Perder de vista su carga política o primar la estética sobre la ética es tergiversar al pensador alemán
por REYES MATE
A este perdedor le van bien las cosas. Se le edita y se le cita como una autoridad indiscutible. Está a punto de convertirse en objeto de veneración y consumo, justo lo contrario de lo que él pretendió. Este éxito tiene el inconveniente de mellar su aguijón crítico y, por tanto, de traicionar su pensamiento. La cosa tiene su gracias si observamos que su escritura es todo menos de fácil digestión. Hay frases e imágenes brillantes, pero su textura es críptica y árida. ¿Cómo leer a Benjamin para sortear tantas trampas?