Primer Aviso

Sobre el blog

El mundo de los toros visto por los periodistas de EL PAÍS. Rigor, exigencia y sensibilidad para analizar un arte que vive uno de los momentos más complejos de su historia.

Sobre los autores

Antonio Lorca es crítico taurino en El País. Amante del toro en el campo, en la plaza y en el plato. Hijo del Capitán Trueno, venera a los héroes de carne y hueso ya vistan de oro o plata, vayan a pie o a caballo. Por favor, no le digáis a mi madre que soy periodista; ella, orgullosa de mí, cree que soy banderillero...

Rosa Jiménez Cano. Periodista de EL PAíS especializada en Tecnología, aficionada a los toros desde su niñez. Como cualquier abonado de Las Ventas reparte su corazón entre Chenel, Esplá y los hierros más duros. Se derrite cuando a Morante le da por torear.

Quino Petit es periodista de EL PAÍS. Desde 2006 escribe reportajes en El País Semanal. Durante la adolescencia sufrió un shock leyendo la biografía de Chaves Nogales sobre Juan Belmonte y persiguió a Curro Romero y a Rafael de Paula hasta que ambos se cortaron la coleta. Desde entonces no persigue a nadie. Tampoco ha vuelto a ver torear tan despacio.

Paz Domingo, periodista de El País y admiradora de la portentosa belleza que atesora el toro de lidia, cuando se da con toda la integridad física y temperamental, con la fuerza descomunal que representa su genio, acometividad, defensa, y resistencia al sometimiento.

Los toros, según Anciones

Por: | 11 de mayo de 2012

Br José Tomás
El diestro José Tomás visto por Anciones.

Los toros, según Anciones es el título de la exposición que recopila más de cien dibujos taurinos del artista Onésimo Iglesias Anciones (Valladolid, 1938; Madrid, 2002). La Asociación de Periodistas Europeos y la Fundación del Diario Madrid son los organizadores de esta muestra, en la que se incluyen los apuntes que el pintor tomaba al natural en la plaza de toros de Madrid durante las ferias de San Isidro -desde 1984 hasta 2001-, publicados en este diario (EL PAÍS) junto a la crónica del festejo de Joaquín Vidal. Aguatintas, acuarelas, óleos se suceden en la magia del instante único, como la belleza de las imágenes en la memoria del aficionado. El presidente del Senado, Pío García Escudero, fue el encargado de su inauguración y este homenaje al pintor y periodista permanecerá abierto hasta el 31 de mayo.

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Joselito, 1912. EL PAÍS, hace un siglo

Por: | 10 de mayo de 2012

Joselito 1912 foto Manuel Cervera br
Fotografía de Joselito en la tarde de su presentación en Madrid el 13 de junio de 1912. Fotografía de Manuel Cervera. (Antología Taurina, de Juan Manuel Sánchez Vigil y Manuel Durán Blázquez. Espasa)

José Gómez Ortega, Joselito, el menor del los Gallos, emprendía con rapidez en la temporada de 1912 su paso de novillero a matador de toros, convirtiéndose entonces -el 28 de septiembre en Sevilla-, a los diecisiete años, en el torero más joven en tomar la alternativa. Este año meteórico y decisivo para el sevillano despertó gran curiosidad entre los aficionados por el éxito que obtuvo en Madrid y en casi todas las plazas importantes de provincias, además de una expectación enfebrecida en un momento en que la rivalidad entre Bombita y Machaquito decaía. Su poderosa actitud, su sabiduría en el manejo de la lidia, su fuerza resolutiva ante las dificultades provocaron encendidas y variadas reacciones en los cronistas de la época. Entre ellos se encontraba Mangue, seudónimo de Santiago Oria, periodista parlamentario y taurino, encargado de la sección de toros de EL PAÍS de la época. A partir de esta confluencia en el tiempo y en el éxito, se elabora un recorrido por la temporada triunfal de Gallito Chico, y cómo quedó reseñada en el “diario republicano progresista”, fundado el 22 de junio de 1887.

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Feria de San Isidro, un insulso maratón

Por: | 09 de mayo de 2012

 

Juan Manuel, un aficionado madrileño de los de verdad, muestra su enorme sorpresa por la variada oferta de abonos que ha recibido para la feria de San Isidro de este año. Es la primera vez que le ocurre, afirma, en su ya larga vida de asiduo visitante a la plaza de Las Ventas. Algo importante y grave parece que se está cociendo en la cocina del espectáculo taurino cuando, hasta hace poco tiempo, era impensable acceder a la condición de abonado en Madrid y hoy se buscan con lupa nuevos aspirantes. No hay que estar en posesión de un master para entender que algo serio está pasando que provoca el abandono de clientes de toda la vida, y que lo que antes era un negocio redondo, pueda estar hoy en la antesala de la ruina.

Mañana comienza la Feria de San Isidro, un auténtico maratón taurino formado por 31 festejos: 24 corridas de toros, 3 novilladas y 4 espectáculos de rejoneo, y que se extiende hasta el lejano 10 de junio, incluido el extraño apéndice de la Feria del Arte y la Cultura, que más bien parece un ardid político-empresarial para aumentar festejos y beneficios.

Taurodelta es la empresa elegida por la propiedad de la plaza, la Comunidad de Madrid, para gestionar la temporada, y, en consecuencia, la primera responsable de los carteles presentados, que, a su vez, han sido aprobados por el Gobierno que preside Esperanza Aguirre. Al final, una y otra han estampado su firma debajo de una cartelería isidril anodina e insulsa, que no provoca entusiasmo alguno, cuajada de combinaciones sin interés, de toros y toreros que dicen poco, y que, al fin y a la postre, son la causa fundamental del abandono de los clientes.

Se habla también de la crisis económica, y será verdad, qué duda cabe, que influye en el ánimo de gasto de los aficionados, muchos de ellos miembros de las clases pasivas que deben mirar con lupa el destino de sus pocos ahorros. Pero esta feria madrileña adolece de una preocupante falta de ilusión, motivo fundamental de la aparente desidia que sufre la taquilla.

Entre los 31 carteles presentados, no hay ni uno solo, ni uno, que sea noticia en sí mismo por el anuncio de una de esas hazañas irrepetibles que pretenden dejar huella para siempre. No hay ningún riesgo excepcional, ninguna figura que se atreva a dar un paso adelante, ninguna terna que atraiga por sí misma la atención mayoritaria del público. Por el contrario, se suceden los carteles como churros, uno detrás de otro, sin solución de continuidad, pero igualmente faltos de vida y motivación. Huelen a naftalina, a bollería industrial, incolora e insípida…

Dos toreros actúan tres tardes, Sebastián Castella y Manuel Jesús El Cid, y qué casualidad, pero son dos de las figuras que han pasado de puntillas por la reciente Feria de Abril de Sevilla, y cuyo crédito ha bajado sensiblemente.

En el extremo contrario está José María Manzanares, triunfador absoluto en la Maestranza, que se anuncia dos tardes en las Ventas, pero se cuida el cuerpo, y lo hace con los mismos hierros que lidió en Sevilla, Victoriano del Río y Núñez del Cuvillo. Es decir, hazañas, ni olerlas. Es el  mismo caso del artista Morante de la Puebla, que se presenta en Madrid con dos corridas al modo más cómodo, moderno y comercial.

No están José Tomás, y se supone que por motivos propios y no aclarados, ni El Juli, por razones económicas y para que sepa que quien se mueva no sale en la foto. Julián López lidera el llamado G-10 y las empresas importantes le están haciendo pagar tamaño ‘desatino’ entre la incompresible insolidaridad de sus compañeros. No se entiende que El Juli pague cara su defensa de los intereses del colectivo y los que se benefician de ello le respondan: ‘Ahí te quedas…’ Da toda la impresión de que estos toreros mienten más que hablan…

No están ellos, que interesan a la mayoría, y están otros muchos que tienen todo el derecho a buscar su sueño, pero San Isidro no debe ser la feria de las oportunidades, sino el escaparate de los mejores.

En resumen, que se entiende que sobren abonos porque falta ilusión. Ojalá, sin embargo, la realidad desmienta las oscuras previsiones. Ojalá la puerta grande de las Ventas se abra repetidamente, señal de que la fiesta de toros y toreros está vida.

Si no es así, la Comunidad de Madrid y la empresa Taurodelta deberán responder de sus errores. ¿Digo responder? No, hombre, qué va… Aquí no responde nadie. Si San Isidro no funciona en la taquilla y en el ruedo, los responsables -politicos y empresarios- seguirán hablando de los toros como Bien de Interés Cultural y echando las culpas a los antitaurinos. ¡Qué cruz…!

 

 

 

Alma torera al desnudo

Por: | 07 de mayo de 2012

Julian
    El Juli. Fotografía de Joséphine Douet

La única presencia de El Juli en la Feria de San Isidro que ahora arranca en Las Ventas tendrá forma de fotografía. Un díptico de 200x150 cm. que muestra su rostro acuchillado a base de cornadas será lo único que podrán ver de este matador quienes peregrinen a la primera plaza del mundo. La ausencia en estos carteles podría significar para un peso pesado como El Juli un motivo de sobra para sentirse dolido. Él mismo ha confirmado públicamente padecer tal sentimiento tras las disputas entre empresarios y componentes del llamado G-10 del toreo que han desencadenado para él fatales consecuencias. Tampoco estuvo en Sevilla. Ni en Valencia. Ni en Castellón. A nadie se le escapa ya que El Juli es un alma herida.

La fotógrafa francesa Joséphine Douet  le retrató a finales del año pasado, mucho antes de que El Juli pudiera vislumbrar el annus horribilis en que se ha convertido esta temporada para él. Y lo hizo precisamente para dar forma a un proyecto que lleva por nombre Alma herida, resultado de casi dos años de trabajo convertido en exposición, en colaboración con el Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, que podrá verse en Las Ventas desde el próximo 10 de mayo y hasta el 10 de junio. A los retratos de El Juli acompañan los de otros diez toreros, como Miguel Ángel Perera y Serafín Marín o los ya retirados Joselito y Cristina Sánchez. Todos comparten el mar de contradicciones de las que cualquier lidiador no puede escapar. En palabras de Joséphine Douet durante una conversación con este periodista: "Son tan frágiles como valientes, tan locos como entregados. Ellos representan la libertad".

Joséphine se instaló en España en 1998 y quedó prendada desde entonces del rito sacrificial de la lidia. Su abuela tuvo en casa una foto de Curro Romero y la llevó de niña en una ocasión a visitar La Maestranza de Sevilla. Pero se convirtió en aficionada (muy aficionada) al toreo viviendo ya en Madrid. Nada hacía presagiar en sus orígenes normandos el nacimiento de esa pasión. Empezó a fotografiar a los chavales de la Escuela de Tauromaquia de Madrid y acabó vibrando con los entonces novilleros Miguél Abellán y El Juli, a quien estuvo siguiendo por encargo de la revista francesa Paris Match. "Encontré que la plaza de toros es como mi casa. En Normandía, a pesar de no existir tradición taurina, mantenemos una relación muy cercana con la muerte. Somos gente muy excéntrica, un tanto góticos".

El gran salto de Joséphine como aficionada llegó al conocer a José María Manzanares. Tras una sesión de fotos para la revista Elle, logró acceso full-time al diestro y su cuadrilla durante tres meses de la temporada 2008. Dos años más tarde se publicó el resultado de aquel seguimiento en forma de libro titulado Peajes. De los toreros de hoy, a Joséphine es el que más le gusta. "Porque Manzanares es todo corazón, porque tiene la mayor fuerza de voluntad que he visto en mi vida y por cómo está madurando en la plaza, buscando un toreo cada vez más vertical". La fotógrafa también dibujaría una terna ideal con El Cid y Morante. "Del primero me encanta su mano izquierda, claro, y su manera de abandonarse y estropear con la espada grandes faenas. Lo de Morante... ¡Es que es Morante! Me gusta el odio que puedes llegar a tenerle y todo lo que puedes llegar a emocionarte con solo tres verónicas y una media. También es un hombre que quiere aprender más. Ha sabido rodearse de artistas fuera del ruedo".

Joselito
José Miguel Arroyo, Joselito. Fotografía de Joséphine Douet.

A pesar de ser principalmente fotógrafa de moda y retratista, la pasión con la que se ha aproximado al ruedo ibérico le llevó a concebir el proyecto Alma herida. Arrancó con un retrato de Luis Blázquez, subalterno de la cuadrilla de Manzanares corneado en abril de 2010 en Sevilla. A partir de ahí, las imágenes que componen la serie se tomarían en blanco y negro, con luz natural y en la intimidad de la casa de la autora. Sin artificios. Con el mapa de sus cuerpos heridos por asta de toro al desnudo. "Quería que la gente viera el dolor físico que puede producir el enfrentamiento de una persona con un toro bravo, pero también que se comprendiera el punto de vista de los toreros. Por eso las fotografías van acompañadas del testimonio sobre las heridas que recorren su cuerpo". De todos los retratados, José Miguel Arroyo, Joselito, es el único que sonríe. "Creo que se debe a que es el único que realmente ha cicatrizado sus heridas del ruedo", argumenta la fotógrafa. Joselito también ha revelado recientemente otros pasajes dolorosos de su vida en el libro Joselito, el verdadero (Espasa). La cornada que Limonero le propinó en el cuello el 15 de mayo de 1987 aparece hoy como el recuerdo de un momento clave en la vida del muchacho que escapó de la mala vida jugándose el tipo en la arena. Aquel cornalón supuso su primer percance grave y el punto de inflexión en la forma de torear de quien acabaría convirtiéndose en mesías de los ruedos hasta su retirada en 2004. "La huella de esa cornada, que le dio la oportunidad de volver a vivir una versión renovada de sí mismo, ha dejado de palpitar en su cuello", dice Joséphine. "Hoy es un ganadero feliz que ha encontrado su sitio".

Cristina
Cristina Sánchez. Fotografía de Joséphine Douet

Otros, en cambio, mantienen el pálpito de sus cicatrices. Lo que Serafín Marín no ha podido olvidar todavía de la terrible cornada que sufrió en 2007 es el ojo del toro mirándole mientras hundía un pitón en su pecho, quedando a un suspiro del corazón. El recuerdo de este torero sobre aquel suceso todavía estremece a Joséphine Douet. En su exposición también podemos ver las huellas en el muslo derecho de la cornada que Cristina Sánchez sufrió en 1992. Mujer valiente y seria en la plaza, sorprendió a la retratista por una dulzura y feminidad radiantes. "Su alma herida ya sabemos cuál es: las injusticias que sufrió por parte de otros hombres que no quisieron torear con ella".

Todos aparecen aquí con sus heridas, algunas abiertas y otras más o menos cerradas. Esta muestra fotográfica dibuja un mapa del coqueteo con la muerte que hombres y mujeres han representado en el ruedo. Joséphine Douet les ha despojado de la armadura del traje de luces y ha buceado en el dolor de sus cornadas, en el recuerdo de instantes fugaces que pudieron arrebatarles la vida. "Estando cerca de los toreros te das cuenta de que son, en el fondo, seres muy frágiles. Eso les permite su entrega en la plaza. Creo que es necesario que sobreviva el toreo. Esta crudeza y esta belleza son indispensables para una sociedad. Vivimos en un mundo demasiado virtual".

San Isidro, cultura hasta la bandera

Por: | 06 de mayo de 2012

Cartelsanisidro

 Desde que los toros pertenecen al Ministerio de Cultura, una fiebre de altos vuelos parece haberse apropiado de la fiesta, y la próxima feria de San Isidro, que para eso se celebra en la capital del reino, se ha convertido en el centro de un vendaval de exposiciones, conferencias, coloquios,  presentaciones de libros y homenajes diversos que, ciertamente, resulta un poco agobiante porque no hay cristiano que pueda atender a una oferta tan amplia y variada, y, encima, acudir cada tarde a presenciar la corrida.

El Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid vuelve, un año más, a ocupar todas las mañanas de la feria con un apretado programa de actos que se celebran en las distintas salas ‘culturales’ de la plaza de Las Ventas. Entre las numerosas actividades previstas, destacan varias exposiciones de fotografía, como las tituladas ‘La fotografía taurina de la Agencia Efe’, ‘Alma herida’, de Josephine Douet, y ‘La mirada taurina’, de Francesc Catalá Roca; por otra parte, el escritor y periodista Javier Villán presentará su libro ‘Tauromaquias. Lenguaje, liturgias y toreros’, y José Luis Cantos hará lo propio con una obra sobre la plaza de toros Monumental de Barcelona, titulada ‘De Joselito el Gallo a Manolete’. Y estos no son más que simples aperitivos de toda una agenda que ya llevará días abierta cuando el próximo jueves, 10 de mayo, comiencen los festejos isidriles, y que se prolongará hasta el 10 de junio.

Pero Taurodelta, la entidad que gestiona la plaza madrileña, no ha querido quedarse atrás, y con el concurso de la empresa Arte Taurino, ha diseñado un programa cultural-festivo-gastronómico titulado Arte Taurino Tour,  que pretende dejar en pañales la propuesta de la Comunidad, y que en esta primera edición está dedicada al escritor Ernest Hemingway, cuya imagen, obra de Eduardo Arroyo, es el cartel de la feria.

Para ello, han habilitado un espacio que llaman ‘vanguardista’ de 800 metros cuadrados en la explanada de la plaza venteña que será inaugurado el lunes, día 7, por el  ministro de Cultura, la presidenta de la Comunidad de Madrid y la alcaldesa de la ciudad. Ahí es nada…

Pero tras el acto inaugural, esa misma tarde está anunciado el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, quien mantendrá un coloquio titulado ‘Conversaciones en la catedral del toreo’, con el también escritor Fernando Sánchez Dragó, coordinador de este ciclo, que incluye debates, conferencias, exposiciones, tertulias y hasta un pequeño ruedo en el que los interesados podrán tocar los ‘avíos’ de un torero.

También están anunciados los escritores Fernando Savater, que disertará sobre ‘Arte, crueldad y traición’; Fernando Arrabal, quien lo hará sobre ‘Toros, rinocerontes y patafísica’, y Luis Racionero, que hablará sobre ‘El toro y el redentor’. Asimismo, están programadas tres exposiciones de fotografía y pintura, todas ellas bajo el denominador común del escritor estadounidense.

El día 15 de mayo está previsto un homenaje al maestro Antonio Chenel 'Antoñete', que será presentado por el periodista Manuel Molés, y la cantaora Estrella Morente cerrará la feria con un recital que se celebrará la noche del 9 de junio.

Bienvenidos sean los actos culturales, que llenan la agenda hasta la bandera; y ojalá acudan todos los ‘espadas’ anunciados y se ponga cada día el cartel de ‘no hay billetes’. Es bueno que se hable de toros, y que se hable bien, sin que se esconda la verdad de cada tarde, por muy dura que sea, que lo es.

 

Con el recuerdo de Montoliú

Por: | 01 de mayo de 2012

Montoliu Efe
Manolo Montoliu tras colocar un par de banderillas en su actuación en la plaza madrileña de Las Ventas el 24 de octubre de 1985. Fotografía: EFE

Este primero de mayo es también un día de recuerdo trágico. Hace veinte años moría en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla el subalterno José Manuel Calvo Belinchón, conocido en este mundo de los toros por Montoliú. Cabatisto, de la ganadería de Atanasio Fernández, le produjo varias cornadas, tan certeras como desgraciadamente irremediables, en el momento que el subalterno ponía un par de banderillas. El drama trascendió entonces más allá del ámbito taurino para hacerse universal. Aún hoy, se mantiene viva en la memoria de todos los aficionados que una vez vimos deslumbrar en los ruedos la maestría de un hombre modesto y portentoso en torería, convertido en inmenso tras la fatalidad que el destino elige. 

El crítico taurino de EL PAÍS, Joaquín Vidal, reseñó la crónica del día siguiente con el título Muerte en la Maestranza. En el primer párrafo relataba secamente: El percance se produjo alrededor de las 18.40. En el momento de ejecutar la suerte, el toro hundió el pitón en un costado del torero, y seguidamente, sin que hubiera llegado a caer al suelo, le estuvo pegando cornadas en el abdomen, el pecho y las axilas. Cuando el toro dejó de cornear y acudió al quite que hacían los diestros y sus cuadrillas, Montoliú cayó al suelo sangrando copiosamente por las heridas y por la boca. El toro le había partido el corazón y los pulmones. Sus compañeros se lo llevaron a la enfermería, y en el ruedo quedó un gran charco de sangre. El infortunado torero llegó al quirófano desangrado y prácticamente muerto”.

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