Por CARLOS GARCÍA GUAL
Tras el primer año de la guerra, Pericles subió a la tribuna para pronunciar el discurso fúnebre, en honor de los caídos, según el rito cívico de la democrática Atenas. El historiador Tucídides lo escuchó entonces (430 antes de Cristo) y lo publicó por escrito años después, en el libro segundo de su Guerra del Peloponeso, reconstruido según sus recuerdos y acorde con su propia idea del gran político; y convirtió la conmovedora evocación de la magnánima Atenas periclea en un texto inmortal. El discurso en honor de los muertos por la patria era una institución tradicional. El threnos por los héroes muertos era una práctica aristocrática que la democracia recobró con carácter cívico. Exaltar ese sacrificio memorable: el heroísmo de los ciudadanos como reflejo del valor de sus antepasados era una gran ocasión para la retórica patriótica.