Creo que esta es la lucha más lenta y más larga de la historia, que nada está ganado, que todo está por rehacer. Rehacer significa construir ideas sobre nuevos cimientos, que no nos dé miedo volver a empezar. Ahora mismo, en dos países de Europa, España y Francia, la lucha contra la discriminación en contra de la mujer y la desigualdad que fomenta la puesta en duda del derecho al aborto, agita las aguas.
Si en el siglo XVIII Olympia de Gouges redactó su Declaración de los derechos de la mujer, que nunca fue adoptada restringiéndose a los "derechos del hombre", las cosas no han cambiado lo suficiente como para decir que podemos pasar a otros aspectos del debate. En eso creo que todas las personas inscritas en en "sexo femenino" estamos de acuerdo, y el feminismo no es una palabra maldita, simplemente una toma de conciencia, un esfuerzo de memoria. Estamos asistiendo a un verdadero sismo a nivel planetario de lo que se podría ser un verdadero retroceso en materia de derechos civiles para las que seguimos siendo consideradas como el "segundo sexo".
Por otra parte no podemos aceptar la idea de "naturalizar" dos géneros, el masculino y el femenino, o dos sexos, macho y hembra y, que esa clasificación binaria, deje fuera al que es trans-género, al que sin tener otro sexo, se identifica con el opuesto, o con los dos. Es decir, cada configuración identitaria respondería a diferentes historias (procesos de "aculturación", perfomativos, etc), es por eso que la palabra "feminidad" como esencia es demasiado pesada para ser aceptada como simple realidad que abarcaría a todas las mujeres (ahí los universalismos no funcionan). Yo no creo en la feminidad como algo esencial. Pero ese es solo mi punto de vista.
Ahora empieza la batalla campal dentro de las escuelas francesas, por el simple hecho de haber incluído un curso sobre "estudios de género" en medio del tufillo reaccionario del nuevo proyecto de ley en España que solo admite el aborto "en caso de violación o que el embarazo ponga en riesgo la salud de la madre". Los demás casos estarán excluidos y destinados a la clandestinidad, la humillación, la precariedad y la discriminación objetiva entre una mujer que se puede pagar un aborto seguro, y otras que no podrán y tendrán que afrontar condiciones mucho más difíciles y traumatizantes. La inclusión de los "estudios de género" (gender studies es su nombre original en inglés) en la currícula escolar en Francia, ha movilizado a las derechas, algunas extremas, en defensa de la familia y del "derecho a la vida".
Muchas mujeres en Europa, como lo señalaba la escritora Annie Ernaux, no han conocido la limitación de sus deseos por tener acceso a métodos anticonceptivos diversos. No han sentido que tenían que decidir, simplemente han decidido, sensibilizadas por la nueva "mística feminista", que piensa que la maternidad es un destino en sí. Difícil que cambien de parecer y están en su derecho de decidir, pero que eso afecte al conjunto de la población femenina, es otra historia. Justamente, los estudios de género apuntan a sensibilizar a hombres y mujeres sobre la discriminación perenne que pesa sobre las mujeres, hacerles conocer las luchas, aun vigentes, desde el punto de vista de la historia, de la antropología, la sociología, o la literatura, pero de ninguna manera se trata de difundir una "teoría" como se pretende hacer creer. No es entonces una teoría sino un recorrido por las diferentes aristas del feminismo y las corrientes que ha adoptado, formas, modos de interpretar diversos, tanto en su forma política como social, y no como una teoría en el sentido lógico deductivo para defender un solo punto de vista. Sin embargo, se insiste en este pretendido "complot contra la familia" que reune a los creyentes y no creyentes conservadores. Es difícil que un o una joven no entienda lo que su propia cultura (y aquí no entran los países de América Latina) le ha transmitido como una verdad casi objetiva, es decir, esta situación de desigualdad entre hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales, trans, etc... Por eso, se trata de sensibilizar a los niños y niñas hacia otras opciones sexuales en la identidad, desmontar lo que se ha adquirido como "natural" y como dado. Esto ha desembocado en manifestaciones multitudinarias acusatorias en busca de un "chivo expiatorio", el gobierno en Francia, o las mujeres indomesticables en España que no aceptan perder lo que hasta entonces era un derecho. Sus mensajes advirtien del "peligro moral" de poner en marcha lo que dicen es una "teoría, una ideología que pretende destruir la importancia de la familia en la sociedad" (sic).
No hay nada que demostrar, ni doctrina que adoptar, son, como su nombre lo dice, "estudios". Increíble que sean mayormente mujeres las que se opongan al ver tambalear una especie de sueño romántico en el que se ven plenamente realizadas. Es duro pensar que la identidad de muchas entre nosotras se vea afectada por la sola idea de poner en duda esa posibilidad de decidir ser madre, o relativizar el género y comprender que el cuerpo no es un destino. A veces pienso que el hecho de no verse como sujeto lleva a las peores cegueras, o será cierto como decía Engels en su historia de la familia, que perdimos históricamente cuando desapareció el matriarcado, y esa sensación de ser perdedoras sea tan intensa que tocaría fibras muy antiguas, no lo sé. De hecho, salvo por Bachofem, no hay muchas personas que piensen que el matriarcado haya existido en Occidente. Sin embargo en el antiguo Perú, tenemos una tradición oral que habla del matriarcado, una de ellas es la leyenda de los hermanos Ayar. En suma, este mito, simbólicamente representa todavía muchas cosas. Lo importante sería pensar en cómo salir del laberinto en que parece que las luchas feministas se han estancado. La única forma creo que es el concenso y el diálogo sobre ciertos temas, entre ellos el aborto, a la par de una sensibilización general a la situación concreta de las mujeres en el mundo.
Hay un problema fundamental en reconocer y decir que existe "opresión" de la mujer, y no asumir la dimensión política de este término. Nuestra sociedades en general, son sociedades patriarcales donde el sexismo, igual que el rascismo, marcan el ritmo de vida de las mujeres. !No nos hemos librado del cuerpo! La igualdad entre los sexos sería un primer paso para una utopía necesaria del feminismo.
PATRICIA DE SOUZA, autora peruana, recientemente publicó el ensayo Eva no tiene paraíso, tiene publicadas varias novelas, El último cuerpo de Úrsula, Electra en la ciudad, Tristán, entre otros títulos. Mantiene el blog Venusproscrita.blogspot.com
....................
En la imagen, manifestación contra la ley del aborto en Valencia. Foto: Mónica Torres
Hay 4 Comentarios
¿Por qué esa manía de llamar género al sexo?
Publicado por: Al rico libro | 17/02/2014 15:09:16
No he entendido casi nada, pero seguro que es porque me acabo de levantar de la siesta. Además estoy un poco mayor últimamente. Si el artículo va sobre la reforma de la Ley del aborto, estoy en contra de ella. Si va sobre la admisión de dos únicos sexos, o sobre la existencia del hombre absoluto o la mujer absoluta en el mundo real, también estoy en desacuerdo. Pero es que esta mujer escribe de una manera que tendría que haber sido alquimista. ¿Es...? Un abrazo para Perú.
Publicado por: El Fantasma del Despacho 13 | 15/02/2014 18:37:53
La mujer es responsable y libre: dentro de esa libertad puede actuar según su conciencia, ¡sin imposiciones!.
Publicado por: Nely García | 15/02/2014 14:25:23
Ojalá pudiésemos entender que el género no nos marca para toda la vida. Facebook hizo un atajo histórico y ahora admite una variedad de categorías. Todo sirve como mercancía.
Publicado por: Mistral | 15/02/2014 0:53:55