Primer Aviso

Sobre el blog

El mundo de los toros visto por los periodistas de EL PAÍS. Rigor, exigencia y sensibilidad para analizar un arte que vive uno de los momentos más complejos de su historia.

Sobre los autores

Antonio Lorca es crítico taurino en El País. Amante del toro en el campo, en la plaza y en el plato. Hijo del Capitán Trueno, venera a los héroes de carne y hueso ya vistan de oro o plata, vayan a pie o a caballo. Por favor, no le digáis a mi madre que soy periodista; ella, orgullosa de mí, cree que soy banderillero...

Rosa Jiménez Cano. Periodista de EL PAíS especializada en Tecnología, aficionada a los toros desde su niñez. Como cualquier abonado de Las Ventas reparte su corazón entre Chenel, Esplá y los hierros más duros. Se derrite cuando a Morante le da por torear.

Quino Petit es periodista de EL PAÍS. Desde 2006 escribe reportajes en El País Semanal. Durante la adolescencia sufrió un shock leyendo la biografía de Chaves Nogales sobre Juan Belmonte y persiguió a Curro Romero y a Rafael de Paula hasta que ambos se cortaron la coleta. Desde entonces no persigue a nadie. Tampoco ha vuelto a ver torear tan despacio.

Paz Domingo, periodista de El País y admiradora de la portentosa belleza que atesora el toro de lidia, cuando se da con toda la integridad física y temperamental, con la fuerza descomunal que representa su genio, acometividad, defensa, y resistencia al sometimiento.

ILP taurina, horizontes lejanos

Por: | 31 de marzo de 2012

Toreroscongresouly

Grupo de toreros y simpatizantes que presentaron las firmas. Foto: Uly Martín

El pasado 22 de marzo se presentaron en el Congreso de los Diputados casi seiscientas mil firmas que pretenden ser la antesala de una ley que proteja la tauromaquia como Bien de Interés Cultural, de obligado reconocimiento en todo el país, y de camino restablezca en Cataluña la libertad que nunca se debió cercenar y frene los deseos bien controlados de aquellos otros que pretendan un objetivo similar en otros puntos de este país.

Si a ello se le añade una deseable sentencia favorable al recurso de inconstitucionalidad presentado en su día por el PP contra la decisión del Parlamento de Cataluña que prohíbe la celebración de festejos taurinos en esa comunidad, de aquí a nada -seis meses o un año, tal vez- miel sobre hojuelas: volverán los toros a Barcelona, nadie osará poner en tela de juicio la tauromaquia y todos felices comiendo perdices…

Aunque parezca una broma, aún queda mucha gente de buena fe que está convencida de que lo que antecede puede ser una feliz realidad a corto plazo. ¡Largo me lo fiáis en un horizonte que se presume lejano…!

Es una magnífica noticia que seiscientos mil españoles hayan estampado su firma y su dni para defender la tauromaquia; y muy loable el esfuerzo de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, impulsora de la ILP, pero, lastimosamente, el futuro de la fiesta de los toros no va a depender de que sea declarada como Bien de Interés Cultural o se gane el recurso ante el Tribunal Constitucional. De ninguna manera.

Si todo sucede como la afición desea, la fiesta de los toros quedará blindada intelectual y culturalmente, y se restablecerá la libertad perdida, pero no se habrá ganado el futuro. Los toros dejarán de estar prohibidos en Cataluña, lo que no significa que se vuelvan a celebrar festejos; de hecho, ninguna norma obstaculiza que se lidien toros en Canarias, y hace años que no se ve un pitón en las islas. Que se considere la fiesta como un  Bien de Interés Cultural no supone que las administraciones faciliten la celebración de festejos ni, lo que es más grave, que se promueva la afición.

Dicho de otro modo: el futuro hay que ganarlo en las plazas, en las ganaderías, en los despachos empresariales, en las mentes de los toreros, en la modernización del espectáculo, en la recuperación de la emoción… ¿De qué sirve que se le añadan galones culturales a los toros si, después, se anuncian ferias tan anodinas, insulsas e insustanciales como las de Sevilla y Madrid? ¿De qué sirve si se amparan el fraude y la manipulación? ¿De qué si la gente huye de las plazas presa del más bochornoso aburrimiento?

Y que nadie se engañe: en Cataluña no hay toros porque no hay afición. Y prueba de ello es que los mismos que los han prohibido permiten los correbous, porque los políticos se sienten incapaces de enfrentarse a una arraigada tradición.  (Por cierto, se puede no ser aficionado a la fiesta y estar en contra de su prohibición, lo que explicaría los miles de firmantes catalanes a favor de la ILP).

En fin, que estará muy bien que el Parlamento español apruebe una ley que beneficie a la fiesta, pero será papel mojado, si no quemado, si esta fiesta no consigue ponerte la carne de gallina y que te olvides lo dura que es la piedra del tendido.

San Isidro, un saldo anodino

Por: | 27 de marzo de 2012

Los carteles de la próxima feria de San Isidro confirman que la imaginación en los toros es un valor decrépito.  La alarma surgida tras el escaso atractivo de ciclos tan llamativos como las Fallas o la Feria de Abril se ha convertido en una llamarada insustancial: la feria de Madrid, la más importante del mundo, es un saldo anodino e insulso, carente del mínimo interés exigible a un abono que ofrece un abanico de posibilidades cuyo denominador común debe apostar por la conmoción del aficionado para que acuda a la plaza ávido de emociones.

Están anunciados cincuenta matadores, pero muy pocos -la vida es así de dura- encierran méritos para estar en una feria de tanto renombre. Dos de los que más interesan no torean; otros, de contrastada calidad, se exponen lo indispensable, y son legión, demasiados, los que buscan una oportunidad. Afortunadamente, son más, todavía, los aficionados y curiosos que admiten semejante burla.

Así, la feria de San Isidro (incluido el apéndice de la bautizada feria de Arte y Cultura) es un curso largo de 31 días -del 10 de mayo al 10 de junio- en el que hay que buscar con lupa un cartel digno de la capital. No es la primera vez, es verdad, que la inicial sorpresa isidril se torna en pronta decepción, pero, quizá, lo más grave sea su reiteración año tras año.

A primera vista, da la impresión de que las combinaciones se han elaborado con el mismo sistema con el que se esparce el azúcar en los churros; y con un objetivo económico claro: ganar mucho dinero con unos carteles muy baratos, amparados en un abono que será legal como el de la Maestranza, pero claramente desproporcionado e injusto.

Es muy llamativo que unos empresarios de supuesta categoría presenten unos carteles que interesan muy poco; y más grave resulta que su empresa haya sido elegida por la Comunidad de Madrid, propietaria de la plaza, como la más idónea, y que este gobierno haya aceptado la propuesta de los carteles ‘porque cumplen los requisitos del canon’. Pues habrá que cambiar los requisitos, primero, y a los que los han establecido, después.

No hay toreros para 31 festejos (bueno, toreros sí hay; de hecho, en diciembre de 2010 estaban inscritos nada menos que 712 en el Ministerio del Interior), que sean capaces de despertar la ilusión de los aficionados. Hay muchos jóvenes y maduros diestros, cargados de legítimos sueños, pero que carecen del poder de atracción necesario en una feria tan importante como la madrileña. Todos los toreros tienen derecho a una oportunidad en Madrid, argumentan algunos. Quizá, sí, pero no en San Isidro, que debe ser el más exigente escenario para los mejores.

¿Por qué, entonces, tantos festejos? Porque, hasta hoy, el aluvión de público, foráneo en su mayor parte, permite que sean rentables en taquilla; se opta por la cantidad en lugar de elegir un ciclo medido en número y contenido que prestigie a la plaza, a su afición y a la tauromaquia. Otra vez en los toros el protagonismo del ‘dinero fresquito y rápido’ antes que una apuesta por la autenticidad de la fiesta.

Es preocupante que no acudan José Tomás, El Juli o el resucitado Juan Mora; pero no menos alarmante es que se anuncien toreros que no dicen nada. O que las tres o cuatro figuras reconocidas solo acudan dos tardes. Y lo peor es que todo esté bendecido por la Comunidad de Madrid, teórica protectora de la fiesta como bien de interés cultural. Por cierto, ¿a qué político de turno se le ha ocurrido aceptar que se le llame ‘Feria de Arte y Cultura’ a los últimos siete festejos? El arte y la cultura exigen un poco más de seriedad. Lo dicho: un saldo anodino.

Dos ilusiones

Por: | 25 de marzo de 2012

Lasventasflores

Sergio Flores dando la vuelta al ruedo. Foto: Las Ventas.

Si la temporada sigue por los derroteros de la primera tarde estamos de enhorabuena. Las Ventas abrió el portón de chiqueros tras meses de cambios, novedades y promesas. No hubo una promoción especial del festejo, tampoco anuncios en medios más allá de los taurinos.

A pesar de estas circunstancias, criticables, la plaza registró un tercio de entrada y bastante ambiente antes y después del festejo. Quizá se deba a algo tan sencillo como poner precios ajustados, una novillada que se dejó y una terna interesante.

De acuerdo en que los tres aspirantes estaban verdes. Por algo son novilleros y están aprendiendo el oficio. Auque conocían bien el oficio, las suertes y la técnica del toreo, por más que se les viera con seguridad en sí mismos y sin temor por verse en un escenario tan impactante, se echó en falta que tuvieran una faena armada, un discurso lógico, algo que contar. Eso hoy les hubiera abierto muchas más puertas.

Es cierto que hubo momentos de suma de pases sin sentido, probaturas, o arrimones de cara a la galería, pero también lo es que el mexicano Sergio Flores tiene un amor propio descomunal, tiene buen sitio con la espada y se maneja bien con la mano derecha.

Fernando Adrián no parecía un debutante. Al contrario, anduvo seguro, firme, intentando dejar patente que tiene valor para llegar más alto. Abusó, quizá, del toreo de cercanía, un defecto que se puede achacar a las ganas de agradar y quedar por encima de los novilleros cuando quedaron parados. Tiene mimbres para ser un torero largo y poderoso.

Tulio Salguero, con algo menos de personalidad, pero gran dosis de valor, también resolvió la papeleta con acierto. Gustó, sobre todo, en un quite por gaoneras y el comienzo de faena del quinto novillo, con tres pases cambiados tan ajustados como sinceros.

Tanto Flores como Adrián han destacado como dos ilusiones que merecen la atención de la afición.

Ficha: Plaza de toros de Las Ventas. Un tercio de entrada. Novillos de Carmen Segovia, bien presentados, justos de fuerza y nobles, salvo el cuarto, rajado. Sergio Flores, vuelta al ruedo y silencio tras aviso; Tulio Salguero, silencio tras aviso y ovación y Fernando Adrián, ovación tras aviso y vuelta al ruedo tras aviso.

Qué pasa con El Juli

Por: | 22 de marzo de 2012

Juliluissevillano

'El Juli' entrando a matar /Foto: Luis Sevillano

‘Lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa; y eso es, precisamente, lo que nos pasa’, decía, hace ya casi cien años, don José Ortega y Gasett refiriéndose a la caótica situación de España de aquella época. Con su amable licencia, y salvando todas las distancias, hoy se podría hablar del torero de moda diciendo que ‘lo que pasa con El Juli es que no sabemos qué pasa con El Juli; y eso es, precisamente, lo que pasa con El Juli’.

Es decir, que nadie tiene ni repajolera idea de lo que ocurre actualmente en el toreo, personalizado, de alguna manera, en esta reconocida figura que ha estado ausente de las ferias de Castellón y Valencia, no aparece en los carteles de las de Sevilla y Madrid, y mantiene una agria e inocua disputa con Taurodelta, la empresa de Las Ventas, sobre el maldito parné, que parece que es el motivo por el que no hará el paseíllo en San Isidro.

¿Y por qué? Dicen que el origen de este boicot es el llamado G10, formado por Ponce, Morante de la Puebla, César Jiménez, El Fandi, Manzanares, El Cid, Perera, Cayetano, Talavante y El Juli, en calidad de promotor y líder. Estos toreros se unieron y contrataron a la empresa All Sports Media para la gestión de sus derechos de imagen. Presentaron sus exigencias económicas a los empresarios y estos pusieron en marcha su ‘venganza’: aceptaron a los toreros que son apoderados por empresarios y rechazaron a los que tienen sus intereses en manos de taurinos que van por libre, como son los casos de El Juli y su apoderado Roberto Domínguez, y la pareja formada por Miguel Angel Perera y Fernando Cepeda. Conclusión: El Juli y Perera han sido excluidos de las tres primeras ferias importantes, y el primero no estará tampoco en Madrid.

El hecho de que El Juli, uno de los diestros más sobresalientes de los últimos años, no esté en las cuatro importantes ferias citadas es un mazazo para la fiesta de los toros, y pone de  manifiesto la triste miseria que preside el moribundo negocio taurino, necrosado por el creciente desapego de sus máximos responsables.

Que no se olvide  que toreros, empresarios, ganaderos y taurinos en general son los protagonistas de un sector rancio, desfasado y anticuado, rodeado de bobos aduladores, en el que imperan una permanente opacidad y el más tenebroso oscurantismo. Que no se olvide tampoco que El Juli es uno de sus integrantes principales, y que pasa de puntillas -como todos sus compañeros- sobre los numerosos y graves problemas de la fiesta, de las sospechas de fraude, del toro descastado y enfermizo, de la crónica enfermedad de aburrimiento, de la huida de los aficionados y de la impureza de un espectáculo que se desangra sin remedio.

Muy mal que El Juli pague los platos rotos del pulso de los toreros; tan mal como que estos formen uno de los grupos más conservadores, individualistas, insolidarios y vetustos del taurinismo andante. ¿Cómo se explica, por ejemplo, que diez figuras hagan una piña para defender sus derechos de imagen y dejen abandonado al líder represaliado? Parece una broma, pero no lo es. ¿Cómo se entiende el silencio de los que se visten de luces ante los tejemanejes económicos de empresas taurinas de primer orden que adeudan honorarios a toreros y ganaderos ante la pasividad del resto?

Nadie sabe a ciencia cierta lo que pasa con El Juli porque forma parte de un colectivo cerrado a cal y canto al mundo exterior, del que se ha beneficiado habitualmente, y a quien hoy, de manera circunstancial, le ha tocado interpretar el papel de víctima.

De lo que pasa en el toreo poco se sabe porque apenas nada se cuenta, y todos sus miembros parecen conjurados con el silencio. Y de lo poquito que está claro es que la fiesta importa poco a los que viven de ella. Si así no fuera, ni las figuras se plantarían en arras en un momento en el que lo que se necesita es savia nueva, aire fresco, unidad, autenticidad y compromiso, ni los empresarios despreciarían la oportunidad de mejorar, con El Juli y Perera, los pésimos carteles de las primeras ferias del año.

Eso es lo que pasa: que la fiesta de los toros no importa a nadie.

El hombre que más sabe de los toros

Por: | 21 de marzo de 2012

  

No pertenece al estamento taurino. No es aficionado. No asiste a los festejos taurinos, aunque no los rehúye. “Mi familia es de León. Mis genes se reparten entre la comarca del Esla y la Ribera del Porma, y allí hay poca tradición taurina. Estas cosas de los toros hay que mamarlas”. Sin embargo, Javier Cañón, investigador y catedrático del departamento de Producción Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, se ha convertido en el primer científico en clasificar la genética del toro de lidia y, por tanto, en el mejor conocedor de la información que acumula en sus entrañas. En el año 2007 expuso su estudio Variabilidad genética de la raza de lidia inferida al ADN realizado con un muestreo que abarcaba aproximadamente el 90% de la amplitud genética a partir del cual elaboraba, entre otras, las siguientes conclusiones:
-         “la raza de lidia debería ser considerada como una raza de razas, con una gran diversidad genética entre las unidades genéticas (encastes-ganaderías);
-         “la distancia genética entre encastes es casi tres veces mayor que la distancia que hay entre cualquier pareja de razas dentro del bovino europeo”;
-         y “la forma en que los ganaderos la han gestionado ha hecho de esta raza un gran experimento científico que ha dado lugar a una explosión de familias, líneas o encastes, muchos de ellos en serio peligro de extinción”.

Precisamente, la amenaza de desaparición de los encastes minoritarios es el último estudio que ha elaborado para el Ministerio de Agricultura y en el que se incluyen, de momento, siete ganaderías (como Miura, Cuadri, Prieto de la Cal, Pablo Romero, o Conde de la Corte). “Aunque no son todas”, reconoce el genetista, pues “están las que se ha establecido como consenso entre todas las agrupaciones de ganaderos de reses bravas”. Al investigador Javier Cañón se le pregunta: ¿Cómo ve a los toros? “Como algo que satisface una demanda”. ¿Este trabajo para qué sirve? “Se trata de colocar al toro de lidia en el mundo actual”.

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Joselito y la mala vida

Por: | 19 de marzo de 2012

Joselito Marisa
Joselito, en 1989. Fotografía de Marisa Flórez.

Jose Miguel Arroyo, Joselito, es un señor y un torero como la copa de un pino. Eso no es nada nuevo, hace mucho que lo sabemos. Uno sigue siendo torero aunque se corte la coleta. Lo que no sabíamos es lo que ahora ha confesado en una biografía que sale a la venta mañana con el sello de Espasa y el sugerente título de Joselito, el verdadero. En el Madrid de una democracia en pañales, el adolescente Joselito ya estaba matriculado en la escuela taurina de la capital y veía circular por la casa de su padre a una pléyade de camellos y drogotas que venían a surtirse de la grifa de Bienvenido Arroyo. "Mi padre empezó a funcionar poco a poco en el negocio. Mi casa acabó convertida en un hervidero de drogas. En los armarios, en la cocina, por los cajones, en el váter, había kilos y kilos de hachís. Y pasaba por allí cada uno, con cada pinta...".

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¡A los toros quiero ir con mi mujer!

Por: | 16 de marzo de 2012

Este es el lamento de un amigo. ‘Pero no puedo’, concluye. Roberto, que así se llama, vio cómo le congelaron el sueldo tiempo ha y, desde enero, se lo han reducido un cinco por ciento. A su mujer, Elena, le quedan cuatro meses de paro. Los dos son aficionados a los toros y abonados a la plaza de la Real Maestranza de Sevilla. Ya en la temporada pasada, con Elena sin trabajo, se rascaron con esfuerzo los bolsillos y volvieron a su fila 6 del tendido 5. Pero este año… Este año las cosas han cambiado, y mucho.

‘No entiendo nada’, se queja Roberto. ‘No entiendo a los toreros, ni a los empresarios, y, por supuesto, nunca he comprendido la demencial actitud de los distintos Gobiernos con los toros. Este año no hemos sacado el abono de Sevilla, y ya te imaginarás la razón: es que 18 corridas de toros -dos de ellas a finales de septiembre- dos festejos de rejoneo y cinco novilladas nos cuestan la friolera de 1.900 euros a cada uno. Y yo, qué quieres que te diga, ni tengo 3.800 euros para adelantárselos a Canorea, ni estoy dispuesto a pedir un préstamo para ir a los toros. Pero déjame que te razone mi decisión. En primer lugar, me sorprende que los taurinos no hayan reaccionado ante la crisis económica; en la plaza de Sevilla no solo no han rebajado un céntimo el precio de las entradas, sino que el abono ha perdido calidad e interés hasta niveles muy preocupantes. Imagínate el trío explosivo: altos precios, baja calidad y crisis económica. Pero está claro que ni las figuras, ni la empresa Pagés ni la Real Maestranza, propietaria de la plaza, están dispuestas a aceptar una rebaja de sus altos honorarios. Pero hay más: ¿tú sabes que el abonado de Sevilla no tiene beneficio alguno por adelantar el pago con meses de antelación? Sí, sí, que yo deposito por cada festejo el precio que figura en taquilla, (87 euros la corrida y 35 la novillada) sin derecho a bonificación alguna. Ahí te dejo la dirección web para que veas lo que cuesta un festejo en la feria de Sevilla.

 Pero no acaba aquí el asunto: todas las corridas tienen el mismo precio, las buenas y las menos buenas, las de preferia y las de farolillos, las de postín y las de relleno, que son unas cuantas. ¿Cómo se explica tamaño dislate? Mira, este sábado juega el Sevilla F.C. con el Barcelona, y las entradas son caras, y lo entiendo, porque el partido tiene un interés sobresaliente; pero los precios no serán los mismos cuando venga el Zaragoza. ¿Me entiendes? Pues, los taurinos no razonan así, o es que son más pícaros que nadie’.

‘Déjame que te ponga otro ejemplo: se está representando en Sevilla, en el Teatro de la Maestranza, a escasos metros de la plaza, la ópera ‘Lucía di Lammermoor’, una de las obras emblemáticas del romanticismo musical. Hazme un favor, no dejes de ver los precios y comprobarás que al negocio taurino aún le queda mucho que aprender para fidelizar a sus clientes. Y no olvides que la entrada incluye un asiento mullido, aire acondicionado o calefacción según el caso y un grandioso espectáculo de  contrastada calidad y ajeno a desagradables sorpresas’.

‘Conclusión: que Elena y yo hemos reservado entradas para las cuatro corridas que, de verdad, nos interesan; que mi mujer me ha convencido para que vayamos a la ópera, y con lo que nos sobra, que no nos sobra, no te creas, tomaremos unas copitas en la feria, que hace años que, por culpa del abono de los toros, vamos de ‘válvula’ a la caseta de mi cuñado’.

‘¿Y sabes lo que te digo? Que espabilen Canorea, los toreros y los maestrantes, o a este paso se van a quedar más solos que el palo de la bandera’.

Callejones sin salida

Por: | 16 de marzo de 2012

El tunel

Foto: Juan Pelegrín

Llegó la hora de la verdad. Ruido mediático de disputas entre figuras y empresarios al margen, ha arrancado la más desasosegante temporada taurina de los últimos tiempos. Cuando más unidad parecía necesitar la lidia, el orbe taurino ha salido en tromba derrochando rencillas en diversas trifulcas por el parné y los derechos de imagen que han desdibujado lo esencial: el camino que unas cuadrillas recorren a la hora señalada para afrontar su azaroso destino, manteniendo el paso firme desde la puerta de arrastre hacia el ruedo y proclamando eso de Aquí estoy yo, estos son mis poderes. Los callejones son los últimos testigos mudos que permanecen impasibles ante el rugir de sables que acecha a la tauromaquia. Los angostos pasillos que conducen a la arena siguen representando el último puente hacia la gloria o la enfermería, únicos propósitos que deberían rondar la mente de quienes todavía mantienen el arrojo de vestirse de luces. Todo menos la indiferencia.

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Los toros, metáfora de la vida

Por: | 12 de marzo de 2012

Fotograndetoros
Sebastián Castella entrando a matar / Foto: REUTERS. John Vizcaino

Es incuestionable que la fiesta de los toros es una metáfora de la vida. No en vano es el enfrentamiento de un ser humano con lo desconocido; una lucha abierta contra la adversidad; el afán por superar las dificultades y la búsqueda permanente del éxito. Y una semejanza más: son más, muchos más, los que en la persecución del triunfo encuentran el silencio, el olvido y el fracaso. En los toros, como en la vida, son más los perdedores que los triunfadores.

Guste o no, la filosofía de vida que rodea al mundo del toro forma parte de nuestra idiosincrasia como sociedad. De hecho, no deja de ser curioso cómo el lenguaje de la tauromaquia está incrustado en nuestro quehacer diario.

El pasado sábado,  el programa  ‘Saca la lengua’, de la 2 de TVE -cuyo objetivo es mostrar la riqueza del idioma español, su variedad terminológica y la curiosidad de las palabras y las expresiones- dedicó su emisión al análisis de la estrecha relación existente entre el lenguaje y los términos propios de la fiesta taurina.

Pero antes de continuar merece la pena recordar una frase de Octavio Paz: ‘El toreo es poesía en movimiento’, de donde se deduce que el toreo es protagonista de un modo de entender la belleza; es algo conmovedor, que afecta al espíritu; una fuente de inspiración, un modo de sentir. Algo inexplicable, tal vez.

Quizá por eso, palabras como armonía, hondura, empaque, gracia, embrujo, sentimiento… son destellos del lenguaje taurino que no pretenden más que contar la belleza intrínseca del toreo.

‘Saca la lengua’ recordó algunas palabras toreras por excelencia, como trapío, valentía, heroicidad, afición, tradición, ejemplar, encaste, bravura, mansedumbre, fijeza, recorrido, autenticidad, integridad, genialidad, entrega, solemnidad, leyenda, ilusión, fiesta,…

Y citó algunas de las expresiones habituales en el habla coloquial. He aquí algunos ejemplos: ponerse el mundo por montera, estar para el arrastre, echar un capote, coger al toro por los cuernos, estar al quite, atarse los machos, caerse del cartel, cortarse la coleta, un lleno hasta la bandera, pinchar en hueso, rematar la faena, vergüenza torera…

Pero hay más, tales como tener mano izquierda, dar una larga cambiada, hacer una faena de aliño, ser un marrajo, hasta el rabo todo es toro, no hay quinto malo, estocada hasta la bola, pegar la ‘espantá’, ver los toros desde la barrera, dar pases de castigo, pasar en falso, tomar el olivo, no tener ni un pase, salir por pies, crecerse en la faena, para desmonterarse, capear el temporal, cambiar de tercio, estar hecho un toro,  dar una larga cambiada, un brindis al sol, entrar al trapo, crecerse en el castigo.… Y tantas otras.

‘Estoy para el arrastre, y como no me eches un capote, me va a pillar el toro’; ‘me gustaría ponerme el mundo por montera y coger el toro por los cuernos, pero doy la espantá, me caigo del cartel y me corto la coleta’,…

Como la vida misma; como la fiesta de los toros, una metáfora de nuestra existencia.

Comienzan las ferias de Fallas y la Magdalena

Por: | 09 de marzo de 2012

Torosadolfo

Toros de Adolfo Martín para Fallas. / Foto: Empresa de la plaza de toros de Valencia

Mañana, sábado, comienza la feria de las Fallas de Valencia, y, al día siguiente, la Magdalena de Castellón. Ocho corridas de toros están programadas en la primera y seis en la segunda. Los precios oscilan entre los 60 euros del tendido de sombra y los 30 de las localidades de sol en ambos ciclos. Solo queda saber si las dos ferias pasarán la prueba de fuego, que no es otra que el público acuda o no al reclamo de la cartelería anunciada.

Ojalá no se cumplan los peores augurios, y los aficionados acudan en aluvión, los toros embistan, los toreros triunfen, las empresas obtengan su legítimo beneficio y, al final, todos contentos.

Pero no están los tiempos para esperar milagros. Sobre todo, cuando son los propios toreros (las llamadas figuras en primer lugar) quienes más piedras ponen en el camino del futuro de la fiesta de los toros.

Eso se deduce, al menos, de las dificultades que ha aireado el empresario de Valencia a la hora de confeccionar los carteles. Como se sabe, el grupo de toreros integrado en el llamado G-10 ha decidido que la empresa ASM gestione sus derechos de imagen, lo que ha supuesto que diestros como El Juli, Morante y Perera no figuren en los carteles, y que, a la postre, las combinaciones carezcan del atractivo que exige una feria de primera.

La taquilla dirá con claridad si es el momento oportuno de que los toreros planteen sus reivindicaciones de imagen.

¿Y los carteles de Castellón? Pues son igualmente insulsos en la nómina de toreros. Y lo curioso es que en esta feria no hay problema de derechos televisivos. Preguntado el empresario, afirma que ha mantenido conversaciones con distintas figuras, pero que no ha sido posible alcanzar un acuerdo en el terreno económico. Es decir, que da la impresión de que la torería andante considera que la crisis económica no va con ella. Ya se verá en qué acaba esta ‘inteligente’ estrategia.

Por fortuna, la empresa de Castellón le ha dado vueltas a la imaginación y ha confeccionado tres carteles toristas -los tres últimos días de feria- en los que combina toros de Miura, Cuadri y Victorino Martín. Ojalá surta el efecto deseado y promueva el interés de los aficionados.

Sea como fuere, la suerte está echada, y lo que ocurra en Valencia y Castellón marcará, de algún modo, el curso de esta temporada.

De momento, aquí están los carteles de la feria de Fallas:

10 de marzo, sábado.- Toros de Adolfo Martín, para José Calvo, Javier Castaño y David Esteve.

Domingo, 11.- Toros de Jandilla, para Manuel Díaz "El Cordobés", Francisco Rivera "Paquirri" y David Fandila "El Fandi".

Lunes, 12.- Novillos de Javier Molina, para el mexicano Sergio Flores, López Simón y Pascual Javier.

Martes, 13.- Novillos de El Parralejo, para Conchi Ríos, Fernando Adrián y Román Collado.

Miércoles, 14.- Toros de Valdefresno, para el francés Thomas Duffau, el mexicano Diego Silveti y Jiménez Fortes.

Jueves, 15.- Toros de Alcurrucén, para Curro Díaz, Matías Tejela y Alberto Aguilar.

Viernes, 16.- Toros de Garcigrande, para Juan José Padilla, José María Manzanares y Alejandro Talavante.

Sábado, 17.- Toros de Zalduendo, para Enrique Ponce, Sebastián Castella y Arturo Saldívar.

Domingo, 18.- Toros de Fuente Ymbro, para Diego Urdiales, Iván Fandiño y David Mora.

Lunes, 19 (matinal). Rejoneo. Toros de Fermín Bohórquez, para Andy Cartagena, Diego Ventura y Joao Moura.

Lunes 19 (tarde). Toros de la familia de Niño de la Capea, para Enrique Ponce, "El Cid" y Daniel Luque.

Los carteles de la feria de la Magdalena de Castellón son los siguientes:

Domingo, 11 de marzo: Toros de Fuente Ymbro, para Diego Urdiales, Matías Tejela e Iván Fandiño.

Lunes, 12: Rejoneo. Toros de Los Espartales, para Fermín Bohórquez, Andy Cartagena, Sergio Galán, Manuel Manzanares, Joao Moura y Noelia Mota.

Martes, 13: Erales de Fernando Peña, para Jorge Expósito, Varea y Vicente Soler.

 Miércoles, 14: Novillos de El Parralejo, para Conchi Ríos, López Simón y Fernando Adrián.

Jueves, 15: Toros de José Luis Marca, para El Cid, El Fandi y Abel Valls.

Viernes, 16: Toros de Jandilla, para Enrique Ponce, Sebastián Castella y Daniel Luque.

Sábado, 17: Tres toros de Victorino Martín y tres de Celestino Cuadri, para Uceda Leal, Alberto Aguilar y Rubén Pinar.

Domingo, 18: Tres toros de Cuadri y tres de Miura, para Javier Castaño, Rafaelillo y Serafín Marín.

Lunes, 19: Tres toros de Miura y tres de Victorino, para José Luis Moreno, Luis Bolívar y Paco Ramos.

 

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