Manifestación en Nueva York en 1927 en contra de la ejecución de Sacco y Vanzetti. Foto: Jose Costa / New York Daily News / Getty Images.
Por JOSÉ LUIS PARDO
Si hubiera que elegir una sola imagen, tan honesta como completa, que resumiese con la fuerza del relato vivido todas las razones que pueden esgrimirse contra la pena de muerte, ninguna sería tan clara como la historia que cuenta Albert Camus al comienzo de sus Reflexiones sobre la guillotina, reeditadas ahora en castellano por Capitán Swing. En 1914 se produjo en Argelia un crimen especialmente execrable (porque comportaba ensañamiento con menores), que despertó las iras de la opinión pública contra el asesino. El padre de Camus unió su honrada indignación a la de la muchedumbre enfurecida que reclamaba para el culpable la ejecución pública en la guillotina. A través de los recuerdos de su madre, el escritor reconstruye cómo se vivió en su hogar el día del cumplimiento de la sentencia: su padre se levantó antes del amanecer para sumarse a la multitud que se agolpaba en el escenario del patíbulo; acabada la ceremonia, regresó a casa, pálido y trastornado, se tumbó un momento en la cama, vomitó largamente y nunca más volvió a decir una palabra sobre aquel asunto. «En lugar de pensar en los niños asesinados» —comenta Camus— «sólo podía pensar en ese cuerpo jadeante que acababan de arrojar sobre una tabla para cortarle el cuello».
¿Por qué, entonces, y tal como nos muestra cada año Amnistía Internacional, la invocación de la “humanidad” puede tan poco contra la pervivencia de la pena capital? Tras la falsa justificación por la “ejemplaridad” del castigo se oculta la concepción —arraigada aunque arcaica— de la soberanía política como poder de disponer arbitraria y exorbitantemente de las vidas de los súbditos que se expresa, de modo tan majestuoso como nauseabundo, en ese acto inevitablemente equívoco. Y esta concepción nos hace a menudo olvidar que el monopolio de la violencia legítima por parte del Estado tiene como fin el hacer cesar el ciclo de las venganzas, que el incuestionable derecho a castigar —tan fácilmente transmutado en furor puniendi— nació para detener la guerra, no para continuarla por otros medios. Como dice Camus, «cuando la justicia suprema sólo consigue hacer vomitar al hombre honesto al que se había comprometido a proteger, parece difícil seguir creyendo que está destinada, como debiera ser su función, a proporcionar más paz y orden a la ciudad». ¿Podemos aplicar esto también a nuestros días? Es cierto que ahora el poder que nos es más próximo expresa su majestad disponiendo arbitrariamente de los sueldos, las pensiones o los servicios sociales de los ciudadanos, pero algo nos dice que la soberanía que así se enseñorea de nuestros bolsillos, como el poeta dijo de la vida, está en otra parte.
Reflexiones sobre la pena de muerte. Albert Camus / Arthur Koestler. Introducción de Jean Bloch-Michel. Traducción de Manuel Peyrou. Capitán Swing. Madrid, 2012. 232 páginas. 18,50 euros
Ante la silla eléctrica (La verdadera historia de Sacco y Vanzetti). John Dos Passos. Traducción de Alba Montes Sánchez. Errrata Naturea. Madrid, 2012. 192 páginas. 19,90 euros.
(Artículo publicado en Babelia, suplemento cultural de EL PAÍS, el 4/2/2012).
JOSÉ LUIS PARDO es Catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid. Premio Nacional de ensayo en 2005 por La regla del juego (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores), su último libro es El cuerpo sin órganos. Presentación de Gilles Deleuze (Pre-Textos, 2012).
Hay 15 Comentarios
Luisa: Gracias por responder. No estoy contigo. Me explico: dices que tu "posible" venganza sería un acto de locura. No. Sería lo más normal del mundo y en esa situación creo que todos haríamos lo propio. Lo que no me parece normal es que el poder se atribuya la capacidad de aleccionarnos sobre una reacción mucho más Humana de la que nos quiere hacer ver el columnista como "Humana= todos somos superbuenos y si has matado o violado a alguien será porque el mundo te ha hecho así" No? Por qué en una sociedad como la nuestra no me puedo meter en la piel del atacado y asumir su venganza como justicia
Publicado por: nach45 | 04/02/2012 22:48:14
Nach45: El deseo de venganza en el inviduo por supuesto que es legítimo. Además, es inevitable, y humano. Yo también lo sentiría, profundamente, si alguien asesinase a mi hija. Quizás hasta mataría por ello dada la oportunidad, porque soy humana, y por supuesto cumpliría mi condena por ello.
Sin embargo, estoy radicalmente en contra de la pena de muerte, por muchas razones. Una de las cuales es: sinceramente, no veo por qué el Estado tiene que hacerse eco del deseo de venganza en el individuo. No considero que se haga justicia en ese caso. Tampoco si yo mato al asesino de mi hija, pero yo soy una persona y me puede llevar la locura. Al Estado, sin embargo, no.
Publicado por: Luisa | 04/02/2012 21:58:40
Tenéis razón, no sólo intoxica la caverna, ni esos programas cutres. Aquí mismo, en El país, se hace todos los días. Por cierto, decir que el mejor argumento contra la pena de muerte es que un señor vomite al ver una ejecución es ridículo y demuestra que las razones importan muy poco. Aquí lo que cuenta son las tripas.
Publicado por: Venga ya, hombre, por favor. | 04/02/2012 21:55:50
Completamente en desacuerdo. Yo no he estudiado Derecho, pero no creo que los que sí lo han hecho tengan el monopolio del concepto de Justicia. La ley del Talión parece, intuitivamente, la que seguiríamos de haber sido agredidos. ¿Por qué este deseo de venganza, que a mí me parece totalmente legítimo, es vilipendiado por casi todos, moralistas, filósofos, intelectuales, legisladores? La mayoría de gente anti-pena de muerte comenta sólo errores judiciales (cosa en la que estamos evidentemente de acuerdo: hay que estar al 120% seguro) o problemas "de estómago" (a lo mejor el padre de Camus no hubiera vomitado tanto de haber sido sus hijos los asesinados, o sí, pero aliviado..). No sé si soy un bicho raro pero agradecería argumentos de verdad porque para mí la venganza del individuo agredido es Justa ( y si fuera excesiva, ahí estaría el Derecho para proporcionarla: Talión y no más..) Perdón si he ofendido a alguien pero me intriga este extraño (por no compartido socialmente) axioma legal europeo. Igual no todo criminal lleva en el pecado la penitencia y hay que darle un empujoncito.. (esto suena muy mal pero no hablo desde el odio). Argumentos contra?
Publicado por: nach45 | 04/02/2012 21:13:52
No estoy de acuerdo con que los bajos instintos inciten o provoquen una adhesión a la pena de muerte, yo la aborrezco, visceralmente. Podría enumerar veinte razones intelectuales y/o morales para repudiarla, pero no lo necesito. Mis más bajos instintos me hacen odiarla, porque sencillamente, es odiosa.
Publicado por: boladecristal | 04/02/2012 19:46:27
Para Mar Cox y Allen. El gran problema es que realizar una exposición razonada y matizada sobre este u otro problema requiere algo tan fascinante como pensar y conectar las diversas neuronas para construir un pensamiento estructurado y complejo. Es mucho más fácil y más rentable políticamente incitar los más bajos instintos y rebajar todo a blanco y negro para no permitir los grises.
Publicado por: fer | 04/02/2012 18:56:56
Mar Cox, estoy de acuerdo contigo en casi todo, no estoy de acuerdo en que sean solo la Caverna y el PP los que desinforman, intoxican, etc, mírate cualquier programa de "tertulia" mañanera estilo el de Susana Griso o Ana Rosa Quintana y verás un baño de intoxicación informativa que asusta.
Publicado por: Allen | 04/02/2012 17:04:20
Los bajos instintos es muy rentable excitarlos apelando al castigo ejemplar del otro (en este caso del "criminal") y la gente es tan simple que se deja llevar. En vez de hablar de la pena de muerte, afortunadamente abolida en este pais, me gusta señalar la manipulacion, desinformacion, intoxicación etc. venenosa que la caverna ultra y el PP hacen con el código penal, la cadena perpetua etc. Al PP le da muchos votos y su ministro del interior y el de justicia se permiten hablar de que los delincuentes entran por una puerta y salen por otra y de introducir la cadena perpetua "como en Francia", ocultando que España tiene la mayor población penal per cápita del globo, empatada con USA, y las condenas mas largas de Europa, motivo por el que hemos sido condenados mas de una vez en Estrasburgo. Y ocultando, de paso, que la cadena perpetua de Francia o Alemania no puede pasar de 30 años. Al zafio populacho de siempr el mola estar excitado y no va a dejar que la verda de los hechos le arruine su indignacion.
Publicado por: mar cox | 04/02/2012 15:53:21
Se me olvidaba.Ni el título es decente.
Publicado por: Rantamplán Malaspina | 04/02/2012 15:45:00
Dudo que "Michel Foucault " dijera nada parecido a lo que este autor nos quiere transmitir ( nada, poca cosa, nada de nada) con eso de que "no ocurrió porque el poder se humanizase..."Es "tremendo" ( por parte del tremendismo que se gasta habitualmente el autor --no Foucault, ojo-- poco se podía esperar) traer una cita sin saber citar, qué duda cabe que aquí malhadada, sin más cuento que el de anunciar (vender) un par de librajos.Todo ello, como no podía ser de otra manera, aliñado de nombres para el mucho bulto ( menos es del poeta que no consta, cosa que se lo habrá agradecido) y el lucimiento con redoble filosófico al final: alguien "está en otra parte" o en babia porque en algún punto no se ha enterado dado que está muy dado a entender que está super-enteradísimo...Más que una tormenta de ideas esto viene a ser un aguacero.Un charco.
Publicado por: Rantamplán Malaspina | 04/02/2012 15:42:48
Siempre he pensado que los defensores de la pena de muerte tienden a confundir "Justicia" con "Venganza". El problema es, me parece, la falta de formación intelectual: escuchar a los instintos primarios antes que a la voz de la razón, es decir, un problema de educación. Convendría pensar en ello, ahora que (otra vez) vuelve a hablarse de reformas educativas y andamos deshojando la margarita con que si a la malograda Educación para la Ciudadanía vamos a llamarla Educación Cívica y Constitucional, que no sé por qué me recuerda a aquello de la Formación del Espiritu Nacional...
Publicado por: Sherca | 04/02/2012 15:35:05
En función del ejercicio del poder, la humanidad se deshumaniza. La pena de muerte es un asunto cada vez más claramente desechable en la sociedad actual.
Publicado por: Progreso | 04/02/2012 15:22:46
Muchas gracias. Hay que ver cómo está el mundo, hay países donde parece que el tiempo se ha detenido hace siglos.
http://www.inewsit.com/video/gallery/Five-people-suspected-to-be-witchcrafts-were-bruterly-murded-in-kisii-Nyamataro-Village
Publicado por: un vegetariano | 04/02/2012 14:11:56
Gracias
Publicado por: Misión Imposible | 04/02/2012 14:00:41
Gran artículo,
Saludos
Publicado por: victor | 04/02/2012 13:33:06