“En Las Ventas se preside bien porque el nivel de exigencia es el más alto”

Por: | 24 de mayo de 2012

LOS PERSONAJES DE LA FIESTA
EL PRESIDENTE DEL FESTEJO. JULIO MARTÍNEZ

  

Esta será la octava temporada para Julio Martínez como presidente del palco de la plaza de toros de Las Ventas. Además de su responsabilidad como máxima autoridad en los festejos taurinos y su pertenencia en activo al Cuerpo de Seguridad del Estado como inspector jefe de la comisaría de Moncloa-Aravaca, el presidente madrileño es un hombre inquieto embarcado en dos proyectos: como Secretario General de la Asociación Nacional de Presidentes de Plazas de Toros (ANPTE) ha sido uno de los impulsores en la creación de un máster universitario para formar a presidentes de espectáculos taurinos y como miembro de la comisión de la Coordinadora Internacional de Tauromaquia que presentará en la Unesco la candidatura para la declaración de la fiesta de los toros como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. 

En la breve presentación al inicio de la entrevista Julio Martínez expone con ritmo rápido: “Hay tres ingredientes básicos que debe reunir un presiente de un coso taurino: ética, imparcialidad y filantropía, porque no hay dinero que pueda pagar el honor de presidir esta plaza. Con lo cual, no se debe tener vinculación con los estamentos de la fiesta”. Nacido en Cuenca, aficionado a la sociología desde sus años universitarios, Martínez sostiene que en Las Ventas "se preside bien porque el nivel de exigencia es altísimo, sólo hay que ver lo que sale al ruedo”, circunstancia de la que se siente responsable por su cometido taurino, defendiéndose así de las críticas sobre el confuso criterio mantenido por los miembros del palco en los últimos encierros lidiados en Madrid. Tan apasionado, expeditivo, vertiginoso resulta en la conversación que para la trascripción de sus argumentos se hace necesario rebobinar varias veces la grabadora. “Pregunta lo que quieras”, dice.

¿A qué se debe esta iniciativa de formar presidentes de plazas de toros en un máster universitario? El presidente de los festejos era una figura aislada que salía de un proceso de elección aleatorio. Esto es un daño para la fiesta, precisamente porque debe haber un control y un rigor sobre en el conocimiento que debe tener el presidente en materia de reglamentos, ganaderías y, en definitiva, de un montón de cosas.

En su opinión, ¿no es necesario pertenecer al cuerpo policial para presidir un festejo? Cuando se trata de Las Ventas, la primera plaza del mundo, comparto que los presidentes sean miembros policiales, sencillamente porque están mejor preparados para aguantar las presiones.

¿Se entiende que los presidentes de los palcos necesiten constituirse en agrupaciones? ¿No compromete la imparcialidad de quien debe asumir las tareas de máxima autoridad en los festejos taurinos? A partir del momento en que las autonomías nombran a las personas que deben tener la máxima autoridad en los festejos, el criterio de selección es más que dudoso, en el que pueden entrar desde el amiguismo hasta el nepotismo. Es decir, que deja mucho que desear. Nos encontramos que el auténtico enemigo del toro de lidia está dentro, y no es otro que la falta de control y rigor. Por consiguiente, nos estamos cargando el espectáculo. Lo que está sucediendo en las plazas es la pérdida de sensibilidad desde dentro: el protocolo contra el fraude no avanza, la atomización reglamentaria es una barbaridad, por no hablar cuando a los toros se les pone en una diana como en Cataluña. Los presidentes pretendemos retomar la arquitectura del rigor, la lucha contra el fraude, la unificación reglamentaria, aspectos imprescindibles en estos momentos. De ahí viene la necesidad de acometerlo desde una asociación. Estamos convencidos que no hay otra salida.

La Asociación quiere poner en marcha un registro de presidentes de festejos taurinos, en el que podrán inscribirse quienes hayan realizado este máster universitario. ¿También fijará unos honorarios en función de los festejos y de la categoría de la plaza? Respecto a los honorarios siempre hemos defendido el carácter altruista, filantrópico, de no participación y no dependencia de ningún sector. El instrumento para garantizar la autoridad en los palcos es la constitución de un registro a modo de un colegio profesional. Lo correcto sería, en todo este caos absoluto existente en la fiesta de los toros, la creación de una Secretaría de Estado con competencias en todo el territorio nacional.

¿No le parece esta reivindicación demasiado romántica una vez que las competencias autonómicas están realizadas y desarrollas? No. Hay que luchar. No hay otra salida. Da igual la carga poética.  

¿Qué opinión tiene del paso de los toros del Ministerio de Interior al de Cultura? En este asunto hay un componente simbólico que satisface a simple vista. Me pregunto qué competencias tiene el Ministerio de Cultura, cuando la realidad es que son simbólicas y no tiene una estructura central. Se han vendido como una gran campaña publicitaria, al mismo tiempo que nos encontramos con un gran desorden en el mundo del toro.

¿Prefiere que las competencias se hubieran quedado en Interior? Prefiero que existan competencias, que se asuman, y que haya un órgano central, se llame Secretaria de Estado de Seguridad, o se llame Dirección General. Es indiferente el ministerio. Simplemente debe tener competencias para evitar esta hinchazón. El problema es quién le pone el cascabel al gato.

¿Confía es este Gobierno al respecto? No es cuestión de fe.

¿Qué debería abarcar esa Secretaria de Estado del Toro que usted propone?  Tutelar y coordinar el amplio mundo del toro, con un programa extenso que iría desde los tipos de IVA, la calidad en las ganaderías, la seguridad jurídica… En definitiva, todo lo que se puede definir como arquitectura del toro.

¿Lo ve fácil? No

¿Por qué? Únicamente hay que fijarse en el mapa autonómico de las transferencias. Una cuestión importante sería levantar la prohibición en Cataluña, aunque comprendo que es complicado, puesto que supone un desafío a nivel superior. Lo que no se debía haber hecho jamás es sentarse en aquella comparecencia parlamentara.

¿Cuánto tiempo hace que preside en el palco de Las Ventas? Ocho años. Previamente, tuve un rodaje de dos años en el callejón, con los equipos del delegado gubernativo. Cuando empecé a amar los toros, fue cuando empecé a saber de toros.

 

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Julio Martínez en su palco de Las Ventas el pasado día 11 de mayo, La fotografía fue publicada en el blog El redondel taurino y cuyo autor es Ricardo Relvas

¿Se preside bien en Madrid? Sí.

¿Puede explicarlo? Sólo hay que ver cómo está el listón de exigencia, de lo que sale al ruedo, si lo cotejamos con otras plazas. No hablo de aspectos empresariales. Los presidentes somos conscientes de que cuando las decisiones provenientes del palco de Madrid se reblandezcan, el mundo del toro sufriría grandemente. Debe haber un listón altísimo si creemos en unos estándares de calidad, siempre que se haga con la mayor imparcialidad, por supuesto. El debate y la polémica son necesarios, y si no se producen se estará ante un espectáculo sin ningún interés. Aunque, hay sectores interesados en que desaparezca la calidad y el control en el espectáculo.

¿A qué sectores se refiere? Para los profesionales implicados en el espectáculo, y también los que viven de su actividad económica, siempre es perturbador tener un palco exigente que impone reconocimientos, trapío, rigor, control… Por tanto, todos están obligados a entenderse. Sin una figura presidencial fuerte, el espectáculo se descompone.

¿Hay fraude en los espectáculos? Naturalmente.

¿En qué aspectos? El primero, en el fundamental, en el trapío del toro. Es algo básico, donde se debe exigir un mínimo de calidad. Después está el afeitado, que es de dominio público, a pesar de que es muy difícil plantear una respuesta debido a la descentralización de actuaciones. Donde más dificultades encontramos es en el análisis de muestras biológicas, concretamente en el dopaje. Y ahora estamos abriendo el debate de las fundas en los pitones de los toros, que hasta el momento es una figura en blanco por su reciente aparición y la escasez de material estadístico.

En su opinión ¿las fundas en los pitones supone una manipulación? Sí, aunque dejo al criterio de los técnicos qué se debe hacer con todo esto.

En Madrid, ¿cuántas astas se mandaron a analizar por sospecha de afeitado el año pasado? En esta plaza es poco probable que se dé el afeitado por tratarse de un referente, de un espejo, para los ganaderos y aficionados. No recuerdo exactamente el número, pero posiblemente fueran tres o cuatro.

En todos los reglamentos está muy bien explicado el protocolo a seguir para la comprobación y la sanción cuando el fraude se produce. Habría que explicar a los aficionados que todos los reglamentos autonómicos son copias del estatal, donde este protocolo está muy bien especificado, desde la toma de muestras hasta su custodia. Pero, no hay respuesta práctica por parte de las administraciones a cerca de los organismos que deben realizar estas pruebas. Donde existan competencias propias se deberían asegurar la existencia de estos centros y, por tanto, pagarlos, mantenerlos y que fueran viables para sus fines. Hay que exigir que lo contemplado en el reglamento sea posible. Si no, esta vigilancia no vale para nada.

¿Por qué los dictámenes de los reconocimientos que se realizan en la plaza no se hacen públicos? Yo haría los reconocimientos abiertos, por funcionalidad, para que se viera con trasparencia y se apreciara cómo se procede a la selección o al rechazo de las reses, dentro de las limitaciones de encastes y tipos, además de las condiciones obligatorias y reglamentarias, por supuesto. También, para que se entendiera este listón tan alto que hay en la plaza de Madrid. Las actas son un proceso administrativo que están en poder del delegado gubernativo, pero, en cualquier caso, creo que no habría ningún inconveniente en hacerlo así.

¿Usted ve un futuro inmediato y factible para la fiesta de los toros? Son muchas cosas las que están afectando gravemente a la fiesta: una crisis económica galopante; la falta de unión por nuestra parte; las torpezas cometidas; las uniones que no funcionan como la Mesa del Toro y el llamado G10; el paso al Ministerio de Cultura -que nadie sabe lo que es-; los ayuntamientos que dan menos ayudas a los festejos, los ataque antitaurinos… Mi opinión es que hay que devolver la esencia a la fiesta con la presencia del toro bravo de raza, que se produzca emoción y que el aficionado crea en este espectáculo otra vez. 

Hay 6 Comentarios

patéticos intentos de que la tortura animal sea considerada patrimonio de la humanidad. qué gentuza

Un vistazo a ese palco y las pintas que se gastan los asistentes incluido el baranda, nos habla de la cosa taurina más que diez tratados. ¿Cuando se va a abolir esto?

la tortura ni es arte ni es cultura abolicion ya x favor.

¡Qué tiempos aquellos! ¡Torrrrrrrrreeeeeeennnnnnnttttttttteeeeeeeee tooooonnnnnnntttoooooooooooooooooooooooo! Y de ahí salió el Torrente, brazo tonto de la ley. Salva, no te olvidamos.

La muerte de un ser vivo sólo puede ser considerada "arte" por personas de lo más primitivas, con erróneos conceptos de lo que es la vida y el respeto por la misma.
El "arte" y "espectáculo" sería tal, si los que se jactan de arriesgarse ante animales atontados y no entrenados para defenderse en tal situación, lo hicieran en el entorno natural de los mismos y ante los mejores ejemplares, demostrando su capacidad de sobrevivir a tales encuentros.
En última instancia, más digno y respetuoso era el espectáculo de los atletas griegos (cretenses de Cnosos) realizando acrobacias circenses sobre el lomo de los toros, evitando sus cornadas en lo que se puede hallar por Google como "salto del toro" o como imágenes de lo que se denominó taurocatapsia (aquí un ejemplo: http://www.elartetaurino.com/taurocatapsia.html ).
Transformar a las "corridas" en un arte atlético acrobático incruento sería una verdadera demostración de avance evolutivo, en lugar de anclarse en la pervertida brutalidad de asesinar una forma de vida inocente, en un contexto ajeno al que le es propio y completamente anacrónico a la toma de consciencia que está comenzando a prevalecer en la humanidad.
Sin ir más lejos, hasta en la puna Argentina hay una "fiesta" mucho más noble, con raíces religiosas, denominada "Toreo de las Vinchas" (nota que da idea: http://archivo.lavoz.com.ar/suplementos/turismo/07/08/12/nota.asp?nota_id=103590 )

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Primer Aviso

Sobre el blog

El mundo de los toros visto por los periodistas de EL PAÍS. Rigor, exigencia y sensibilidad para analizar un arte que vive uno de los momentos más complejos de su historia.

Sobre los autores

Antonio Lorca es crítico taurino en El País. Amante del toro en el campo, en la plaza y en el plato. Hijo del Capitán Trueno, venera a los héroes de carne y hueso ya vistan de oro o plata, vayan a pie o a caballo. Por favor, no le digáis a mi madre que soy periodista; ella, orgullosa de mí, cree que soy banderillero...

Rosa Jiménez Cano. Periodista de EL PAíS especializada en Tecnología, aficionada a los toros desde su niñez. Como cualquier abonado de Las Ventas reparte su corazón entre Chenel, Esplá y los hierros más duros. Se derrite cuando a Morante le da por torear.

Quino Petit es periodista de EL PAÍS. Desde 2006 escribe reportajes en El País Semanal. Durante la adolescencia sufrió un shock leyendo la biografía de Chaves Nogales sobre Juan Belmonte y persiguió a Curro Romero y a Rafael de Paula hasta que ambos se cortaron la coleta. Desde entonces no persigue a nadie. Tampoco ha vuelto a ver torear tan despacio.

Paz Domingo, periodista de El País y admiradora de la portentosa belleza que atesora el toro de lidia, cuando se da con toda la integridad física y temperamental, con la fuerza descomunal que representa su genio, acometividad, defensa, y resistencia al sometimiento.

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