La novillera murciana Conchi Ríos. Fotgrafía de La Verdad.
Se llama Conchi Ríos. Nació hace veintiún años en Murcia. Es novillera. Quiere ser matadora de toros y sueña con poder quedarse “en esto” a largo plazo. Nada extraño, sencillamente porque hoy en día es normal que una mujer tenga aspiraciones toreras. Ella así lo cree, lo explica y lo repite en todas las entrevistas, sin evidenciar el cansancio por tantos tópicos. Pero, Conchi sorprende. Es guapa, de una belleza que las mujeres sabemos reconocer. Es alta, de dejar la boca abierta con su 1,76 de estatura. Es afectuosa, sin recovecos innecesarios. Es elegante, de hablar pausado y suave acento, mitad mediterráneo, mitad sureño. Es una buena chica, de indiscutible compostura, jovial, concienzuda, responsable y delicada, lo que se dice de una aspirante perfecta para el departamento comercial de una empresa exigente. Y, sin embargo, esta joven mujer quiere doctorarse en tauromaquia, lo que significa –como todo el mundo sabe- que debe matar a estoque toros de cinco años y más de quinientos kilos. Muchas abuelas no lo entenderían.
No fue su caso. Su abuela no es como todas las abuelas. Ella fue quien tomó la decisión con arrojo cediendo a las ganas irreprimibles de la niña de quince años con entusiasmo torero. Hizo las maletas y ambas emprendieron el camino de las ganaderías, allá por Cádiz.
...“En Murcia hay poca dedicación a los toros. Mi familia no es nada taurina, salvo mi abuelo que me llevaba a la Feria de Murcia. En La Condomina estoy abonada desde que tengo uso de razón. Ahí empieza todo. Un día en una corrida de toros se produjo un indulto. Cuando vi la plaza llena de pañuelos blancos me emocioné y llorando dije “yo quiero ser como este torero”.
La novillera no cuenta más detalles de esta tarde mágica que le cambió el destino, aunque por las fechas debe tratarse del perdón al toro Espléndido de la ganadería de Fuente Ymbro en 2005, lidiado por Miguel Ángel Perera, o bien, un año después, a un ejemplar de Zalduendo, esta vez a cargo de Enrique Ponce. Conchi Ríos pasó fugazmente por la escuela taurina murciana, apenas cinco meses. Pero su aventura iniciática en el contacto con toros de verdad empezaría en el pueblo gaditano de San Roque, donde la abuela y la nieta alquilan una casa y empiezan a frecuentar las ganaderías de los toreros Ruiz Miguel y Miguelín. “Allí fui labrándome un caminito”.
Conchi Ríos, durante un momento de esta entrevista.
Viene de una sesión fotográfica y su aspecto es reluciente. En vaqueros, con maquillaje discreto que no oculta el candor de su cutis ni compite con el color caramelo de sus ojos, a juego con su media melena recogida en una coleta. Son casi las dos de la tarde y dentro de otras dos horas debe estar en un tentadero en Extremadura. Pide un vaso de leche, que su representante Antonio Mondéjar coloca sobre la mesa acompañado de un sobre de Cola Cao. Tranquila, a pesar de las prisas, sin despojarse de su abrigo acolchado, es capaz de mantener la concentración durante la charla sin importunarle el ajetreo de la cafetería, las llamadas de los móviles, los suculentos cruasanes que le ofrecen y la cercana conversación de Antonio organizando el apresurado viaje. Con la misma naturalidad asegura “que cuesta mucho realizar los sueños toreros y al mismo tiempo nada”. (¿Nada?) “Soy disciplinada, es un estudio que hago con la misma facilidad como cuando me pongo delante de un libro”.
¿Cómo quiere que le llamen torero o torera? Prefiero torera. Pero, no le doy tanta importancia a una cosa o la otra.
En este mundo complejo ¿se siente en ventaja o desventaja? No creo que el toro me mire de manera diferente y no entendería que el público lo hiciera. Es una cuestión de exigencia y preparación.
Le gusta hablar de su pasión por el deporte, del empeño de su madre por meterla en el Conservatorio de danza –en el que estuvo siete años- y en la práctica del judo. Ahora, su entrenamiento consiste en “cuidarse mucho” y de manera personalizada “porque tengo una lesión crónica en ambos hombros debido a que los tendones son más largos de lo normal y si realizo un ejercicio excesivo con los brazos se inflaman. Así que, en vez de hacer pesas, realizo ejercicios con elásticos, mucho cardio (fondo cardiovascular), aeróbic y correr”. Puntualiza Conchi Ríos que el mejor adiestramiento consiste en torear en el campo -“allí el corazón no late igual”- y en el control mental “para ilusionarte todos días, levantar la cabeza y creer que tienes condiciones”. Hace un inciso entre risas: “como dice Antonio, a todo el mundo le gusta el marisco, pero no siempre comérselo a las cinco de la tarde”.
La novillera sale a hombros de la plaza de toros de Madrid el 10 de julio de 2011, convirtiéndose en la primera mujer que corta dos orejas a un mismo animal en este coso. Fotografía: Las Ventas.
Cuándo no torea, ¿qué hace? Me gusta mucho leer. El último libro que he devorado en mi viaje a Arles (Francia) es El hombre que pudo salvar al Titanic (del escritor malagueño Emilio Calle). Me ayuda a evadirme y como tengo mucha fantasía me imagino siendo un personaje.
¿Lee libros de temática taurina? No, no puedo, no me diga por qué. Tengo el libro de Maribel Atiénzar y el del maestro Curro Romero pero…
Conocerá la historia de las mujeres que han sido toreras. Bueno, verdaderamente ver torear no he visto a ninguna, salvo a compañeras mías. Puedo hablarle de lo que significa para mí la figura de Conchita Cintrón. Esa mujer que quería torear a pie aunque no la dejaban y cuando se descuidaban ya estaba abajo. Fue una auténtica pionera, algo muy bonito. Disfrutaba el toreo y le completaba como persona. Todo esto significa mucho para mí en la vida.
¿Sabe quién fue Juanita Cruz? No sé tanto de ella. Si hubiera leído un poco más, sabría contestarte… (Risas).
Esta novillera murciana es la primera mujer en salir por la Puerta Grande de Las Ventas al cortar dos orejas en un mismo toro. Sucedió el 10 de julio de 2011. Cristina Sánchez también consiguió el máximo triunfo en Madrid, aunque la puntualización es que la torera madrileña había conseguido un trofeo en cada una de las dos faenas. Conchi Ríos aún no ha toreado en las plazas americanas y cuando se le pregunta por su proyecto de doctorarse –que se intuye que va a ser próximamente- no oculta su nerviosismo.
Supongo que es ambiciosa y que quiere llegar a tomar la alternativa… (Silencio) ¡Ay!... es que me has dicho esta palabra que odio (ambición) y me he quedado en blanco. Mi objetivo es tomar la alternativa; mi sueño es quedarme “en esto” por mucho tiempo. No quiero dar los pasos precipitados. Hoy en día para que un torero entre en la élite debe contar con marketing y muchas cosas más. Todo hay que hacerlo bien.
Sería la segunda mujer que se doctora en España, puesto que Cristina Sánchez lo hizo en Nimes… No, la tercera. Maripaz Vega lo hizo en Cáceres y Sandra Moscoso, creo (está muy segura de lo que dice, es por no dejar mal a la entrevistadora) en Ubrique (Cádiz).
Conchi Ríos aún no ha terminado su vaso de leche con Cola Cao. Lo remueve con brío cuando tiene que contestar sobre cuestiones femeninas. “Me gustan los tacones”, dice. (Aunque no le hace falta, acaba de asegurar que mide 1,76 y que ronda los setenta kilos de peso). “Ponérmelos, quiero decir. Me gusta verme guapa”.
¿Tiene novio? (Grandes carcajadas, algo nerviosas) No.
¿Es fetichista? Para los toreros es necesario hacer un ritual y aferrarnos a algo para creer que las cosas pueden ir bien. Es normal porque la mente da muchas vueltas y necesitas ocuparla en la seguridad que te da la rutina.
¿Es también supersticiosa con los colores? Pues no. El amarillo me encanta.
¿Se viste de amarillo? No, porque no creo que me favorezca mucho (risas). Tengo un color que me dio muerte suerte y que ahora me hago un lío porque cada sastre le llama de manera distinta. Es un azul celeste. Un azul tirando a verde -o un verde tirando a azul-, muy suave como el color del mar cuando está en calma. El primer vestido que me hice en mi vida era rosa y, si los toreros se lo ponen, ¿por qué no lo vamos a usar las mujeres?
Más relajada, con la urgencia del viaje al tentadero rondándole la cabeza, aborda con serenidad impecable los problemas actuales de la fiesta de los toros, aunque enumerados también a la carrera. “La crisis está afectando a todos. Mi familia tiene una empresa y sé los problemas que hay. Yo misma me pienso varias veces lo que necesito y cómo me gasto el dinero. Al mundo de los toros le está afectando porque no se llenan las plazas. Por ejemplo, los novilleros tenemos cada vez menos festejos para torear y es la razón por la que vamos mucho al campo para coger contacto con los animales. No es que la gente no quiera ir a los toros, que se esté despegando por falta de afición. En este tiempo de crisis lo que hay que tener es paciencia porque es una de las profesiones más bellas y cuenta con bastante respaldo”.
En su opinión, ¿el mundo de los toros tiene buena salud o es un espectáculo decadente? Yo, decadente no lo veo. Yo…
¿No cree necesario exigir más calidad? La crisis está haciendo que los ganaderos sean muy selectivos. Ahora, van a dejar aquellos animales que más les gusten y esto le va a dar un toque bueno a la fiesta.
Los novilleros se quejan mucho de la falta de oportunidades. Yo me las he buscao.
Pero, parece que los empresarios elaboran carteles con menos novilladas. A los apoderados les cuesta más llevar a los novilleros. En mi caso es algo más fácil, gracias a Dios, por los triunfos que tuve el año pasado.
(Se insiste en su condición de mujer en los ruedos) Entonces, ¿no cree que al público que le gustan los toros no le chirría ver a una mujer con un traje de luces? Te voy a ser más sincera todavía (risas con excusas). A pesar de que he coincidido toreando con novilleras, me ha pasado que cuando asisto como público y he visto una mujer vestida de torero me ha llamado la atención. Fíjate, ¡como si yo misma no estuviera acostumbrada! Creo que es porque no me veo. Pero, que te suene raro no es un rechazo. A mí me parece que ver a una torera es ver algo bello, y al mismo tiempo delicado e igualmente capaz de dominar a un animal nada más que con sus muñecas. Es algo mágico, y si consigues que fluya la estética es, además, precioso.
Hay 4 Comentarios
es sin duda un ejemplo a seguir para conseguir y esforzarse por conseguir los sueños que tenemos. Una experiencia de una mujer luchadora y que a pesar de las críticas, lo que pueda pensar la gente, tira para adelante con el único objetivo de cumplir su sueño, ser torera.
Publicado por: Macarena | 16/05/2012 12:41:57
Esto está dando la vuelta al mundo. Ya han llegado a más de 16.000 personas a las que han mostrado el lado más emotivo de la tecnología. Es increíble. La gente se está uniendo a este movimiento. Participan, mandan videos…porque todos tienen algún momento emocionante en sus vidas gracias tecnología. ¿Y es que nadie se había dado cuenta de esto antes? Incluso en twitter hay varios personajes famosos que hablan de ello. Os dejo la web y no dejéis de verla porque es realmente interesante!
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Publicado por: MYRi | 15/05/2012 10:20:50
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Publicado por: Quick Query | 14/05/2012 14:40:38
¡Suerte esta tarde!
Publicado por: Juan Ignacio | 14/05/2012 14:00:55