LOS PERSONAJES DE LA FIESTA
LA MADRE DEL TORERO. ANA MARTÍN
Madre de toreros: de José Pedro Prados, El Fundi, de Ángel Luis Prados -subalterno retirado- y del picador David Prados.
En la imagen Ana Martín y su hijo el torero José Pedro Prados, El Fundi. Fotografía del blog Del toro al infinito
Es Ana a secas. No le gusta que le llamen doña, porque saca su carácter con firmeza. Tiene 77 años y “una vida muy trabajada”. Se siente muy orgullosa de ser la madre de seis hijos, tres de ellos toreros, una circunstancia que le ha hecho ser más fuerte pero sin renunciar a ser “una mujer normal”. Bien podría ser una madraza de coraje inagotable, protectora y siempre atenta a la familia, como muchas de esta generación salida de la posguerra, pero en nada se parece a la anécdota que rodea a las mujeres de toreros que se sientan a rezar esperando noticias con el alma en vilo. Todo lo contrario. Con la maleta preparada va a donde su hijo Jose, -José Pedro Prados, El Fundi, tenga que torear. “¿Por qué? Porque para lo bueno y para lo malo quiero estar allí”. Hoy mismo, el día y el año de la retirada de este torero de Fuenlabrada después de 25 años de oficio, se sentará junto a sus fieles amigos en un tendido de Las Ventas y nadie la conocerá. “Nadie sabe quién soy, y es mejor así”.
Ana vive en el centro de Fuenlabrada, en una casa nueva levantada en el espacio que perteneció a su familia desde mucho tiempo atrás. Desde la ventana, desde su mesa camilla, mira esta plaza recogida con historia vieja, en la que han hecho un pequeño monumento que recuerda la figura torera de Jose. No hay fotografías de sus hijos vestidos de toreros, ni trofeos que inunden el espacio, ni pistas taurinas en el ámbito familiar. Los detalles que la rodean son algunas revistas de toros “en la que sale” su hijo, el rosario colocado en un estuche diminuto y la bolsa de la labor de ganchillo. Pero, cuando se trata de torear, la primera es ella, en los sorteos, en la plaza, en la puerta de la enfermería… Lo mismo da el sur de Francia -que conoce como la palma de su mano- que Las Ventas. Ahí va la madre de un torero, a sufrir por su hijo y por los avatares injustos que se dan en este mundo de toros. Ella lo cuenta con cierta insatisfacción, aunque con mucho alivio, en esta retirada definitiva de El Fundi, el torero de Fuenlabrada, al que "le queda la espinita" de la Puerta Grande madrileña.
El subalterno Ángel Luis Prados, actualmente retirado, en una imagen de 2009.
¿De dónde le viene a esta familia la afición taurina? Mi hijo Ángel Luis, el mayor, empezó con este gusanillo de los toros. Estuvo en la escuela taurina de Madrid. No llegó a tomar la alternativa por las secuelas que le produjo una fuerte cornada que le dio un novillo en Llodio. Después, a José Pedro empezaba a gustarle esto. “Yo también quiero ser torero, madre”, me dijo. Le respondí. “Ya sabes cómo andamos en casa, sin nada que nos sobre”. Pero, volvía del colegio y se marchaba a la escuela del Batán, a pesar de que siempre andaba recordándole que tenía que hacer los deberes. (Ana entonces, mira para atrás) En mi familia nos ha gustado siempre mucho los toros. Mi abuela, la madre de mi padre, y mis tías eran las primeras en subirse a los carros que se ponían en la plaza del ayuntamiento para los festejos, y hasta llamaban a los toros con el delantal. Por aquel entonces, para traer los toros a los encierros por el campo, se ofrecían caballistas, y mi padre se llevaba algunas reprimendas de los guardias, porque como no tenía caballo, sino un borrico con las patas tiesas, no dejaba de intentarlo. Y ahora, a todos mis hijos les ha gustado esto de los toros y los encierros.
¿Cómo se fue desarrollando esta voluntad torera? Ángel Luis, que ya parecía que no iba a volver, después de lo de la cornada, me dijo que quería meterse en la cuadrilla de José Pedro. Quería intentarlo, pero Ángel Luis ha tenido muy mala suerte, le han dado muy fuerte los toros. Han sido cuatro cornadas muy graves, la última cuando toreaba en la cuadrilla de Cayetano. Ahora, debido a la medicación que toma ha decidido retirarse definitivamente.
Pero, ¿cuándo decide que va a acompañar a sus hijos a las plazas donde debían torear? Siempre ha sido mi marido el que acompañaba a mis hijos. A mí no me dejaba, era un poco especial. Cuando mi marido murió, me dije que no volvía a pasar lo que me ocurrió con la cornada de Ángel Luis que te he contado, pues fui la última en llegar para ver a mi hijo. Siempre, voy acompañada por unos amigos de toda la vida que siguen a Jose desde que era novillero. Son ellos los que me dicen: “Ana, ¿nos vamos? Y yo voy a donde tenga que ir. Prefiero estar ahí.
Monumento a El Fundi en la antigua plaza del Ayuntamiento de Fuenlabrada, ahora llamada De los cuatro caños. Al fondo, el local de la Peña Taurina Los Toretes.
¿A usted, entonces, ya la conocerán como la madre del torero? No. Nadie sabe que yo soy la madre, a no ser que sea alguien muy cercano. Si me saludan, soy discreta. No le doy mucho paripé. Incluso, si alguien me reconoce, hago como que no sé lo que me preguntan. El domingo que actuó Jose en Madrid (se refiere al festejo del domingo de Resurrección en el que El Fundi sustituyó a Curro Díaz y que cortó una oreja) venía con estos amigos desde Arlés. Nos levantamos temprano, comimos un bocadillo en el camino para no parar y estar a tiempo en Madrid. En el tendido un joven me preguntó: “¿Es usted la madre del maestro?” “¿De qué maestro?”, dije. “Pues, de El Fundi”. Como el chico estaba enterado de todo, era periodista al parecer, pues al final tuve que decir que sí, que era su madre. Pero, prefiero que nadie le sepa.
El joven diestro José Pedro Prados, El Fundi, en la temporada de 1990. Fotografía de Antonio Gabriel.
¿Y José Pedro está de acuerdo con que usted esté en la plaza? Al principio no quería, incluso desde la época de Joselito y El Bote. Una vez le pregunté: “Hijo, ¿te pones nervioso porque esté en la plaza?” “No madre, es que vas a oír muchas cosas…” “Bueno, si es por eso no te preocupes, ya oiré yo lo que quiera”. Creo que me comprende. El sabe que estoy allí, y lo que pase es mejor saberlo cuanto antes. Antes de la caída del caballo de Jose, toreó en Bayona, y le cogió el toro. Cuando llegara a la enfermería ya estaba yo allí.
También ha tenido percances serios... Sí, es verdad, pero no tan fuertes como los que tuvo Ángel Luis. El más grave fue la caída del caballo. En el fondo ha tenido mucha suerte porque ha peleado con toros de mucho peligro. En Francia le llaman “el capitán general”, y tiene pena porque allí no se ha despedido como le hubiera gustado.
El Fundi durante su actuación en la corrida de Miura, durante la Feria de Abril de Sevilla en 2009. Fotografía de García Cordero.
¿Se considera usted una entendida? Entendida, no. Entiendo porque son muchos años los que llevo viendo toros. Sé ver al animal, si repite, que no hace extraños, o que sí, o que hay que meterlo poco a poco en la muleta…
David Prados, el tercer hijo torero, es picador y acompaña a El Fundi en su cuadrilla. Fotografía: Las Ventas.
¿Es definitiva esta retirada de El Fundi? Sí. Aunque David que es picador sigue. Esta temporada continuará con su hermano y con Julio Aparicio.
Su hijo ha lidiado en todos estos años con las ganaderías más duras y su condición de figura se debe a estos animales que nadie quiere torear… Para mí no hay más figura que mi hijo porque se ha adaptado al toro grande y al chico. Hablo con él de la condición de los toros que se dan cuando actúan las figuras, y me pregunta: “¿Qué le ha parecido el ganado, madre?” “Que los toros no han servido.” “¡Vaya, ya estamos!” ¡Con lo que ha toreado mi hijo…! Victorino, Miura, Escolar, lo del Cura…y los más grandes… así veinticinco años desde que empezó con esto de los toros…
¿Usted reza? Me gusta rezar y voy a misa a diario y ahora estoy en una situación más dura por… (Se emociona, quiere contar sus graves preocupaciones)…
No quería hacerle llorar. Soy valiente, y muy dura… Me siento muy orgullosa de todos mis hijos.
Siempre tiene la maleta preparada. Bueno, puede decirse que sí. Como no soy una mujer que necesite componerse, pues tardo poco en prepararme. Soy normal y corriente.
¿Cómo se siente desde que José Pedro ha dicho que ésta es su última temporada? Contentísima, porque la verdad es que si torea lo paso mal. Después del accidente del caballo tampoco tuvo mucha suerte porque le podían haber metido con figuras, pero los empresarios le dieron de lado. Además, empezó a torear antes de tiempo y la pierna no le funcionaba totalmente.
Retrato de El Fundi en la temporada de 2008. Fotografía de García Sevillano.
¿Hay alguien en la familia que quiera continuar con este oficio? No. No quisiera. Parece que a mis nietos les están fomentando el fútbol, que les gusta mucho.
No veo recuerdos, ni cuadros, ni fotografías… Me he trasladado hace poco de la casa que tuve desde que me casé en la calle de Las Navas. Aquí ha vivido siempre mi familia paterna. Tengo algunas fotografías que aún no he tenido tiempo de poner. Los trofeos de Jose que guardo son los más feos, los interesantes se los ha llevado él a su casa. Tampoco quiero llenar la casa de trastos, que luego hay que limpiar.
Tiene revistas taurinas, parece que le gusta leer. Cuando sale mi hijo, me intereso por lo que se pone.
En su opinión, ¿la crisis económica está afectando al mundo de los toros? ¿Crisis?, no será cuando torea Morante o en los llenos de los partidos de fútbol. Está afectando el tema de los toros, y eso que yo no soy torista. Comprendo que hay que tener mucho valor en cualquier circunstancia, pero los toros de ahora…
¿Qué debería tener la fiesta en estos momentos en que el espectáculo de los toros parece estar en decadencia? Más justicia. Mira, no es justo que un novillero tenga que pagar los gastos o se quiten unos a otros de los carteles.
Como madre de toreros, ¿cree que han tenido suerte en este mundo de toros? Mis hijos todo se lo han buscado ellos. Respecto a José Pedro, creo que no ha tenido mucha suerte con los apoderados, aunque ahora con Galindo le ha ido un poco mejor.
¿Cuál ha sido el mejor recuerdo que tiene de estos años? ¿Y el peor? El mejor fue una tarde en Beziers. Era un día ventoso, de tormenta, como un huracán. Como también vamos a los sorteos, vimos en los corrales todas las corridas que se iban a lidiar en la feria. La de Miura sobresalía entre todas, y me dijo Ángel Luis: “Es la de esta tarde”. Había uno 720 kilos, bonito, grande, muy bien hecho, otro de 620, y los otros más pequeños. Bueno, se preparan las bolitas, y le tocan los dos a Jose. ¡Qué rato pasamos mirando al cielo! Decía Ángel Luis, que lo mejor es que siguiera lloviendo para coger la furgoneta camino de casa. Pero, a la hora de la corrida empieza a clarear. “¿Y la plaza?”, pregunté. “La están arreglando”, me dijeron. Efectivamente, allí estaban con dos palas y arena adecentando el piso. ¡No veas que nervios! Sale el toro. Bufaba de qué manera. Al otro lado del animal, ni se veía mi hijo. ¡Qué momentos nos dio! Pensaba: ¡y ahora para matarle…! Pues, José Pedro le dio un estoconazo de impresión. Dos orejas le concedieron. Lloré lo que no te puedes imaginar, pero en Francia hay aficionados que saben valorar muy bien el esfuerzo, que se mueven de un pueblo a otro, que saben apreciar el talento y la torería. El peor momento me sucedió en un pueblo de Salamanca, que no recuerdo ahora el nombre. Nunca había visto una cosa igual: un toro con dos estoques metidos, con banderillas negras y la gente tirando botes que estaban llenos… Fatal, no recuerdo otra tan mala…
¿El estamento taurino ha sido justo con José Pedro? Con él no, empezando por los despachos. Dice que este mundo es así, pero a mí no me parece justo que quiten a un torero porque como venga otro ofreciendo menos; como tampoco que se cobre igual, o menos, con los miuras que con otros toros de mayor éxito para el toreo.
Hay 1 Comentarios
Me voy a permitir, en este foro, plasmar unas escuetas letras. El motivo es que hoy 9-11-13, he tenido, el placer de compartir unos minutos dialécticos, con una gran señora, se trata de doña Ana, aunque ella prefiere omitir el apelativo de "doña", su modestia, que tan grande como su corazón, se lo impide. He tenido, pues, la suerte de compartir una comida, cuyo ambiente era muy taurino, y donde casualmente tenía enfrente, a esta gran mujer que a su vez estaba al lado de su hijo Ángel Luis. Entre las muchas cualidades que posee, esta buena mujer, es la de ser una excelente conversadora, y sin yo pretenderlo, pero muy gustoso por mi parte, me ha contado un montón de cosas de su dilatada vida, como madre de toreros. Por eso quiero darla las gracias por haberme hecho pasar un rato muy agradable, y desde aquí desearla que continúe con esa fortaleza espiritual que tiene y que la vida sea tan generosa con ella como ello lo es con los demás, se lo merece. Gracias Doña Ana.
Publicado por: Tomás Suárez | 09/11/2013 20:59:45