha expandido permitiendo que se lleven en parques nacionales y refugios salvajes-", opinaba el presidente en el periódico de Arizona.

Pero de la misma manera, proseguía Obama, "los defensores de las armas deberían aceptar la atroz realidad, que la violencia de las armas afecta a todos los americanos, ya sea en las calles de Chicago o en un supermercado de Tucson". El presidente sabe que ha llegado el momento de que EEUU no sea más salvaje de lo que fue el Salvaje Oeste y se dispone a iniciar una ofensiva, lanzando a sus bases el mensaje de la necesidad inmediata del control de las armas de cara a su reelección en 2012.

La oportunidad es única. Tucson es la primera matanza en años en la que no han muerto ni el pistolero ni el objetivo del ataque, lo que sin lugar a dudas cambia el escenario, argumenta el periodista de Newsweek Andrew Romano. En esta ocasión hay un acusado que debe enfrentar un juicio. Cuando el atacante se quita la vida o lo acribilla la policía, los medios de comunicación cierran la historia con un funeral. También hay una víctima que será la prueba viviente del sinsentido de la violencia provocada por las armas, ella misma tiradora habitual y dueña de una potente Glock como la que le cambió la vida hace dos meses. Una víctima que es congresista de Estados Unidos, Gabrielle Giffords, la mujer de un astronauta que milagrosamente podrá asistir al despegue de la próxima misión de su marido a pesar de la bala que le atraveso la cabeza. 

Obama sabe que ha llegado la hora de que el Congreso aborde el control de las armas. "Tenemos que hacerlo mejor", enfatiza el presidente en su tribuna. ¿Cómo se empieza? "Hay que mejorar el sistema de verificación de antecedentes de los compradores de armas", propone el mandatario, "algo a lo que ninguna parte del debate debería de oponerse". A las víctimas de la tragedia de Tucson y a las incontables vidas que se quiebran cada año, "les debemos nuestros mejores esfuerzos, buscar un consenso, prevenir futuros baños de sangre y forjar una nación que nuestros hijos merezcan heredar". Palabra de presidente.

La campaña Brady para Prevenir la Violencia de las Armas ha comenzado su propia ofensiva para recordar al presidente que tiene un compromiso con la sociedad. El grupo -que lleva el nombre del portavoz de Ronald Reagan que fue gravemente herido en el atentado contra el presidente en marzo de 1981- solicita que se llame a la Casa Blanca y se agradezca a Obama su apoyo a una legislación que prohiba, por ejemplo, armas con cargadores que puedan disparar 30 balas en muy pocos segundos. Teléfono: 1 202 456 1111, al habla la Casa Blanca.

El declive de la televisión informativa en EE UU

Por: | 14 de marzo de 2011

Barack Obama apenas empezaba a explicar hoy en Arlington (Virginia) las medidas que Estados Unidos ha tomado para ayudar a Japón, cuando la cadena MSNBC decidió desconectar la transmisión del discurso para dar paso a uno de sus comentarista, Richard Wolffe, con objeto de que éste analizase la reacción norteamericana a la tragedia japonesa.

Nada en contra del gran Wolffe, un brillante periodista que conoce bien a Obama, de quien ya ha escrito dos libros desde que es presidente. Pero esta vez ni él ni el público tuvieron ocasión de escuchar lo que Obama iba a decir sobre Japón. Incluso si el texto del discurso hubiera sido entregado con antelación a los responsables de las transmisión, hubiera sido una obligación ética y una medida básica de prudencia esperar a que el presidente pronunciara sus palabras antes de juzgarlas. Pero lo más grave de todo es que se privó al espectador del hecho puntual, de la declaración en sí misma, del producto preciso que debía ser motivo posterior de juicio, no solo del periodista, sino del ciudadano.

Mubarak
Momento en el que se informó de la dimisión de Mubarak en CNN, el pasado 11 de Febrero. Foto: El País Washington

Este no es un problema particular de MSNBC. Sus dos principales rivales en el campo de la televisión informativa de 24 horas al día, CNN y Fox News, también interrumpieron el discurso de Obama, probablemente todos siguiendo las pautas de medidores de audiencia que indicaban un caída del rating cuando las palabras del presidente sustituían a las de los comentaristas en el estudio. Tras la referencia a Japón, Obama iba a hablar de educación, un asunto que los analistas se cansan de repetir que es el más importante para el futuro de Estados Unidos. Ninguna cadena lo recogió.

Este caso es sólo un síntoma de un fenómeno generalizado que se viene produciendo en la televisión informativa norteamericana desde hace ya varios años: la marginalización de los hechos en beneficio de los comentarios. Igual que ocurre en otros países y en otros medios, la opinión se impone a la información, en ocasiones simplemente la sustituye.

La fórmula se demostró primero exitosa en Fox, que innovó el panorama televisivo estadounidense con una abundancia de comentarios y analistas de inconfundible sello ideológico que sirvieron para crear una sólida base de seguidores, no sé si de espectadores o más bien de militantes.

Desde el año pasado Fox sobrepasa en audiencia a CNN y MSNBC juntas. Era, por tanto, inevitable que éstas dos últimas copiasen el modelo aplicado por su competidor. La cadena hermana de NBC intentó, al mismo tiempo, convertirse en una especie de respuesta ideológica a Fox y reforzó su prime time con una serie de comentaristas que ayudaban a observar la realidad desde el otro lado. CNN pretende formalmente permanecer en el centro, pero ha recurrido también a rostros y opiniones que cada vez le quitan más espacio a las noticias.

La consecuencia reciente de todo esto es que, cuando el público necesitó saber, en circunstancias graves, qué era exactamente lo que estaba sucediendo en el mundo árabe, acudió a la cadena Al Jazeera, y lo hubiera hecho también con ocasión del terremoto de Japón si la televisión qatarí contase en el Extremo Oriente con los medios de que dispone en Oriente Próximo.

La propia secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha lamentado en público hace unos días que Al Jazeera haya tenido que ocupar el espacio dejado por las cadenas norteamericanas haciendo simplemente lo que éstas hacían y han dejado de hacer. El éxito universal de CNN estaba basado en la frescura de una televisión que contaba las cosas que estaban ocurriendo tal y como estaban ocurriendo.

Ahora, al parecer, los hechos ya no venden. Una escalada insensata del periodismo de opinión, estimulada por las posibilidades que ofrecen los nuevos instrumentos de comunicación, ha desvalorizado la noticia como objeto periodístico que debe de ser presentado de forma precisa, equilibrada y exenta de comentarios. Las viejas reglas de la doble fuente de confirmación y la aportación de datos y background están siendo sustituidas por las frases más impactantes y el juicio más atrevido. Y las cadenas informativas se van convirtiendo resignadamente en infinitos talk shows.

¿Quién teme a la sanidad norteamericana?

Por: | 13 de marzo de 2011

Dicen algunos norteamericanos que, si lo que se desea es un buen sistema sanitario, hay que ir a Europa. Ahora bien, si lo que se quiere es un buen médico, aseguran, nada como quedarse en Estados Unidos. Mucho se ha escrito sobre los dramas de un sistema casi totalmente privatizado, donde existen 50 millones de personas sin seguro médico, en el que un cáncer bien puede suponer una bancarrota, y dónde sólo ancianos y personas de muy escasos recursos se pueden beneficiar de algún tipo de subsidio gubernamental.

Parece lógico pensar que los norteamericanos no están contentos con este sistema donde o bien ellos mismos o bien su empleador deben pagar sus pólizas de seguro. Lo cierto es que la inmensa mayoría de norteamericanos aseguran tener una cobertura o buena o excelente. Según una encuesta de Gallup de noviembre un 40% de estadounidenses considera que su cobertura es excelente. El 42% la considera buena. Sólo un 16% dice que es mala. La cifra de gente satisfecha con sus pólizas es la mayor de la pasada década.

Foto de la Guarda CosteraUn hospital móvil de la Guarda Costera. Del canal de Flickr U.S. Coast Guard.

Por supuesto, la clave está en qué tipo de seguro se puede permitir uno. La encuesta de Gallup revela que los norteamericanos de más recursos están más satisfechos con sus planes de seguros: aquellos por los que pagan más en concepto depólizas mensuales pero tienen menos copagos y una mayor cobertura. El 92% de las personas que ganan más de 75.000 dólares (54.000 euros) anuales considera su cobertura médica adecuada. Ellos se pueden permitir algo que en otros países parecen lujos, como por ejemplo elegir a un doctor porque es mujer, porque tiene la consulta cerca de casa, porque habla español o porque es gay.

El razonamiento de muchos norteamericanos que dicen estar contentos con este sistema es que en un país como España se paga la cobertura médica a través de impuestos y que aquí, en EE UU, se da ese dinero directamente a las compañías aseguradoras, dándole más capacidad de elección al paciente. El resto lo debería hacer el libre mercado: a mayor competitividad, precios más bajos y un equilibrio óptimo entre oferta y demanda. Aun así, hay cifras que chirrían. El coste global de la sanidad en EE UU es de dos billones de dólares (1'4 billones de euros). Es el mayor gasto per cápita del mundo, combinando inversión pública y privada. El gasto público en Sanidad de España es de 58.400 millones de euros, según un informe de 2008 del Ministerio de Sanidad. En España, sólo las rentas más altas, el 30% con más recursos de la población, utiliza regularmente la sanidad privada. 

A pesar de lo que defienden muchos políticos conservadores, el sistema norteamericano no obedece completamente a las normas del libre mercado. El Estado cubre, de hecho, a los pobres, a través del programa Medicaid, y a los ancianos, a través de otro programa llamado Medicare. Ambos, según diversos estudios, suponen el 44% del gasto sanitario total del país. No cubrir a los desfavorecidos crea lo que se llama un sistema sanitario de emergencias: los pacientes sin seguro no van jamás al médico y sólo lo hacen cuando están muy enfermos. Por ley, ningún servicio de emergencias hospitalarias puede rechazar a un paciente cuya vida corra peligro. Les deben tratar y mandarles la factura posteriormente. Reciben el tratamiento básico y son dados de alta. Normalmente dejan numerosas facturas impagadas, que hacen que las empresas sanitarias deban aumentar los precios de otros servicios para compensar.

Como en muchos temas polémicos, en el de la sanidad norteamericana hay muchas ideas preconcebidas e información equivocada. Un buen ejemplo lo encarnan los manifestantes que en 2009 y 2010 protestaron contra la reforma sanitaria de Obama, convocados por grupos como el Tea Party. Muchos de ellos llevaban pancartas como la que reproducimos a continuación: "No nos robéis nuestro Medicare [el seguro público, y por lo tanto del Estado, para ancianos] para subvencionar la medicina del Estado". Es decir: no me quitéis privilegios para repartirlos entre otros. 

Cartel de una manifestaciónFoto de una manifestación del Tea Party tomada del blog Brain Rage


 

American Way of Life con los lectores

Por: | 11 de marzo de 2011

Queremos dedicar este post a dar las gracias a los lectores por su interés y su nivel de participación en el blog durante esta primera semana. Agradecemos los comentarios, los detalles que han aportado y las críticas y preguntas a raíz de cada una de las entradas. Al leer lo que nos contestan los lectores, hemos reconocido los contrastes y opiniones que inspira este país. El propósito de este blog es recogerlas todas; embarcarnos en una aventura para descifrar Estados Unidos sobre la marcha. 

Con la humildad del que viene de fuera y la curiosidad del observador, pretendemos deshacer los mitos y derrotar leyendas asumidas sobre este país, aportando todos los matices correspondientes.

A Juan, uno de nuestros lectores, le sorprenden las noticias relacionadas con educación y con sanidad en Estados Unidos. "Todo esto sucede en un país con la economía más grande del mundo, catalogado por muchos como primera potencial mundial, es increíble que este país haga trabajar a la gente arriba de las 40 horas semanales, hacer pagar tantos impuestos, para luego no poder brindar al pueblo una educación y servicio medico decente".

Los dos últimos años han estado plagados precisamente de informaciones sobre la reforma sanitaria. Un tema extremadamente complejo que supuso un desafío para los medios de comunicación, incluidos los norteamericanos, que cubrieron los cambios que quería impulsar el presidente Obama. Aprovechamos para compartir aquí las claves de aquella reforma y los hitos del sistema sanitario estadounidense.

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La felicidad de Estados Unidos

Por: | 10 de marzo de 2011

Una nueva encuesta se pregunta: ¿Dónde son más felices los norteamericanos? La respuesta parece lógica, casi obvia: Hawaii. ¿Dónde sufren más? En un Estado, Michigan, que alberga una de las ciudades más maltratadas por el paso del tiempo: Detroit. Hay todo un abanico de tonalidades intermedias entre las playas azules del archipiélago del Pacífico y los despojos del que fuera un Estado floreciente por la fabricación de coches. Entre Hawai y Michigan, los estadounidenses son más felices en Estados de grandes espacios abiertos y naturaleza desbocada, como Wyoming, las Dakotas o Alaska. Y están más descontentos en el sur profundo, en Estados que durante muchos años han sido sinónimos de pobreza y segregación, como Misisipí, Alabama y Luisiana.

Map2
Gallup ha elaborado este mapa. Cuanto más oscuro el verde, más felices los ciudadanos. 

La encuesta la realizó Gallup a 352.000 personas de los 50 Estados, entre enero y diciembre de 2010, atendiendo a los siguientes criterios: evaluación de las condiciones generales de vida, salud emocional, ambiente laboral, salud física, hábitos saludables y acceso a servicios básicos como la sanidad. Hawaii es el lugar idóneo para vivir porque obtuvo sobresalientes en tres categorías: evaluación de las condiciones de vida y de salud emocional y  física. Precisamente, Virginia Occidental es el Estado donde peor se vive porque suspendió en esas mismas categorías.

WyomingWyoming es el segundo Estado más feliz. Aquí, uno de sus paisajes del canal de Flickr de Stuck in Customs

Ninguna de las grandes metrópolis mundiales, como Nueva York, Chicago, Los Ángeles o Miami, entra dentro de los Estados donde la gente se manifiesta más feliz. Al contrario, buena parte de los Estados felices son zonas eminentemente rurales, asociadas al gran oeste americano, de una sublime belleza natural. Es la excepción Nevada, que está entre los lugares con un mayor grado de infelicidad. Se puede deber a que es el Estado donde más se ha notado la crisis económica: el paro allí es del 10% y el sector de servicios, dependiente de los casinos de Las Vegas y Reno, atraviesa duros momentos por el descenso del turismo.

Los norteamericanos son más infelices en el sur rural, en Luisiana y al este del río Misisipí, así como en la costa del Atlántico y el Medio Oeste industrial. Hay especiales índices de insatisfacción en los Estados que han vivido décadas de declive económico después del ‘boom’ manufacturero de después de la Segunda Guerra Mundial, como Ohio, Michigan o Indiana. El sur de Florida, sobre todo el condado de Miami-Dade, registra índices muy bajos de satisfacción en asuntos como la salud, el trabajo o el bienestar emocional.

La lista de los 10 Estados donde se es más feliz, con puntuaciones estimadas sobre un máximo de 100 puntos:

1. Hawaii: 71.0

2. Wyoming: 69.2

3. Dakota del Norte: 68.4

4. Alaska: 68.3

5. Colorado: 68.0

6. Minesota: 68.0

7. Dakota del Sur: 68.0

8. Utah: 67.9

9. Connecticut: 67.9

10. Nebraska: 67.8

11. Massachusetts: 67.8

 

Los 10 donde peor se vive:

42. Michigan: 64.6

43. Luisiana: 64.3

44. Nevada: 64.2

45. Delaware: 64.2

46. Ohio: 63.8

47. Alabama: 63.7

48. Arkansas: 63.7

49. Misisipí: 63.0

50. Kentucky: 61.9

51. Virginia Occidental: 61.7

 

Pijama Party

Por: | 09 de marzo de 2011

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Foto: The Fix, Washington Post

No se trata de una juerga ni de la fundación de un nuevo partido. No es que los políticos de Washington se reunan, en pijama, y se entreguen a guerras de almohadas. Tampoco es una vuelta de tuerca del Tea Party aunque sí tiene que ver con sus principios de cero gasto y parca penitencia económica. El ritual es cada noche el mismo. En lugar de apagar la luz de la oficina, cerrar la puerta y marcharse a casa, un grupo de congresistas cambia el traje por el pijama, se lava los dientes, mueve un poco el escritorio y saca los colchones inflables del armario para irse a la cama. De los 96 nuevos congresistas que accedieron al poder tras las últimas elecciones legislativas, al menos el 15% duerme en el trabajo. No es que echen una cabezadita durante las más sesudas de las sesiones. Es que han decidido poner en práctica una de sus promesas de campaña y no gastar un solo centavo del dinero del contribuyente -sus votantes- en alquiler.

Captura de pantalla 2011-03-08 a las 12.11.16 p.m.
Foto: CBS

"Yo vivo en McHenry, Illinois. No vivo en Washington DC", asegura el representante republicano Joe Walsh. La misma declaración de principios es mantenida por Paul Gosar, también republicano, de Arizona. Y por Scott Rigell, de Virginia; y Richard Nugent, de Florida... Así hasta 13 políticos, en su mayoría seguidores del ultraconservador Tea Party. Sólo hay un demócrata entre el grupo de 'residentes' en el Congreso, Hansen Clarke, elegido por Michigan, y que asegura en un comunicado que trabaja 20 horas al día, por lo que le quedan sólo cuatro para descansar y prefiere hacerlo en el sofá de la oficina. Nota: Ni una sola mujer ha puesto en marcha tal política.

Las alarmas saltaron a finales del año pasado, cuando al diseñar la reasignación de las oficinas que cambiaban de manos tras las elecciones se notó una tendencia curiosa. En general, los congresistas solicitan despachos cercanos a la Cámara, donde se vota. Pero en esta ocasión, un grupo de hombres reclamó espacios cercanos al gimnasio. ¿La razón? En principio cabría pensar en vigorexia o complejo de Adonis. Pero no. La razón estaba en las duchas, que sólo existen en el gimnasio. 

Captura de pantalla 2011-03-08 a las 5.46.15 PM
Foto: CBS

Hornillos, microondas y neveras conviven con fotocopiadoras, gruesos tomos de leyes y propuestas legislativas. Restos de sangüis quedan junto a algún vaso con hielos deshechos tras superar la noche en la mesa de despacho que hace las veces de mesilla de noche. La iniciativa de dormir en el Congreso no es nueva. A mediados de los ochenta, el entonces presidente de la Cámara Tip O´Neill prohibió la práctica por considerar que las oficinas eran exclusivamente lugares de trabajo. Pero en 1994, durante la revolución conservadora que llevó a los republicanos al poder, Newt Gingrich la recuperó. De nuevo se volvió a pernoctar en el Congreso.

En este ocasión, el argumento del ahorro y la austeridad como razón para no alquilar un apartamento en la onerosa ciudad de Washington puede volverse en contra de los congresistas. CREW, un grupo que vigila las buenas prácticas de gobierno (las siglas equivalen en español a Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington) ha pedido al Congreso que investigue si los representantes que utilizan sus oficinas como vivienda habitual mientras están en la capital no estarán, en el fondo, haciendo un mal uso de fondos públicos. "Los edificios del Congreso no son colegios mayores o fraternidades universitarias", ha declarado Melanie Sloan, directora ejecutiva de CREW. "Si los congresistas no querían vivir en Wsahington y gastar en alquiler que no se hubieran presentado a las elecciones", puntualiza Sloan. Los austeros políticos no sólo estarían quebrantando normas de la Cámara si no que también estarían evitando pagar ciertos impuestos con su actitud. Lejos de ser invisibles, el Partido del Pijama está sobrecargando de trabajo a los equipos que se encargan de la limpieza en el Capitolio de Estados Unidos. Muy ordenados no parecen.

Captura de pantalla 2011-03-08 a las 12.16.45 p.m.


Foto: Oklahoma News

Becas para estudiantes blancos

Por: | 07 de marzo de 2011

"Nuestro objetivo: Asistir económicamente a jóvenes americanos que quieren ir a la universidad y no tienen oportunidades en organizaciones similares basadas en género y raza. En un país que proclama la igualdad para todos, proporcionamos ayuda económica a aquellos que han encontrado difícil el proceso de solicitud de becas porque no encajan en ciertas categorías ni en un grupo étnico".

Es la carta de presentación de The Former Majority Association for Equality, fundada en Texas el año pasado. La "Former Majority", antigua mayoría, son hombres jóvenes y blancos en edad de ir a la universidad y a los que la recesión económica ha castigado especialmente. 

"El detonante para crear estas becas fue la crisis económica", explica Michael Brandon, miembro de la organización. "Los precios de la universidad siguen creciendo y el dolar pierde valor, así que tenía sentido". 

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Dos estudiantes de la Universidad de Denver.
Foto: Univ. of Denver en Flickr

Las condiciones para recibir una beca de la asociación Former Majority son: falta de recursos económicos para cubrir la matrícula universitaria, un expediente académico de 3.0 (sobre 4 puntos) y ser al menos un 25% blancos -que uno de sus padres o abuelos sea blanco. 

Brandon, un veterano del ejército de Estados Unidos, nos cuenta que uno de sus compañeros de filas y fundador de la organización tuvo la idea justo antes de ser destinado a Afganistán. "Vimos que no había ningún tipo de ayuda para hombres jóvenes que quieran ir a la universidad y si perteneces a la clase media, tus padres ganan lo justo y no cumples los requisitos de alguna beca, estás condenado a pedir préstamos", comenta. 

La educación universitaria en Estados Unidos es famosa por sus elevados costes. El coste medio de una matrícula en una universidad privada ronda los 35.000 dólares al año. Hay que añadir los gastos por material, el alquiler de una habitación en la universidad o un apartamento, y la alimentación.

Según Brandon, hombres de todos el país tienen obstáculos para acceder a la universidad porque están atrapados en la clase media. Su problema sería doble. La crisis económica ha afectado de forma especial a este grupo, aunque no tanto como a la comunidad afroamericana o hispana, con índices de pobreza y desempleo mucho mayores. Por otro lado, las minorías cuentan con becas específicamente creadas para asegurar que todos los ciudadanos tienen las mismas posibilidades de acceder a la educación superior.

Es lo que se conoce en Estados Unidos como Affirmative Action. El presidente Jonh F. Kennedy fue el primero en firmar una Orden Presidencial en 1961 que reconocía el compromiso de "no discriminar en contra de ningún trabajador ni solicitante de empleo por su raza, creencia, color u origen". Cuatro años después el presidente Johnson firmó su propia orden, para sumar al gobierno en la promoción de dicha igualdad. A partir de 1967 tampoco se puede discriminar por razón de sexo.

La Affirmative Action llegó a la universidad en forma de becas específicas para grupos étnicos. Las instituciones tienen el objetivo de garantizar la diversidad en sus aulas y el acceso a la educación superior para todos los estudiantes. Para ello, los centros consideran la raza, el sexo y el origen de los alumnos cuando éstos solicitan una plaza. Además, se permite la existencia de becas específicas para cada uno de los grupos. La medida, que parte de la sociedad considera discriminatoria, fue avalada por una decisión del Tribunal Supremo en 2003. Sin embargo, algunos estados como California modificaron su constitución para que los centros educativos no puedan discriminar positivamente a favor de ningún estudiante.  

Brandon y sus compañeros encontraron hace tiempo que no había una beca para ellos. Veinteañeros, blancos y de clase media. No quiere sacrificar su futuro a base de préstamos que tardará años en devolver. Y para él, cualquier ayuda sirve. Su asociación nació con la idea de dar préstamos de 500 dólares a cinco estudiantes

"Hemos tenido un arranque sorprendente. Ampliaremos el número de donaciones", celebra Brandon. Desde hace un mes y medio que publicaron su página web, han recibido 16.000 dólares. Y también publicidad gratuita a través de decenas de entrevistas -incluídas la CNN y NBC-, donde el presidente Colby Bohannan, ha tenido que responder a preguntas incómodas. 

El proyecto ha recibido diversas críticas por discriminar a favor del grupo de población que encuentra menos dificultades en Estados Unidos. Según varias encuestas, los jóvenes blancos reciben más oportunidades de empleo, y de mayor rango, que las mujeres y los afroamericanos. Cuando solicitan un trabajo, los candidatos con nombre blanco tienen además más posibilidades de acceder a una entrevista, frente a los que tienen un nombre negro.  

"Han dicho tantas cosas sobre nosotros que ya ni siquiera me hace gracia", responde Brandon. "Tenemos un consejo de administración diverso. No nos tomamos en serio las críticas". 

El joven ha explicado estos días que rechazarán cualquier donación que venga de grupos racistas o que defiendan la supremacía blanca. Pero han decidido responder de una forma más tajante. "Cualquier donación de estos grupos no será rechazada, nosotros la reenviaremos a cualquier organización que apoye a otras minorías". 

El País

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