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Un pedazo de América en Afganistán

Por: | 12 de septiembre de 2011

(Desde Camp Phoenix, Kabul)

¿Qué hacen las 101.000 tropas norteamericanas destinadas en Afganistán para sentirse como en casa? Pedir una hamburguesa con patatas fritas o una pizza tamaño familiar. Allí donde va el ejército norteamericano, va la comida rápida. Y recientemente, en esta base desde la que se controla la seguridad de Kabul, han abierto un Burger King y un Pizza Hut. Además, sirven a domicilio a los barracones. "You ring, we deliver" ("Nos llamas, te lo traemos", dice su anuncio, ubicuo en la base). Los precios son bastante similares a los que se ven en cualquier ciudad norteamericana.

Burger King en Camp PhoenixEste es el Burger King de Camp Phoenix, con patio exterior.

Para los amantes de café ‘gourmet’, encima del colmado (Point Exchange, o PX, como se le llama en jerga castrense) está la versión militar de Starbucks, Green Beans. Sirven todo lo que hay en un Starbucks normal: lattes con vainilla, capuchinos y chais. El precio también es norteamericano: entre tres y cinco dólares por bebida (un euro vale hoy 1'36 dólares). El lema de la tienda, muy patriota: “Honor primero, café después”. 

Green BeansGreen Beans, el Starbucks militar

La imagen que veo en este café a diario no es tan distinta de la de cualquier Starbucks en EE UU. Estos soldados, que no suelen superar los 25 años, son unos expertos en nuevas tecnologías y acuden aquí con sus Kindles e iPads a leer libros (los temas militares y de fantasía y ciencia ficción son los favoritos) y a navegar por la Red. Por la noche, y dada la diferencia horaria (ocho horas y media respecto a la costa este, Washington y Nueva York), suelen hablar con sus familiares vía Skype. En Patriot Square, el centro neurálgico de este campamento, hay Internet inalámbrico gratis. 

Patriot SquarePatriot Square

Para estar en Kabul, la señal de Internet es aceptable. No permite hacer maravillas, las fotos tardan varios minutos en cargarse y una llamada a través de Skype se corta con frecuencia. Pero al fin y al cabo, estamos en zona de guerra, en una de las áreas más depauperadas de Kabul. Tener Internet es, en sí, un lujo. Cuesta 10 dólares (unos siete euros) por cada 10 horas de navegación. Aceptable para los soldados, según ellos mismos me cuentan. 

Hasta aquí llegan también correos y Fedex, la empresa de paquetería. Cada mañana, el camión del reparto pasa por los barracones, cargado con cajas de Amazon. Los soldados ya no acuden tanto al PX, donde sólo compran cosas básicas como champú o pilas. El resto, lo adquieren online.

Eso sí: las películas son de procedencia afgana. Aquí no hay muchas leyes de propiedad intelectual y en las tres tiendas de DVD que hay, se puede encontrar hasta la película que se estrenó ayer en EE UU. Hoy me he encontrado con Green Lantern, The Help y Rise of the Planet of the Apes. Creo que las tres aun están en cartel en EE UU. Valen dos dólares (algo más de un euro) cada una. 

Hollywood, venta de DVDHay en Camp Phoenix tres tiendas de DVD.

El gimnasio es tamaño americano. Es decir: enorme. Es el único sitio donde los soldados deben dejar el arma afuera. (Sí, se hace raro cenar en el comedor con coroneles y sargentos que, mientras te hablan, tienen entre las piernas un rifle). En algunos puntos de la base hay pantallas de plasma con todos los canales posibles, desde ESPN (deportes) a ABC o Fox News. Una vez a la semana tienen cine. Hoy están proyectando -sobre un panel de madera pintado de blanco- una de Nicolas Cage.

La base está literalmente repleta de grandes contenedores con botellas de agua. La marca más usada es Kinley, propiedad de Coca-Cola. A cada esquina hay letrinas con desinfectante líquido (marca Purrell, la más conocida en EE UU) que los soldados usan con frecuencia. 

Por un instante, uno olvida que está en Afganistán. Sólo por un instante. Luego suenan las explosiones en el campo de pruebas, despegan los helicópteros y, más allá de las barricadas se ve la pobreza de las escombreras y los cementerios improvisados de la carretera a Jalalabad. A pesar del intento, este pedazo de EE UU en Afganistán es más bien cartón piedra.

Washington se despide del hospital militar Walter Reed

Por: | 23 de agosto de 2011

Allí falleció el presidente Dwight Eisenhower. En sus habitaciones se han recuperado veteranos de Vietnam, Irak y Afganistán. Y según aumentaba la gravedad de sus lesiones cerebrales y amputaciones, el hospital del ejército estadounidense en la capital respondía con avances médicos pioneros en el país. A finales de mes, Estados Unidos cierra un importante capítulo de su historia militar. 

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El presidente Bush condecora a un soldado mientras se recuperaba en el hospital Walter Reed. Foto: Ejército de EEUU.

El histórico centro médico por el que han pasado varios presidentes norteamericanos y numerosas personalidades internacionales abrió en 1909. Está dedicado a Walter Reed, el norteamericano que investigó la transmisión de la fiebre amarilla a través de picaduras de mosquito. Después de la primera Guerra del Golfo, a comienzos de los noventa, el centro empezó a destacar por la rehabilitación de pacientes con lesiones cerebrales y amputaciones. La gravedad de las lesiones impulsó los avances de un centro que combina cuidados médicos, investigación y enseñanza.

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La tecnología mató al mensajero (del Congreso)

Por: | 09 de agosto de 2011

Recogían mensajes, colgaban sombreros, abrigos y carteras, y entregaban sobres sellados. Chavales que podían convertirse en el mejor aliado de legisladores novatos, candidatos a perderse por los pasillos, olvidar el camino hasta la sala de votación o despistarse con las reglas del juego. Les chivaban dónde sentarse, dónde mirar cuando les nombraban. En qué tribuna se sienta la prensa y cuál está reservada para los invitados de la Casa Blanca.

Frank Capra retrató en esta simpática escena de Mr. Smith Goes To Washington, (Caballero Sin Espada, de 1939) el trabajo de uno de estos mensajeros. Desde 1774, gracias a un programa federal, un grupo de adolescentes trabajaban en la Cámara de Representantes y el Senado estadounidense, encargados de la correspondencia interna. El objetivo era que los jóvenes entraran en contacto con el funcionamiento del sistema político, el gobierno y el proceso de creación de leyes. Dos siglos y varios escándalos después, el Congreso ha despedido esta semana a la última generación de “pages”, páginas (o pajes, como nos recuerda una lectora) el apodo que se ganaron los muchachos.

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Otro plan de Michelle Obama contra la obesidad infantil

Por: | 22 de julio de 2011

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Escolares en el huerto de la Casa Blanca con Michelle Obama. Foto: White House

Una de las primeras cosas que sorprenden al llegar a Estados Unidos, sobre todo en las grandes ciudades, es encontrar a las personas con menos recursos en restaurantes de comida rápida. ¿Por qué comer y desayunar en McDonalds? ¿Por qué ir todos los domingos a Kentucky Fried Chicken (KFC)? Resultan ser los más baratos sí, mucho más que comprar frutas y verduras en un supermercados, pero aún así nos preguntamos si hay otra razón.

Uno de cada tres menores estadounidenses padece obesidad. En el colegio abundan las pizzas, hamburguesas y alitas de pollo. Los escolares descubren el aspecto de una patata o una lechuga a través de los libros. Pocos han visto un pescado entero. Apenas toman arroz ni pasta. Pero pueden comer con batidos y tomar postres azucarados.

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El Carmaggedon que no fue

Por: | 17 de julio de 2011

Tres tormentas de nieve en apenas dos semanas se ganaron el nombre de Snowmaggedon. Fue hace dos inviernos en Washington. El nombre apocalíptico encajaba. Una ciudad relativamente acostumbrada a la nieve y que parece no aprender de circunstancias como aquella, acabó cerrando todas las oficinas gubernamentales durante una semana entera. No había forma de llegar a ellas.

Autopista


Vista de la autopista 110, una de las rutas alternativas, durante el 'carmaggedon'. Foto: julesbianchi en Instagram.

Cuando las autoridades de Los Ángeles decidieron cerrar 16 km. de la autopista 405 durante 53 horas este fin de semana, recuperaron el lenguaje apocalípico. Han sido semanas de comunicados oficiales, comparecencias de autoridades y campañas publicitarias envueltas con la palabra “Carmaggedon”. “Stay the hell out of 405”. Es lo más claro que pudo ser el director del Departamento de Transportes de California sin meterse en problemas.

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Historia de un lanzamiento al espacio

Por: | 08 de julio de 2011

Así han seguido los estadounidenses el último lanzamiento del Atlantis.

Born in the USA

Por: | 04 de julio de 2011

Trece colonias. Trece cohetes. En 1776, las trece colonias británicas en norteamerica declararon la independencia del Reino de Gran Bretaña después de un año de conflicto bélico. La Revolución Americana terminaría finalmente en 1783. El 4 de julio, el Congreso aprobó el texto de la Declaración de Independencia, redactado por Thomas Jefferson y James Madison, en Filadelfia.

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Celebración del 4 de Julio en Washington DC, 2008. Foto: CFPereda en Flickr.

La fecha es conocida como el Día de la Independencia. El primer “cumpleaños” de los Estados Unidos fue celebrado también en Filadelfia con fuegos artificiales. “Aquella noche hubo una gran exhibición pirotécnica que empezó y terminó con el lanzamiento de trece cohetes”. En 1779, se repitió la celebración: “Por la noche, se exhibieron una serie de cohetes brillantes, particularmente excelentes, y que después de ascender sorprendentemente en el aire, estallaron mostrando trece estrellas”, detalla el historiador James R. Heintze.

En la actualidad se pueden ver más que trece cohetes en espectáculos que superan el cuarto de hora y las 30 toneladas ante medio millón de personas, como ocurre cada año en la capital. Con forma de palmera, de araña, de crisantemo, anillos y hasta con forma de cara. Slate tiene una foto de cada uno para no perder detalle.

Las trece rayas. Poco se conoce del diseño de la bandera de Estados Unidos. Trece líneas blancas y rojas acompañan el recuadro con 50 estrellas para 50 estados. Y pocos días se pueden ver tantas versiones de la bandera como en un 4 de Julio. Camisetas, gorras, toallas, sombreros, zapatillas, ropa interior, pañuelos, sillas, corbatas, coches... ¿más ideas? Cualquiera que se te ocurra. Muchas llegan importadas de China, un negocio de 5 millones de dólares al año en importaciones.

La tradición. En National Mall en Washington DC. La Avenida de la Independencia en Filadelfia. Un barco en el río Hudson en Nueva York. La Bahía Rocher en el estado de Washington. Cayo Bizcaíno en Miami. Los mejores lugares para ver los fuegos esta noche suelen estar llenos de gente desde por la mañana. Familias enteras y grupos de amigos que han cambiado el humo de la barbacoa por la tartera con -todo puede ser- sobras de la barbacoa del día anterior y una nevera portátil. Toallas. Sillas plegables. Tumbonas. Ventilador de mano.

El menú. Todo lo que se te ocurra cocinar en una barbacoa. Hielo. Refrescos. Agua. Vino. Cerveza. Pastel de manzana. Té helado. Perritos calientes. Hamburguesas. Pastel de limón. Cool-aid. Root Beer. Mazorcas de maíz. Patatas Fritas. Guacamole. Brownies. Ensalada de patata. 

En casa. Más del 80 por ciento de los hogares norteamericanos tiene una barbacoa en casa. ¿Quién quiere perderse el desfile por la mañana -en el centro o en televisión- y barbacoa después en el jardín? Unos 41 millones de estadounidenses celebran esta fiesta en casa de un amigo o familiar. En las ciudades, se lleva el cóctel y ver los fuegos artificiales desde la azotea. O, también, no hacer ni caso a la fiesta.

Los números. Según el Censo. El 4 de Julio se consumen 150 millones de perritos calientes. Se compran más de 300.000 toneladas de pollo y 190.000 toneladas de carne durante la semana anterior.  Al final de la fiesta habrán explotado 46.000 toneladas de fuegos artificiales. Y la industria pirotécnica ingresará unos 900 millones de dólares, según datos de 2007.

¿Dónde estarás tú?

Una lotería con 50.000 sueños americanos de premio

Por: | 27 de junio de 2011

"Lamentamos informarle que debido a un problema con un programa informático, los resultados de la Lotería de Visados de 2012 que habían sido publicados en esta página previamente han sido anulados. No eran válidos y fueron publicados por error. Los resultados no eran válidos porque no representaban una selección aleatoria de candidatos, tal y como requiere la ley de Estados Unidos". Firmado, El Departamento de Estado.

Cada año, unos 15 millones de personas de todo el mundo solicitan un visado para residir en Estados Unidos a través de una Lotería. 50.000 afortunados obtienen la codiciada "Green Card" cada año, un permiso de residencia permanente a través de este sorteo. Un premio fácil de conseguir, si lo comparamos con la alternativa de tener un familiar en Estados Unidos que patrocine al candidato o que lo haga una empresa dispuesta a contratarle.  


Uan explicación de la Lotería de Visados y las condiciones para participar.

22.000 participantes de la Lotería de Visados recibieron a principios de mayo una de las mejores noticias de sus vidas. Ganaron el premio: un permiso para residir en Estados Unidos. Pero su sueño  americano apenas duró unos días. Los resultados erróneos habían sido publicados, también, por error.

"Sueños rotos", "una patada en la boca", "un paso hacia el sueño americano", candidatos "que nunca hicieron las maletas" y una página web para devolver a los ganadores "el lugar que han perdido como resultado de un fiasco". 

El Departamento de Estado pidió disculpas y convocó un nuevo sorteo para el día 15 de julio, pero no ha sido suficiente. Algunos de los ganadores, procedentes de 20 países distintos, se han organizado para denunciar de manera conjunta al Departamento de Estado. Proponen varias opciones, desde mantener los resultados originales y elegir entre el resto de candidatos a los 28.000 ganadores que faltan, hasta celebrar un nuevo sorteo, dando un "trato especial" a los que fueron seleccionados por error. 

Un fallo informático hizo que la mayoría de los 22.000 ganadores provisionales fueran elegidos entre aquellas personas que presentaron su solicitud durante los dos primeros días que se abríó el proceso. La ley estadounidense exige una representación equilibrada de todos los participantes, por lo que los resultados fueron anulados. 

La página Green Card Results ya agrupa 19.961 afectados. Tampoco falta el grupo de Facebook dedicado a la causa. Se llama "22.000 Lágrimas" y aparece como tema de discusión dentro de la cuenta del Departamento de Estado. 

"Soy uno de los 22.000 ganadores de la Lotería decepcionados. Todo lo que espero es Justicia", dice Peter Mikhail, un veterniario egipcio que participa en la conversación. "El Departamento de Estado está obligado a procesar nuestros visados porque tenemos cartas con el sello oficial que incluyen el número identificador de nuestros casos, los agentes deberían considerar la reputación de los Estados Unidos, no debemos pagar nosotros por el error de una computadora y esperaron cinco días hasta comunicar el error, mientras muchos habíamos empezado a entregar los documentos necesarios para continuar el proceso". 

"No me puedo creer que Estados Unidos, que presume de honestidad e integridad, hiciera esto a nadie. Fue una verdadera patada en la boca por parte de un país al que tengo gran respeto y admiración". Son las palabras de Stuart McBrien, un irlandés que por unos días rozó su propio "American Dream", cruzar el charco con su mujer. "No puedo dejar de pensar qué pasaría si la situación fuera al revés -si el Gobierno irlandés se hubiera comprometido con un grupo de ciudadanos norteamericanos- estoy seguro de que habrían cedido para respetar esa decisión, pasara lo que pasara", declaraba el joven al diario Irish Times

El sorteo anual de la Lotería de Visados fue establecido en 1994 para promover la diversidad a través de la inmigración a Estados Unidos desde aquellos países que menos lo solicitan. Residentes de países como México, India o Filipinas no pueden participar, por una mayor presencia de ciudadanos de esos países en Estados Unidos y que ya pueden patrocinar visados a sus familiares. La coalición de afectados por los resultados fallidos agrupa a ciudadanos de Irlanda, Rusia, Uzbekistán, Turquía o Uganda. El próximo 15 de julio, en ciudades de todo el mundo, 50.000 nuevos seleccionados harán realidad -esperamos que esta vez sí- su sueño americano. 

¿Qué hace un estadounidense en 24 horas?

Por: | 23 de junio de 2011

8 horas y 23 minutos de sueño. 1 hora y 12 minutos de comida. 4 horas y 24 minutos* de trabajo. 2 horas y 31 minutos viendo la televisión. 2 horas y 9 minutos de ocio y deporte. Una hora y 41 minutos en tareas de la casa. 49 minutos de cuidado personal. 43 minutos de compras. 32 minutos cuidando de otros miembros de la familia. 11 minutos al teléfono o respondiendo emails.

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Comparativa realizada por The Wall Street Journal con los datos de 2010 y 2007.

El Departamento de Estadísticas Laborales acaba de publicar una investigación sobre la media de tiempo empleado por los estadounidenses mayores de 15 años en cada una de estas actividades. En comparación con el año 2007, emplean cinco minutos más en dormir, un minuto más comiendo o bebiendo, cinco minutos más delante de la televisión, cuatro minutos más en educación y tres minutos más en cuidado personal. ¿De dónde sacan este tiempo? Porque emplean un minuto menos en tareas del hogar, dos minutos menos en cuidar de familiares, otro minuto menos en hacer llamadas por teléfono o enviar emails y dos minutos menos en hacer compras. 

Los datos permiten comparar también los hábitos entre grupos de población. Así sabemos que, por ejemplo, los hispanos invierten menos tiempo en comer y cenar que el resto de ciudadanos o que los afroamericanos son los que pasan más horas haciendo deporte. 

En cuanto a las actividades en el hogar, las mujeres siguen dedicando más horas que los hombres a tareas de limpieza y organización. Un 49 por ciento dice dedicar tiempo a la casa, frente al 20 por ciento de los hombres. Aunque los norteamericanos cada vez limpian y cocinan más durante los fines de semana.

El Departamento de Estadísticas Laborales ha explicado también que al tratarse de un grupo de población tan grande, los cambios en apenas un minuto son muy significativos

Las principales alteraciones están en el ámbito laboral. Las mujeres trabajan más horas de media que hace dos años, especialmente durante los fines de semana, pero los hombre siguen dedicando al trabajo cuarenta minutos más al día que ellas. Las mujeres pasan una media de siete horas y 2 minutos al día trabajando o en actividades relacionadas con el trabajo -comidas, reuniones, etc. Son diez minutos más que hace sólo un año. 

Según la encuesta, además, un 35 por ciento de estadounidenses trabajan sábados y domingos, aunque la cifra no ha variado en los últimos 12 meses. 

De acuerdo con el autor de la investigación y economista de la Universidad de Princeton Alan Krueger, sólo hay una cifra que sigue siendo "extraordinariamente alta", como ha declarado a The Wall Street Journal: las dos horas y 31 minutos que los norteamericanos pasan, de media, frente a la televisión. Son cinco minutos más que en 2007 y podría deberse a la situación económica y el aumento del desempleo. 

Krueger, en declaraciones al diario, destaca que el tiempo libre dedicado al ocio ha aumentado hasta un total de dos horas y nueve minutos, pero todavía no se traduce en una mayor inversión en educación -algo significativo en un momento de recesión económica. El grupo de población que emplea más tiempo en actividades ociosas son los adultos de más de 75 años, unas 7 horas al día, mientras que las personas entre 35 y 44 años las disfrutan menos, unas 4 horas al día. Los más jóvenes, entre 15 y 19 años, no son los que más ejercicio hacen, un dato que coincide con otros estudios que alertan de la falta de ejercicio físico entre los estadounidenses

Si quieres comparar tus horarios con los del estadounidense medio, puedes hacerlo aquí y te invitamos compartir los resultados en los comentarios. 

*Esta cifra tan baja se debe a que es el resultado de la media de todos los trabajadores a partir de los 15 años, empleados temporales y cualquier persona que declarase tener una actividad laboral.

Disparidad en la esperanza de vida de los estadounidenses

Por: | 15 de junio de 2011

En el 25 por ciento del territorio estadounidense, las mujeres morirán antes que la generación de sus madres. En algunos condados, la diferencia con respecto a los años que vivirán sus vecinos llega a ser de una década. A pesar de que la esperanza de vida de los norteamericanos crece, algunas regiones conservan niveles equiparables a los que tenían las naciones más desarrolladas en los años 50, según un informe publicado por la Universidad de Washington y adelantado esta mañana por The Washington Post.

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Cambio en la esperanza de vida de las mujeres estadounidenses, por condados. Estudio de la Universidad de Washington.

Los investigadores analizaron datos entre 2000 y 2007 y encontraron que más del 80 por ciento de los condados empeoraron en comparación con los 10 países con la población más longeva. Este indicador refleja la media de la cantidad de años que vive un grupo de población teniendo en cuenta las amenazas que existan para su salud. 

En el caso de Estados Unidos, los investigadores han concluído que la esperanza de vida ha aumentado 4.3 años para los hombres y 2.4 para las mujeres entre 1987 y 2007. Sin embargo, en algunas regiones del país se ha reducido y Estados Unidos queda en el puesto número 37 del mundo.

La disparidad dentro de Estados Unidos deja a las mujeres de cinco condados de Mississippi con la esperanza de vida más baja, menos de 74.5 años, por detrás de países como Honduras o El Salvador. En cuatro de esos condados, los hombres también protagonizan la cifra más baja, 67 años, inferior a Brasil, Letonia o Filipinas. En la cercana Florida, las mujeres son las más longevas del país, con 86 años, por delante de Francia, Suiza o España.

El estudio también confirma que las mujeres y los ciudadanos de color son más pobres y tienen probabilidad de vivir menos años que los hombres blancos. En el 40 por ciento de los condados, las mujeres viven más de cinco años menos que los hombres. En el caso de los afroamericanos, no alcanzan el nivel de esperanza de vida de los 10 primeros países del mundo en ningún condado de Estados Unidos

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Cambio en la esperanza de vida de los hombres estadounidenses, por condados. Estudio de la Universidad de Washington.

Los investigadores de la Universidad de Washington afirman que los malos datos no pueden explicarse únicamente por el tamaño del país, la diversidad racial o la economía. En el país del mundo que más invierte en su sistema sanitario -2.3 billones de dólares anuales en 2008-, la esperanza de vida queda minada por la incidencia de la obesidad, el consumo de tabaco y otros riesgos de muerte temprana que pueden prevenirse.  

"No es el sistema sanitario lo que tiene el mayor impacto en nuestra salud, son las comunidades", declaró el Doctor David Fleming, director de Política Sanitaria del condado de Seattle, en Washington. "Los estadounidenses pasan de media una hora al año en la consulta del médico, a menos que estén muy enfermos. Hasta que no empecemos a llevar la atención sanitaria hasta las comunidades donde viven los ciudadanos, no vamos a superar estos problemas". 

Una iniciativa similar, la Clasificación de Salud de los Condados estadounidenses, publicó hace unos meses la primera comparativa a nivel nacional. Según los autores, el informe permitía comparar el nivel sanitario de los condados y el acceso de la población a los distintos factores que afectan a su bienestar: consumo de alimentos saludables, la calidad del aire y los niveles de abandono escolar en los institutos. Y dar un paso más, conocer el verdadero impacto de las organizaciones y gobiernos locales que intentan desde hace años cambiar los hábitos de los estadounidenses. 

"Sabemos desde hace años que la educación, el empleo, el salario y la seguridad son determinantes decisivos cuando se trata de la salud. Pero, desde el punto de vista de las iniciativas políticas, estos factores suelen considerarse como problemas independientes, no relacionados con la salud. También son algunos de los problemas más difíciles de solucionar y algunos de los esfuerzos para resolverlos suelen estar muy condicionados políticamente. Al destacarlos, la Clasificación deja muy claro que cualquier esfuerzo para mejorar la salud de la población debe considerar factores sociales y económicos", escribía entonces la revista TIME

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