Muy buenas a todos. ¿Cómo les ha tratado la vida en estos seis pasados meses? ... Espero que bien, por aquí bien tambien, gracias. Por favor, ¡que alguien cambie esa foto de mi persona! Ocho meses de embarazo redondean bastante... Solucionado esto, he de confesar que llevo varias semanas a la búsqueda de un tema de reapertura de este espacio, leía y miraba y hablaba con gente y volvía a leer con la esperanza de encontrar un tema de los que llamamos de tono ligero pero puesto que la cena de George Clooney a Barack Obama en Los Ángeles mereció un espacio en Gente y que el día parece que solo da malas noticias (no voy a entrar en los titulares que cada mañana leemos por aquí sobre España), tendré que ceder el paso a la tozuda evidencia y aceptar reabrir el blog con lo que hay: cruda realidad.
Una cruda realidad que habla de las cárceles en Estados Unidos, país con la población reclusa más grande del mundo, con 2,3 millones de personas entre rejas. Entre 1980 y 2010, el censo carcelario de EEUU creció 11 veces más deprisa que la población general. En ese periodo de tiempo, la demografía creció a un ritmo del 36% mientras que la población reclusa lo hacía a más del 400%. Hasta aquí todo tremendo.
Pero además, un dato escalofriante que se desprende del estudio publicado este miércoles por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, siglas en inglés), es que el número de personas mayores en las prisiones crece todavía más rápido, casi convirtiéndose en lo que la ACLU ha denominado "una epidemia" para los Estados de la Unión, que ven lastrados sus presupuestos con prisiones atestadas de personas que no representan ningún peligro para la sociedad.
Según el Instituto Nacional de Correcccionales, se considera "mayores" o en "proceso de envejecer" a todas aquellas personas con una edad superior a los 50 años. En 1981, en las cárceles de EEUU había 8.853 reos mayores de 55 años; hoy existen más de 245.000 personas mayores de 50 en los centros penitenciarios. Los expertos proyectan que en 2030 el número superará los 400.000, lo que supondrá un tercio del total de la población penitenciaria. Dicho de otra manera, se espera que ese censo crezca más de un 4.400% en ese espacio de tiempo.
Quede claro que la población de viejos reclusos no crece debido a una brutal oleada de crimen geriátrico -de hecho las estadísticas dicen lo contrario, que cada vez son menos las personas mayores que delinquen- sino a las políticas puestas en práctica en las décadas de los 80 y 90 que dictaron mano dura contra el delito por pequeño que fuera, incluidas ofensas por posesión de drogas o faltas que no implicaban violencia ni sangre.
Aquellas políticas se pagan ahora -literalemente-, asegura el informe. Mantener a un preso mayor de 50 años en la cárcel le cuesta cada año al Estado y al contribuyente más de 68.000 dólares; un preso de edad media supone un gasto de 34.000. Haciendo números, los presos mayores de 50 años, sobre quienes dicen los estudios que no representan peligro para la seguridad pública, cuestan a EEUU más de 1.600 millones de dólares. Según uno de los autores del estudio, Inimai Chettiar, "a no ser que se hagan cambios dramáticos en las políticas de libertad provisional, los presupuetsos estatales y federales están amenazados de muerte ya que no van a poder hacer frente a los gastos". "Es bien sencillo", explica un economista de la ACLU, "es ridículo y un despilfarro utilizar el dinero de los contribuyentes en gastar ingentes cantidades de dinero en mantener encerradas a personas que ya no deberían de estar en la cárcel".
Como ven, siempre en la vida todo es un problema de presupuesto. Un gusto volver a escribirles.