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¿Un estado? ¿Un distrito? ¿Una plantación?

Por: | 12 de abril de 2011

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El alcalde Gray en el momento de su detención. Foto: Thisisbossi en Flickr.

Washington DC tiene un alcalde que ayer se arriesgó a ser detenido por una protesta. Vincent Gray pasó siete horas en dependencias policiales. Mientras le esposaban en medio de una calle de la capital, decenas de ciudadanos le aclamaban y aplaudían. En cualquier otra ciudad podría tratarse de un acto oportunista, un movimiento estratégico para recuperar la confianza de los ciudadanos o mejorar un poco en las encuestas. Pero en Washington DC todo es distinto. 

Habitada por más de medio millón de norteamericanos y una importante comunidad internacional, Washington, la capital, no tiene estado. Washington está incluída en el Distrito de Columbia, dependiente del poder federal y no de ningún gobierno estatal. Esta extraña condición sirve de marco para la actividad política de la ciudad, los derechos y obligaciones de sus ciudadanos y acontecimientos tan variopintos como el arresto de un alcalde. 

Taxation without Representation   Flickr - Photo Sharing
"Esta es la única plantación del país que paga impuestos
sin representación". Foto: DBKing en Flickr.

Los medios de comunicación estuvieron tan ocupados la semana pasada con el posible cierre del gobierno, que apenas dejaron espacio a las verdaderas consecuencias que el recorte podía tener para cada estado de forma individual. En el caso de Washington, determinadas enmiendas al presupuesto de 2011 sólo agrandan una herida histórica. A petición del partido Republicano, el gobierno del Distrito de Columbia no podrá invertir el dinero recaudado a través de impuestos de los ciudadanos de la capital para financiar, por ejemplo, los abortos de mujeres sin recurso ni la lucha contra el Sida. En los próximos días sabremos si ocurrirá lo mismo con la educación o la sanidad.

"Los tíos del congreso hacen cosas con el Distrito de Columbia que no harían en sus propios distritos. Es una postura escandalosa. Recaudamos nuestros impuestos como cualquier otro estado, como cualquier otra ciudad", declaró el alcalde Vincent Gray a la CNN. "Estamos cansados de convertirnos en moneda de cambio del juego políticio. Todo lo que queremos es poder gastar nuestro dinero". 

La diferencia es que Washington no es una ciudad cualquiera. El distrito fue formado en 1791 tras la cesión del territorio por parte de los estados de Maryland y Virginia. Hasta 1973 ni siquiera tenía alcalde ni gobierno local. No tiene senadores y sólo les representa una delegada al Congreso. La demócrata Eleanor Holmes Norton no puede votar, por lo que los ciudadanos de la capital no están plenamente representados. Sí puede hablar en determinados debates, aunque republicanos y demócratas suelen "jugar" con ella. Cuando hay mayoría demócrata en la Cámara de representantes, Holmes Norton tiene permiso para participar como una más y derecho a réplica. Cuando llegan los republicanos, como en esta legislatura, Holmes Norton sólo puede escuchar. 

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Modelo de matrícula para los coches de la capital.

Esta extraña circunstancia hace que el lema "taxation without representation" -impuestos sin representación-, acuñado en el siglo XVIII, siga vigente. El lema empezó a ser utilizado en 1750 en las colonias birtánicas que debían pagar impuestos a la corona pero carecían de representación en el parlamento londinense. Ahora está en las matriculas de miles de vehículos de la capital. También lo estuvo en los coches oficiales de la presidencia de Bill Clinton, en un guiño a la ciudad. George Bush las retiraría nada más llegar. Y desde la semana pasada, el gobierno del distrito debate una ley que convertiría el lema en texto oficial para todas las matrículas -la única alternativa será poner dc.gov, la página web oficial de la ciudad. Y aunque el texto también ha sido aprobado para la bandera del distrito, todavía no hay un diseño definitivo.

La falta de representación en el Congreso para los ciudadanos de la capital estadounidense ha sido motivo de manifestaciones, concentraciones, envíos de firmas y cartas a la Casa Blanca y la Cámara de Representantes, denuncias, proyectos de ley y todo tipo de iniciativas. Los 600.000 habitantes de la capital, en su mayoría afroamericanos, se han preguntado durante décadas por qué el partido republicano reduce aún más sus niveles de representación cada vez que llegan al poder. El debate sigue vigente, en el siglo XXI, mientras los ciudadanos pagan la segunda tasa de impuestos federales más alta del país.

De momento siguen sin voz -cuando mandan los republicanos-, ni voto.

¿Qué pasaría si cierra el gobierno de EEUU?

Por: | 07 de abril de 2011

Shutdown. Shutdown. Shutdown. Es la palabra de la semana en Estados Unidos. Si demócratas y republicanos no llegan a un acuerdo sobre los presupuestos de 2011 antes del viernes, habrá "government shutdown". Es decir, el gobierno quedará cerrado. 

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La portada del diario gratuito Express pide que no se anule
el desfile del Festival de Cherry Blossoms en la capital

La fecha límite se acerca y congresistas de un bando y otro presionan para salirse con la suya. Los demócratas están dispuestos a recortar unos 30 mil millones del presupuesto. Los republicanos quieren 39 mil millones de dólares menos

Hay un precedente, durante el segundo mandato de Bill Clinton, y no salió bien. Los 21 días de cierre gubernamental, con los que los republicanos intentaron desgastar al presidente demócrata, acabaron pasándoles factura. Hace 16 años la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos como ahora, no pudo resolver sus diferencias por la financiación de la educación o la salud pública. Esta semana les separa el aborto y la reforma sanitaria, entre otros asuntos. 

Mientras los políticos agotan las últimas horas de debate, los medios estadounidenses intentan explicar a los ciudadanos en qué consiste el cierre del gobierno, cómo les afecta y en qué situación quedan los funcionarios federales. ¿Cobrarán su sueldo? ¿Funcionará correos? ¿Y las embajadas? ¿Y la policía? 

Obama aprovechó ayer su comparecencia en un evento en Filadelfia para pedir una resolución al debate de los presupuestos. "¿Cuándo fue la última vez que se salieron con la suya?" preguntó el presidente a unos legisladores cuya falta de acuerdo, en palabras de Obama, "podría condicionar la recuperación económica, retrasar el pago a militares desplazados en tres conflictos, ralentizar la devolución de impuestos a los ciudadanos, limitar los préstamos a pequeños negocios e hipotecas en un momento clave de compra de viviendas". 

Y para los que nos perdemos en la burocracia, valgan unas cuantas anécdotas sobre el posible cierre. Washington celebra este fin de semana el desfile del Festival Cherry Blossoms, pero está a punto de ser cancelado por depender de una agencia federal. La anécdota le ha servido una portada en el diario gratuito de la capital esta mañana. 

Estas semanas coinciden precisamente con el momento de mayor actividad turística de Washington y a pocos metros del Capitolio, donde los políticos siguen sin ponerse de acuerdo, están los museos más famosos de la ciudad. Medio millón de turistas se quedarían sin entrar a las instalaciones, gratuitas y financiadas por el gobierno, a partir del sábado. En Nueva York se quedarían sin subir a la Estatua de la Libertad y en el estado de Montana sin acceder a Yellowstone, como en el resto de parques nacionales estadounidenses. 

Para los que estén pensando en viajar al país en las próximas semanas, la tramitación de sus visados de turista podrían sufrir retrasos en caso de cierre. Si llegan hasta Estados Unidos en la capital se encontrarán que no hay servicio de recogida de basura ni limpieza urbana por períodos de tiempo de hasta tres días. Los servicios de metro y transporte público no tendrían por qué verse afectados, aunque avisan que podrían reducir el número de trenes. Al fin y al cabo, los ayuntamientos también quiere ahorrar. 

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Portada del diario The Daily News durante el
cierre del gobierno de Clinton en 1995

Los estadounidenses quieren saber en qué medida les afectaría un posible cierre. Y los funcionarios, a pocas horas ya de la medianoche del viernes, se preguntan si tendrán que ir a trabajar.  Están a la espera de una carta que llegará mañana como tarde y que les dice si son empleados "esenciales" o "no esenciales". Los esenciales, trabajadores de servicios de urgencias y seguridad, seguirán con su trabajo. También los funcionarios que, a pesar del cierre, serán responsables de garantizar que nadie trabaja sin tener que hacerlo. 

Los "no esenciales", unos 800.000, no podrán trabajar, leer el correo electrónico de la oficina ni acceder a documentos de su trabajo. Y tampoco cobrarán por estos días. La falta de acuerdo sobre los presupuestos significa que no hay recursos para financiar su labor. El Instituto Nacional de Salud, por ejemplo, no podrá admitir nuevos pacientes. Los que quieran quitarse la humillante etiqueta de "no esencial" y se presenten voluntarios para trabajar -sin remuneración- tienen prohibido hacerlo. Y si en medio de esta confusión les ofrecen otro empleo, tampoco podrán aceptarlo hasta que termine el cierre del gobierno.

La situación afecta también a la Casa Blanca, donde habrá una "reducción significativa" del número de empleados en activo y al cobro de salarios. Los militares estadounidenses, por ejemplo, cobran cada quince días. El probable cierre llega en medio de las dos primeras semanas de abril, por lo que sólo cobrarán por los primeros siete días. Aunque sí seguirán trabajando al ser considerados "esenciales" como a todos los agentes de policía, investigadores federales, fuerzas del orden, controladores aéreos, funcionarios de prisiones o supervisores bancarios. 

Estamos a unas horas de saber si habrá finalmente un cierre del gobierno y si tendrá las mismas consecuencias que en los años 90. De momento, el diario Wall Street Journal ya ha destacado una diferencia importante. En 1995 los empleados federales no tenían email. Y mucho menos iPhones, Blackberries ni ordenadores portátiles desde los que acceder no sólo a cuentas de correo electrónico de las agencias federales sino también a servidores con documentos con los que trabajan. Para evitar problemas, los empleados etiquetados como "no esenciales" tendrían que acudir a la oficina el lunes por la mañana para entregar cualquier dispositivo que pertenezca a la agencia federal. 

"Cada 21 minutos, nuestro próximo líder es abortado"

Por: | 06 de abril de 2011

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Las campañas en contra del aborto en Estados Unidos son cada vez más agresivas e incluso insultantes. Los grupos contrarios a la interrupción voluntaria del embarazo (me revuelve que se hayan apoderado del término pro-vida, como si los defensores del aborto fueran pro-muerte) han iniciado en los últimos meses una fuerte ofensiva que tiene como objetivo el grupo de población afroamericano y que acusa a las clínicas de abortos de estar provocando "un genocidio negro".

Life Always es el nombre de la organización detrás de la campaña iniciada en el South Side de Chicago, barrio depauperado y marginal donde el presidente Barack Obama dio sus primeros pasos como trabajador comunitario mucho antes de convertirse en senador de Illinois, desde donde luego dio el salto a la política nacional de Washington. Las primeras vallas publicitarias ya están erigidas en un descampado triste y abandonado en la esquina de la Calle 58 con State. Junto a la cara de Obama -imitando el rostro icónico que sirvió de referente en la campaña demócrata de 2008-, el siguiente texto: "Cada 21 minutos, nuestro posible próximo líder es abortado".

El pastor negro Stephen Broden, llegado desde Tejas -donde está la sede de Life Always-, considera que el alto índice de abortos entre las mujeres afroamericanas está "amenazando la supervivencia de nuestra comunidad". Según su opinión, desde que en 1973 se legalizara el aborto por el Tribunal Supremo con la sentencia conocida como Roe versus Wade, la población negra ha sufrido una irreversible y cuantiosa reducción.

"Nuestros futuros líderes son abortados a una velocidad alarmante", asegura uno de los miembros de la junta directiva de Life Always, el también reverendo Derek McCoy. "Estos son bebés que podrían crecer para ser futuros presidentes de Estados Unidos, o la próxima Oprah Winfrey, Denzel Washington o Maya Angelou". 

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No es la primera campaña polémica de Life Always. A finales de febrero, los residentes del SoHo neoyorquino vieron cómo de la noche a la mañana se erigía en su barrio una valle publicitaria que mostraba la fotografía de una niña pequeña con el siguiente texto impreso sobre la imagen: "El lugar más peligroso para un afroamericano es el vientre materno". El cartel fue desmontado pocos días después tras las protestas vecinales y la indignación de parte de la comunidad negra de la zona.

Tras la victoria republicana y del Tea Party en las pasadas elecciones legislativas, varios representantes conservadores están presentando leyes para limitar el derecho al aborto. En Dakota del Sur, el Gobernador Dennis Daugaard firmó el pasado 22 de marzo una ley cuya finalidad es disuadir a las mujeres a la hora de someterse a un aborto. La nueva legislación obliga a recibir orientación antes de inicar la operación. También exige un periodo de espera de tres días desde que se solicita el aborto hasta que se realiza para apoder 'reflexionar' sobre el acto que se va a cometer. Para muchas mujeres, esta imposición supone que tienen que quedarse en Rapid City o Sioux Falls -las dos únicas ciudades del Estado donde se realizan interrupciones voluntarias del embarazo- tres días y tres noches; mujeres que en ocasiones no tienen muchos recursos económicos o viven en remotas zonas del Estado. 

Florida se encuentra entre otra decena de Estados cuyos Capitolios pretenden convertir en ley la obligatoriedad de someterse a una ecografía antes de tener el aborto y, en algunos casos, que la madre escuche el corazón del feto y vea las imágenes. En Ohio, los conservadores presentaron como testigos en una vista del Congreso a dos fetos que 'testificaron' a través de una ecografía y dejaron oír el latido de sus corazones para enfatizar la ley que pretende prohibir los abortos en los caso de que se detecte actividad del corazón en el nasciturus.  

 

 

 

 

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