Ilustración: George Steiner visto por Sciammarella.
por NORA CATELLI
Hay dos modos de leer este último libro de George Steiner, el prolífico y refinado representante de lo que solemos denominar “gran cultura europea” hoy, se dice, amenazada. Nada menos que George Steiner, quien, desde Tolstói o Dostoievski (en 1959), ha marcado con su peculiar manera de reflexionar cuestiones fundamentales de la segunda mitad del siglo XX. Ellas son: la pervivencia del gran arte contra el arte de masas, la continuidad de la tradición helenística, fusionada con la judeo-cristiana, y la continua formación de una —sola— comunidad humana a través de la actividad a la vez posible e imposible de la traducción. A todos se nos ocurren importantísimos títulos del autor que se ajustan a estas cuestiones: Extraterritorial, Después de Babel, Antígonas, Presencias reales, Pasión intacta, Gramáticas de la creación.